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Viernes, 29 de marzo de 2024

Sandalias Episcopales

De Enciclopedia Católica

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FORMA Y USO ACTUAL

A diferencia de las sandalias antiguas, que consistían simplemente de suelas sujetas al pie por correas, las sandalias episcopales son en forma de zapatos bajos y se asemejan a zapatillas. La suela es de cuero; la parte superior, generalmente adornada con bordadura, se hace en la actualidad de seda o terciopelo. No se requiere cruz sobre las sandalias; en Roma este es un privilegio exclusivamente papal. Con las sandalias se usan las medias litúrgicas, caligæ. Las medias, que son de seda, son tejidas, o bien se hacen cosiendo juntas, piezas de tela de seda que han sido cortadas en forma apropiada; se llevan sobre las medias ordinarias. El privilegio de usar las sandalias y las caligæ pertenece solamente a los obispos. Pueden ser usadas por abades y otros prelados solo por privilegio especial del papa y únicamente en cuanto el privilegio lo conceda. El calzado pontifical se usa solamente en la Misa pontifical solemne y en oficios realizados durante la misma, como ordenación, pero no en otras ocasiones, como, por ejemplo, Confirmación, Vísperas solemnes, etc. Es por lo tanto en el sentido más exacto de la palabra, una vestidura usada durante la Misa. El color litúrgico para el día determina el color de las sandalias y las caligæ; no hay, sin embargo, sandalias o medias negras, en cuanto el obispo no hace uso del calzado pontifical ni en misas de difuntos ni en Viernes Santo. Las Sandalias y las medias se acostumbran solamente en el Rito Latino y no se conocen en los Ritos Orientales.

HISTORIA

Las Sandalias y las medias pertenecen a las vestiduras litúrgicas sustentadas por la evidencia más antigua. Están pintadas sobre los monumentos del siglo quinto, por ejemplo sobre mosaicos de San Sátiro cerca de San Ambrosio en Milán, y en aquellos del siglo sexto, v.gr., los mosaicos en San Vitalio en Rávena. Originalmente las sandalias eran llamadas campagi, las medias udones. Los zapatos recibieron el nombre de sandalia probablemente durante el octavo a noveno siglo, y su nombre les fue aplicado primero en el norte; la denominación caligæ para los udones entró en uso en el siglo décimo, también en el norte. En cuanto a la forma y material originales de las campagi, eran zapatillas que cubrían solamente la punta del pie y el talón, y deben haber sido sujetadas al pie por correas. Esta zapatilla era hecha de cuero negro. Las medias eran, muy probablemente, hechas de lino, y eran de color blanco. En el período más antiguo las campagi y los udones no eran de manera alguna un ornamento episcopal exclusivamente, puesto que eran usadas por los diáconos. En verdad esta cobertura del pie no estaba reservada exclusivamente para el clero, así como no solamente los monumentos muestran que las campagi y los udones eran usados por el laicado, sino que también Lydus atestigua este uso (De mag., I, xvii). Las Campagi y los udones originalmente fueron usados en la era post-Constantino como una señal de distinción por ciertas personas de rango, y probablemente fueron copiados del calzado de los antiguos senadores. Su uso llegó gradualmente a ser costumbre entre el alto clero, especialmente cuando estos comparecían en su plena capacidad oficial para la celebración de la Liturgia. Durante los siglos octavo y noveno también los subdiáconos y acólitos romanos utilizaban un calzado distintivo, los subtalares, que, sin embargo, eran más sencillos que las campagi, y no tenían correas. Las sandalias y las medias llegaron a ser una vestidura específicamente episcopal alrededor del siglo décimo. Aparentemente ya en el siglo doce, o a más tardar en la segunda mitad del siglo trece, no fueron usadas más por los diáconos principales de Roma. El privilegio de usar las sandalias y las caligæ fue primero concedido a un abad (Fulrad de San Denis) en 757 por Esteban III. Este es, sin embargo, un caso aislado, ya que fue solamente después del último cuarto del siglo décimo, y especialmente después del siglo doce que llegó a ser costumbre conceder este privilegio a los abades.

DESARROLLO DE LA FORMA

Las caligæ no parecen haber experimentado ningún desarrollo particular. En la Edad Media reciente eran, como regla general, hechas de seda. La más temprana imposición de las regulaciones para los colores litúrgicos respecto a las caligæ parece haber sido en Roma, pero aún aquí, probablemente no ocurrió hasta el siglo catorce. Las sandalias retuvieron sustancialmente su forma original hasta el siglo décimo. Entonces las correas fueron reemplazadas por tres o cinco lenguas que llegaban al tobillo, extensiones del cuero superior sobre la punta del pie, y estas eran ajustadas al tobillo mediante un cordón. En el siglo doce estas lenguas fueron gradualmente acortadas; en el siglo trece, la sandalia era un zapato regular con una abertura por encima del pie o a un lado para hacer más fácil la postura. En el siglo diez y seis hubo un retorno a la forma original de la sandalia; en lugar de un zapato alto ahora llegó a ser una vez más un revestimiento del pie, como una zapatilla, una forma que ha retenido hasta la actualidad. El material del cual se hacen las sandalias pontificales fue, hasta el siglo trece, exclusivamente cuero, en ocasiones cubierto con seda. Desde la Edad Media reciente, la parte superior de las sandalias ha sido hecha, no de cuero, sino de seda, terciopelo, etc. No es sino hasta alrededor de 1400, con la excepción de ejemplos previos enteramente aislados, que se va a encontrar una cruz sobre las sandalias. La decoración en forma de horquilla, frecuentemente encontrada en zapatos pontificales, especialmente en aquellos del siglo trece, no era una cruz sino simplemente un adorno.

BRAUN, Die pontif. Gewaender des Abendlandes (Freiburg, 1898); IDEM, Die liturg. Gewandung im Occident u. Orient (Freiburg, 1907); BOCK, Gesch. der liturg. Gewaender, II (Bonn, 1866); DE LINAS, Anciens vetements sacerdotaux (Paris, 1860-63); ROHAULT DE FLEURY, La messe, VIII (Paris, 1889).

Escrito por JOSEPH BRAUN

Transcrito por John Fobian

En memoria de John Henry Johnson

Traducido del Inglés por Daniel Reyes V.