Diferencia entre revisiones de «Catecismo ilustrado de la Historia Sagrada»
De Enciclopedia Católica
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− | [[Archivo:Pag 138.png |700px|thumb|center| | + | [[Archivo:Pag 138.png |700px|thumb|center| Mediante el quinto mandamiento, Dios nos prohíbe darnos la muerte o darla a los otros; nos prohíbe igualmente tener la voluntad y el deseo de hacerlo. Nunca está permitido darse la muerte, por desventurado que uno sea, porque nuestra vida pertenece a Dios, el único que tiene derecho a fijar su término. Aquel que se da la muerte, se expone a la más grave de las desgracias, ya que ordinariamente no tiene tiempo de hacer penitencia por su crimen, y porque cae sin recurso en la condenación eterna. Los que se baten en duelo cometen un doble crimen, exponiéndose a sí mismo a la muerte, y buscando darla a otros. El quinto mandamiento prohíbe también herir o golpear al prójimo, odiarlo, injuriarlo, finalmente escandalizarlo. Escandalizar al prójimo, es conducirlo al pecado por malos consejos o malos ejemplos, y exponiéndose a sí a dar la muerte a su alma ]] |
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+ | [[Archivo:Pag 139.jpg|700px|thumb|center| Del sexto mandamiento. | ||
+ | No serás lujurioso ni de cuerpo ni de consentimiento. José le dijo_ ¿Cómo puedo cometer este crimen y pecar delante de mi Dios' ¿Y esta mujer, habiendo visto esa vestidura entre sus manos, y sintiéndose despreciada, llamó a lo hombres de la casa. ]] | ||
[[Archivo:Pag 140..png|700px|thumb|center| ]] | [[Archivo:Pag 140..png|700px|thumb|center| ]] | ||
− | + | [[Archivo:Pag 141.jpg|700px|thumb|center| Del séptimo mandamiento. | |
− | + | Simón respondiendo le dio: Maestro, hemos trabajado toda la noche y no hemos pescado nada, sin embargo, porque lo mandas arrojaré las redes. Y hecho esto, pescaron una gran cantidad de peces, y las redes se rompían.]] | |
[[Archivo:Pag 142.png|700px|thumb|center| Por el sétimo mandamiento, Dios nos prohíbe tomar retener injustamente el bien del prójimo. Los que toman injustamente el bien de otro, son los ladrones, los domésticos infieles, los mercaderes sin probidad, los usureros, los querellantes de mala fe, y generalmente todos los que engañan al prójimo. Se retiene injustamente el bien ajeno, cuando no se pagan las deudas; al no devolver un depósito que ha sido confiado, y al conservar algo que se ha encontrado sin informar a quien pertenece. Todo aquel que cause algún perjuicio al prójimo, está obligado a restituir lo más rápidamente posible lo que no le pertenece, y reparar todo el daño que haya causado injustamente. Eso es lo que exige Dios, en el Sacramento de Penitencia. De la Satisfacción. La Satisfacción es la reparación de la injuria que nuestros pecados han hecho a Dios, y del daño causado al prójimo. Se está obligado a satisfacer a Dios, aun después de haber recibido el perdón de sus pecados, porque la absolución perdona eficazmente las penas eternas del Infierno, pero no nos dispensa de las penas temporales que se han de sufrir en esta vida o en la otra. Se satisface a Dios mediante las buenas obras, como la oración, el ayuno, la limosna, pero sobre todo por la penitencia que el confesor impone. Podemos satisfacer a Dios con el trabajo y las penas de la vida, siempre y cuando las soportemos con paciencia y resignación. Se satisface al prójimo cuando se repara el daño que se ha causado en su persona, su honor o sus bienes, y al reconciliarse con él si se le ha ofendido.]] | [[Archivo:Pag 142.png|700px|thumb|center| Por el sétimo mandamiento, Dios nos prohíbe tomar retener injustamente el bien del prójimo. Los que toman injustamente el bien de otro, son los ladrones, los domésticos infieles, los mercaderes sin probidad, los usureros, los querellantes de mala fe, y generalmente todos los que engañan al prójimo. Se retiene injustamente el bien ajeno, cuando no se pagan las deudas; al no devolver un depósito que ha sido confiado, y al conservar algo que se ha encontrado sin informar a quien pertenece. Todo aquel que cause algún perjuicio al prójimo, está obligado a restituir lo más rápidamente posible lo que no le pertenece, y reparar todo el daño que haya causado injustamente. Eso es lo que exige Dios, en el Sacramento de Penitencia. De la Satisfacción. La Satisfacción es la reparación de la injuria que nuestros pecados han hecho a Dios, y del daño causado al prójimo. Se está obligado a satisfacer a Dios, aun después de haber recibido el perdón de sus pecados, porque la absolución perdona eficazmente las penas eternas del Infierno, pero no nos dispensa de las penas temporales que se han de sufrir en esta vida o en la otra. Se satisface a Dios mediante las buenas obras, como la oración, el ayuno, la limosna, pero sobre todo por la penitencia que el confesor impone. Podemos satisfacer a Dios con el trabajo y las penas de la vida, siempre y cuando las soportemos con paciencia y resignación. Se satisface al prójimo cuando se repara el daño que se ha causado en su persona, su honor o sus bienes, y al reconciliarse con él si se le ha ofendido.]] | ||
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[[Archivo:Pag 144.png|700px|thumb|center| Mediante el octavo mandamiento, Dios nos prohíbe el falso testimonio, y mentira, la calumnia, la maledicencia y el juicio temerario. Levantar un falso testimonio, es dar delante de los tribunales, un testimonio contrario a la verdad. Mentir , es hablar contra lo que se piensa, con la intención de engañar. Calumniar, es acusar a alguien de algún defecto que no tiene, o de alguna falta que no ha cometido. Mal hablar, es descubrir sin necesidad, las faltas o los defectos del prójimo. Juzgar temerariamente, es concebir una mala opinión del prójimo sin pruebas suficientes. | [[Archivo:Pag 144.png|700px|thumb|center| Mediante el octavo mandamiento, Dios nos prohíbe el falso testimonio, y mentira, la calumnia, la maledicencia y el juicio temerario. Levantar un falso testimonio, es dar delante de los tribunales, un testimonio contrario a la verdad. Mentir , es hablar contra lo que se piensa, con la intención de engañar. Calumniar, es acusar a alguien de algún defecto que no tiene, o de alguna falta que no ha cometido. Mal hablar, es descubrir sin necesidad, las faltas o los defectos del prójimo. Juzgar temerariamente, es concebir una mala opinión del prójimo sin pruebas suficientes. | ||
Se debe reparar el daño hecho al prójimo mediante la calumnia, limpiando el mal que se dijo contra la verdad. Se puede reparar el daño hecho al prójimo por la maledicencia, excusando sus faltas, y poniendo en relieve sus buenas cualidades.]] | Se debe reparar el daño hecho al prójimo mediante la calumnia, limpiando el mal que se dijo contra la verdad. Se puede reparar el daño hecho al prójimo por la maledicencia, excusando sus faltas, y poniendo en relieve sus buenas cualidades.]] | ||
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+ | [[Archivo:Pág 145.jpg|700px|thumb|center| Del noveno y del décimo Mandamiento. | ||
+ | No desearás la obra de la carne sino solamente en matrimonio. No deseará las cosas ajenas para tenerlas injustamente. Dijo escribió: Coloquen a Urías en la batalla en el lugar donde el peligro se más grande; y abandónenlo, con el fin de que sea herido y muera. Cuando fue Urías estuvo muerto, David, hizo entrar a su mujer en su casa, y la hizo su mujer. ]] | ||
[[Archivo:Pag 146.png |700px|thumb|center|Después de haber prohibido mediante el sexto mandamiento todas las acciones contrarias a la pureza, Dios nos prohíbe, en el noveno, todos los deseos y todos los pensamientos voluntarios contra esta virtud. Dios, después de haber prohibido en el sétimo mandamiento tomar y retener injustamente el bien ajeno, prohíbe en el décimo el deseo mismo de apropiárselo por medios injustos ]] | [[Archivo:Pag 146.png |700px|thumb|center|Después de haber prohibido mediante el sexto mandamiento todas las acciones contrarias a la pureza, Dios nos prohíbe, en el noveno, todos los deseos y todos los pensamientos voluntarios contra esta virtud. Dios, después de haber prohibido en el sétimo mandamiento tomar y retener injustamente el bien ajeno, prohíbe en el décimo el deseo mismo de apropiárselo por medios injustos ]] | ||
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[[Archivo:Pag 147.png |700px|thumb|center| Del primero y décimo Mandamiento de la Iglesia. Santificarás las fiestas de guardar. Oirás la Misa, e igualmente, las fiestas .Y Melquisedec, rey de Salem, ofreciendo el pan y el pino (porque era sacrificador del Dios Altísimo, le bendijo.]] | [[Archivo:Pag 147.png |700px|thumb|center| Del primero y décimo Mandamiento de la Iglesia. Santificarás las fiestas de guardar. Oirás la Misa, e igualmente, las fiestas .Y Melquisedec, rey de Salem, ofreciendo el pan y el pino (porque era sacrificador del Dios Altísimo, le bendijo.]] | ||
+ | [[Archivo:Pag 148.png|700px|thumb|center| Los Mandamientos de la Iglesia. Estamos obligados a observar los mandamientos de la Iglesia, porque Jesucristo a declarado que desobedecer a la Iglesia, es desobedecerlo a Él mismo. La Iglesia nos ha impuesto mandamientos para dirigirnos en la observación de los mandamientos de Dios, y nos hace más fácil la práctica del Evangelio. | ||
+ | Hay seis mandamientos de la Iglesia: | ||
+ | 1) Santificarás las fiestas que son de guardar. | ||
+ | 2) Oirás la Misa los domingos, e igualmente las fiestas. | ||
+ | 3) Confesarás todos los pecados, al menos una vez al año. | ||
+ | 6) Recibirás a tu Creador Humildemente, al menos es Pascua. | ||
+ | 5) Ayunarás las Cuatro Témporas, y las vigilias. | ||
+ | 6) No comerás carne ni viernes ni sábados. | ||
− | + | Por el primer mandamiento, la Iglesia nos ordena santificar las fiestas de obligación que ha instituido en honor de Nuestro Señor Jesucristo, de la Santísima Virgen y de los Santos. | |
− | + | La Iglesia ha instituido las fiestas de la Virgen y de los santos: | |
+ | 1. Para agradecer a Dios por las gracias que ha concedido. | ||
+ | 2. Para comprometernos a rezarles y a imitar sus ejemplos. | ||
+ | Hay que santificar las fiestas de obligación, como se santifica el domingo, asistiendo a la santa Misa, y absteniéndose de obras serviles.]] | ||
[[Archivo:Pag 149.jpg|700px|thumb|center| ]] | [[Archivo:Pag 149.jpg|700px|thumb|center| ]] |
Última revisión de 21:24 17 sep 2024