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Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Sinaí

De Enciclopedia Católica

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La montaña en la cual le fueron entregadas las Tablas de la Ley a Moisés. Las palabras Orbe y Sinaí son tratadas como sinónimas por San Jerónimo ("De situ et nom. Hebr.", in P.L., XXIII, 889), así como W. Gesenius y más recientemente, G. Ebers (p. 381). Ewald, Ed. Robinson. E.H. Palmer, y otros, piensan que Horeb denota más el sentido de la region montañosa del Sinaí (Ex., xvii, 6). El origen del nombre Sinaí es algo muy discutido. Puede ser su origen el derivado de un adjetivo de la palabra hebrea que se refería a “desierto” (Ewald y Ebers) o “el buen dios” (Schrader y otros). El monte en cuestión fue llamado Sinaí o “Monte de Dios” probablemente antes de los tiempos de Moisés (Josefa “Antiq. Jud.” II, xii). El nombre se adjudica ahora a la península triangular que se encuentra entre el desierto del sur de Palestina, el Mar Rojo, y los golfos de Acaba y Suez; contiene un área de cerca de 10,000 millas cuadradas. Esa región fue el escenario de los cuarenta años en los cuales los israelitas estuvieron deambulando en el desierto, luego del Éxodo de Egipto.

La localidad contiene dos características topográficas principales. Al norte de Jabal et-Tih (aproximadamente 1100 a 1330 metros) lo que se estrecha en una árida planicie, el desierto de Tih, marcado por numerosas Wadis, notablemente la de El-Arish, la “Rivera de Egipto”, la que forma a su vez el borde sur de la Tierra Prometida (Gen., xv, 18; Num., xxxiv, 5). Al sur del Jabal et-Tih, se levanta una masa montañosa de granito que se divide en varios grupos principales: el occidental, Jabal Serbal (2250 metros); el central, Jabal Musa (2430 metros), Jabal Catherine (2873 metros), y Jabal Um Schomer (2830 metros); está la parte este, Jabal Thebt (2988 metros) y Jabal Tarfa, que temina en Ras Mohammed.

Es en medio de estas montañas en donde la tradición judía y cristiana colocan al Sinaí como un lugar bíblico, pero la localización precisa es incierta. Fue en Jabal Musa, de conformidad con la tradición que se puede trazar hasta atrás, en el Siglo IV, donde Santa Silvia de Aquitaine estuvo. Jabal Musa es el lugar defendido por E. H. y H. S. Palmer, Vigouroux, Lagrange y otros.

La dificultad en aplicar Ex., xix, 12 a Jabal Musa y las inscripciones encontradas cerca de Jabal Serbal, han sido dirigidas a servir a la “causa” de Serbal. Esta fue la opinión de San Jerónimo (P.L., XXIII, 916, 933) y Cosmas (P.G., LXXXVIII, 217), y de más recientemente Birkhard y Lepsius, lo que ha sido últimamente defendido de manera fuerte por G. Ebers, para no mencionar a Beke, Gressmann, y otros, quienes consideran la historia completa del Sinaí (Ex., xix) solamente una interpretación mítica acerca de una erupción volcánica.

Los críticos más liberales colocan al Sinaí entre las montañas de la parte sur-central de la península, a la vez que están por lo general de acuerdo con las tradiciones judías contenidas en el “Priest-Codex” y los “Documentos Elohisticos”. No obstante, están en desacuerdo con la ubicación que indica la vieja tradición "Jahvistic" (Ex., ii, 15, 16, 21; xviii, 1, 5).

Welhausen considera que la opinión de A. von Gall es de las que está major sustentadas y está contenida en Meribar (D. V. Temptation. - Ex., xvii, 14). Según este contenido, los israelitas nunca habrían ido más allá de Jabal Mûsa, y por tanto, que el área más importante del Sinaí se ubicaría en la costa este de Akabar. Otros (cf. Winckler, II, p.29; Smend, p. 35, n. 2; y Weill, opp. Cit.) colocan al Sinaí en las vecindades de Cades (Ayn Qâdis) en la región al sur de Palestina.

Sinaí fue el refugio de muchos cristianos anchoritas durante las persecuciones que sufrió la Iglesia especialmente en el Siglo III. Hay restos de un monasterio del Siglo IV en las cercanías de Mount Serbal. Enn 527 el Emperador Justiniano construyó el famoso convento del Monte Sinaí en el norte, al pié de Jabal Mûsa, el cual ha sido conocido desde el Siglo IX como el de Santa Catarina. Su pequeña biblioteca contiene cerca de 500 volúmenes de valiosos manuscritos en griego, árabe, siríaco, etíope, etc.

Fue aquí donde Tischendorf, durante sus investigaciones en 1844, 1853 y 1859, encontró restos griegos conocidos como el “Codex Sinaiticus”, los que contenían principalmente una especie de Septuagésima, todo el nuevo testamento, la “Epístola de Barrabás” y la primera parte de “Shepherd” de Hermas. Cuarenta y tres páginas encontradas por él se preservan en la Universidad de Leipzig y son conocidas como el "Codex Friderico-Augustanus".

En 1892 la Sra. Smith Lewis encontró en el Sinaí, un texto siríaco del Siglo IV perteneciente al Evangelio según San Lucas. El Sinaí es rico en inscripciones de valor. M. de Vogüé dio 3200 inscripciones egipcias y semíticas que encontró en Wâdi Mukatteb, en las ruinas del templo de Ischta, o Astaroth-Carmain, y en las minas de turquesa, hierro, granito y mármol en las cuales habían trabajado las dinastías egipcias XII y XVIII.

La población presente a principios del Siglo XX en Sinaí era de aproximadamente 4,000 a 6,000 árabes semi nómadas, Mohammedanios, gobernados por sheiks tribales y sujetos a las disposiciones de Qal' at un-Nakhl, que opera bajo la dirección Departamento de Inteligencia de la Oficina de Guerra de El Cairo.


NICHOLAS REAGAN Transcrición de Marie Jutras Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes