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Jueves, 28 de marzo de 2024

Montanistas Montanismo

De Enciclopedia Católica

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Cismáticos de la segunda centuria, conocidos primero como Frigios o como “aquellos entre los Frigios” (oi kata Phrygas), después como Montanistas, Pepucianos y (en occidente) Catafrigios. La secta fue fundada por el profeta Montano y dos profetisas, Maximila y Prisca, a veces llamada Priscila.

CRONOLOGÍA

Un escritor antimontanista anónimo citado por Eusebio dedicó su obra a Abercio Marcelo, Obispo de Hierópolis, que murió alrededor del 200. Maximilla había profetizado guerras y desgracias continuas y este escritor declara escribir más de trece años después de su muerte y aún no había habido guerra alguna ni parcial ni total, sin embargo, los cristianos disfrutaban de la paz permanente gracias a la misericordia de Dios (Eusebius, "Hist. eccl.", V, xvi, 19). Esos trece años sólo pueden identificarse con los doce de Cómodo (17 marzo, 180--31 diciembre 192). La guerra entre emperadores rivales empezó comenzó en 193, así que este escritor anónimo escribía no mucho más tarde de enero de 193 y Maximilla moriría a finales de 179, no mucho antes que Marco Aurelio. Montano y Priscila habían muerto antes y por consiguiente la fecha dada por Eusebio en su Crónica – once o doce años de Marco Aurelio, i.e. alrededor de 172 – para la primera aparición de Montano deja tiempo insuficiente para el desarrollo de la secta, de la que sabemos que tuvo mucha importancia en 177, cuando la iglesia de Lyon escribió al papa Eleuterio sobre este asunto. De nuevo, los montanistas se coordinan con el mártir Traseas, mencionado cronológicamente entre Policarpo (155) y Safaris (bajo Sergio Paulo, 166-7) en la carta de Polícrates al papa Victor, la fecha de Traseas es por consiguiente ca. 160 y el origen del Montanismo debe ser aún anterior. Consecuentemente Zahn, Harnack, Duchesne y otros (contra Völter y Voigt, que aceptaban la fecha tardía dada por Eusebio, creen que S. Epifanio (Hær., xlviii, 1) es el que da la fecha buena del nacimiento de la secta “alrededor del año 19 de Antonino Pío( es decir , el 156 ó 157). Bonwetsch, aceptando el punto de vista de Zahn de que Epifanio había dicho (Hær., xlvi, 1) el año doce de Antonino Pío donde debiera haber dicho Marco Aurelio, quiere sustituir este emperador, de manera que llegaríamos al año 179, el mismo año la de muerte de Maximila. Pero la corrección es innecesaria en ambos casos. En "Hæreses", xlvi, 1, Epifanio claramente quería decir la fecha anterior, correcta o incorrecta, y en xlviii, 1, no fecha la muerte de Maximila sino la primera aparición de la secta.

En Eusebio V, xvi, 7, aprendemos que era el proconsulado de Grato. Tal procónsul de Asia no es conocido. Bonwetsch acepta la sugerencia de Zahn de leer”Quadratus” y señala que hubo un Quadratus en 155 ( si esa es la fecha de la muerte de Policarpo, que sucedió bajo Quadratus) y otro en 166 de manera que uno de esos años fue la fecha real del nacimiento del montanismo. Pero el 166 para Quadratus depende, de la cronología de Schmid de Arístides, rechazada por Ramsay y otros a favor de una cronología anterior elaborada por Waddington que reclama el 155 para el Quadratus de Arístides así como para el Quadratus de Policarpo. Es muy probable que la autoridad de Epifanio contase los emperadores desde el septiembre anterior al acceso ( como parece haber hecho Hegesipo) y por consiguiente el año 19 de Pío sería septiembre de 155 – septiembre de 156. Hasta si se usa la más tardía y occidental forma de calcular desde enero después del acceso, el año 157 se puede reconciliar con el proconsulado de Quadratus en 155, si recordamos que Epifanio simplemente dice “alrededor del año 19 de Pío”, sin requerir una absoluta precisión. Y nos dice que Maximila profetizó: “Detrás de mi no habrá profetisas, sino el fin” mientras que él escribía 290 años después, más o menos hacia el 375 ó 376. Para corregir el error evidente, Harnack leería 190, lo que nos trae más o menos a la muerte de Maximila (385 por 379). Pero ekaton por diakosia es un gran cambio. Es más probable que Epifanio esté calculando desde al fecha que se había dado a si mismo – el 19 de Pío = 156 – puesto que no sabía que Maximila había muerto; su “más o menos” corresponde a su anterior “alrededor de “. Así que adoptaremos con Zahn la conjetura de Scaliger diakosia enneakaideka por diakosia enenekonta, que no lleva del año 156 al 375. Como Apolonia escribió 40 años después de la aparición de la secta, su obra debe ser datada hacia el 196.

MONTANISMO EN ASIA MENOR

Montano era un recién convertido cuando comenzó a profetizar en la villa de Ardabau en Frigia. Jerónimo dice que antes había sido un cerdote de Cibeles, pero esto puede ser una invención posterior para poder relacionar sus éxtasis con un comportamiento parecido al de los derviches de los sacerdotes y devotos de “la gran diosa”. Se cree que también se dio el mismo don profético en sus dos compañeras, las profetisas Maximila y Prisca o Priscila. Su centro estaba en la villa de Pepuza. El anónimo oponente de la secta describe el método de profecía (Eusebius, V, xvii, 2-3): en primer lugar el profeta aparece aterrorizado (en parekstasei), después sigue la tranquilidad (adeia kai aphobia, la falta de miedo); comienza con un estudiado vacío del pensamiento o pasividad del intelecto (ekousios amathia), es arrebatado por una locura incontrolable (akousios mania psyches). Los profetas no hablaban como mensajeros de Dios:” Así dice el Señor”, sino que se describen a si mismos como poseídos por Dios y hablaban en Su Persona. “Yo soy el Padre, el Verbo y el Paráclito”, decía Montano(Didymus, "De Trin.", III, xli); y de Nuevo: “Yo soy el Señor Dios omnipotente, que he descendido adentro de un hombre” y “ni un ángel ni un embajador, sino Yo, el Señor, el Padre, he venido” (Epiphanius, "Hær.", xlviii, 11). Y Maximila decía:” No me oigas a mi, sino oye a Cristo” (ibid.); y : " “Soy llevado de entre los corderos como un lobo ( es decir un falso profeta – cf. Mat. vii, 15]; yo no soy un lobo, sino palabra espíritu y poder”.

Esta posesión por un espíritu, que hablaba mientras el profeta era incapaz de resistirse, es descrita por el espíritu de Montano: el hombre es como una lira y yo su la música. El hombre duermo y yo estoy despierto” (Epiphanius, "Hær.", xlviii, 4).

Al principio no se oyen falsas doctrinas. El paráclito ordenaba unos pocos ayunos y abstinencias; al final era estricta xerophagioe, pero solo dos semanas al año y los sábados y domingos no contaban (Tertuliano, "De jej.", xv). La virginidad era muy recomendada (como siempre lo ha hecho la Iglesia) pero se desaprobaban los segundos matrimonios. Priscila declaró que la castidad era una preparación para el éxtasis:” el santo(casto) ministro sabe como administrar su santidad. Para los que purifican sus corazones ( leyendo purificantes enim corda, por conjetura en vez de por purificantia enim concordal] ven visiones y colocando abajo sus (¡) cabezas también oyen voces tan salvadoras como secretas” (Tertuliano, "Exhort." X, in un manuscrito)Sin embargo se rumoreaba que Priscila se había casado y había abandonado a su marido.

El martirio era valorado tan altamente que se desaprobaba huir de la persecución así como el pagar para no ser atormentado. “¿Te declaran fuera de la ley?”, decía Montano, “eso es bueno para ti. Porque el que no es declarado fuera de la ley entre los hombres será declarado proscrito en el Señor. No os confundáis. Es la justicia la que os lleva en público. ¿Por qué estáis confundidos cuando sembráis alabanzas? El poder viene cuando los hombres os miran”. Y de nuevo: no deseéis salir de esta vida en camas, por enfermedades o por fiebres, sino por el martirio, para que Aquel que sufrió por vosotros sea glorificado (Tertuliano, "De fuga", i.e.; cf. "De anima", lb.). Tertuliano dice: "Aquellos que reciben al Paráclito no saben huir de la persecución ni pagar” (De fuga, 14), pero no es capaz de citar ninguna prohibición formas de Montano.

Hasta aquí, lo más que se puede decir de estas manifestaciones didácticas es que hay una ligera tendencia a lo extravagante. La gente de Frigia estaba acostumbrada al culto orgiástico de Cibeles y con seguridad había allí ellos muchos cristinos. Los relatos contemporáneos del montanismo menciona cristianos en pueblos desconocidos hasta entonces: Ardabau en la frontera Lisian, Pepuza, Timón, así como en Otrus, Apalea, Cumane, Eumenea. Se han encontrado inscripciones cristianas primitivas en Otrus, Hieropolis, Pepuza (del 260), Trajanopolis (del279), Eumenea (del249) etc. (ver Harnack, "Expansión de la Cristiandad, II, 360). Hubo un concilio en Synnada en el siglo tercero. Las "Acta Theodoti" representan a la villa de Malus, cerca de Ancira, como completamente cristiana bajo Diocleciano. Debemos recordar sobre todo que Plinio encontró multitudes de cristianos en Ponto y Bitinia en 112, no solo en las ciudades sino también en el campo. Sin duda había numerosos cristianos en los pueblos de Frigia que fueron atraídos por los asombrosos fenómenos. A Pepuza llegaban multitudes, y al parecer se producían desacuerdos. Ya en los primeros días, Apolinar, sucesor de S. Papías como Obispo de Hierápolis en el extremo sur de la provincia, escribió contra Montano. Eusebio conocía esta carta porque había sido incluida por Serapión de Antioquia (alrededor de 191-212) en una carta dirigida a por él a los cristianos de Caria y Ponto.

Apolinar relata que Ælius Publius Julius de Debeltum (Burgas) en Tracia, juró que “ Sotas el bendito que estaba en Anquialo ( en la costa de Tracia) quiso expulsar al diablo de Priscila, peor los hipócritas o se lo permitieron”. Pero Sotas estaba muerto y no pudo hablar pro si mismo. El escritor anónimo no dice algunos pensaban que montano estaba poseído por un espíritu malo y que un alterador de la gente; le censuraron y trataron de que dejara de profetizar; los fieles de Asia se reunieron en muchas partes y analizadas sus profecía las declararon profanas y condenaron la herejía, para que sus discípulos fueran expulsados de la iglesia y de la comunión.

Es difícil decir cuando se produjo esta excomunión en Asia. Probablemente algunos obispos excluyeron a los seguidores de Montano desde el principio, y esta severidad fue extendiéndose ya antes de la muerte de Montano, pero no es la regla general antes de la muerte de Maximila en 179. El primer paso fue condenar a los profetas mismos y desaprobar a sus discípulos. Se oye que algunas santas personas, incluyendo los obispos Zotico de Cumana sabe que y Julián de Apamea, que intentaron exorcizar a Maximila en Pepuza, sin duda tras la muerte de montano. Pero Tesimon le advirtió (Eusebius, V, xvi, 17; xviii, 12). Este personaje fue llamado confesor pero según el escritor anónimo, se había salvado pagando. Publicó “una epístola católica, imitando al Apóstol” a favor de su grupo. Otro , Alejando de nombre, llamado mártir fue durante muchos años compañero de Maximila que, aunque profetisa, no sabía que había sido condenado por robo y no “ por el Nombre”, por el procónsul Emilio Frontinus (fecha desconocida) en Éfeso; de otro líder, Alcibíades, nada se sabe.

Posprofetas son acusados de aceptar regalos bajo el pretexto de ofrendas; Montano envió a predicadores pagados; las profetisas se maquillaban la cara, se teñían los párpados con stibium (antimonio), llevaban ornamentos y jugaban a los dados. Pero estas acusaciones pueden ser falsas. Lo principal era que la manera de profetizar era contraria a la costumbre y tradición . Miltíades, un escritor católico, escribió un libro al que se refiere el autor anónimo” Cómo el profeta no debería hablar en éxtasis”. Se insistía en que los fenómenos eran los de posesión y no los del Antiguo Testamento o los de los profetas del Nuevo Testamento como Silas, Agabo y las hermanas de Felipe el Diácono o los profetas recientemente conocidos en Asia como Cuadrato (obispo de Atenas) y Ammia, profetisa de Filadelfia de los que los profetas montanistas se jactaban de ser sucesores.

Para hablar en primera persona como el Padre o el Paráclito parece blasfemo. Los antiguos profetas hablaban “en el Espíritu”, como portavoces del Espíritu, pero no tener voluntad libre, estar incapacitado en un estado de locura, no estaba de acuerdo con el texto.: “Los Espíritus de los profetas están sometidos a los profetas”.

Montano declaraba: “El Señor me ha enviado como, selector, revelador, intérprete de la labor, esta promesa y este pacto, forzado, voluntaria o involuntariamente, para aprender la Gnosis de Dios. Los montanistas apelaban a Gen., ii, 21: "El Señor envió un éxtasis sobre Adán [ektasin]"; Ps. cxv, 2: "dije en mi éxtasis, Acts, x, 10: "Le sobrevino un éxtasis ( a Pedro) "; pero estos textos no prueban ni que la excitación de un éxtasis fuera propio de la santidad ni que fuera el estado apropiado para la profecía.

Un argumento mejor era la declaración de que la nueva profecía era de un orden superior que la antigua y por consiguiente distinta. Se llego a pensar que era superior a los Apóstoles y hasta más allá del la enseñanza de Cristo Priscila fue a dormir, decía ella, en Pepuza y Cristo vino a ella y durmió junto a ella “en forma de mujer, vestida con una brillante túnica, puso sabiduría dentro de mi y me reveló que este lugar es sagrado y que aquí baja la Jerusalén celeste”. “Los Misterios” (¿sacramentos?) se celebraban públicamente aquí. En tiempo de Epifanio Pepuza era un desierto y la villa desapareció. Marcelina, que sobrevivió a las otras dos, profetizó guerras continuas después de su muerte – ningún otro profeta, sino el fin.

. Parece que en realidad Montano no tenía una doctrina particular y que sus profetisas fueron más allá que él. Las extravagancias de su secta sucedieron tras la muerte de los tres, pero es difícil saber hasta donde podemos confiar en los testimonios. El escritos anónimo admite que solo tiene un informe incierto de la historia de Montano y Maximila –ambos se ahorcaron – y que Temison fue llevado por los aires por el diablo que los precipitó y murieron así.

La secta se hizo muy popular en Asia. Daba la impresión de que algunas iglesias eran totalmente montanistas. El escritor anónimo encontró la iglesia de Ancira en 193 muy preocupada por la nueva profecía. Se dice que el libro perdido de Tertuliano "De Ecstasi", en defensa de sus trances, pudo ser una contestación al papa Sotero (Hær., xxvi, lxxxvi), que los había condenado o desaprobado, pero el testimonio no es bueno. Perce que ha confundido a Sotero con Sotas, obispo de Aquialus. En 177 las iglesias de Lyon y Vienne enviaron a las iglesias de Asia y Frigia su informe de los martirios que habían tenido lugar. Eusebio nos dice que al mismo tiempo adjuntaron cartas sobre la cuestión de los montanistas que habían sido escritas en prisión por los mártires. Enviaron las mismas por Ireneo al papa Eleuterio. Eusebio dice que tomaron un punto de vista prudente y muy ortodoxo. Es probable que desaprobaran a los profetas pero no se inclinaron a tomar medidas extremas contra sus seguidores. No se negaba que los montanistas pudieran presumir de muchos mártires: se les contestaba que todos los herejes tenían muchos y especialmente los marcionitas, pero que los verdaderos mártires como Cayo y Alejandro de Eumenea habían rehusado estar en comunión con sus compañeros mártires que habían aprobado la nueva profecía (Anon. in Eusebius, V, xvi, 27). Las actas de Carpas, Pailo y Agatonice (esta última se arrojó al fuego) mártires de Tiatira, bajo Marco Aurelio (alrededor de 161-9), puede que muestren la influencia del montanismo en los mártires


MONTANISMO EN OCCIDENTE

Según Tertuliano, un papa del siglo segundo (más probablemente Eleuterio que Víctor) estaba inclinado a aprobar las nuevas profecías, pero fue disuadido por Práxeas. Su defensor en Roma era Proclo, muy respetado por Tertuliano. Hubo una disputa ante el papa Ceferino de Cayo contra él (ca. 202-3 al parecer). Como Cayo apoyaba la postura de la Iglesia, Eusebio le llama eclesiástico (II, xxv, 6), y está encantado de descubrir en las minutas de la discusión que Cayo rechaza que Juan fuera el autor del Apocalipsis que atribuye a Cerinto. Pero Cayo era el peor de los dos ya que sabemos por el comentario de Bar Salibi (escritor siríaco del siglo doce) al Apocalipsis ( ver Theodore H. Robinson en "Expositor", VII, sexta serie, junio 1906), que también rechazaba el Evangelio y las Epístolas de S. Juan, y las atribuye a Cerinto. Hipólito escribió contra Cayo su “Cabezas contra Cayo” y su “Defensa del Evangelio y el Apocalipsis de S. Juan (a no ser que sean dos títulos de la misma obra). S. Epifanio las utilizó en su herejía 51 (cf. Filastrius, "Hær." lx), y como la herejía no tenía nombre inventó el de Alogoi, queriendo decir “los que rechazan el Logos”, “los que no razonan”. Suponemos que Cayo acabó rechazando el Evangelio por oposición a Proclo que enseñaba (Pseudo-Tertuliano, "De Præsc.", lii) que “ el Espiritu Santo estaba en los Apóstoles, pero el Paráclito no lo estaba, y que el Paráclito hacía publico a través de Montano más de lo que Cristo reveló en el Evangelio; y no solo más sino también mejores y más grandes cosas”. Así, la promesa del Paráclito (Juan 14:16) no era para los Apóstoles sino para después de ellos.

S. Ireneo se refiere a Cayo sin nombrarle (III, xi, 9): "Otros, pera poder frustrar el don del Espíritu, que en los últimos días ha sido derramado sobre la raza humana según la voluntad del padre, no admiten que la forma (de león) corresponde con el Evangelio de Juan en el que el Señor prometió enviar al Paráclito; rechazan el Evangelio y con él el Espíritu profético. Infelices, ciertamente en que queriendo evitar los falsos profetas ( leyendo con Zahn pseudoprophetas esse nolunt por pseudoprophetoe esse volunt], alejan la gracia de la profecía de la Iglesia; tratando de parecer personas que, para evitar a los hipócritas, se retiran de la comunión con los hermanos”.

La antigua idea de que los Alogi eran una secta asiática ( ver ALOGI) no se sostiene, se trataba del romano Cayo y sus seguidores , si llegó a tener alguno. Pero evidentemente Cayo no se aventuró a negar el Evangelio en su disputa ante Ceferino, cuyo informa era conocido por Dionisio de Alejandría y por Eusebio (cf. Eusebius, III, xx, 1, 4). Hay que notar que Cayo es testigo de que S. Juan habitó en Asia, puesto que considera los escritos juaninos son falsificaciones atribuidas por el autor de las mismas, Cerinto, a S. Juan. De ahí que piense que S. Juan está representado por Cerinto como cabeza de las iglesias asiáticas. Otro montanista ( ca. 200) que parece haberse separado de proclo fue Esquines que ensañaba que “el Padre es el Hijo” y se incluye entre los Monarquianos del tipo de Noetus o Sabelio.

Pero el más famoso de los Montanistas es Tertuliano. Nacido hacia el 150-5, se hizo cristiano hacia el190-5. Su naturaleza excesiva le llevó a adoptar las enseñanzas montanistas en cuanto las conoció (alrededor de 202-3). A partir de entonces sus escritos fueron creciendo en acritud contra la Iglesia Católica, con la que rompió definitivamente en el 207. Murió alrededor del 223 o poco después.

Sui primera obra montanista fue a defensa de la nueva profecía en seis libros, "De Ecstasi", probablemente escrita en griego; añadió un séptimo libro como réplica a Apolunio. La obra se ha perdido pero una frase preservada por Prædestinatus (xxvi) es importante:” Solamente diferimos en que nosotros no recibimos un segundo matrimonio y que no rehusamos la profecía de Montano sobre el futuro Juicio”.

De hecho Tertuliano mantienen como ley absoluta las recomendaciones de Montano para evitar los segundos matrimonios y huir de la persecución. Niega a la Iglesia la posibilidad de perdonar los pecados e insiste en los nuevos ayunos y abstinencias. Los católicos son los Psychici opuestos a los seguidores “espirituales” del Paráclito. La iglesia católica es un conjunto de glotones y adúlteros que odian ayunar y le encanta volver a casarse. Tertuliano exageraba, evidentemente, las partes de la enseñanza montanista que le afectaban, preocupándose poco del resto. No tiene ni idea de hacer un peregrinaje a Pepuza, pero habla de unirse en espíritu a las celebraciones de las fiestas de Asia Menor.

Las actas de las santas Perpetua y Felicitas reflejan para algunos el período, en Cartago, cuando las enseñanzas montanistas estaban despertando interés y simpatía y aún no se habían convertido en cisma.

Los seguidores de Tertuliano no pudieron ser muchos, aunque una secta tertuliana le sobrevivió y fue reconciliada con la Iglesia por S. Agustín (Hær., lxxxvi). Hacia el 392-4 una dama africana, Octaviana, esposa de Hesperio, un favorito del duque Arbogastes y del usurpador Máximo, trajo a Roma un a un sacerdote montanista que hablaba como poseído y logró el uso de la iglesia de los Santos Proceso y Matiniano en la vía Aurelia hasta que los expulsó Teodosio y no volvió a oírse hablar ni de él ni de Octaviana.

Epifanio distinguía una secta de montanistas como Pepuzianos o Quintilianos (llama a Priscila también Quintila). Dice que tenían algunos dichos tontos dando gracias a Eva por haber comido del árbol de la ciencia. Solían dormir en Papaza para poder ver a Cristo como lo había visto Priscila. Con frecuencia entraban en la iglesia siete vírgenes con lámparas, vestidas de blanco, para profetizar al pueblo, al que movían a las lágrimas. Esto nos recuerda a muchas misiones modernas más que las de Irving “hablando lenguas” con las que los éxtasis montanistas se han comparado frecuentemente.

Se decía que estos herejes tenían a mujeres como obispos y sacerdotes en honor a Eva. Se les llamaba “Artotiritas” porque su sacramente consistía en pan y queso. Predestinato dice que estos Pepuzianos no eran distintos en realidad de otros montanistas, pero que despreciaban de hecho a todo aquel no habitara en la “nueva Jerusalén “.

Hay una historia muy conocida en la que los montanistas ( o la menos los Pepuzianos), en una fiesta, tomaron a un niño al que pinchaban por todo el cuerpo con alfileres. Usaban la sangre para cocinar pasteles para el sacrificio. Si el niño moría era considerado como, si sobrevivía, como sumo sacerdote. La historia era , sin duda, una pura invención y fue claramente negada en "De Ecstasi" de Tertuliano. Un absurdo sobrenombre de la secta era Tascodrugitoe, de las palabras frigias clavija y nariz porque se decía que ponían su dedo índice en la nariz para aparecer humildes y píos cuando rezaban.(Epiphanius, Hær., xlviii, 14).

Es interesante el informe de S. Jerónimo, escrito en 384, sobre las doctrinas del montanismo puesto que creía que existían en su época (Ep., xli). Los describe como Sabelianos en sus ideas de la trinidad, que prohibían el segundo matrimonio, como observadores de la Cuaresma “como su hubieran sufrido tres Salvadores”. Sobre los obispos tienen "Cenones" (probablemente no koinonoi, sino una palabra frigia) y sobre ellos , patriarcas en Pepuza.

Cierran la puesta de la Iglesia a casi todos los pecados. Dicen que Dios, no siendo capaz de salvar al mundo por Moisés y los Profetas, se encarnó en la Virgen María y en Cristo, su Hijo, predicó y murió por nosotros. Y como no pude realizar la salvación del mundo por este segundo método, el Espíritu Santo descendió sobre los Montano Prisca y Meximila dándoles la plenitud que S. Pablo no tenia (1 Cor.13:9). S Jerónimo no cree la historia de la sangre del niño, pero su relato exagera más allá de lo que los montanistas habían admitido.

Orígenes ("Ep. ad Titum" in "Pamph. Apol.", I fin.) no está seguro si son cismáticos o herejes. S. Basilio se asombra de que Dioniso de Alejandría admita como válido su bautismo (Ep., clxxxii). Según Filastrio (Hær., xlix) bautizaban a los muertos. Sozomeno (xviii) nos dice que observaban la Pascua el 6 de abril o el domingo siguiente. Germano de Constantinopla (P.G., XCVIII, 44) dice que enseñaban que había ocho cielos y ocho grados de condenación .

Los emperadores desde Constantino en adelante emitieron leyes contra ellos que no se ejecutaron e Frigia (Sozomeno, II, xxxii). Pero gradualmente se convirtieron en una pequeña secta secreta. Los huesos de Montano fueron exhumados en 861.

Los numeroso escritos montanistas (bibloi apeiroi, "Philosophumena", VIII, xix) se han perdido todos. Perce que un cierto Asterius Urbanu reunió una colección de sus profecías. (Euseb., V, xvi, 17).

La teoría de Ritschl sobre el origen del Montanismo que ha sido seguida por Harnack, Bonwetsch y otros críticos alemanes: la secularización de la iglesia en el siglo segundo pro su propio éxito y la desaparición del primitivo” entusiasmo hacía difícil para aquellos “creyentes de la vieja escuela que protestaban en nombre del Evangelio contra la Iglesia secular y que querían reunir a la gente preparada para su dios sin tener en cuenta ni el número ni las circunstancias”. Algunos de estos “se unieron a un movimiento entusiástico que se había originado en un pequeño círculo en una provincia remota, teniendo al principio solamente importancia local. Entonces, en Frigia el grito a favor de una vida cristiana más estricta re reforzó por la creencia en una nueva y final manifestación del Espíritu. El deseo, como siempre, produjo el pensamiento y así se fueron formando sociedades de cristianos “espirituales” que sirvieron , especialmente en tiempos de persecución como sitios de reunión para aquellos , cercanos o lejanos, que suspiraban por el fin del mundo y el excessus e soeculo, y que querían en estos últimos días llevar una vida santa. Los zelotes aplaudieron la aparición del Paráclito en Frigia y se sometieron para ser guiados por él.”" (Harnack in "Encycl. Brit.", London, 1878, s.v. Montanism). Esta ingeniosa teoría solo tiene bases en la imaginación . No hay hechos a su favor.

Bibliografía

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JOHN CHAPMAN

Transcrito por Robert B. Olson . Ofrecido al Todopoderoso por la gracia de todos los que buscan la Verdad y la encuentran en Su Única, Santa, Católica y Apostólica Iglesia.

Traducido por Pedro Royo.