Diferencia entre revisiones de «Presbítero Matías Maestro»
De Enciclopedia Católica
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[[Archivo:Juan Domingo Gonzalez de la Reguera.jpg|300px|thumb|left|Arbobizpo Juan Domingo González de la Reguera]]Aunque importante, el tema de la Catedral no era el único que distraía la atención de los limeños. A fines del siglo XVIII los intelectuales de Lima hicieron suyas las ideas de progreso material que se habían difundido en Europa. Como se sabe, fue un tiempo de grandes transformaciones, especialmente fructuosas en los órdenes científico técnico. El prodigioso desarrollo de las ciencias naturales despertó el deseo de ponerlas al servicio del bienestar general; por medio de su estudio y difusión se abrigaba la esperanza de poder alcanzar una vida sana. Recordamos como un gran acontecimiento la llegad del fluido vacuno (vacuna), la creación del Jardín Botánico, la construcción – a cargo de Maestro – de Anfiteatro Anatómico, de la Escuela de Medicina y del Cementerio General, obras que tanto anhelaba Hipólito Unanue. | [[Archivo:Juan Domingo Gonzalez de la Reguera.jpg|300px|thumb|left|Arbobizpo Juan Domingo González de la Reguera]]Aunque importante, el tema de la Catedral no era el único que distraía la atención de los limeños. A fines del siglo XVIII los intelectuales de Lima hicieron suyas las ideas de progreso material que se habían difundido en Europa. Como se sabe, fue un tiempo de grandes transformaciones, especialmente fructuosas en los órdenes científico técnico. El prodigioso desarrollo de las ciencias naturales despertó el deseo de ponerlas al servicio del bienestar general; por medio de su estudio y difusión se abrigaba la esperanza de poder alcanzar una vida sana. Recordamos como un gran acontecimiento la llegad del fluido vacuno (vacuna), la creación del Jardín Botánico, la construcción – a cargo de Maestro – de Anfiteatro Anatómico, de la Escuela de Medicina y del Cementerio General, obras que tanto anhelaba Hipólito Unanue. | ||
− | La construcción del cementerio General es un buen ejemplo del ideal de bienestar general que imperaba en aquellos tiempos. Hasta fines del siglo XVIII prevalecía la costumbre de inhumar los cadáveres en el suelo consagrado; es decir, en las criptas de las iglesias capitalinas. Esto suponía un grave problema, ya que se calcula que para entonces la ciudad contaba con 60 habitantes. De más está decir que el temor a una epidemia perturbó siempre la tranquilidad de las autoridades. Este temor fue la principal motivación para impulsar la motivación de la necrópolis. En esta obra, Matías Maestro desplegó todo su talento, todo su sentido de las proporciones y de la elegancia, tal como sugiere el conjunto que formaban los jardines, los corredores y la capilla (hoy desaparecida). Digamos de paso que a pesar de ser una mediad del todo recomendable, la inauguración del Panteón parecía condenada a no realizarse, debido a que los limeños se mostraban renuentes a enterrar a sus muertos en un suelo sin bendecir, a la usanza de los [[gentiles]]. Para vencer estos escrúpulos se bendijo el terreno, y se procedió a inhumar los restos del arzobispo González de la Reguera que hasta entonces reposaban en la cripta de la Catedral. | + | La construcción del cementerio General es un buen ejemplo del ideal de bienestar general que imperaba en aquellos tiempos. Hasta fines del siglo XVIII prevalecía la costumbre de inhumar los cadáveres en el suelo consagrado; es decir, en las criptas de las iglesias capitalinas. Esto suponía un grave problema, ya que se calcula que para entonces la ciudad contaba con 60 mil habitantes. De más está decir que el temor a una epidemia perturbó siempre la tranquilidad de las autoridades. Este temor fue la principal motivación para impulsar la motivación de la necrópolis. En esta obra, Matías Maestro desplegó todo su talento, todo su sentido de las proporciones y de la elegancia, tal como sugiere el conjunto que formaban los jardines, los corredores y la capilla (hoy desaparecida). Digamos de paso que a pesar de ser una mediad del todo recomendable, la inauguración del Panteón parecía condenada a no realizarse, debido a que los limeños se mostraban renuentes a enterrar a sus muertos en un suelo sin bendecir, a la usanza de los [[gentiles]]. Para vencer estos escrúpulos se bendijo el terreno, y se procedió a inhumar los restos del arzobispo González de la Reguera que hasta entonces reposaban en la cripta de la Catedral. |
[[Archivo:645px-Abascal1.jpg|300px|thumb|left|]]El fallecimiento de su protector no eclipsó la estrella del presbítero Maestro. Tampoco lo afectó el cambio de régimen político. Cuando se proclamó la independencia en 1821, suscribió el Acta de que aprobaran los “vecinos de conocida probidad y luces”, y juró ante la Junta Eclesiástica de Purificación “sostener y defender con su opinión y propiedad la independencia del Perú del gobierno español y de cualquier otra dominación extranjera”. Su recién estrenado patriotismo le permitió integrar, en diciembre de ese año, la comisión encargada de elaborar el proyecto de creación de un banco emisor de papel momeda, y la comisión encargada del arreglo de los hospitales. Poco después, fue contado entre los 40 miembros de la Sociedad Patriótica, a la que brindó su apoyo en asuntos vinculados a la agricultura, al comercio y a las artes. Fue tratado deferentemente por el generalísimo José de San Martín, llegando a ocupar en 1822 una plaza de vocal de la junta constituida en la presidencia del departamento de Lima, que velaba por el ornato y arreglo d ela ciudad. Finalmente, legó a dirigir la Beneficencia Pública entre los años 1826 y 1835, dotándola de su primer aparato administrativo. Ejerciendo estas funciones, fue sorprendido por la muerte el 7 de enero de 1835. | [[Archivo:645px-Abascal1.jpg|300px|thumb|left|]]El fallecimiento de su protector no eclipsó la estrella del presbítero Maestro. Tampoco lo afectó el cambio de régimen político. Cuando se proclamó la independencia en 1821, suscribió el Acta de que aprobaran los “vecinos de conocida probidad y luces”, y juró ante la Junta Eclesiástica de Purificación “sostener y defender con su opinión y propiedad la independencia del Perú del gobierno español y de cualquier otra dominación extranjera”. Su recién estrenado patriotismo le permitió integrar, en diciembre de ese año, la comisión encargada de elaborar el proyecto de creación de un banco emisor de papel momeda, y la comisión encargada del arreglo de los hospitales. Poco después, fue contado entre los 40 miembros de la Sociedad Patriótica, a la que brindó su apoyo en asuntos vinculados a la agricultura, al comercio y a las artes. Fue tratado deferentemente por el generalísimo José de San Martín, llegando a ocupar en 1822 una plaza de vocal de la junta constituida en la presidencia del departamento de Lima, que velaba por el ornato y arreglo d ela ciudad. Finalmente, legó a dirigir la Beneficencia Pública entre los años 1826 y 1835, dotándola de su primer aparato administrativo. Ejerciendo estas funciones, fue sorprendido por la muerte el 7 de enero de 1835. |
Revisión de 02:29 1 oct 2016
El aspecto externo y la ornamentación interior de los más venerables templos y edificios de Lima (Perú) no pueden ser descritos sin pronunciar el nombre de Matías Maestro. La vida de este personaje se desarrolla en medio de una coyuntura histórica de inmensa relevancia; es la época del despotismo ilustrado, de la difusión de los ideales de la Ilustración, del tránsito del barroco al neoclásico y, finalmente, de la Independencia Nacional.
La construcción del cementerio General es un buen ejemplo del ideal de bienestar general que imperaba en aquellos tiempos. Hasta fines del siglo XVIII prevalecía la costumbre de inhumar los cadáveres en el suelo consagrado; es decir, en las criptas de las iglesias capitalinas. Esto suponía un grave problema, ya que se calcula que para entonces la ciudad contaba con 60 mil habitantes. De más está decir que el temor a una epidemia perturbó siempre la tranquilidad de las autoridades. Este temor fue la principal motivación para impulsar la motivación de la necrópolis. En esta obra, Matías Maestro desplegó todo su talento, todo su sentido de las proporciones y de la elegancia, tal como sugiere el conjunto que formaban los jardines, los corredores y la capilla (hoy desaparecida). Digamos de paso que a pesar de ser una mediad del todo recomendable, la inauguración del Panteón parecía condenada a no realizarse, debido a que los limeños se mostraban renuentes a enterrar a sus muertos en un suelo sin bendecir, a la usanza de los gentiles. Para vencer estos escrúpulos se bendijo el terreno, y se procedió a inhumar los restos del arzobispo González de la Reguera que hasta entonces reposaban en la cripta de la Catedral.
El fallecimiento de su protector no eclipsó la estrella del presbítero Maestro. Tampoco lo afectó el cambio de régimen político. Cuando se proclamó la independencia en 1821, suscribió el Acta de que aprobaran los “vecinos de conocida probidad y luces”, y juró ante la Junta Eclesiástica de Purificación “sostener y defender con su opinión y propiedad la independencia del Perú del gobierno español y de cualquier otra dominación extranjera”. Su recién estrenado patriotismo le permitió integrar, en diciembre de ese año, la comisión encargada de elaborar el proyecto de creación de un banco emisor de papel momeda, y la comisión encargada del arreglo de los hospitales. Poco después, fue contado entre los 40 miembros de la Sociedad Patriótica, a la que brindó su apoyo en asuntos vinculados a la agricultura, al comercio y a las artes. Fue tratado deferentemente por el generalísimo José de San Martín, llegando a ocupar en 1822 una plaza de vocal de la junta constituida en la presidencia del departamento de Lima, que velaba por el ornato y arreglo d ela ciudad. Finalmente, legó a dirigir la Beneficencia Pública entre los años 1826 y 1835, dotándola de su primer aparato administrativo. Ejerciendo estas funciones, fue sorprendido por la muerte el 7 de enero de 1835.José Gálvez Krüger
Director de la Enciclopedia Católica
Se pueden encontrar referencias biográficas de Matías Maestro en: “Relación del Excmo. Señor Virrey del Perú Don José Fernando de Abascal y Sousa”, Mendiburu, Manuel de. “Diccionario histórico-biográfico del Perú”. Lima, Librería e Imprenta Gil, 1933. Tomo VII. Milla Batres. “Diccionario histórico-biográfico del Perú”. Tomo V. H-H. Lima, Editorial Milla Batres, 1986. tauro del Pino, Alberto. “Enciclopedia ilustrada del Perú. Lima, Peisa, 2001. Tomo 10. Riva-Agüero y Osma, José de la. Obras completas. Tomo VIII. Lima, Pontificia Universidad Católica del Perú, 1983
Enlaces internos
Enlaces externos
[1] Cementerio de Lima (Video)