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Viernes, 29 de marzo de 2024

Diferencia entre revisiones de «Pedro Lombardo»

De Enciclopedia Católica

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Además de lo anterior hay que hacer mención de Abelardo, Graciano, Ivo de Chartres y Alger de Lieja como principales fuentes del "Liber Sententiarum". Entre los padres de la iglesia, Agustín es citado unas diez o quince veces, tan frecuentemente como Ambrosio, Jerónimo o Hilario: los Padres griegos, con la excepción de Juan Damasceno que es citado unas veinte veces, apenas se citan. Los escritores anteriores al concilio de Nicea, excepto Orígenes, son mencionados apenas en cinco o seis ocasiones. Pero a pesar de ello se puede decir que las “Sentencias”, junto con las obras de Graciano, son las principales fuentes del conocimiento de los Padres de los teólogos medievales.  
 
Además de lo anterior hay que hacer mención de Abelardo, Graciano, Ivo de Chartres y Alger de Lieja como principales fuentes del "Liber Sententiarum". Entre los padres de la iglesia, Agustín es citado unas diez o quince veces, tan frecuentemente como Ambrosio, Jerónimo o Hilario: los Padres griegos, con la excepción de Juan Damasceno que es citado unas veinte veces, apenas se citan. Los escritores anteriores al concilio de Nicea, excepto Orígenes, son mencionados apenas en cinco o seis ocasiones. Pero a pesar de ello se puede decir que las “Sentencias”, junto con las obras de Graciano, son las principales fuentes del conocimiento de los Padres de los teólogos medievales.  
  
El trabajo de Pedro es principalmente una compilación. Muchas “distinciones” han sido seguidas copmpletamente hasta sus fuentes. Apenas se han encontrado diez líneas identificadas como originales… Pero él no hace de ello un secreto ya que su plan era escribir una suerte de Corpus que evitara el tener que consultar tantos volúmenes distintos. Sin embargo esto no ha cegarnos respecto al mérito de su obra: se opuso a los excesos de los dialécticos y al mismo tiempo encontró un camino por en medio para calmar los miedos de los que defendían la completa separación de la razón y el dogma. Ordenó las doctrinas tradicionales y las teorías en un sistema y resumió las controversias de su tiempo y las opiniones sobre las distintas cuestiones. Además,con sus intentos de solucionar muchas cuestiones creó curiosidad en los discípulos y llevó a los profesores a comentar sobre él.  
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El trabajo de Pedro es principalmente una compilación. Muchas “distinciones” han sido comletamente identificadas en sus fuentes. Apenas se han encontrado diez líneas que puedan decirse originales originales… Pero él no hace de ello un secreto ya que su plan era escribir una suerte de Corpus que evitara el tener que consultar tantos volúmenes distintos. Sin embargo esto no ha cegarnos respecto al mérito de su obra: se opuso a los excesos de los dialécticos y al mismo tiempo encontró un camino por en medio para calmar los miedos de los que defendían la completa separación de la razón y el dogma. Ordenó las doctrinas tradicionales y las teorías en un sistema y resumió las controversias de su tiempo y las opiniones sobre las distintas cuestiones. Además,con sus intentos de solucionar muchas cuestiones creó curiosidad en los discípulos y llevó a los profesores a comentar sobre él.  
  
 
En general y a pesar de sus conexiones con Abelardo, es ortodoxo. Una proposición suya sobre “nihilismo cristológico” fue condenada por Alejandro III. Otras tesis se abandonaron en los siglos siguientes. S. Buenaventura menciona ocho de ellas y la universidad de París añadió otras después. Pero el éxito del libro fue incontestable. Hasta el siglo dieciséis fue el texto en los cursos universitarios sobre el que los futuros doctores tenías que trabajar durante dos años. La falta de originalidad y el hecho de que el “Magister” se negara a tomar decisiones en muchos puntos entre dos soluciones fueron muy favorables para el trabajo de los maestros que hacían comentarios sobre él. Pero su éxito no fue inmediato. Durante su vida fue atacado con frecuencia, como relata, entre otros, Mauricio de Sully, después de su muerte fue muy vituperado, especialmente por Gautier de S. Victor y por Joaquín de Fiore, hasta intentar que sus escritos fueran condenados.  
 
En general y a pesar de sus conexiones con Abelardo, es ortodoxo. Una proposición suya sobre “nihilismo cristológico” fue condenada por Alejandro III. Otras tesis se abandonaron en los siglos siguientes. S. Buenaventura menciona ocho de ellas y la universidad de París añadió otras después. Pero el éxito del libro fue incontestable. Hasta el siglo dieciséis fue el texto en los cursos universitarios sobre el que los futuros doctores tenías que trabajar durante dos años. La falta de originalidad y el hecho de que el “Magister” se negara a tomar decisiones en muchos puntos entre dos soluciones fueron muy favorables para el trabajo de los maestros que hacían comentarios sobre él. Pero su éxito no fue inmediato. Durante su vida fue atacado con frecuencia, como relata, entre otros, Mauricio de Sully, después de su muerte fue muy vituperado, especialmente por Gautier de S. Victor y por Joaquín de Fiore, hasta intentar que sus escritos fueran condenados.  

Revisión de 08:59 31 ene 2007

Teólogo nacido en Novara ( o quizás Lumello) Italia, ca. 1100 y fallecido ca. 1160 – 64, estudió en Bolonia, Reims y Paris. San Bernardo que había provisto a sus necesidades en Reims, le dio una carta de recomendación para el abad de S. Victor, Guildiun (1114-55). A juzgar por esa carta su estancia en Paris iba a ser corta: “"per breve tempus usque ad Nativitatem Virginis". No hay evidencia de que volviera a Italia. Sabemos por Juan de Cornualles, su discípulo, que estudió asiduamente las obras de Abelardo, cuyas clases probablemente siguió alrededor de 1136. Sus propias obras muestran la influencia de su maestro. En 1148 estaba en Reims en compañía de Roberto de Melun, y ambos eran llamados “magistri scholares” por Otto Freisinger. Se unió a Adam du Petit-Pont, Hugo de Amicus y otros en las discusiones teológicas con Gilbert de la Porrée. Por esos días (1145-51) escribió el “Libro de las Sentencias”. Era profesor en la escuela de Notre Dame.

Ya conocía la obra de Graciano el canonista puesto que utiliza el “Decretum” en sus “Sentencias”. Por entonces tenía en sus manos la reciente traducción de S. Juan Damasceno hecha por Burgundio de Pisa. Todos estos detalles muestran el cuidado con que procuraba ampliar el círculo de su conocimiento.

En 1152, Eugenio III, hizo que el Arzobispo de Beauvais (Jaffé-Wattenbach, 9534) le otorgara una prebenda. En 1158 ó 1159 fue nombrado arzobispo de Paris, pero sólo ejerció por breve tiempo; le sucedió en 1160 ó 1161 Mauricio de Sully, el constructor de la actual catedral de Notre Dame. Murió poco después, aunque se desconoce la fecha exacta, no pudo ser más tarde de 1164.

En los años siguientes se encuadra su nombre a veces en el cartulario de Notre Dame de Paris: la casa en que vivió es puesta a la venta: su copia original de la “Sentencias” es legada por Estephen Langyon, arzobispo de Canterbury, a la biblioteca de Notre Dame.

La vieja leyenda que le hace hermano de Graciano de Bolonia y de Pedro Comestor no tiene fundamento alguno.

Las obras de Pedro Lombardo incluyen:

(1) “Comentarios a los Salmos y a S. Pablo”, que nos han llegado un gran número de manuscritos. Son principalmente una compilación de exégesis patrística y medieval a la manera de los profesores de entonces y de las antiguas "Catenae";

(2) “Sermones”, que se encuentran también en numerosos manuscritos. Son bastante secos, con frecuencia alegóricos y siempre muy metódicos en sus divisiones; algunos de ellos se reimprimieron entre las obras de Hildebert du Mans y otros. Protois (cf. infra) ha publicado extractos de otros;

(3) “Las Sentencias” ("Quatuor libri Sententiarum") es sobre todo este libro el que hizo famoso a Pedro Lombardo y el que le da un lugar especial en la historia de la teología en el Medievo. Por ello se le llama "Magister Sententiarum", o simplemente el "Magister".

La obra está dividida en cuatro libros. En una larga serie de cuestiones cubre totalmente el cuerpo doctrinal de la teología y le da una unidad sistematizada. Hacia el s. XIII los varios libros fueron divididos por “distinctiones” (una antigua palabra latina que primero significó una pausa en la lectura y después una división en capítulos) aunque el autor no había hecho otra cosa que ponerlas una tras otra. En el manuscrito, estas “questiones” no siempre llevan el mismo título.

El primer libro trata de Dios y de la Santísima Trinidad, de los atributos de Dios, de la Providencia, de la predestinación y del mal; el segundo, de la creación, del trabajo de los seis días, de los ángeles, demonios, la caída, la gracia, y del pecado ; el tercero, de la Encarnación , redención, virtudes, y de los diez mandamientos; el cuarto, de los sacramentos en general, los siete sacramentos en particular y las los novísimos: muerte juicio infierno y gloria.

El “Libro de las Sentencias” se escribió hacia 1150. En todo caso después de la composición del “Decretum” de Graciano de Bolonia, que data de alrededor de 1140 y contiene páginas que tienen un sorprendente parecido a las “Sentencias”. Un cuidadoso examen de los textos citados en cada autor, en el mismo orden, con las mismas inexactitudes o los mismos cambios, la cita que hace Pedro Lombardo de algunos “Dicta Gratiani” y su oposición a algunas opiniones de Graciano ( e.g. sobre la cuestión de la esencia del matrimonio)— todos estos hechos prueban la que el “Decretum” de Graciano es anterior a la “Sentencias”. La antigua opinión del canonista Schulte ha sido abandonada por la de P. Fournier, que ha demostrado la dependencia de Pedro Lombardo de Graciano. Aun a existe un manuscrito de “Las Sentencias” escrito en 1158, pero da la impresión de que la obra ha sido completada unos ocho años antes.

Por otra parte, Gandolfo de Bolonia, al que se ha atribuido influencia en Pedro, es posterior a Lombardo y de hecho ha utilizado, transcrito o hecho sinopsis de partes de la obra del "Magister Sententiarum".

El método y propósito del libro encontró su explicación en el movimiento intelectual de aquel tiempo: argumentos de autoridad que dejan a un lado la doctrina y dialéctica que razona sobre el dogma o reconcilia las “autoridades” (como avisó Abelardo) son las características más notables en su composición.

Su obra puede verse como el resultado de las dos tendencias de su tiempo: una especulativa, quizá demasiado, otra que recurre a la autoridad. Pedro Lombardo intentó un camino por en medio de las dos tendencias opuestas. Toma libremente de Abelardo, que no había perdido ni un ápice de su fascinación a pesar de las condenas de Soissons y Sens, aunque está en guardia contra sus errores. No desea hacer de la doctrina cristiana un tema de controversia a la manera de los “garruli ratiocinatores" contra los que tiene que defenderse. Pero no duda en exponer de forma racionada los diferentes puntos de la doctrina: no es otra cosa que el método seguido con mayor éxito y profundidad por Sto. Tomás.

Hace uso completo de la Biblia y de los Padres pero nunca llega a rehusar a la razón su papel debido. Es aquí donde son especialmente útiles para él las obras de la escuela de S. Victor. Toma considerablemente del "De Sacramentis", de Hugo así como de la "Summa Sententiarum", que, aunque no sea escrita por Hugo, le debe mucho.

Además de lo anterior hay que hacer mención de Abelardo, Graciano, Ivo de Chartres y Alger de Lieja como principales fuentes del "Liber Sententiarum". Entre los padres de la iglesia, Agustín es citado unas diez o quince veces, tan frecuentemente como Ambrosio, Jerónimo o Hilario: los Padres griegos, con la excepción de Juan Damasceno que es citado unas veinte veces, apenas se citan. Los escritores anteriores al concilio de Nicea, excepto Orígenes, son mencionados apenas en cinco o seis ocasiones. Pero a pesar de ello se puede decir que las “Sentencias”, junto con las obras de Graciano, son las principales fuentes del conocimiento de los Padres de los teólogos medievales.

El trabajo de Pedro es principalmente una compilación. Muchas “distinciones” han sido comletamente identificadas en sus fuentes. Apenas se han encontrado diez líneas que puedan decirse originales originales… Pero él no hace de ello un secreto ya que su plan era escribir una suerte de Corpus que evitara el tener que consultar tantos volúmenes distintos. Sin embargo esto no ha cegarnos respecto al mérito de su obra: se opuso a los excesos de los dialécticos y al mismo tiempo encontró un camino por en medio para calmar los miedos de los que defendían la completa separación de la razón y el dogma. Ordenó las doctrinas tradicionales y las teorías en un sistema y resumió las controversias de su tiempo y las opiniones sobre las distintas cuestiones. Además,con sus intentos de solucionar muchas cuestiones creó curiosidad en los discípulos y llevó a los profesores a comentar sobre él.

En general y a pesar de sus conexiones con Abelardo, es ortodoxo. Una proposición suya sobre “nihilismo cristológico” fue condenada por Alejandro III. Otras tesis se abandonaron en los siglos siguientes. S. Buenaventura menciona ocho de ellas y la universidad de París añadió otras después. Pero el éxito del libro fue incontestable. Hasta el siglo dieciséis fue el texto en los cursos universitarios sobre el que los futuros doctores tenías que trabajar durante dos años. La falta de originalidad y el hecho de que el “Magister” se negara a tomar decisiones en muchos puntos entre dos soluciones fueron muy favorables para el trabajo de los maestros que hacían comentarios sobre él. Pero su éxito no fue inmediato. Durante su vida fue atacado con frecuencia, como relata, entre otros, Mauricio de Sully, después de su muerte fue muy vituperado, especialmente por Gautier de S. Victor y por Joaquín de Fiore, hasta intentar que sus escritos fueran condenados.

En 1215, en el concilio Laterano, estos intentos fueron rechazados y hasta el segundo canon comienza con estas palabras: "Credimus cum Petro [Lombardo]". El trabajo exegético y las “Sentencias” de Pedro Lombardo se han impreso con frecuencia: los comentarios sobre las Epistolas de S. Pablo en 1474 etc; las “Sentencias” se imprimieron en 1472. Migne contiene tres obras (P.L., CXCI, CXCII). La mejor edición de las “Sentencias” es la que se contiene en el comentario a S. Buenaventura (Opera S. Bonaventurae, Quaracchi, 1885, I-IV)

Bibliografía.

Hist. litt. de la France, XII; PROTOIS, Pierre Lombard (Paris, 1880); BALTZER, Die Sentenzen des Petrus Lombardus (Leipzig, 1902); ESPENBERGER, Die Philosophie des Petrus Lombardus (Munster, 1901); DE GHELLINCK, The Book of Sentences in Dublin Review (1910); Mediaeval Theology in American Catholic Quarterly Review (1908); Revue des Questions historiques (July, 1910); Revue Neo-scolastique (1909).


J. DE GHELLINCK .

Transcrito por Herman F. Holbrook , Ut in omnibus glorificetur Deus per Iesum Christum.


Traducido por pedro Royo