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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Papa Inocencio IV

De Enciclopedia Católica

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(Sinibaldo de Fieschi)

Conde de Lavagna, nació en Génova en fecha desconocida; murió en Nápoles el 7 de diciembre de 1254. Se educó en Parma y Bolonia. Por algún tiempo, enseñó derecho canónico en Bolonia, luego fue nombrado canónigo en Parma y, en 1226, se menciona como el título de auditor de la Curia Romana. El 23 de septiembre de 1227 fue nombrado cardenal-sacerdote de San Lorenzo en Lucina; el 28 de julio de 1228, vice-canciller de Roma y, en 1235 obispo de Albenga y legado en el norte de Italia. Cuando murió el Papa Celestino IV luego de un corto reinado de dieciséis días, el excomulgado emperador Federico II tenía posesión de los Estados Papales alrededor de Roma, e intentó intimidar a los cardenales para que eligieran a un Papa de su conveniencia. Los cardenales huyeron hacia Anagni y votaron por Sinibaldo de Fieschi, quien ascendió al trono papal como Inocencio IV el 25 de junio de 1243, luego de un interregno de un año, siete meses y quince días. Inocencio IV había sido anteriormente amigo de Federico II. Inmediatamente luego de la elección el emperador envió mensajeros con felicitaciones y proposiciones de paz. El Papa deseaba la paz, pero sabía luego de la experiencia del Papa Gregorio IX lo poco que se podía confiar en las promesas del emperador. Rehusó recibir a los mensajeros del emperador porque, al igual que el emperador mismo, estos estaban proscritos por la Iglesia. Pero dos meses más tarde envió como legados a Pedro, Arzobispo de Rouen, a Guillermo de Módena, quien había renunciado a su puesto episcopal, y al Abad Guillermo de San Facundo, como legados para visitar al emperador en Melfi con instrucciones de pedirle la libertad de los prelados a quien había capturado cuando estos iban camino al concilio que el Papa Gregorio IX había querido tener en Roma.

Así mismo, solicitó a los legados que indagaran acerca de la forma en que el emperador estaba dispuesto a restituir los daños que había causado a la Iglesia, los cuales fueron la causa de que Gregorio IX lo proscribiera. Si el emperador negaba que hubiera actuado mal en contra de la Iglesia o incluso aseguraba que la injusticia había sido causada por la Iglesia, los legados debían proponer que una decisión final fuera dejada a los reyes, prelados y príncipes temporales. Federico llegó a un acuerdo con Inocencio el 31 de marzo de 1244. Prometió acceder a las demandas de la Curia en todos los puntos esenciales, es decir, debía restaurar los Estados Papales, liberar a los prelados y otorgar amnistía a los aliados del papa. Su falta de sinceridad se volvió aparente cuando secretamente incitó varias revueltas en Roma y se rehusó a liberar a los prelados. Sintiéndose limitado en su libertad de acción dada la preponderancia de la milicia del emperador y temiendo por su seguridad personal, el Papa decidió salir de Italia. A solicitud suya, los genoveses le enviaron una flota que llegó a Civitavecchia mientras el Papa estaba en Sutri. Tan pronto fue notificado de su llegada, salió de Sutri disfrazado durante la noche del 27-28 de junio y se apresuró sobre las montañas hacia Civitavecchia, desde donde la flota le llevó a Génova. En octubre partió hacia Burgundia y, en diciembre hacia Lyon, en donde habitó los próximos seis años. De forma inmediata preparó un concilio general el cual, el 3 de enero de 1245, proclamó para el 24 de junio del mismo año. Inocencio no tenía nada que temer en Francia y procedió a actuar con mucha severidad en contra del emperador.

En el Concilio de Lyon el emperador fue representado por Mateo de Suessa, quien ofreció nuevas concesiones si su amo era liberado de su proscripción, pero Inocencio las rechazó y, habiendo presentado nuevas acusaciones el 5 de julio en contra del emperador en la segunda sesión, lo depuso solemnemente el 17 de julio. Luego ordenó a los príncipes de Alemania proceder a elegir un nuevo rey y envió a Felipe de Ferrara como legado a Alemania para llevar a cabo la elección de Enrique Raspe, landgrave de Turingia. El candidato del Papa fue elegido el 22 de mayo de 1246 en Veitshochheim am Main. Sin embargo, la mayoría de príncipes se abstuvo de votar y éste nunca logró reconocimiento general. Lo mismo se puede decir del incapaz Guillermo de Holanda, a quien el partido del Papa eligió luego que Enrique Raspe falleció el 17 de febrero de 1247. Pero Inocencio IV se había propuesto destruir a Federico II y una y otra vez aseguró que ningún Hohenstaufen volvería a ser emperador. Ninguno de los intentos de paz por parte de San Luis IX de Francia bastó. En 1249 el Papa ordenó una cruzada en contra de Federico II y, luego de la muerte del emperador el 13 de diciembre de 1250, continuó su lucha en contra de Conrado IV y Manfredo con una severidad tenaz. El 19 de abril de 1251, Inocencio IV partió hacia Italia y entró en Roma en octubre de 1253. La corona de Sicilia fue devuelta a la Santa Sede tras la deposición de Federico II. Inocencio la había ofrecido anteriormente a Ricardo de Cornwall, hermano de Enrique III de Inglaterra. Cuando éste la rechazó, intentó con Carlos de Anjou y con Edmundo, hijo de Enrique III de Inglaterra. Pero luego de algunas negociaciones, estos también la rechazaron dada la dificultad de desalojar a Conrado IV y a Manfredo quienes controlaban Sicilia por la fuerza de las armas. Luego de la muerte de Conrado IV el 20 de mayo de 1264, el Papa finalmente reconoció las demandas a la corona por parte de Conradino, el hijo de Conrado de dos años de edad. Manfredo también capituló e Inocencio hizo su entrada solemne en Nápoles el 27 de octubre de 1254. Pero Manfredo pronto se rebeló y venció a las fuerzas papales en Foggia el 2 de diciembre de 1254.

En Inglaterra, Inocencio IV hizo sentir su poder protegiendo a Enrique III en contra de la nobleza laica y eclesial. Pero allá y en otros países, muchas quejas surgieron en contra suya dados los excesivos impuestos que ordenó en contra del pueblo. En Austria, confirmó a Ottocar, el hijo del Rey Wenceslao, como duque en 1252, y medió entre él y el Rey Béla de Hungría en 1254. En Portugal, designó a Alfonso III como administrador del reino, porque su pueblo había mostrado aversión por la falta de moral y la tiranía de su padre, Sancho III. Favoreció las misiones en Prusia, Rusia, Armenia y Mongolia, pero dada su constante lucha con Federico II y sus sucesores, descuidó los asuntos internos de la Iglesia y permitió muchos abusos, siempre que estos favorecieran su posición en contra de los Hohenstaufen. Aprobó la regla de los Silvestrinos el 27 de junio de 1247 y el de las Clarisas Pobres el 9 de agosto de 1253. Canonizó a los siguientes santos: Edmundo Rico, Arzobispo de Canterbury, el 16 de diciembre de 1246; Guillermo, obispo de St-Brieuc, en 1247; San Pedro de Verona, inquisidor dominico y mártir, en 1253; Estanislao, obispo de Cracovia, el mismo año. Es el autor de “Apparatus in quinque libros decretalium”, el cual se publicó inicialmente en Estrasburgo en 1477, y luego fue reimpreso; es considerado el mejor comentario sobre las Decretales de Gregorio IX. Los escritos de Inocencio IV fueron editados por Elie Berger en cuatro volúmenes (Paris, 1881-98) y sus cartas, un total de 762, por Rodenberg en “Mon. Germ. Epp. Sæculi XIII”, II (1887), 1-568.


Bibliografía: Una corta biografía de Inocencio IV fue escrita por su médico, NICOLAS DE CORBIA. Fue publicada por MURATORI, Rerum Italicarum Scriptores, III (Milan, 1723-51), 1, 589-593. Las fuentes modernas son: DESLANDRES, Inocencio IV et la chute de Hohenstaufen (París, 1908); WEBER, Der Kampf zwischen Papst Innocenz IV und Kaiser Friedrich II bis zur Flucht des Papstes nach Lyon (Berlín, 1900); FOLZ, Kaiser Friedrich II und Papst Innocenz IV, ihr Kampf in den Jahren 1243-1245 (Leipzig, 1886); RODENBERG, Innocenz IV und das Königreich Sicilien (Halle, 1892); MAUBACH, Die Kardinäle und ihre Politik um die Mitte des 13. Jarhhunderts (Bonn, 1902); ALDINGER, Die Neubesetzung der deutschen Bistümer unter Papst Innocenz IV. (Leipzig, 1900); HAUCK, Kirchengeschichte Deutschlands, IV (Leipzig, 1903), 808-851; BERGER, S. Louis et Innocent IV; étude sur les rapports de la France et du saint-siège (Paris, 1893); MASETTI, I pontefici Onorio III, Gregorio IX, ed Innocente IV a fronte dell' Imperatore Federico II (Roma, 1884); MICHAEL, Papst Innocenz IV. und Oesterreich in Zeitschrift für kath. Theologie, XIV (Innsbruck, 1890), 300-323; IDEM, Innocenz IV. und Konrad IV., ibidem, XVIII (1894), 457-472; GASQUET, Enrique III y la Iglesia (Londres, 1905), 205-353.

Fuente: Ott, Michael. "Pope Innocent IV." The Catholic Encyclopedia. Vol. 8. New York: Robert Appleton Company, 1910. <http://www.newadvent.org/cathen/08017a.htm>.

Traducido por Carlos Abraham Rodríguez. L H M