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Sábado, 27 de abril de 2024

El Fundador de la Ciudad de los Reyes a la luz de la emblemática

De Enciclopedia Católica

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Vimos en la charla anterior cómo en una pintura, o vista de la plaza mayor, en su cotidianeidad, subyacen un conjunto de emblemas que aluden al premio del que persevera firme en la fe. Porque la perseverancia se prueba día a día, en lo pequeño y en lo grande. La práctica cotidiana de la rectitud hace virtuoso al hombre. La reiteración y el apego a lo bajo y abyecto, hace vicioso al hombre. Lo mismo se puede decir del valor, de la destreza militar, de la estratagema bélica, de la capacidad de mando y del liderazgo. Cuando Pizarro llega al Perú, era un hombre maduro; y había vencido los obstáculos que le salieron al encuentro. El grabado de Pizarro que tenemos a la vista, tiene como modelo casi idéntico, a otro tipo de vencedor: al vencedor de sí mismo, y de sus pasiones dominantes. Independientemente de sus miserias humanas, el Fundador de Lima, fue un hombre extraordinario. Una vez pacificado el Perú, ocupó el lugar que la Historia y sus méritos reclamaban. Fue un servidor de Dios, e instrumento de su Providencia. Ganó para Cristo estos reinos gentiles, arrancándolos de la tiranía del demonio. Rubricó el acta en la que consta la misión trascendente y misionera de la ciudad. Cargó sobre sus lomos el madero fundacional de la iglesia catedral. Queda establecido, entonces, que Pizarro es un instrumento de la providencia, que venció a Atabalipa, instrumento del demonio. Es un Capitán general de una milicia cristiana terrestre, que contó con el auxilio de Santiago y del Capitán general de las milicias celestes. Nótese, que a la imagen de Pizarro sólo le faltan alas para pasar como un san Miguel Arcángel.

Nada impide decir que, bien sea por la tradición aquella que lo hace comulgar de una sola hostia, junto a sus socios; bien sea por la misa de campaña del acto fundacional; o bien sea por recibir el escudo de armas de la ciudad, le cupo la honrar de ser testigo del inicio de la vocación eucarística de la ciudad. Me explico: En sus tiempos se recibió la divisa de los reyes. Es lugar común y asunto trillado referirse a la casa de Austria, y a la estrella de Belén y a la Fiesta de la Epifanía.