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Jueves, 2 de mayo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Sal»

De Enciclopedia Católica

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Siempre se usó para sazonar las comidas y para preservar cosas de la corrupción, tuvo desde los tiempos más remotos un carácter sagrado y religioso. El Profeta Elíseo la empleó para hacer agradables las aguas de un pozo (IV Reyes, II, 19 sqq.). Los orientales acostumbraban a usarla para limpiar y curtir la piel de un niño recién nacido. (Ezequiel., XVI, 4); esparciendo sal en un pedazo de tierra ellos lo dedicaban a los dioses; en la Ley judía se prescribió para los sacrificios y los panes de la proposición (Lev., II, 13). En Mateo 5:13, la sal simboliza sabiduría, aunque quizás originalmente tuvo una significación exorcística.
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La sal, usada siempre para sazonar las comidas y para preservar cosas de la corrupción, tuvo desde los tiempos más remotos un carácter sagrado y religioso (v. [[religión]]).  
  
Su uso en la Iglesia pertenece exclusivamente al Rito romano. El Ritual conoce dos tipos de sal para propósitos litúrgicos, la sal bautismal y la sal bendita. La primera, purificada y santificada para exorcismos especiales y oraciones, se da al catecúmeno antes de entrar en iglesia para el bautismo. Según el quinto canon del Tercer Concilio de Cartago parecería que esa sal se administraba a los catecúmenos varias vez por año. Este uso de la sal es certificado por San Agustín (Conf., I. 1, c. XI) y por Juan el Diácono. San Isidoro de Sevilla habla de ella (De off., II, XXI), pero en la Iglesia española no se generalizó. La otra sal es exorcizada y bendecida en la preparación de agua santa para la aspersión antes de la Misa solemne del Domingo y para uso de los fieles en sus casas. La presente fórmula de bendición es tomada del Sacramental Gregoriano (P.L., LXXVIII, 231). Ambas, sal bautismal y sal bendita pueden usarse otra vez sin una nueva bendición. El apéndice del Ritual romano tiene una bendición de sal para el uso de animales y otra en honor de San Uberto. Los órdenes Pontificales romanas salan para santificar y mezclan en el agua (conjuntamente con cenizas y vino) para la consagración de una iglesia. Esto también es del Sacramental Gregoriano. Además, la sal (no especialmente bendita) puede usarse por purificar los dedos después de las sagradas unciones.  
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El [[profeta Eliseo]] la empleó para hacer agradables las aguas de un pozo (2 Ry. 2,19ss).   Los orientales (v. [[Asia]]) la usaban para limpiar y endurecer la piel de un recién nacido (Ez. 16,4);    esparciendo sal sobre un pedazo de tierra ellos la dedicaban (v. [[dedicación]]) a los dioses;  en la Ley judía fue prescrita para los [[sacrificios]] y los [[Panes de la Presencia]] (Lev. 2,13).   En Mateo 5,13, la sal simboliza [[sabiduría]], aunque quizás originalmente tuvo una significación de [[exorcismo]].
  
FRANCIS MERSHMAN
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Su uso en la [[Iglesia]] pertenece exclusivamente al [[rito romano]].    El ritual conoce dos tipos de sal para propósitos litúrgicos  (v. [[liturgia]]):    la sal bautismal y la sal bendita.    La primera, purificada y santificada por [[oraciones]] y exorcismos especiales, se daba al [[catecúmeno]] antes de entrar a la  iglesia para el [[bautismo]].    Según el quinto canon del [[Tercer Concilio de Cartago]] parecería que esa sal se administraba a los catecúmenos varias veces por año.    Este uso de la sal es certificado por [[San Agustín]] (Conf., I. 1, c. XI) y por [[Juan el Diácono]].    [[San Isidoro de Sevilla]] habla de ella (De off., II, XXI),  pero en la Iglesia española (v. [[España]]) no se generalizó.      La otra sal es exorcizada y bendecida en la preparación de [[agua bendita]] para las [[asperges]] antes de la [[Misa]] Mayor  del [[domingo]] y para uso de los [[fieles]] en sus casas.      La  fórmula de [[bendición]] actual está tomada del Sacramental Gregoriano (P.L., LXXVIII, 231).    Ambas, la sal bautismal y la sal bendita, pueden usarse otra vez sin una nueva bendición.
Transcrito por Charlie Martín
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Traducido por José Luis Anastasio
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El apéndice del [[ritual romano]] tiene una bendición de sal para el uso de animales y otra en [[honor]] de [[San Huberto]].    El  [[Pontifical Romano]]  ordena que la sal sea bendecida y mezclada en agua (mezclada en giro con cenizas y vino) para la [[consagración]] de una iglesia (v. [[edificaciones eclesiásticas]]).    Esto también es del Sacramental Gregoriano.    Además, la sal (no especialmente bendita) puede usarse para purificar los dedos después de las sagradas unciones.
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Mershman, Francis.    "Salt."    The Catholic Encyclopedia. Vol. 13. New York: Robert Appleton Company, 1912.      <http://www.newadvent.org/cathen/13403b.htm>.
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Transcrito por Charlie Martín.      Traducido por José Luis Anastasio
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Revisado y corregido por Luz María Hernández Medina.

Revisión de 14:09 24 sep 2008

La sal, usada siempre para sazonar las comidas y para preservar cosas de la corrupción, tuvo desde los tiempos más remotos un carácter sagrado y religioso (v. religión).

El profeta Eliseo la empleó para hacer agradables las aguas de un pozo (2 Ry. 2,19ss). Los orientales (v. Asia) la usaban para limpiar y endurecer la piel de un recién nacido (Ez. 16,4); esparciendo sal sobre un pedazo de tierra ellos la dedicaban (v. dedicación) a los dioses; en la Ley judía fue prescrita para los sacrificios y los Panes de la Presencia (Lev. 2,13). En Mateo 5,13, la sal simboliza sabiduría, aunque quizás originalmente tuvo una significación de exorcismo.

Su uso en la Iglesia pertenece exclusivamente al rito romano. El ritual conoce dos tipos de sal para propósitos litúrgicos (v. liturgia): la sal bautismal y la sal bendita. La primera, purificada y santificada por oraciones y exorcismos especiales, se daba al catecúmeno antes de entrar a la iglesia para el bautismo. Según el quinto canon del Tercer Concilio de Cartago parecería que esa sal se administraba a los catecúmenos varias veces por año. Este uso de la sal es certificado por San Agustín (Conf., I. 1, c. XI) y por Juan el Diácono. San Isidoro de Sevilla habla de ella (De off., II, XXI), pero en la Iglesia española (v. España) no se generalizó. La otra sal es exorcizada y bendecida en la preparación de agua bendita para las asperges antes de la Misa Mayor del domingo y para uso de los fieles en sus casas. La fórmula de bendición actual está tomada del Sacramental Gregoriano (P.L., LXXVIII, 231). Ambas, la sal bautismal y la sal bendita, pueden usarse otra vez sin una nueva bendición.

El apéndice del ritual romano tiene una bendición de sal para el uso de animales y otra en honor de San Huberto. El Pontifical Romano ordena que la sal sea bendecida y mezclada en agua (mezclada en giro con cenizas y vino) para la consagración de una iglesia (v. edificaciones eclesiásticas). Esto también es del Sacramental Gregoriano. Además, la sal (no especialmente bendita) puede usarse para purificar los dedos después de las sagradas unciones.

Mershman, Francis. "Salt." The Catholic Encyclopedia. Vol. 13. New York: Robert Appleton Company, 1912. <http://www.newadvent.org/cathen/13403b.htm>. Transcrito por Charlie Martín. Traducido por José Luis Anastasio. Revisado y corregido por Luz María Hernández Medina.