Venerable Ralph Milner
De Enciclopedia Católica
Laico y mártir, nacido en Flacsted, Hants, Inglaterra, al inicio del siglo XVI; martirizado en Winchester el 7 de julio de 1591. La parte mayor de su vida, probablemente, la pasó en su pueblo natal dónde, siendo prácticamente analfabeto, mantuvo a su esposa y ocho hijos con su trabajo manual. Se hizo anglicano, pero, impresionado por el contraste entre las vidas de los católicos y protestantes que conocía, decidió abrazar su antigua religión y después de la instrucción usual, fue recibido en la Iglesia. En el mismo día de su primera Comunión, sin embargo, fue arrestado por cambiar de religión y encarcelado en la cárcel de Winchester. Su buen comportamiento durante los años de su encarcelamiento le ganaron la confianza del carcelero hasta un grado tal que, frecuentemente, le permitieron salir en libertad provisional, e incluso le confiaban las llaves de la prisión. Estas licencias le permitieron dar un valioso servicio a los otros prisioneros católicos e introducir sacerdotes para administrar los sacramentos. Pronto, extendiendo la esfera de su actividad caritativa, fue acompañante primero del Padre Thomas Stanney y después de su sucesor en Winchester, Padre Roger Dicconson , llevándolos a diferentes pueblos para atender a las necesidades espirituales del rebaño perseguido y disperso. Finalmente, junto el Padre Dicconson, Milner fue confinado en la cárcel de Winchester pendiente del cercano juicio. Movido probablemente a compasión por su avanzada edad, el juez instó a Milner para que asistiera una sola vez a la iglesia protestante y así escapar el patíbulo. Este último, sin embargo, se negó a "aceptar un consejo tan contrario a las enseñanzas del Evangelio" y empezó a prepararse para la muerte inmediata. Se hizo lo imposible para persuadirlo a que cambiara y renunciara a la Fe y, cuando estaba acercándose el patíbulo con el Padre Dicconson, sus hijos se dirigieron a él con la esperanza que aún pudiera ceder. Inamovible en su resolución, Milner dio su última bendición a sus hijos, declarando que "no podía desearles mayor felicidad que morir por la misma causa" y entonces encontró su muerte con sumo valor y calma.
THOMAS KENNEDY
Transcrito por Tim Drake.
Para Elías
Traducido por Quique Sancho Pons