Sacrificios en la Antigüedad
De Enciclopedia Católica
En toda la Legislación de Moisés, nada es más digno de observarse, que la constancia con que contradice las ceremonias paganas, y separa, pormedio de ritos especiales, al pueblo hebreo de todos los otros; mas por lo que toca a los sacrificios, abandonando su sistema general, se conforma con el rito fundamental de las naciones, y no contento de conformarse con él, lo robustece, con riesgo de dar así al carácter nacional una dureza de que no tenía la más pequeña necesidad; de manera que no hay no una de las ceremonias prescritas por este cébre legislador, y sobre todo, ni una purificación, hasta las que son meramente físicas, que no exija sangre.
Muy profunda debe ser la raíz de una creencia tan extraordinaria y tan general, y si no tuviera nada de verdadero ni de misterioso, ¿para qué la habría conservado Dios mismo en la ley mosaica? ¿Dónde habrían ido a buscar los antiguos la idea de un renacimiento espiritual por medio de la sangre? ¿Y porqué razón habríase escogido siempre y por todas partes una ceremonia que señala mutuamente la razón y rechaza el sentimiento, con el fin de honrar a la Divinidad, de obtener sus favores y apartar su ira? Es, pues, necesario acudir a alguna causa secreta, la cual era bien poderosa.
•Tomado del “Tratado sobre los Sacrificios” de Joseph de Maistre. Aclaraciones sobre los Sacrificios: capítulo primero.
Nota del Director: esta selección resume lo que el tratadista llama en otro lugar, “principio de la sustitución”.
Notas
[1] Prudencio nos ha transmitido los pormenores de tan asquerosa ceremonia:
Tum per frequentes milla rimarum vias,
Illapsus imber tabidum rorem pluit
Defossus intus quem sacerdos excipit,
Guttas ad omnes turpe subjectum caput
Et veste et omni putrefactur corpore,
Quim os supinat, obvias offert genas;
Supponit aures; labra, nares objicit,
Oculos et ipsos proluit liquoribus:
Nec jam palato parcit, et linquam rigat
Donec cruorem totus atrum imbibat.