Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Jueves, 28 de marzo de 2024

Tiberio

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar

<spanstyle="color:#000066">.

El Segundo emperador romano, 14-37 d.C., nacido el 16 de nov. del 42 a.C., muerto el 16 de marzo del 37 d.C. Hijo de Tiberio Claudio Nerón y Livia. Por el matrimonio de su madre con el emperador Augusto se convirtió en hijastro de éste que le adoptó en el año 4 a.C. En el año 10 fue nombrado corregente con Augusto. Duro y tendente al secretismo por naturaleza y amargado por la negligencia por la que su padre adoptivo permitía que se le tratase, no levantaba entusiasmos personales y durante mucho tiempo fue tratado por los historiadores como un tirano sanguinario. Desde la mitad del siglo diecinueve se le juzga mejor como un verdadero romano cumplidor de sus deberes, justo sabio y con autocontrol. Es uno de los más distinguidos de todos los emperadores romanos en la política interna, reformador de todos los departamentos del gobierno, promotor de la prosperidad del imperio cuyos fundamentos habían sido ya puestos por Augusto.

Desarrolló el poder imperial declinando de vez en cuando que su autoridad fuera renovada por el senado, como había hecho Augusto. La fuerte oposición que creció contra él se debía a su disposición taciturna y dominante y a la influencia del Prefecto de la Guardia Ælius Sejanus, que era el único en quien confiaba. Las persecuciones y ejecuciones por lesa-majestad que aumentaron rápidamente en la segunda parte de su reinado y el pesimismo que invadió a Roma indujeron a Tiberio a dejar la capital definitivamente en el año 26 para vivir en parte de su tiempo en Campania y parte en la isla de Capri. Antes de esta fecha la cuestión de la sucesión al imperio había causado una terrible tragedia familiar. Tiberio tenía un hijo, Druso, de su primer matrimonio, mientras que de su segundo matrimonio, con la inmoral Julia, hija de Augusto, no tuvo hijos. Después de la muerte de su sobrino Germánico (19 d.C.) al que había adoptado por orden de Augusto, excluyendo a su propio hijo, intentó asegurar la sucesión para su hijo Druso. Se formó una conspiración contra este plan en la que participó la esposa de Druso, Livilla, que mantenía relaciones ilícitas con Sejano. El año 23 Druso fue envenenado por Sejano y Livilla. Sin embargo cuendo en el año 31 Sejano dirigió una conspiración instalarse en el trono, Tiberio fue avisado en el último momento e hizo que ejecutaran a Sejano. Tiberio pasó los últimos años en una soledad constante, misantropía y crueldad en la isla de Capri, donde se dice que se abandonó a todos los vicios. Sin embargo estos informes están influidos por prejuicios y no han sido demostrados de forma satisfactoria. Tampoco es probable que fuera asesinado.

El ministerio y muerte de Juan el Bautista y de Jesucristo ocurrieron durante el reino de Tiberio. Según Luccas (iii,1), S. Juan el Bautista fue llamado por Dios a preparar los caminos para Cristo, como su Precursor, en el decimoquinto año del reino de Tiberio. Poco antes de su muerte Trajano llamó de Judea a su Procurador Poncio Pilato. Tertuliano (Apologeticum, v, xxi), de quien toman la historia Eusebio y Orosio, relata que Tiberio recibió un informe respecto a Cristo y que reunió al senado para colocar a Cristo entre los dioses. El senado rechazó la propuesta y entonces Tiberio amenazó con castigos a los que acusaran a los cristianos. La narración no es digna de crédito, pero es probable que Tiberio conociera un documento, un informe de Pilato.

STAHR, Tiberius (2nd ed., Berlin, 1873); DOMASZEWSKI, Gesch. der römisch. Kaiser, I (Leipzig, 1909), 250-319; TARVER, Tiberius the Tyrant (London, 1902); SCHILLER, Gesch. der römisch. Kaiserzeit, I (Gotha, 1883), 238-304; HARNACK, Gesch. der altchristl. Literatur, II (Leipzig, 1897), pt. I, 604-10; BARDENHEWER, Gesch. der altkirchl. Literatur, I (Freiburg, 1902), 410-11.


KLEMENS LÖFFLER.


Transcrito por WGKofron, con agradecimeinto a Fr. John Hilkert y a la Iglesia de St. Mary en Akron, Ohio.

Traducido por Pedro Royo