Diferencia entre revisiones de «Catecismo ilustrado de la Historia Sagrada»
De Enciclopedia Católica
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[[Archivo:Pag 54.png|700px|thumb|center| El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo. El Espíritu santo descendió visiblemente sobre la tierra, el día del bautismo de Nuestro Señor, bajo la figura de una paloma, y descendió también sobre los Apóstoles, en forma de lenguas de fuego, el día de Pentecostés. Los efectos que el Espíritu Santo produjo en los Apóstoles fueron: que les dio la perfecta inteligencia de las verdades que habían aprendido de Nuestro señor, y les inspiró un celo ardiente para anunciarlas al mundo. El Espíritu Santo se comunica invisiblemente también a cada uno de nosotros por la gracias, principalmente en el sacramento de la Confirmación. El Espíritu Santo está en el cielo, sobre la tierra y en todos los lugares; pero habita de una manera especial en el alma de los justos. Debemos rezar a menudo al Espíritu Santo, porque sin su auxilio , nada podemos hacer para nuestra salvación.]] | [[Archivo:Pag 54.png|700px|thumb|center| El Espíritu Santo es la tercera persona de la Santísima Trinidad, que procede del Padre y del Hijo. El Espíritu santo descendió visiblemente sobre la tierra, el día del bautismo de Nuestro Señor, bajo la figura de una paloma, y descendió también sobre los Apóstoles, en forma de lenguas de fuego, el día de Pentecostés. Los efectos que el Espíritu Santo produjo en los Apóstoles fueron: que les dio la perfecta inteligencia de las verdades que habían aprendido de Nuestro señor, y les inspiró un celo ardiente para anunciarlas al mundo. El Espíritu Santo se comunica invisiblemente también a cada uno de nosotros por la gracias, principalmente en el sacramento de la Confirmación. El Espíritu Santo está en el cielo, sobre la tierra y en todos los lugares; pero habita de una manera especial en el alma de los justos. Debemos rezar a menudo al Espíritu Santo, porque sin su auxilio , nada podemos hacer para nuestra salvación.]] | ||
− | [[Archivo:Pag 55.jpg|700px|thumb|center| | + | [[Archivo:Pag 55.jpg|700px|thumb|center| Y abriendo Felipe sus labios y comenzando por esta Escritura, le anunció a Jesús. |
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+ | 36 Siguiendo su camino llegaron a donde había agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que sea bautizado?' | ||
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+ | 37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. | ||
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+ | 38 Mandó parar el coche y bajaron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. ]] | ||
[[Archivo:Pag 56.png|700px|thumb|center|La gracia es un don sobrenatural, o un auxilio que Dios nos concede por pura bondad, y en vista de los méritos de Jesucristo, para ayudarnos a alcanzar nuestra salvación. Hay dos clases de gracias: la gracia habitual o santificante, y la gracia actual. La gracia habitual es una gracia que permanece en nuestra alma, y que la vuelve santa y agradable a los ojos de Dios. Podemos perder la gracia habitual, y basta un solo pecado mortal para perderla. ]] | [[Archivo:Pag 56.png|700px|thumb|center|La gracia es un don sobrenatural, o un auxilio que Dios nos concede por pura bondad, y en vista de los méritos de Jesucristo, para ayudarnos a alcanzar nuestra salvación. Hay dos clases de gracias: la gracia habitual o santificante, y la gracia actual. La gracia habitual es una gracia que permanece en nuestra alma, y que la vuelve santa y agradable a los ojos de Dios. Podemos perder la gracia habitual, y basta un solo pecado mortal para perderla. ]] |