Santa María Magdalena de Pazzi
De Enciclopedia Católica
Virgen carmelita nacida el 2 de abril de 1566, y murió el 25 de mayo de 1607. Hay pocos eventos sobresalientes que se saben acerca de la vida de la santa. Ella pertenecía a dos nobles familias. Su padre fue don Camilo Geri de Pazzi, y su madre una Buondelmonti. Fue bautizada con el nombre de Caterina.
Su niñez se pareció a la niñez de otras mujeres santas que llegaron a ser grandes místicas. Tuvo un gran amor desde muy temprano, por la oración y la penitencia, un gran sentido de caridad por los pobres, y un gran sentido apostólico en cuanto a la enseñanza de las verdades religiosas. Su encanto y dulzura le hacían ser muy bien aceptada. Sin embargo sobre todas las características espirituales, Caterina tenía una intensa atracción para el Sagrado Sacramento y siempre estaba muy deseosa de recibirlo y le gustaba estar mucho en contacto con quienes hablaran del Sacramento o bien de haber tomado la comunión. Hizo su primera comunión a la edad de 10 años e inmediatamente hizo sus votos de virginidad hacia Dios.
A los catorce años fue enviada al convento de Cavalaresse, donde vivió de una manera muy mortificada y ferviente, de tal forma que se llegó a hacer la profecía de que llegaría a ser una gran santa. Para vivir de conformidad con ello, ella les dijo a sus padres, que había resuelto ingresar a la vida religiosa.
Sus padres era personas espirituales y con poca dificultad ella los logró persuadir en el sentido de que ellos estuvieran de acuerdo con este deseo de su única hija. Finalmente ella entró en diciembre de 1582, en el convento carmelita de Santa María de Angeli, el cual había sido fundado por cuatro damas florentinas en 1450, y era renombrado por la observancia estricta que allí se hacía. La principal razón por la cual ella escogió este convento, fue la norma que se tenía, en el sentido de hacer la comunión diaria.
Caterina recibió los hábitos en 1583, cuando ella tomó el nombre de María Magdalena. El 29 de mayo de 1584 ella llegó a estar muy enferma, tanto que se temió que quizá no podría recobrarse. Luego de esto, ella tuvo un trance de extraordinario éxtasis, por cuarenta días consecutivos. Al final de este período, ella parecía que estaba a punto de morir. Ella se recobró milagrosamente, y de allí en adelante, a pesar de una mala salud que se hizo constante, fue capaz de cumplir con energía las diferentes actividades u oficios que se le asignaron.
Ella llegó a estar a cargo de la atención a los externos, por ejemplo niñas que llegaban al convento, fue maestra de gente muy joven y de las novicias. Este último puesto ella lo cumplió por cerca de seis años, y finalmente en 1604, tuvo el rango de superior.
Durante cinco años (1585-90) Dios permitió que ella tuviera mucha desolación y tentaciones, incluyendo ataques diabólicos externos. Pero su severo coraje y la profunda humildad que ella desarrolló, le permitieron sobrepasar esos obstáculos y hacer que sus virtudes llegaran a ser más brillantes, frente a los ojos de su comunidad.
Durante el tiempo que tuvo los hábitos religiosos hasta su muerte, la vida de la santa estuvo caracterizada por varias series de raptos y éxtasis, de los cuales tenemos algunos detalles. Primero, estos raptos ocurrieron y se manifestaron con tal fuerza que le hacían tener movimientos muy rápidos, por ejemplo hacia un objeto sagrado.
En segundo término, fue frecuentemente capaz de llevar a cabo los trabajos de su oficina, por ejemplo la pintura, de una manera perfecta y eficiente. En tercer aspecto, y este es un punto de mucha importancia, es que mientras estaba en los estados de rapto, fue que Santa María de Pazzi, dio muestras máximas de las maravillas del amor divino, consejos sobre la condición de las almas, especialmente en el estado religioso. Esta serie de declaraciones tal y como citada por un editor moderno, constituyen “textos que han sido muy citados por los escritores espirituales, más aún que los de Santa Teresa”.
Estas declaraciones han sido preservadas hasta nosotros por quienes acompañaron a la santa. Algunas veces ella habló de sí misma, y otras veces ella habló en nombre de alguna de las personas de la Santísima Trinidad. Estas máximas de la santa son a veces descritas como sus “trabajos”, aún cuando ella nunca escribió nada directamente y al respecto.
Esta vida en éxtasis de ninguna manera interfirió con lo útil que la santa era en su comunidad. Ella se destacó por tener un fuerte sentido común, así como por tener estrictos estándares de conducirse, y especialmente al final de su vida, por un espíritu de intensa caridad que le acompañó con un código severo de disciplina. Como encargada de las novicias, ella adquirió renombre, por el don que tenía en cuanto a leer los corazones de las personas con quienes trabajaba. Un don que no sólo se restringía hacia su comunidad.
Ella llegó a realizar muchos milagros no sólo en beneficio de su propio convento sino en función de personas externas al mismo. Llegó a ver cosas que no se manifestaban directamente, por ejemplo llegó a tener una visión de Santa Catarina de Ricci, en su convento en Prato, leyendo una carta que le enviaba a ella y escribiendo la respuesta. Esto ocurrió aún cuando las dos santas nunca se encontraron de manera natural y directa.
Para Santa María Magdalena, las numerosas penitencias y el ardiente amor al sufrimiento, le hicieron a ella desear tener una vida extensa para sufrir con Cristo. No debemos olvidar que ella fue una de las santas más intensas en cuanto a darle importancia al valor del sufrimiento por el amor de Dios y la salvación de los seres vivientes. Su muerte se cumplió de conformidad con este aspecto de su vida. Murió luego de una enfermedad de casi tres años de duración, durante los cuales sufrió indescriptibles dolores. Su vida terminó con un heroico sentido de gozo al final.
Innumerables milagros sucedieron luego de la muerte de la santa, y el proceso para su beatificación dio inicio en 1610, bajo el pontificado de Paulo V, y finalizó con el Papa Urbano VIII en 1626. Ella no fue canonizada, sin embargo, sino hasta sesenta y dos años después de su muerte, cuando Clemente IX la elevó a los altares el 28 de abril de 1669. Su festividad se observa el 27 de mayo.
The Oratorian Life (1849) traducido de la Vida Italiana por Cepari, quien fue por largo tiempo confesor de la santa y le dio la Comunión. La edición fue traducida en 1669, y publicada en Roma por Bernabo. (2) A Ms. Life, de la cual existen copias en Inglaterra, solamente en algunos conventos, compilada por Panting, a partir del trabajo ya señalado de Cepari y de otra Vida Italiana de Puccini, quien fue el confesor de la santa los dos años que precedieron a su muerte. (3) Oeuvres de S.M.M. de Pazzi, compilado en francés por Laurent María Brancaccio, una carmelita napolitana, a partir del trabajo de Puccini. Este libro consiste en una exposición de máximas, aspiraciones, etc, recolectadas por la comunidad. (4) Un pequeño manual de los consejos de la santa sobre la vida religiosa, el que traducido del francés por Farrington (Dublín, 1891).
F.M. CAPES Transcripción de Elizabeth T. Knuth Traducción al castellano de Giovanni E. Reyes En honor de Ernest E. Larkin, O. Carm.