Paleografía
De Enciclopedia Católica
(palaia, "antigua", graphe, "escritura").
El arte de descifrar antiguos escritos en manuscritos o diplomas. Se distingue de la epigrafía que provee reglas para leer las inscripciones grabados y de la diplomática que estudia el carácter intrínseco de un documento escrito, mientras que la paleografía solo se preocupa de los caracteres escritos y de la clasificación de los documentos por sus características externas.
Durante el período del Renacimiento se extendió la lectura de manuscritos, necesaria para imprimir a los autores clásicos, para hasta el siglo diecisiete los especialistas no pensaron en reducir sus observaciones a un sistema y en formular unas reglas para leer los manuscritos y diplomas. Ya en 1681, en la primera edición de “"De re diplomatica", Mabillon dedicó un estudio (I, xi) a las varias formas de escritura latina y dio ejemplos de las mismas en planchas que acompañaban a su libro. Sobre este modelo, Montfaucon, después de haber trabajado en la edición de los Padres griegos, publicó su "Palæographia Græca" (Paris, 1708), creando simultáneamente el nombre y la cosa. Desde entonces, gracias al trabajo de Villoison, Natalis de Wailly, Léopold Delisle y Henri Omont en France, de Thompson en Inglaterra, de Gardthausen en Alemania , la paleografía se ha convertido en la base de todo estudio de los textos históricos, religiosos o literarios.
Hay tantas ramas de la paleografía como diferentes formas de escritos, pero la ciencia de los caracteres orientales escritos está en proceso de formación. En general, los estudiantes se han tenido que conformar con determinar el lugar de cara carácter en la sucesión de tales caracteres. (Ver Ph. Berger, "Histoire de l'écriture dans l'antiquité", Paris, 1892.) Sin embargo, en 1819, Kopp, en su "Palæographia Critica", puso los fundamentos de la paleografía oriental, mientras se dedicaba exclusivamente a los idiomas semíticos. Así pues la paleografía se dedica más particularmente a los caracteres griegos y latinos, junto con sus derivados (alfabetos góticos, eslavos etc).
Paleografía Griega
Cubre dos períodos: A. Antigüedad ( hasta el siglo cuarto d.C.) ; B. El período Bizantino ( desde el siglo cuarto a los tiempos modernos).
Antigüedad.
Este período es mucho mejor conocido hoy, debido a los numeroso descubrimientos de papiros que han sido hechos en Egipto (ver MANUSCRITOS) Las diferencias entre los varios modos de escribir no son tan grandes en los documentos latinos. Además, el material empleado influyó en la forma de las letras; el papiro no permite redondear las formas también como los pergaminos. Los principales sistemas empleados en los papiros son: (1).MAYUSCULAS (Capital), empleadas raramente y conocidas principalmente a través de las inscripciones. En los papiros ya se mezcla con las formas unciales. Uno de los documentos más antiguos de esta escritura, el papiro llamado "Invocación de Artemisa" (Biblioteca de Vena, siglo tercero a.C). Las palabras no están separadas unas de otras y las unciales forman la sigma lunar.
(2) La UNCIAL. El término se toma por analogía de la paleografía latina. Un pasaje de S, Jerónimo (("In Job", ed. D.Valarsii, ix, 100) prueba que la escritura era antes llamada uncial. El término se aplica ahora convencionalmente a las formas redondeadas que se distinguen de las formas cuadradas de la mayúscula. No parece que quedara definitivamente formada hasta el período helenístico y entonces, principalmente en Alejandría. Las letras unciales más características son:
La primera de estas cuatro letras tiene formas similares en el alfabeto latino. En los papiros compuestos así (Papiro de Crisipo en el Louvre, fin del siglo tercero a. C-; fragmento de Eurípides sobre pergamino en Berlín, del 100 a.C.; papiro de la Constitución de Atenas en el Museo Británico, del primer siglo después de Cristo), hay pocas abreviaciones, las palabras no están separadas y la puntuación es rara. Los acentos y los espíritus perfeccionados por los gramáticos de Alejandría aparecen gradualmente.
(3) La Cursiva, derivada directamente de las mayúsculas, cuyas formas retuvo durante mucho tiempo; las letras están unidas por ligaduras que permitían al escritor escribir de forma fluida sin levantar su calamus detrás de cada letra; esta escritura se usa principalmente en los papiros administrativos para las cuentas, censos, contratos, cartas, informes etc. Pero también se encuentra en copias de obras literarias y una parte de la Constitución de Atenas, arriba citada, está en cursiva, en la que la letra alfa toma una forma diminuta, la beta mantiene su forma mayúscula o la forma simplificada de u; la H tiene la forma de ; del período romanos solo data la prolongación del primer golpe de la . La mayúscula cursiva es la de los papiros antiguos y se distingue de la minúscula cursiva, usada en los papiros del siglo sexto y séptimo.
Período Bizantino.
La historia de la escritura griega en la Edad media es más o menos paralela a la latina. Hasta el siglo noveno predominaban las unciales (en el oriente no se encontraron, como en el occidente, manuscritos en mayúsculas epigráficas). En el siglo nueve surgió en el imperio oriental, como entre los carolingios, una minúscula con la que se acostumbraba escribir los manuscritos, pero que siempre conservó más fielmente las formas tradicionales que la latina del mismo estilo. La uncial es la principal utilizada en los pergaminos desde el siglo cuarto al noveno. Los Manuscritos con fecha de este período son raros y no se puede determinar más que su principio y su fin. Según las reglas establecidas por Montfaucon y Gardthausen, un manuscrito es antiguo en proporción al parecido de sus caracteres a los de las inscripciones. Los manuscritos más antiguos han desconectado letras y abreviaciones; se inclinan a ser redondos o a formas casi cuadradas; las letras son casi siempre de la misma altura, los trazos están marcados ligeramente; en términos generales, las formas más simples son las más antiguas. La posición de las iniciales es también una indicación; no son mucho más grandes que otras letras de los papiros y en el siglo cuarto comienzan a extenderse sobre el margen, adquiriendo pronto mucha importancia. Al principio son negras, pero más tarde son embellecidas con colores. Tal es el carácter de la antigua uncial, uno de los ejemplares más importantes que nos proporcionó el siglo cuarto el "Codex Sinaiticus". Lo mismo se puede decir de "Dioscondes" de Viena, escrito hacia el 506 d- C., en el que se halla la abreviación por ou.
Por otra parte, la nueva uncial apareció a finales del siglo séptimo y durante el octavo A las letras cuadradas y redondas les sucedieron caracteres alargados que terminaban un punto; ángulos rectos fueron remplazados rincones afilados; los círculos se convirtieron en puntiagudos y ovales reducidos. Los orígenes de este estilo se han buscado erróneamente en los antiguos papiros (ver Gardthausen, "Byz. Zeit.", XI, 112): se pueden encontrar ejemplo en las glosas marginales de los siglos sexto y séptimo en los manuscritos siríacos conservados en Londres, pero eso es todo. El estilo aparece completamente formado principalmente en los manuscritos de los siglos nueve y diez. En todos estos manuscritos de puede ir siguiendo el creciente uso de espíritus y acentos. Las ligaduras y abreviaciones se hacen más frecuentes. A principios del siglo diez, se multiplican los manuscritos unciales datados. La escritura hasta ahora inclinada se hace más perpendicular. En el Cod. Vat. 354 (fechado en 949) reaparecen las formas redondas llenas que aumentan en número en los siglos once y doce. En el Evangeliario de Harlei 5589 (fechado en 995) la B asume la apariencia de las letras eslavas , la y la son ornamentadas con pequeños puntos y nos encontramos con ligaduras y abreviaciones, por tou y ta etc. Pronto, especialmente en los libros religiosos, se vuelven a preferir las letras redondeadas. Entonces surge una uncial litúrgica con letras ornamentadas (siglos once y doce) Los papiros del período bizantino (siglos sexto y séptimo) muestran la minúscula cursiva, distinta de la mayúscula cursiva por la mayor facilidad con la que se unen las letras por medio de ligaduras y por abreviaturas más frecuentes. Esta escritura, característica de los papiros se encuentra solo excepcionalmente en los pergaminos manuscritos: se encuentran restos en el Codex Bezæ que posee la Universidad Cambridge (ver CODEX BEZÆ).
En los manuscritos griegos del siglo noveno aparecen de repente caracteres minúsculos, en el mismo tiempo en que estaban arraigando en el occidente como consecuencia de la reforma carolingia. Como en occidentes estaban destinados a suplantar a todos los demás. Se ha pensado, con cierta probabilidad, que S. Teodoro el Estudita (759-826), que daba tanta importancia a la copia de manuscritos fue el instrumento de esta reforma. La minúscula cursiva puede haber aportado los elementos de este carácter; sin embargo parece, más bien como la continuación de la uncial pequeña que crece en refinamiento en los manuscritos del siglo octavo. De ahí surgió la idea de combinar las ventajas de la uncial con las de la cursiva y la nueva forma de escribir se extendió por todos los estudios monásticos del mundo griego, fue definitivamente adoptada para la copia de manuscritos y diplomas, aunque nunca sufrió cambios tan radicales como las carolingias. Su evolución puede ser dividida en tres fases:
(1) Antiguas Minúscula (desde el siglo noveno al final del décimo) relacionadas con la cursiva de los papiros, pero con las letras separadas más cuidadosamente, a pesar de las ligaduras.
(2) Minúscula media (desde mediados del siglo décimo a finales del once) muestra un renacimiento de la uncial y de la cursiva: los manuscritos de este período muestran un cuidado especial; excepto por las que sobresalen o verticales, que sobrepasan la línea, las letras son de una altura casi igual; las palabras están generalmente separadas y las abreviaciones, aun limitadas, siguen reglas precisas.
(3) La Nueva minúscula (del siglo doce hasta tiempos modernos) adquieren una apariencia crecientemente oscura por el aumento de las abreviaciones y ligaduras. Además, el empleo de papel, que ha sustituido el pergamino, contribuye a hacer que asuma un carácter más cursivo. Una de las letras más características es la B que se encuentra en forma cursiva . Los tres alfabetos (Gardthausen, op. cit. infra e la bibliografía 5, 6, 9) son:
Los primeros impresores adoptaron las minúsculas para sus tipos. Hasta el siglo dieciocho, los libros impresos en griego retuvieron una parte de las ligaduras y un gran número de las abreviaciones de la minúscula de los manuscritos. También fueron adoptadas por las chancillerías episcopales o imperiales para copiar los diplomas.
Otras Consideraciones.
Abreviaciones.
En la escritura griega se deben distinguir dos clases de abreviaciones. (1) Las de manuscritos religiosos son las más antiguas, y se hallan en manuscritos unciales y se transmitieron por tradición a alas minúsculas: las abreviaciones se ven afectadas por la supresión de vocales y están indicadas por una barra. Se abrevian así los nombres que tenían un carácter religioso.
(2) En los manuscritos de minúsculas las abreviaturas se hacen interrumpiendo la palabra y cortando la última letra con una línea trasversal. Para ayudar al lector, el escribano retenía la consonancia característica de la última sílaba. Estas abreviaturas, de las que se pueden encontrar tablas en las obras de Montfaucon y Gardthausen, son de lejos las más numerosas y en aumento desde el principio del siglo trece. Ejemplos:
También se encuentran abreviaturas por superposición de letras:
Entre las terminaciones se pueden citar: --
Algunos signos convencionales (se hallan tabulados en Gardthausen, op. cit., p. 259) son verdadero jeroglíficos; se utilizan principalmente en tratados químicos o astrológicos La luna es designada por un creciente, el mar por tres líneas onduladas etc. (ver Wiedmann, "Byzantinische Zeitschrift", XIX, 144). Por fin, los griegos, como los latinos conocían una forma taquigráfica en la que las sílabas se representaban por signos. Algunos de estos signos taquigráficos que indican los finales, partes del verbo “ser” etc. son transferidos a minúsculas y algunos reaparecen en la escritura manual latina.
Numerales.
En los manuscritos griegos los numerales se expresan con letras del alfabeto seguidas por un acento: se usan letras arcaicas.
Desde el año 1000 se usan las mismas letras con acentos escritos debajo. Los números árabes llegaron a los griegos desde el occidente y no aparecen en los manuscritos anteriores al siglo quince. Las fechas, según la era de la Creación del Mundo, se escriben en letras.
Escrituras nacionales y provinciales.
Debido a la unidad de cultura que prevaleció en todo el territorio sujeto a la Iglesia griega no hay diferencias notables entre los manuscritos copiados en Constantinopla y los que se originaron en las provincias. Monseñor Batiffol considera la minúscula del manuscrito del su de Italia (Abadía de Rosanno) apenas diferente de la de Constantinopla, pero estas conclusiones no han sido aceptadas por Gardthausen (Byzant. Zeit., XV, 236), que ve en ellos simplemente la diferencia entre el trabajo de los discípulos y el de los maestros en el siglo trece y ha encontrado que su escritura es la misma que la de Constantinopla. Él mismo ha estudiado, en el Sinaí, manuscritos griegos copiados en Armenia o Georgia. En occidente, las escrituras nacionales desaparecieron con al llegada de la minúscula carolingia y en Oriente la influencia de la iglesia griega fue tal que impidió la formación de escrituras provinciales. En occidente, donde los monjes a veces copiaban manuscritos griegos y editaban glosas bilingües (ver Miller, "Glossaire Gréco-latinede Laon", noticias y extractos de manuscritos, 29, 2), la escritura griega es con frecuencia defectuosa o irregular, pero lejos de intentar modificar las formas, los copistas intentaron, por el contrario, trascribir escrupulosamente los caracteres de los manuscritos copiados por los griegos, ofrecidos como modelos.
Pero no ocurría lo mismo con alfabetos derivados del griego y aplicados a idiomas extranjeros. Creados bajo la influencia de la iglesia griega, pero adaptados a un vocabulario muy diferente del griego, se convirtieron en escrituras verdaderamente nacionales. Así por ejemplo, con los Coptos, que parecen escritura griega y es simplemente la transformación de la uncial del siglo cuarto. También pidió prestado el obispo de los godos Ulfilas de la uncial griega, en el siglo cuarto , cuyos caracteres utilizó para transcribir la Biblia al idioma gótico. (Sócrates, "Hist. Eccles", IV, xxxiii, 6), pero también usó el alfabeto latino, más aún, se hallan restos de este gótico antiguo de las runas que se usaban anteriormente Así que hacia el 400, S. Mesrop, que también deseaba traducir la biblia, creó el alfabeto nacional de los Armenios mezclando la uncial griega y la cursiva. El georgiano, que es un vecino muy cercano del griego, tiene el mismo origen.
Finalmente, los misioneros enviados por la iglesia griega a los pueblos eslavos, especialmente los santos Cirilo y Metodio, crearon el alfabeto eslavo, del que se derivan las escrituras de todos los pueblos eslavos. Esto sucedía hacia el 855. El alfabeto Glagolitico (glagol, “palabra”) que la leyenda eslava atribuye a S. Jerónimo, es probablemente de un discípulo de S. Cirilo, que lo compuso con la ayuda de las runas eslavas y el alfabeto cirílico (La hipótesis de Leger -- "Cyrille et Méthode", Paris, 1868), a no ser que simplemente sea una minúscula griega adaptada (Gardthausen, "Palæog.", 109). El manuscrito más antiguo de caracteres cirílicos es el Evangelio de Ostromir, fechado en 1057, pero en 1888 se descubrió en Prespa (Bulgaria) una inscripción en esta escritura en el nombre de Zar Samuel, de fecha 993 ( (Bolletin del Instituto Arqueologico Ruso de Constantinopla III, 1899).
Paleografía Latina
El alfabeto latino se deriva, según la opinión más extendida, de los alfabetos griegos del sur de Italia. Sus letras están compuestas de los siguientes elementos, cuya nomenclatura es importante conocer: • Líneas verticales llamadas ascendentes cuando se extienden sobre la línea y colas cuando se prolongan por debajo; • líneas horizontales, llamadas barras o cruces; • líneas convexas, designadas como panzas o rizos. Así pues , la B está formada por una ascendente y doble panza , la H está formada por dos ascendentes y una cruz etc. La historia de la escritura latina y sus derivados se divide en cinco períodos A. Antigüedad; B. Período Bárbaro; C. Reforma Carolingia; D. Período Gótico; E. Reforma del siglo Dieciséis y Escritura Moderna. En dos ocasiones ha habido reformas sistemáticas de la escritura latina con la intención de restaurarla a su primitiva pureza: bajo Carlomagno y en el siglo dieciséis.
Antigüedad.
En los manuscritos más antiguos (siglos tercero y cuarto) hay cuatro clases de escritura. (1) La mayúscula está compuesta de unas letras grandes regulares escritas entre dos líneas paralelas de las que rara vez sobresalen. Parece haber sido la más vieja en uso entre los romanos que la utilizan casi exclusivamente para inscripciones. La epigráfica, o mayúscula elegante similar a la mayúscula ordinaria de nuestros libros impresos, se usaba en los manuscritos pero quedan pocos y raros ejemplares. Así es el Virgilio del Vaticano. (Lat. 3256), que puede ser atribuido al principio del siglo cuarto; otros manuscritos de Virgilio del mismo período están en el Vaticano (Lat. 3255) y en S. Gall. La única dificultad para leerlos está en que las palabras no están separadas. Las letras difieren poco de las de los libros impresos. La A, aparece en general bajo un de estas dos formas: y
El carácter V designa tanto U como V; de la misma manera I se usa tanto para I como para J. Esta bella escritura parece haberse reservado para manuscritos de luxe y para las obras más reverenciadas, tales como Virgilio o la Biblia. La mayúscula rústica, muy utilizada desde el final de la antigüedad, es menos graciosa; sus caracteres son más delgados y menos regulares, sus extremidades ya no achatan por la pequeña y graciosa barra que adorna la mayúscula epigráfica. Así es la escritura del Prudencio de París (Bib. Nat., Lat. 8084), en la que se encuentra la firma del cónsul Mavortius (527). Todos estos manuscritos carecen de puntuación y en los que se encuentra fue añadida después.
(2) La Uncial es una mayúscula transformada en la que los líneas ascendentes se curvan y los ángulos se redondean. Al principio, esta expresión derivada del latín uncia (un duodécimo) se aplicó a la escritura en mayúsculas en sí. Hay ejemplos en las inscripciones latinas de África, pero es sobre todo la escritura usada en los manuscritos. Las letras más modificadas son: A, D, E, G, H, M, Q, T, V, que se convierten respectivamente en :
Un ejemplo de un manuscrito en unciales está en la colección de Actas del Concilio de Aquilea (381) transcrito poco después de esta fecha (Paris, Bib. Nat., Lat. 8907); otros son el Livio de la Bibliothèque Nationale (Lat. 5720) y varios manuscritos de los siglos seis y siete.
(3) La Semi-uncial, una combinación de uncial y minúscula. Las letras E, V, H retienen la forma uncial; la D tiene a veces la forma uncial, a veces la minúscula; la N está en mayúscula: las letras características son: (respectivamente, a, g, r). El ejemplo más antiguo es el palimpsesto de Verona, escrito en 486 y que contiene los anales consulares del 439 al 486.
(4) Las minúsculas (scriptura minuta) presentan formas simplificadas similares a los caracteres modernos de la prensa ordinaria, itálicos, dentro de unos límites más restringidos que las unciales y mayúsculas. Se usaron durante el período imperial para cuantas, negocios, cartas etc. El manuscritos mejor conocidos no son anteriores al siglo sexto (Latin Manuscript 12097, Bib. Nat., Paris); la mayor parte están fechados en el siglo séptimo. Hasta en el período romano las ligaduras son numerosas, Las formas más características son las de la a, b, d, e, f, g, i, l, m, n, r y s, respectivamente.
(5) La cursiva incluye todas escritura hecha con rapidez; el tamaño de las letras es más pequeño, su forma más simplificada y están unidas entre sí., de lo produjo ocasionalmente deformaciones serias del alfabeto.
Antes del siglo sexto era una modificación de la mayúscula; en adelante toma sus características principalmente de las minúsculas. Los ejemplo más antiguos conocidos son los fragmentos de papiro de Herculano (W. Scott, "Fragmenta Herculanensia", Oxford, 1865), que datan el 53 y 79 d.C. ; la tabla de cera de las minas de oro de Vorotspak (Transylvania), escrita entre el 131 y el 167 d.C (Corpus Inscript. Latinar., III, 2); el papiro egipcio del siglo cuarto (Karabacek, "Mitteilungen aus der Sammlung der Papyrus Erzherzog Rainer", Viena, 1886); los fragmentos de los rescriptos imperiales del siglo sexto encontrados en Egipto, que se distinguen por sus grandes e irregulares letras, unidas sin separación alguna de las palabras (Thompson, "Handbook of Palæog.", 211-13). Esta escritura fue muy utilizada en documentos legales hasta el siglo séptimo y se encuentra en las cartas en papiro de Rabean (fines del siglo sexto); por otra parte fue poco usada en la copia de manuscritos y sirve solo para las glosas y notas marginales.
(6) Las Notas Tironianas. Los romanos conocían un sistema más rápido de escritura, que usaban para poner por escrito discursos o notas. Eran las Notas tironianas, cuya invención se atribuye a Tulio Tirón, un liberto de Cicerón (Suetonius, "De Viris illust. reliq.", 135), o al poeta Ennio: Según Plutarco (Cato Jun. 23) Cicerón había formado taquígrafo para que escribieran sus discursos. Estas notas no eran signos arbitrarios, como los de la estenografía moderna, sino letras mutiladas reducidas a una línea recta o curva y unidas entre sí. A veces una sola letra indicaba una palabra) por ejemplo P por primus). Las chancillerías medievales hicieron mucho uso de estas notas. En los más antiguos manuscritos no hay puntuación, pero según los gramáticos griegos, cuya doctrina es reproducida `por Isidoro de Sevilla, se empleaba un solo signo, el punto: colocado encima indicaba una pausa larga (disjunctio, o periodus, de donde el la palabra inglesa period); colocado debajo, una pausa breve (subdistinctio, comma); en la Edad Media, una pausa media (distinctio media, colon). En la mayoría de los manuscritos se usaban exclusivamente el punto superior o periodus y el inferior o comma,
Período Bárbaro (siglos quinto al octavo).
Después de las invasiones germánicas se desarrollaron en Europa una serie de escrituras llamadas nacionales, todas derivadas de la cursiva romana, pero que asumían formas distintas en los distintos países. Por ejemplo, la Minúscula Merovingia en Francia, caracterizada por la falta de proporción, irregularidad y número de ligaduras. La escritura es vertical , ligeramente inclinada hacia la izquierda los manuscritos están reglados y a veces las líneas se superponen unas a otras. Las frases están separadas por puntos y comienzan con una letra mayúscula, capital o uncial; hay pocas abreviaciones. Según Corbie Manuscrito de Gregorio de Tours (Paris, Bib. Nat., Lat. 17665), la a tiene la forma de una doble c y a veces está sobrescrita cuando se uno a la letra siguiente (apud); la e está montada encima por una forma como la parte superior de un báculo: la e tiene con frecuencia forma de lazo y parece un 8: , lo que también es verdad de la o: (toronicam), la l afecta a las formas cursivas ; la r y s apenas se distinguen; la t está incluida en las muchas ligaduras que cambian su forma; la i , sin punto, con frecuencia va sobre la línea La escritura de los diplomas reales, de los que se conservan treinta y siete en la Bib. Nat., Paris, difiere solo de la minúscula de los manuscritos en que los caracteres más altos y esbeltos están conectados por tradición con la cursiva de las actas imperiales del siglo quinto. La primera línea y la firma real están en caracteres más elegantes; al principio del documento está el crismón, o monograma de Cristo, formado por las letras griega X y P entrelazadas, que remplaza a la invocación en uso en los diplomas imperiales. Las “notas tironianas” acompañan también a las firmas en 27 diplomas; representan los nombres de personas – refrendarios o notarios – que ayudaron en la preparación y elaboración del documento. La lectura de estos, comenzada por Jules Havet (muerto 1893) y terminada y completada por Jusselin (Biblioth. Ecole des Chartes, 1907, 482), a proporcionado abundante información sobre la organización de la cancillería real. Las “notas tironianas” también se emplean para la corrección de manuscritos y para notas marginales.
La escritura lombarda, que se desarrolló en Italia durante este período, hasta el siglo noveno, se parece mucho a la minúscula merovingia; se introdujo en algunos monasterios francos en el siglo octavo. Desde el siglo noveno asumió, en el sur de Italia, una carácter más original y sobrevivió mucho tiempo a la reforma carolingia En el siglo doce llegó a su apogeo el scriptorium del Monte Cassino; se convirtió en la regla y se caracterizaba por el grosor de los trazos que contrastaban con las esbeltas partes de las cartas. En el siglo doce esta escritura adquirió formas más y más angulares. Persistió en el sur de Italia hasta finales del siglo trece. Su utilización en los diplomas fue abolida por Federico II hacia 1231. Hasta principios del siglo doce la chancillería pontificia usaba una escritura manual parecida llamada littera beneventana, con letras altas y largas y formas excepcionales – por ejemplo la a en forma de la omega griega, la E y la J con un lazo como el de la O. La escritura visigoda (littera toletana, mozarabica) fue empleada en España desde el siglo ocho al doce. Combinaba con la cursiva romana algunos elementos de la uncial y en general es ilegible. Según Rodrigo de Toledo (De rebus Hispaniæ, VI, 29) un concilio de Toledo (1080) decretó – sin duda bajo la influencia de los cluniacenses – que debía ser sustituida por la minúscula francesa.
La escritura irlandesa (scriptura scottica), por el contrario, no procedía de la cursiva romana. Se halla bajo dos formas:
(1) Una semi- uncial y regular redondeada ( evangeliario del Trinity College, del siglo séptimo, Dublin, el llamado Libro de Kells, el Evangelio Maesyck, Bélgica, del siglo octavo. Las palabras están separadas, las ligaduras son numerosas, las iniciales rodeadas con frecuencia por putos rojos y as abreviaciones bastante frecuentes. Aparecen algunos signos convencionales: (ejus), (enim), (est), (autem). Esta escritura se usaba sobre todo para la transcripción de libros litúrgicos
(2) Una minúscula apuntada, que no tiene relación con la cursiva romana, y también derivada de la semi-uncial. Esta escritura fue adquiriendo formas regulares en el siglo once y permaneció como la escritura nacional de Irlanda todo el Medievo. Los manuscritos irlandeses son notables por la fantástica y rica decoración de sus iniciales ( Ver MANUSCRITOS ILUMINADOS).
La escritura anglosajona proviene tanto de la irlandesa como de la romana de los manuscritos que los misioneros llevaron a la isla. Como en Irlanda, es a veces redonda, ancha y cuadrada gruesa (especialmente en los siglos siete y ocho), a veces angular, con letras ascendentes largas y apuntadas. Los manuscritos litúrgicos difieren de los de Irlanda por el frecuente uso de oro en las iniciales. El Evangeliario de Lindisfarne (Libro de Durham), transcrito hacia el año 700 (Londres, Museo Británico) es uno de los más bellos ejemplos de escritura redonda. La escritura anglosajona desapareció después de la conquista normanda pero la minúscula carolingia que se impuso estaba formada en parte bajo la influencia de los monjes irlandeses y anglosajones que habían sido llevados al continente.
Reforma Carolingia.
La reforma de la escritura emprendida por los monasterios por iniciativa de Carlomagno fue inspirada por el deseo de tener textos correctos y fácilmente legibles de los Libros Sagrados. Se buscaron modelos en los manuscritos antiguos y Servatus Lupus, abad de Ferrieres , persuadió a Eginhard de que el escribano real Bertcaudus debiera tomar como modelo las antiguas mayúsculas ("Lettres", ed. Desdevises du Dezert, Paris, 1888, pp. 60, 61).
El monasterio de S. Martín de Tours, de que era abad Alcuino (796-804), puede ser considerado el principal centro de esta reforma y produjo los más hermosos manuscritos de este período, como el Evangeliario de Lothair, la Biblia de Carlos el Calvo, el Sacramental de Autun, el libro de S. Martín de Quedlinburg, que sirvieron como modelos en los Scriptoria monásticos de todo el imperio, consiguiendo así, paso a paso extender le escritura carolingia por todo el occidente. En estos manuscritos se hallan las diferentes formas de escritura antigua: la mayúscula epigráfica, la mayúscula rústica, la uncial, la semi-uncial y la minúscula. La mayúscula (capital) fue poco utilizada, con pocas excepciones como títulos, iniciales y copias de inscripciones. El manuscrito de S. Martín de Tours se inclina por la hermosa semi-uncial, pero la más importante reforma fue la creación de la minúscula que se convirtió en la escritura de un gran número de manuscritos, exceptuando los títulos, primeras líneas de los capítulos e iniciales, imponiéndose en toda Europa en el siglo doce y en el siglo dieciséis, cuando se inició otra reforma de la escritura y los copistas italianos y tipógrafos la volvieron a utilizar como modelo. M. L. Delisle (Mém. Acad. des Inscript., XXXII) ha mostrado que la semi-uncial y la uncial cursiva empleadas en los siglos dieciséis y diecisiete para anotar los manuscritos pueden ser identificadas como elementos de la minúscula carolingia. Entre sus principales características están: A abierta a veces; el palo ascendente de la b, d, l y h, se ensanchan arriba; la i ya no sobresale de la línea. Los manuscritos encargados en adelante presentan un apariencia clara y agradable. Las palabras están casi siempre separadas una de otra, las ligaduras son raras, excepto la de la & (copulativa) que se ha conservado. Las frases que comienzan con mayúsculas están separadas por puntos (puntuación débil) o puntos y como (puntuación fuerte). Al principio hay pocas abreviaciones, pero aumentan en el siglo décimo. Uno de los ejemplares más bellos de esta minúscula nos lo proporciona en Manuscrito Lat. 1451, en Bib. Nat., Paris, transcrito en 796, que contiene una Collection de cánones conciliares y un catálogo de los papas.
En documentos de la chancillería imperial, la reforma de la escritura so notó menos al principio y los escribanos mantuvieron la escritura alargada del período merovingio; pero pronto comenzó a verse más clara, menos complicada con ligaduras mientras se iba procurando la separación de las palabras. En tiempos de Ludovico Pío, por otra parte, se comenzó a ver la minúscula en los documentos oficiales y pronto se impuso. Al mismo tiempo, siguió algunas tradiciones antiguas: en general está más ornamentada que la de los manuscritos, hay más espacio entre líneas, los palos de la d, i y l, suelen alargarse y la primera línea de un diploma está en general en caracteres alargados y esbeltos.
Tal es el sistema de escritura que gracias a la simplicidad y claridad se extendió por todo occidente. Y en todas partes, excepto en Irlanda, ocupó el lugar de las escrituras nacionales del período bárbaro. En el siglo diez, sin embargo, era menos regular y se hizo más esbelta en el once. Los manuscritos y documentos oficiales se realizan en general muy cuidadosamente, las palabras están bien separadas y las abreviaciones aún no son demasiado numerosas.
Con Clemente IV (1046-48), la cancillería pontificia sustituyó esta escritora por la littera beneventana; sin embargo, hasta Pascual II (1099-1118), se emplearon los dos sistemas simultáneamente. Solo en el período del último se convirtió en exclusiva en las notarías papales y así permaneció hasta el siglo dieciséis.
Período Gótico (siglos doce al dieciséis).
La escritura gótica surgió de la transformación de la minúscula carolingia, de la misma manera que la arquitectura gótica se deriva de la románica. Al principio la transición fue imperceptible y la mayoría de los manuscritos de los primeros treinta años del siglo trece no difieren de los de la época precedente. Solo se nota que las letras son más gruesas y asumen una apariencia más robusta, y las abreviaciones son más frecuentes. Pronto se van introduciendo los cambios: hay una regularidad más pronunciada, las curvas son remplazadas por ángulos, las extremidades inferiores de ciertos caracteres se hacen con líneas más finas en forma de ganchos, que suben hacia la derecha a unirse al siguiente golpe de pluma; las curvas superiores de las letras m y n son remplazadas por ángulos. Entre los ejemplos más antiguos hay un manuscrito copiado en S. Martín de Tournai en 1105 (Paris. Bib. Nat., Lat. Nouv. 2195, reproducido en Prou, "Palæography", pl. VII, 1), y una carta de la abadía de Anchin cerca de Lille (entre 1115-20; Flammermont, "Album paléog. du nord de la France", pl. IV).
En el rollo mortuorio de Bl, Vitalis, abad de Savigny (muerto en 1122) se encuentran, entre signaturas recogidas en Francia e Inglaterra, ejemplares de la nueva escritura mezclada con la minúscula carolingia. La escritura diplomática siguen la tradición antigua del siglo trece y mantiene los palos ascendientes alargados, que a veces tiene un golpe ensortijado. Sin embargo ya hacia 1130 la influencia de la escritura gótica se va notando en las cartas del norte, algunas de las cuales se usan los caracteres usados en los manuscritos. Entre las más hermosas se pueden mencionas las de la cancillería papal, que en el siglo doce era simple elegante y clara.
A finales del siglo doce y durante el trece se cambio fue más prenunciado. Cada vez son más numerosos los manuscritos y cartas en lengua vulgar, la escritura deja de ser exclusivamente monástica y ya no tiene su anterior y bella uniformidad y refleja el carácter individual del escribano. Se multiplican las abreviaciones; junto con la elegante forma de la minúscula gótica aparece, en documentos oficiales, (registros, minutas etc.) una escritura más pequeña, cursiva, apuntada y ligada. Durante este período se tiende a disminuir el tamaño y a engrosar las letras. En libros litúrgicos realizados lujosamente, sin embargo, se usan grandes gruesas letras llamadas “letras de forma”, que persistieron hasta el siglo dieciséis y sirvieron como modelo a los primeros tipos usados en la imprenta. Finalmente, la escritura diplomática usada en las cartas, desaparece en la primer parte del siglo trece pero la escritura de libros toma un carácter cursivo. En el siglo catorce la escritura de libros ordinarios se convierte en más y más delgada, angular y comprimida, apretada. La “letra de forma” se reserva para las inscripciones, para copiar la Biblia y los libros litúrgicos. Los mismos caracteres aparecen en los documentos oficiales donde la escritura cursiva se hace más y más frecuente, no solo en minutas y registros, sino también en copias certificadas (expéditions solennelles). Es evidente que los escribanos escribían más frecuentemente y se libraban de las tradiciones antiguas. Esta transformación se hizo más notable en el siglo quince, cuando la escritura gótica tomo un carácter nacional en varios países de Europa. Entonce la escritura se hace más fina y más cursiva, las letras se forman menos cuidadosamente y todas juntas. Por fin, la imprenta, que se expandió por todo el accidente hacia 1450, fijó los caracteres que estaban en uso. La letras mayúsculas, llamadas capitales, que solían ponerse al comienzo de la frase o en los nombres propios, se toman de la escritura uncial o capital. Así por ejemplo en el Manuscrito 9242 de la Biblioteca de Bruselas (Crónica de Jacques de Guise), datada en 1446.
Otras consideraciones.
Abreviaciones.
Una de las principales dificultades para leer los documentos de los siglos doce al dieciséis está en las frecuentas abreviaciones. En los documentos oficiales de algunos príncipes se llegó a tales excesos que Felipe el Hermoso en su ordenanza de julio de 1304 (Ordonnances des Roys de France, I, 417) intentó sin éxito restringir su uso. Las abreviaciones siguieron multiplicándose hasta el siglo quince y se pueden ver no solo en manuscritos sino en gran número de los libros impresos previos a 1520. Felizmente, estas abreviaciones no se concibieron arbitrariamente: su uso seguía reglas determinadas. Además cada rama del saber tenía abreviaciones especiales para sus términos técnicas. Al escribir en lengua vernácula – inglés, francés, alemán, castellano etc. las abreviaciones eran menos numerosas y seguían las mismas reglas que las del latín. Esas reglas se reducen a unos pocos principios esenciales:
(1) Una abreviación, por una sigla o letra suelta, representa toda la palabra de la que es inicial. La sigla se duplica para indicar el plural (D. N. por Dominus Noster; DD. NN. por Domini Nostri; FF. por Fratres). En las cartas pontificales del siglo trece aparece : a. s. (apostolica scripta); e. m. (eumdem modum); f. u. (fraterniti vestrœ). Siglas que fueron frecuentemente usadas en inscripciones fueron menos utilizadas en manuscritos y cartas. De uso muy frecuente son: e (est), S. (signum, "sello"), SS. (subscripsi), i. (id est).
(2) Abreviación por contracción interna: consiste en suprimir una letra o más en el interior de una palabra; la supresión se indica por una línea horizontal sobre la palabra. En latín y francés las letras finales se conservan siempre en sustantivos, adjetivos y adverbios.
(3) Una letra pequeña colocada sobre una palabra indica la supresión de una o varias letras. Una vocal escrita sobre otra vocal indica la letra inicial y la terminación. Las consonantes m, r, t colocadas sobre la línea se usan para indicar las terminaciones um, ur, it.
(4) Abreviación por suspensión: consiste en dejar la palabra sin terminar, indicando la omisión por un trazo que corta a través de cualquier palo ascendente que pueda haber allí:
La sílaba ram y las terminaciones del el genitivo plural, orum, arum, se abrevian suprimiendo las dos últimas letras; en este caso el pie del la r lleva una barra transversal: : (coram) (antecessorum).
(5) Abreviaciones por símbolos especiales.— El signo más ampliamente usado es una pequeña barra horizontal, a veces ondulada, colocada sobre la palabra, que indica una abreviación por contracción o suspensión: nra (nostra). En el siglo trece la barra tiene las formas : . Los signos, , representan a veces la terminación us, especialmente en ablativos plurales en bus; a veces las terminaciones que, et, y el final m del acusativo. Otros signos tiene un valor más determinado :: por r; por ur, os, us, y en el norte de Francia todas las terminaciones en s y excepcionalmente en et. El origen de este signo es una nota tironiana que surge de unir u con s. Las siguientes son abreviaciones del verbo esse y otros de los signos usados más ampliamente:
(6) Letras encerradas en letras más grandes, que se encuentran principalmente en títulos y manuscritos.
(7) Monogramas. – Las letras de una sola palabra combinadas en una sola figura. Esta costumbre debe haberse copiado de las cancillerías griegas en el periodo carolingio. Las más conocidas son las de Carlomagno (Karolos) y Lotario (Loota Rius)
Se pueden encontrar diccionarios de abreviaciones en obras especiales (ver bibliografía). Desde tiempos antiguos las siglas eran tan numerosas que, bajo Nerón, el gramático Valerius Probus compiló un léxico con ellas, del que solo ha sobrevivido la sección jurídica (ed. Mommsen, "Grammatici latini", IV, 265). A finales del siglo quince se compilaban léxicos de esta clase en el sur de Italia; uno de ellos fue publicado en Brescia en 1534 ha sido reproducido (Bib. de l'Ecole des Chartes, 1902, pp. 8, 9). Numerales Nunca se dejó de usar los numerales romanos y , con dos excepciones, se colocaban entre dos puntos
Los números están indicados por los multiplicadores -- IIIIxx = 80, Vxx = 100. Los numerales romanos casi siempre se escribían en minúsculas. La terminación indica un adjetivo cardinal u ordinal: , millesimo. Las cifras arábicas, de origen hindú, son utilizadas ya en el siglo décimo por Gerbert y aparecen en tratados matemáticos en el siglo doce encontrándose raramente en otras obras antes del siglo quince , cuando las formas de los nueve dígitos son
- .
Notas tironianas y taquigrafía – Las notas tironianas se siguieron usando en diplomas o para glosas de manuscritos hasta el siglo doce. El manuscrito latino 1597 (Bib. Nat., Paris) contiene algunos ejercicios del siglo décimo del manual tironiano (ver Bib. Ec. des Chartes, 1906, 270). El papa Silvestre también usó en sus cartas un sistema taquigráfico del norte de Italia en el que cada sílaba está representada son un signo propio (ver J. Havet "Séances de l'Académie des Inscriptions", 1887). En La Edad Media se usaron varios códigos secretos para escribir (criptografía); consistían principalmente en suprimir las vocales poniendo en su lugar grupos de puntos. A veces , la consonante, que retenían su valor , también representaban a la vocal precedente en orden alfabético (b = a, f = e, k = i, p = o).
Principales dificultades al leer los documentos medievales. Primero hay que tener en cuanta los errores de transcripción que se dan no solo en los manuscritos de los autores, sino también en los diplomas. Hay ejemplos de dos palabras unidas en una sola y los casos más frecuentes son: la unión del adjetivo posesivo al sustantivo (e.g., virisui por viri sui), del pronombre personal al verbo (e.g., tueris por tu eris), de la preposición a su complemento (invitasua por in vita sua), de la conjunción as la palabra siguiente (sitalis por si talis).
Otra dificultar surge de la división arbitraria de palabras entre dos líneas. Ahora se admite que la división solo se puede hacer a final de sílaba y existe la costumbre de colocar un guión al final de la línea para indicar que se ha dividido la palabra: en la Edad media se dividía sin vacilación entre dos líneas y el guión , introducido en el siglo quince, nunca tuvo un uso universal.. Finalmente, antes de comenzar el estudio de un documento es necesario tener algunos conocimientos sobre la ortografía de los idiomas en los que está escrito el texto. No solo se da el caso, en las lenguas vulgares (inglés francés, castellano, provenzal, alemán etc.) de que han desaparecido formas que existían, sino que la ortografía del mismo latín era muy diferente de la nuestra y eso sin mencionar letras mal añadidas a palabras y espíritus alemanes, (sobre todo en el período merovingio); hay que recordar que la terminación del genitivo femenino singular es siempre en e (rose por rosœ). Durante al mayor parte de este período, las vocales del diptongo ae se escribían separadas.
La reforma del siglo dieciséis y la escritura moderna.
Una consecuencia del renacimiento fue el progresivo abandono del gótico en los libros. Los tipógrafos italianos crearon un carácter moderno latino sobre el modelo de la minúscula carolingia. Esa reforma se adoptó en los países latinos; en Inglaterra los caracteres latinos se introdujeron ya en 1476 y gradualmente suplantaron a los góticos o “letra negra”.Por otra parte, este carácter persistió en los países de habla alemana, que aún no lo han abandonado totalmente. Los libros copiados a mano se fueron haciendo cada vez más escasos. En los documentos legales y correspondencia, la escritura asumió un carácter mas individual; las abreviaciones quedaron al capricho de cada escritor -- una licencia que a veces incrementa la dificultad de descifrado. A principios del siglo dieciocho la escritura tendía a ser más regular y a final del mismo llegó a tener una gran perfección. El carácter complemente individual de la escritura del siglo diecinueve hace inútil todo estudio paleográfico de él.
Bréhier, Louis. (1911).
Transcrito por Douglas J. Potter. Dedicado al corazón inmaculado de la Virgen María
Traducido por Pedro Royo