Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Domingo, 24 de noviembre de 2024

Gilberto de la Porrée

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar

(Gilbertus Porretanus)

Obispo de Poitiers, filósofo, teólogo y escolarca general; nació en Poitiers en 1076 y murió en 1154; estudió bajo Hilario en Poitiers, y bajo Anselmo en Laon, donde probablemente conoció por vez primera a Pedro Abelardo. Regresando después a Chartres, enseñó filosofía y artes por cerca de quince años, recibiendo una canonjía y manteniendo por intervalos la oficina de canciller de la escuela. Estuvo presente en el Concilio de Sens (1141), en el que Abelardo fue censurado. El siguiente año lo encontramos enseñando en Paris, con Juan de Salisbury entre sus pupilos; pero sólo por un corto espacio, pues en 1142 se convirtió en obispo de Chartres. Su alto carácter para el aprendizaje y su celo eclesiástico parecen haberle ganado el respeto universal y la veneración de sus contemporáneos. Pero su enseñanza respecto de la Bendita Trinidad lo involucraron en problemas por un tiempo. Dos de sus propios arcedianos, alarmados ante su novedad, lo reportaron a Eugenio III, e indujeron a San Bernardo a oponerse a las doctrinas de Gilberto durante los concilios de Paris (1147) y Reims (1148). La disputa terminó amigablemente sin ningún asunto definitivo. Gilberto murió universalmente arrepentido en el año 1154.

Vivió y enseñó durante la época crítica cuando la gran síntesis escolástica, tanto interna como teológica, empezaba tan solo a modelarse. Los principios, métodos y doctrinas de investigación puramente racional eran extendidos desde la filosofía a la teología y aplicaban — a menudo arrebatadamente, como con Abelardo — a la elucidación de la verdad revelada. La filosofía de Aristóteles estaba encontrando su camino mediante los canales moros y judíos hacia las escuelas cristianas de Europa, gradualmente suplantando allí las influencias platónicas, y la discusión del gran problema central de la validez del conocimiento — la controversia de los universales, como era llamada entonces — se estaba calentando vehementemente. La posición de Gilberto entre sus contemporáneos era honorable y de liderazgo; mientras que sus escritos filosóficos le aseguraron una fama que le sobrevivió. En su "Liber Sex Principiorum" explicó las seis últimas categorías de Aristóteles.. La obra inmediatamente tomó su lugar como libro de texto escolástico, a la par de la "Isagoge" y las "Categorías", y fue estudiado y ponderado por tres siglos en las escuelas medievales. Su "comentario a los cuatros libros de Boecio", especialmente a los dos "De Trinitate", contiene aquellas aplicaciones de su doctrina respecto de los universales que por un tiempo puso su ortodoxia bajo sospecha.

La actitud de Gilberto acerca de la controvertida cuestión de los universales ha sido muy variadamente interpretada: como realismo ontológico (Prantl), realismo empírico (Clerval, Zigliara), realismo moderado malamente definido (de Wulf, Turner).La última es, quizás, la más cercana a la verdad. La doctrina de Gilberto, como la de Abelardo, es un intento, aunque sólo parcialmente exitoso, de repudiar el realismo extremo de la época, con sus tendencias panteístas. El concepto universal (de género o clase) tiene un número de objetos singulares similares correspondientes a él. Esta similitud es, sin embargo, explicada por Gilberto de un modo que la trae bastante cerca de la identidad. La esencia creada (forma nativa, eidos) del miembro individual de una clase es una copia del ejemplar divino, "singularis in singularibus, sed in omnibus universalis" (Juan de Salisbury, Metal., II, xvii). Quiere decir que la forma nativa no es realmente (numéricamente) una y la misma en omnibus, sino sólo conceptualmente, en efecto, por la consideración de la mente; tanto es claramente evidente de otra referencia suya a "universalia… quae ab ipsis individuis humana ratio quodammodo abstrahit" (P.L., LXIV, 1374). Aun así hay bases para suponer que atribuyó a la forma nativa, puesto que es en el individual, la universalidad del concepto lógico. En el individuo actual distingue entre la esencia común o de clase la cual llama subsistencia, p. e. "humanidad" o " naturaleza humana " en el abstracto, y aquello que hace el individuo existente a eso llama substancia p. e. "Platón". Este proceso de objetivar y dividir el abstracto del concreto, en el individuo, lo llevó hasta el punto de alegar que la “universalidad” misma era una subsistencia distinta, diferente de la "singularidad", y que la "unidad" del individuo era una subsistencia distinta del individuo al cual hacia "uno". Por tanto, él confundió las distinciones mentales como si fueran reales; y cargó su error hacia la teología. Entre Dios y su Divinidad, el Padre y su Paternidad, el Hijo y su Heredad, el Espíritu Santo y su Procesión, las Personas Divinas y su Naturaleza Divina, vio una distinción que en realidad se debe a nuestro modo humano de atajar la realidad como un concreto encarnando, un abstracto, un singular conteniendo al individual, una esencia determinada por una existencia por la cual Gilberto, junto con su tendencia platonizante de modelar lo ontológico con lo lógico, concibió se debía a la división y la pluralidad de Dios mismo. Esta era una reacción excesiva al panteísmo que sumergiría toda distinción real de las cosas en identidad con una existencia Divina indivisible.

El "Liber Sex Principiorum" de Gilberto y su "Comentario sobre Boecio" están en P.L., CLXXXIV y LXIV. También dejó numerosos comentarios sobre libros del Antiguo y Nuevo Testamento. Un trabajo filosófico llamado "Liber de Causis", algunas veces atribuido a él, es en realidad una traducción latina abigarrada, a través del árabe, de la "Elevatio Theologica" de Proclo, un neoplatónico griego del siglo V.

BERTHAUD, Gilbert de la Porree (Paris, 1892); CLERVAL, Les Ecoles de Chartres au moyen age (Paris, 1905); POOLE, Illustrations of the History of Medieval Thought (London, 1884); DE WULF, Histoire de la philosophie medievale (Louvain and Paris, 1895); TURNER, History of Philosophy (Boston, 1903).

P. COFFEY Trascrito por Diane E. Dubrule Traducido por Mauricio Villaseñor Terán