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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Diferencia entre revisiones de «Focio»

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De repente, ese mismo año (sep. 867) Focio cayó. Miguel III fue asesinado y Basilio I (el Macedonio 867-86) tomo su lugar como emperador. Focio compartió el destino de todos los amigos de Miguel. Expulsado del Patriarca e Ignacio restablecido. Nicolás I murió el 13 de  nov. 867)  y Adriano II , su sucesor (867-72), contestó a la petición de Ignacio de que enviara delegados para que asistieran a un sínodo que iba a examinar todo el asunto, enviando a Donato, obispo de Ostia, Esteban, obispo de Nepi y al diácono Marino. Llegaron a Constantinopla en septiembre de 869 y en octubre se inauguró el sínodo que los católicos reconocen como Octavo Concilio Ecuménico (cuarto de Constantinopla). El concilio juzgó a Focio, confirmo su deposición y, como rehusó renunciar a su reclamación, fue excomulgado.  
 
De repente, ese mismo año (sep. 867) Focio cayó. Miguel III fue asesinado y Basilio I (el Macedonio 867-86) tomo su lugar como emperador. Focio compartió el destino de todos los amigos de Miguel. Expulsado del Patriarca e Ignacio restablecido. Nicolás I murió el 13 de  nov. 867)  y Adriano II , su sucesor (867-72), contestó a la petición de Ignacio de que enviara delegados para que asistieran a un sínodo que iba a examinar todo el asunto, enviando a Donato, obispo de Ostia, Esteban, obispo de Nepi y al diácono Marino. Llegaron a Constantinopla en septiembre de 869 y en octubre se inauguró el sínodo que los católicos reconocen como Octavo Concilio Ecuménico (cuarto de Constantinopla). El concilio juzgó a Focio, confirmo su deposición y, como rehusó renunciar a su reclamación, fue excomulgado.  
  
Los obispos partidarios suyos recibieron penas ligeras ([[Mansi]], XVI, 308-409). Focio fue desterrado a un [[monasterio]] en Stenos, en el Bósforo, donde pasó siete años escribiendo cartas a sus amigos, organizando su partido y esperando la oportunidad. Mientras Ignacio ejercía como [[patriarca]], Focio, como parte de su [[política]], mostraba gran admiración por el emperador y le enviaba “pedigrís” ficticios mostrando que descendía de S. Gregorio el Iluminador y una profecía falsa que predecía su grandeza (Mansi, XVI, 284).. Basilio estaba tan contento con todo esto que volvió a llamarle en 876 y le nombró tutor de su hijo Constantino. Focio se congració con todos y fingió una reconciliación con Ignacio. Es dudoso que Ignacio le creyese, pero en este momento Focio no deja de hablar de su amistad con el patriarca. Se hizo tan popular que cuando Ignacio murió (el 23 de octubre de 877)  una importante facción exigió que Focio le sucediera. El emperador estaba ahora de su parte y se envió un embajada a Roma para decir que Constantinopla quería a Focio como Patriarca. El papa, Juan VIII (872-82) estuvo de acuerdo, le absolvió de todas  las censuras y le reconoció como patriarca.
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Los obispos partidarios suyos recibieron penas ligeras ([[Mansi]], XVI, 308-409). Focio fue desterrado a un [[monasterio]] en Stenos, en el Bósforo, donde pasó siete años escribiendo cartas a sus amigos, organizando su partido y esperando la oportunidad. Mientras Ignacio ejercía como [[patriarca]], Focio, como parte de su [[política]], mostraba gran admiración por el emperador y le enviaba linajes ficticios que mostraban que descendía de San Gregorio el Iluminador y una profecía falsa que predecía su grandeza (Mansi, XVI, 284).. Basilio estaba tan contento con todo esto que volvió a llamarle en 876 y le nombró tutor de su hijo Constantino. Focio se congració con todos y fingió una reconciliación con Ignacio. Es dudoso que Ignacio le creyese, pero en este momento Focio no deja de hablar de su amistad con el patriarca. Se hizo tan popular que cuando Ignacio murió (el 23 de octubre de 877)  una importante facción exigió que Focio le sucediera. El emperador estaba ahora de su parte y se envió un embajada a Roma para decir que Constantinopla quería a Focio como Patriarca. El papa, Juan VIII (872-82) estuvo de acuerdo, le absolvió de todas  las censuras y le reconoció como patriarca.
  
 
Se ha discutido mucho esta concesión. Se ha notado que Focio se había mostrado no apto para el puesto y el reconocimiento de Juan VIII se ha descrito como muestra de debilidad deplorable. Por otra parte, la sede de Constantinopla estaba realmente vacante desde la muerte de Ignacio y el clero tenía el derecho de elegir el patriarca. El no reconocer a Focio hubiera significado una quiebra en las relaciones con Oriente, no hubiera impedido su ocupación de la Sede patriarcal y hubiera dado a sus partidarios (incluido el emperador) razones para el conflicto. Los hechos demuestraron que casi todo hubiera sido mejor que permitirle la sucesión, si hubiera sido posible evitarla. Pero el papa no podría preverlo y sin duda esperaba que Focio, habiendo alcanzado la cima de sus ambiciones, dejara la controversia.
 
Se ha discutido mucho esta concesión. Se ha notado que Focio se había mostrado no apto para el puesto y el reconocimiento de Juan VIII se ha descrito como muestra de debilidad deplorable. Por otra parte, la sede de Constantinopla estaba realmente vacante desde la muerte de Ignacio y el clero tenía el derecho de elegir el patriarca. El no reconocer a Focio hubiera significado una quiebra en las relaciones con Oriente, no hubiera impedido su ocupación de la Sede patriarcal y hubiera dado a sus partidarios (incluido el emperador) razones para el conflicto. Los hechos demuestraron que casi todo hubiera sido mejor que permitirle la sucesión, si hubiera sido posible evitarla. Pero el papa no podría preverlo y sin duda esperaba que Focio, habiendo alcanzado la cima de sus ambiciones, dejara la controversia.

Revisión de 21:59 3 feb 2013

Leyenda

Focio de Constantinopla, principal autor del gran cisma entre Oriente y Occidente, nació en Constantinopla, ca.815 (Hergenröther dice "no mucho antes de 827", "Photius", I, 316; otros ca. 810) y murió el 6 de febrero de 897. Su padre era un a spatharios (guardia personal) llamado Sergio. Simeón Magíster ("De Mich. et Theod.", Bonn ed., 1838, xxix, 668) dice que su madre era una monja exclaustrada y que él era hijo ilegítimo. Dice además que un [[santo] obispo Miguel de Synnada, predijo antes de su nacimiento que llegaría a ser patriarca, pero que traería tanto mal que hubiera sido mejor que no naciera. Su padre, entonces quiso matarlo junto con su madre pero el obispo le dijo:” No puedes impedir lo que Dios ha ordenado. Cuida de ti mismo”. Su madre también soñó que daría a luz un demonio. Una vez nacido, el abad del monasterio de Maximine lo bautizó y le dio el nombre de Focio (iluminado) diciendo: “Quizás la ira de Dios se aparte de él” (Symeon Magister, ibid., cf. Hergenröther, "Photius", I, 318-19) Estas historias no han de tomarse con seriedad.

Lo cierto

Es cierto que el futuro patriarca perteneció a una de las grandes familias de Constantinopla. El Patriarca Tarasius (784-806), en cuyo tiempo se celebró el concilio ecuménico (segundo de Nicea, 787) era el hermano mayor de su padre o tío de su padre (Photius: Ep. ii, P. G., CII, 609). La familia era claramente ortodoxa y había sufrido alguna persecución en tiempos de los Iconoclastas (bajo León V, 813-20). Focio dice que en su juventud tuvo una inclinación pasajera por la vida monástica ("Ep. ad Orient. et Oecon.", P. G., CII, 1020), pero que las perspectivas de una carrera en el mundo pronto las eclipsaron.

Su gran erudición

Pronto puso los fundamentos de la erudición que le hizo uno de los sabios más famosos de todo el [[Medioevo]. Su aptitud natural debió ser extraordinaria y su dedicación, colosal. Focio no parece haber tenido maestros dignos de mención y desde luego él nunca habla de ellos. Hergenröther, sin embargo, hacer notar que durante la infancia y juventud de Focio había muchos y buenos maestros en Constantinopla y arguye que por su conocimiento exacto y sistemático de todas las ramas del saber no pudo haber sido totalmente autodidacta (op. cit., I, 322).

Sus enemigos apreciaban su saber. Nicetas, amigo y biógrafo de su rival Ignacio, alaba la habilidad de Focio en gramática, poesía, retórica, filosofía, medicina, ley “y en toda ciencia”. ("Vita S. Ignatii" in Mansi, XVI, 229). El Papa Nicolás I, en el calor de la lucha, escribe al emperador Miguel III: “Considera cuidadosamente como Focio puede permanecer a pesar de sus grandes virtudes y conocimiento universal” (Ep. xcviii "Ad Mich.", P. G., CXIX, 1030).

Es curioso que hombre tan sabio nunca aprendiera latín. Cuando era joven hizo el primer esquema de su enciclopedia "Myrobiblion". Y muy pronto comenzó a enseñar gramática, [[[filosofía]] y teología en su propia casa a un número creciente de estudiantes. Su carrera pública iba a ser la de un hombre de estado, con mando militar incluido. Su hermano Sergio casó con Irene, tía del emperador y este contacto y su indudable mérito aceleraron su avance, convirtiéndose en secretario principal (protosekretis) y capitán de la Guardia personal (protospatharios). No se casó. Probablemente hacia 838 fuera enviado en una embajada “a los Asirios” ("Myrobiblion", prefacio), i. e., aparentemente el Califa de Bagdad. En 857, cuando la crisis entró en su vida, Focio era ya uno de los más prominentes miembros de la Corte de Constantinopla.

La crisis es la historia del Gran Cisma (ver IGLESIA GRIEGA). El emperador era Miguel III (842-67), hijo de Teodora que había por fin restaurado las imágenes santas. Cuando sucedió a su padre Teófilo (829-842) tenía sólo tres años. Creció para convertirse en el conocido como Miguel el Borracho (ho methystes). Teodora, regente al principio, se retiró en 856 y le sucedió su hermano Bardas, con el título de César. Bardas vivió en incesto con su nuera Eudoxia, por lo que el Patriarca Ignacio (846-57) rehusó darle la Comunión en la Epifanía de 857.

Ignacio fue depuesto y expatriado (Nov. 23, 857), y Focio, más complaciente, fue colocado en su lugar. En seis días se le administraron todas las sagradas órdenes y el día de navidad de 857 fue ordenado como patriarca por Gregorio Asbestas, que estaba excomulgado por Ignacio por insubordinación. Con este acto Focio cometía tres ofensas contra el derecho canónico: era ordenado obispo sin haber guardado los intervalos, ordenado por un consagrante excomulgado y por fin ordenado para una sede ya ocupada. Por recibir la ordenación de manos de un excomulgado, incurría él mismo en excomunión ipso facto. Tras varios intentos para conseguir que Ignacio renunciara a su sede, el emperador trató de obtener del papa Nicolás I (858-67) el reconocimiento de Focio, con una carta que malinterpretaba los hechos groseramente y en la que pedía que se enviaran legados para que decidieran la cuestión en un sínodo. Focio también le escribió, muy respetuosamente con el mismo propósito (Hergenröther, "Photius", I, 407-11). El papa envió dos legados, Rodoaldo de Porto y Zacarías de Anagni, con cartas cautelosas. Los legados habían de oír a ambas partes e informarle. En mayo, 861, se celebró un sínodo en Sta Sofía. Los legados aceptaron cuantiosos sobornos y estuvieron de acuerdo en la deposición de Ignacio y la sucesión de Focio. Volvieron a Roma con más cartas y el emperador envió a su Secretario de Estado, León, tras ellos con más explicaciones. (Hergenröther, op. cit., I, 439-460). En todas esas cartas tanto el emperador como Focio admiten enfáticamente la primacía romana e invocan categóricamente la jurisdicción papal para que confirmara lo que había sucedido.

Mientras tanto, Ignacio, en el exilio en la isla de Terebinto envió a su amigo el archimandrita Teognosto a Roma con una carta urgente exponiendo su caso. (Hergenröther, I, 460-461). Teognosto no llegó hasta 862 y entonces, habiendo Nicolás oído a las dos partes, decidió a favor de Ignacio y contestó a las cartas de Miguel y de Focio insistiendo en que Ignacio debía ser repuesto, que la usurpación de su sede debía cesar. (ibid, I, 511-16, 516-19), escribiendo en el mismo sentido a los patriarcas orientales (510-11). Y Roma nunca se retractó de esta decisión: esa fue la causa inmediata del cisma. En 863 el papa convocó un sínodo en el Laterano en el que lo dos legados fueron juzgados, degradados y excomulgados. El sínodo repitió las decisiones de Nicolás de que Ignacio era el patriarca legal de Constantinopla y que Focio debía ser excomulgado si no ser retiraba inmediatamente del lugar que usurpaba. Pero Focio tenia de su parte al emperador y a la corte y en vez de obedecer al papa, al que había apelado, resolvió negar completamente su autoridad. Ignacio siguió encadenado en prisión y no se permitió que se publicaran las cartas del papa. El emperador envió una contestación, dictada por Focio, diciendo que nada de lo que pudiera hacer Nicolás podía ayudar a Ignacio, que todos los patriarcas orientales estaban de parte de Focio y que debía explicar al excomunión de los delegados y que a no ser que el papa alterara su decisión, Miguel vendría a Roma con un ejército para castigarle. Focio se mantuvo en la sede sin ser molestado durante cuatro años. En 867 llevó la guerra al campo enemigo excomulgando al papa y a sus latinos.

Las razones que da en una encíclica enviada a los patriarcas orientales, son que los latinos:


Ayunan en domingo.

No comienzan la Cuaresma hasta el miércoles de ceniza ( en vez de tres días antes, como en oriente).

No permiten que los sacerdotes se casen.

No permiten que los sacerdotes administren la confirmación.

Han añadido el Filioque al credo.

Debido a esos errores el papa y todos los latinos son:” precursores de la apostasía, servidores del Anticristo que merecen mil muertes, mentirosos, luchadores contra Dios”. (Hergenröther, I, 642-46). Es imposible decir lo que pensaban los patriarcas Melquitas de la lucha en este momento. Después, en el Octavo Concilio General, sus legados declararon que no habían declarado sentencia contra Focio porque la del papa era obviamente suficiente.

De repente, ese mismo año (sep. 867) Focio cayó. Miguel III fue asesinado y Basilio I (el Macedonio 867-86) tomo su lugar como emperador. Focio compartió el destino de todos los amigos de Miguel. Expulsado del Patriarca e Ignacio restablecido. Nicolás I murió el 13 de nov. 867) y Adriano II , su sucesor (867-72), contestó a la petición de Ignacio de que enviara delegados para que asistieran a un sínodo que iba a examinar todo el asunto, enviando a Donato, obispo de Ostia, Esteban, obispo de Nepi y al diácono Marino. Llegaron a Constantinopla en septiembre de 869 y en octubre se inauguró el sínodo que los católicos reconocen como Octavo Concilio Ecuménico (cuarto de Constantinopla). El concilio juzgó a Focio, confirmo su deposición y, como rehusó renunciar a su reclamación, fue excomulgado.

Los obispos partidarios suyos recibieron penas ligeras (Mansi, XVI, 308-409). Focio fue desterrado a un monasterio en Stenos, en el Bósforo, donde pasó siete años escribiendo cartas a sus amigos, organizando su partido y esperando la oportunidad. Mientras Ignacio ejercía como patriarca, Focio, como parte de su política, mostraba gran admiración por el emperador y le enviaba linajes ficticios que mostraban que descendía de San Gregorio el Iluminador y una profecía falsa que predecía su grandeza (Mansi, XVI, 284).. Basilio estaba tan contento con todo esto que volvió a llamarle en 876 y le nombró tutor de su hijo Constantino. Focio se congració con todos y fingió una reconciliación con Ignacio. Es dudoso que Ignacio le creyese, pero en este momento Focio no deja de hablar de su amistad con el patriarca. Se hizo tan popular que cuando Ignacio murió (el 23 de octubre de 877) una importante facción exigió que Focio le sucediera. El emperador estaba ahora de su parte y se envió un embajada a Roma para decir que Constantinopla quería a Focio como Patriarca. El papa, Juan VIII (872-82) estuvo de acuerdo, le absolvió de todas las censuras y le reconoció como patriarca.

Se ha discutido mucho esta concesión. Se ha notado que Focio se había mostrado no apto para el puesto y el reconocimiento de Juan VIII se ha descrito como muestra de debilidad deplorable. Por otra parte, la sede de Constantinopla estaba realmente vacante desde la muerte de Ignacio y el clero tenía el derecho de elegir el patriarca. El no reconocer a Focio hubiera significado una quiebra en las relaciones con Oriente, no hubiera impedido su ocupación de la Sede patriarcal y hubiera dado a sus partidarios (incluido el emperador) razones para el conflicto. Los hechos demuestraron que casi todo hubiera sido mejor que permitirle la sucesión, si hubiera sido posible evitarla. Pero el papa no podría preverlo y sin duda esperaba que Focio, habiendo alcanzado la cima de sus ambiciones, dejara la controversia. En 878, por fin, obtenía Focio legalmente el lugar que había usurpado antes. Roma le reconocía y le restauraba en la comunión. No había ya ninguna razón para seguir creando problemas. Pero se había identificado de forma tan completa con el partido de oposición anti-romana en el este, que él se había encargado de formar, se creó un ambiente tal de odio a Roma que resucitó la antigua controversia con más acritud y más influencia que nunca. Sin embargo volvió a pedir a Roma que le enviara legados para otro sínodo. No había motivos para el sínodo pero persuadió a Juan VIII que se aclararían los últimos restos del cisma y se fortalecería la unión entre oriente y occidente. El motivo real era, sin duda, deshacer el efecto del sínodo que le había depuesto. El papa envió tres legados, el cardenal Pedro de S. Crisógono, Pablo obispo de Ancona y Eugenio, obispo de Ostia. El sínodo se inauguró en Sta. Sofía en noviembre de 879. Este es el "Pseudosynodus Photiana" que los ortodoxos cuentan como Octavo Concilio Ecuménico. Focio lo organizó completamente a su manera. Revocó los actas del sínodo anterior (869) repitió todas las acusaciones contra los latinos, haciendo hincapié en la queja sobre el Filioque, anatematizó a todo el que añadiera algo a aquel Credo y declaró que Bulgaria debía pertenecer al patriarcado bizantino. El hecho de que se aceptara por gran mayoría indica la fuerza que tenía Focio en oriente.

Los legados, como sus predecesores en 861, estuvieron de acuerdo con lo que quería la mayoría (Mansi, XVII, 374 ss). En cuento volvieron a Roma, Focio envió las Actas al papa para su confirmación. Naturalmente Juan volvió a excomulgarle, así que el cisma comenzó de nuevo, y esta vez duró siete años, hasta la muerte de Basilio en 886, a quien sucedió su hijo León VI 886-912), poco amigo de Focio. Uno de los primeros actos del nuevo emperador fue acusarle de traición, lo depuso y lo mandó al exilio (886), aunque la historia de cómo sucedió todo esto no está clara. El cargo contra Focio era que había conspirado para deponer al emperador y poner a uno de sus familiares en el trono. – una acusación que probablemente quería decir que el emperador quería deshacerse de él. Como el hermano pequeño del emperador Esteban, fue el patriarca siguiente (886-93), quizá eso sería la explicación: a Leo le desagradaba Focio y además quería hacer Patriarca a su hermano. Pero la intrusión de Esteban era tan contra de las leyes de la Iglesia como había sido la de Focio en 857, así que Roma rehusó reconocerle. Sólo con su sucesor Antonio II (893-95) se celebró un sínodo en el que se restauró la unión que duró siglo y medio, hasta Miguel Cerulario (1043-58). Pero Focio había creado un potente partido anti-romano listo para negar la primacía papal y listo para otro cisma. Ese partido al que pertenecía Cerulario fue el que triunfó en Constantinopla por lo que se considera con razón que Focio es el autor del cisma que aún dura, aunque tras su segunda deposición desaparezca de la historia. Ni siquiera se sabe en qué monasterio pasó sus últimos años. Entre sus cartas no hay ninguna que se pueda asignar a este segundo exilio y as fecha de su muerte aunque no sea seguro, se dice que fue el 6 de febrero de 897.

No se discutirá que Focio fue uno de los más grandes hombres del todo el medievo y uno de las caracteres más notables de toda la historia de la iglesia. Su disputa con Roma, aunque la más famosa, era solamente el resultado de su actividad en tantos campos. Durante los tormentosos años que pasó en la sede patriarcal, mientras guerreaba contra los latinos, negociaba con el Califa musulmán para la protección de los cristianos en tierras del Islam y por el cuidado de los Santos Lugares, además de entrar en controversias contra varios herejes orientales, armenios, paulicianos etc. Nunca abandonó su interés por las letras: en medio de tantas preocupaciones encontraba tiempo para escribir obras sobre el dogma, critica bíblica, derecho canónico, homilías, una enciclopedia sobre toda clase de saberes y cartas sobre todos los asuntos de aquel tiempo. De no haber sido por el cisma hubiera estado entre los más grandes de los Padres Griegos. No hay sombra de sospecha sobre su vida privada. Soportó los exilios y otras desgracias magníficamente bien.; nunca desesperó de su causa y pasó los años de adversidad construyendo su partido, escribiendo cartas para animar a sus viejos amigos y para hacer otros nuevos. Y sin embargo la otra cara de su carácter no es menos evidente. Ambición insaciable, determinación para conseguir y conservar la sede patriarcal le llevaron a extremos de deshonestidad. Su reclamación no tenía valor. Ignacio era el patriarca legítimo mientras vivió y Focio un intruso: eso no se puede negar por aquel que no conciba a la iglesia como una simple sierva del poder civil. Y para mantener su lugar descendió hasta los más profundos engaños. Mientras protestaba de su obediencia al papa dictaba al emperador cartas insolentes que negaban toda la jurisdicción papal. Mintió en la historia para la deposición de Ignacio y estuvo en connivencia con los malos tratos y humillación a Ignacio en su exilio. Proclamó abiertamente su servilismo al Estado en todo el asunto de su intrusión sin detenerse ante nada en la guerra contra los latinos. Amontonó acusaciones contra ellos, consciente de que eran mentiras.

Su imprudencia en ciertas ocasiones es casi increíble, por ejemplo, como una queja más contra Roma nunca se cansa de vituperar contra el hecho de que el papa Marino I (882-84), sucesor de Juan VIII, fue trasladado de otra sede en vez de ser ordenado de entre el clero romano. Describe esto como una falta atroz contra la ley canónica, citando contra ella el primer y segundo cánones de Sardica. Y al mismo tiempo él trasladaba continuamente obispos en su patriarcado. Los ortodoxos que le ven, correctamente, como el gran campeón de su causa contra Roma, han olvidado todas estas ofensas por el hecho de que sea su campeón. Le han canonizado y el 6 de febrero, día de su fiesta, su oficio está lleno de alabanzas en su honor. El es “la estrella más radiante de la iglesia”, el “más inspirado guía de la ortodoxia”, “tres veces bendito predicador de Dios”, “sabia y divina gloria de la jerarquía” que rompió los cuernos del orgullo romano” ("Menologion" for 6 Feb., ed. Maltzew, I, 916 ss.). Los católicos recuerdan a este hombre extraordinario con sentimientos mezclados. No negamos sus eminentes cualidades y ciertamente no le recordamos como un predicador de Dios tres veces bendito. Quizá se puede resumir a Focio diciendo que era un gran hombre con un defecto en su carácter – su insaciable ambición sin escrúpulos. Pero ese defecto cubre su vida de tal manera, que eclipsa todo lo demás y hace que merezca nuestro juicio final como uno de los peores enemigos que la Iglesia de Cristo haya tenido y la causa de la mayor calamidad que jamás le haya sucedido.


OBRAS

Parte de la prolífica obra literaria de Focio se ha perdido y un gran mérito de lo que queda es que ha preservado fragmentos de obras griegas anteriores de las que de otra manera nada sabríamos. Esto se aplica especialmente a su "Myriobiblion".

El "Myriobiblion" o "Biblioteca" es una colección de descripciones de libros que había leído, con notas y a veces copiosos extractos. Contiene 280 noticias de libros (o mejor 279, porque el número 89 se ha perdido) sobre todos los temas posibles – teología, filosofía, retórica, gramática, física, medicina. Cita a paganos y a cristianos, Actas de los Concilios, Actas de los Mártires etc., sin ningún orden. Para las obras que se han salvado parcialmente por este medio, ver Krumbacher, "Byz. Litter." 518-19.

El “Lexicon” (Lexeon synagoge) compilado probablemente, en gran parte por sus estudiantes y bajo su dirección (Krumbacher, ibid., 521), de diccionarios griegos más antiguos (Pausanias, Harpokration, Diogenianos, Ælius Dionysius). Se hizo con la intención de servir con ejemplos prácticos a los lectores del los clásicos griegos, de los Septuaginta y del Nuevo testamento. Sólo un manuscrito, el defectuoso Codex Galeanus (que tuvo en su poder Tomas Gale, y ahora está en Cambridge) escrito hacia el 1200.

Los “Amphilochia", dedicado a uno de sus discípulos favoritos Amphilochius of Cyzicus, son contestaciones a preguntas difíciles sobre Biblia, filosofía y teología, escrito en su exilio (867-77). Hay 324 temas de discusión cada uno de forma regular : pregunta –contestación

Hay 324 temas discutidos, cada uno de forma pregunta – contestación, dificultades – soluciones, pero sin orden. Focio, en general, da la visión de famosos Padres Griegos como Epifanio; Cirilo de Alejandría, Juan Damasceno y especialmente Teodoreto Obras Bíblicas – Sólo quedan fragmentos, principalmente en Catenas. Las más largas son de comentarios sobre S. Mateo y Romanos.

Lay Canónica --- El "Nomocanon" clásico el código de la Iglesia ortodoxa se atribuye a Focio. Sin embargo es más antiguo (ver JUAN SCHOLASTICUS). Fue revisado y aumentado (por los sínodos de 861 y 879) en tiempos de Focio, probablemente ordenado por él.

Las “Colecciones y Precisas Exposiciones “(Eunagolai kai apodeixeis akribeis) (Hergenröther, op. cit., III, 165-70) son series de preguntas y respuestas sobre puntos del derecho canónico, que es en realidad una justificación indirecta de sus propias reclamaciones y de su postura. Algunas de sus cartas tratan de cuestiones canónicas.

Homilías --- Hergenröther menciona 22 sermones de Focio ( III,232), de los que dos fueron impresos cuando Hergenröther escribió ( en P. G., CII, 548, ss.), uno en la Natividad de la Virgen y otro en la dedicación de una nueva iglesia durante su segundo patriarcado. Más tarde publicó 83 homilías de diferentes clases (Constantinopla, 1900).

Obras Dogmáticas y Polémcas --- Muchas de estas llevan sus acusaciones contra los latinos y así forman el principio de una larga serie de controversia anticatólica producida por los teólogos ortodoxos. La más importante es “Sobre la Teología del Espíritu Santo” (Peri tes tou hagiou pneumatos mystagonias, P. G., CII, 264-541), una defensa de la Procesión de Dios padre sólo, basada principalmente en Juan xv, 26. Una epítome de esta obra, hecho por un autor posterior y que está contenida en “Panoplia” de Eutimio Zigabenus, fue el arma favorita de los polemistas ortodoxos durante siglos. El Tratado “Contra los que dicen que Roma es la Primera Sede”, también un arma ortodoxa muy popular es solamente la ultima parte o suplemento de las “Colecciones”, con frecuencia escritas de forma separada. La “Disertación sobre la Reaparición de los Maniqueos” (Diegesis peri tes manichaion anablasteseos, P. G., CII, 9-264), en cuatro libros es una historia y refutación de los Paulicianos. Mocho de "Amphilochia" poertenence a este asunto. La obrita “Contra los Francos y otros Latinos” (Hergenröther, "Monumenta", 62-71), atribuida a Focio no es auténtica. Fue escrita después de Cerulario. (Hergenröther, "Photius", III, 172-224).

Cartas.--- Migne, P. G., CII, publica 193 cartas arregladas en tres libros; Balettas (Londres, 1864) h editado una colección más completa en cinco partes, que cubre todos los principales períodos de la vida de Focio y son la fuente más importante para su historia.

Ehrhard, A., (en Krumbacher, "Byzantinische Litteratur", 74-77) juzga a Focio como un predicador distinguido pero no como teólogo de primera fila. Su obra teológica es principalmente una colección de citas de los Padres Griegos y de otras fuentes. Su erudición es vasta, probablemente sin igual en la Edad media, pero con poca originalidad, hasta en su controversia contra los latinos. En esta lo único que necesitaba era recoger las acusaciones de los teólogos bizantinos anteriores a él. Sin embargo, el descubrimiento del asunto del Filioque parece ser original. Su éxito como arma fue considerablemente mayor que su valor real. Fortescue, "Orthodox Eastern Church", 372-84).

Ediciones--- Las obras de Focio conocidas entonces fueron coleccionadas por Migne P. G., CI-CV. J. Balettas, Photiou epistolai (Londres 1864), contiene otras cartas (en total 260) que no están en Migne.

Papadopulos-Kerameus, "S. Patris Photii Epistolæ XLV" (St. Petersburg, 1896) da cuarenta y cinco más de las que solo las primeras 21 son auténticas. S. Aristaches, Photiou logoi kai homiliai 83 (Constantinopla 1900, 2 vols.), da otras homilía que no están en Migne. Oikonomos ha editado "Amphilochia" (Atenas1858) en un texto más completo. J. Hergenröther, "Monumenta græca ad Photium eiusque historiam pertinentia" (Ratisbon, 1869), y Papadopulos-Kerameus, "Monumenta græca et latina ad historiam Photii patriarchæ pertinentia" (St. Petersburg, 2 parts, 1899 y 1901), añaden más documentos.

Las Actas de los Sínodos de 869 y 879 son las fuentes más importantes (Mansi, XVI y XVII). THEOGNOSTUS (Archimandrita de Constantinopla, Libellos periechon panta ta kata ton megan,Un relato contemporáneo del principio del cisma (e Mansi, XVI, 295, sq.); NIKETAS DAVID PAPHLAGON (d. 890); Bios Ignatiou (Mansi, XVI, 209 sq.). PAPADOPULOS-KERAMEUS declara que es una falsificación del siglo XIV, en Vizant. Vremennik (1899), 13-38, Pseudoniketas ho paphlagon; pero le rfutó con éxito VASILJEWSKI (ibid., 39-56); cf. Byzant. Zeitschrift, IX, (1900), 268 sq. GENESIOS, Basileiai (escrito entre 945-959), una historia del emperador León V y su corte (813-20) a Basilio I (867-86), publicada en Corpus Scriptorum Hist. Byzantinæ (Bonn, 1834) y P. G., CIX,15 ss; LEO GRAMMATICUS, re-edicion de SYMEON MAGISTER, Chronicle, en Corpus Script., 1842, y P. G. CVIII, 1037 ss.

HERGENRÖTHER, Photius, Patriarch von Konstantinopel, sein Leben, seine Schriften u. das griechische Schisma (Ratisbon, 1867-69) (la más erudita y exhaustiva obra sobre el tema). DEMETRAKOPULOS, Historia tou schismatos tes latinikes apo tes orthodoxou ekklesias (Leipzig, 1867), es un intento de respuesta a HERGENRÖTHER, así como KREMOS, Historia tou schismatos ton duo ekklesion (Atenas 1905-07,). LÄMMER, Papst Nikolaus u. die byzantinsche Staatskirche seiner Zeit (Berlin, 1857); PICHLER, Geschichte der kirchlichen Trennung zwischen dem Orient. u. Occident (Munich, 1864-65); NORDEN, Das Papsttum und Byzanz (Berlin, 1903); KRUMBACHER, Geschichte der Byzantinischen Litteratur (Munich, 1897), 73-79, 515-524 (con copiosa bibliografía);FORTESCUE, The Orthodox Eastern Church (London, 1907), 135-171; RUINAUT, Le schisme de Photius (Paris, 1910).

ADRIAN FORTESCUE .

Transcrito por Thomas J. Bress.

Traducido por Pedro Royo