Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Sábado, 23 de noviembre de 2024

Nabucodonosor

De Enciclopedia Católica

Saltar a: navegación, buscar

La forma babilónica del nombre es Nabu-kudurri-usur, la segunda parte de la cual es interpretada como "O Nebo, defiende mi corona", o "tiara", "imperio", "límite", "obras"). El nombre original ha sido mas o menos alterado en las interpretaciones hebreas, griegas, y latinas, de las cuales derivan las formas modernas en castellano, Nabucodonosor, Nebucadnezzar y Nebucadrezzar. En forma general, Nabucodonosor aparenta ser la más cercana a la pronunciación babilónica original que Nebucadrezzar y especialmente Nebucadnezzar ( A.V., Ezra, ii, 1) tomado de la interpretación del los Masoréticos, y estaría todavía más cercana si la "r" fuera restaurada al segundo elemento donde "n" se ha insertado. Dos reyes con este nombre se sabe que gobernaron Babilonia.

Nabucodonosor I ( c. 1152-1124 AC )

El más famoso monarca de la dinastía de Pashi o Isin. Un príncipe de inagotable energía, él condujo a la victoria a los ejércitos Caldeos al oriente y al poniente, contra los Lulubi, Elam, y Asiria, y a pesar de ser derrotado en dos ocasiones por el rey Asirio, Ashur-resh-ishi, prevaleció en detener por algún tiempo la caída del primer Imperio Babilónico ( ver Babilonia, II, 183).

Nabucodonosor II (c. 630-562 AC)

Se le menciona frecuentemente en varias partes de las Sagradas Escrituras, y reclamará aquí nuestra especial atención. Era el hijo mayor de Nabopolazar, el restaurador Caldeo de la independencia Babilónica. Su largo reinado de cuarenta y tres años (c. 605-562 AC) marca el zénit de la grandeza alcanzada por segundo Imperio Babilónico de breve duración (625-538 AC). Aunque poseemos largas inscripciones de Nabucodonosor, éstas sin embargo tratan principalmente con el recuento de sus empresas arquitectó-nicas, nuestro conocimiento de su historia es incompleto, y debemos depender de información de la Biblia en su mayor parte, Beroso, y los historiadores griegos. De las guerras que condujo antes o después de su ascenso al trono de su padre, no necesitamos mencionarlas aquí: su recuento puede ser leído en esta Enciclopedia, II, 183-84; sólo debe enfatizarse que después que los Cimerios y Escitas fueron definitivamente aplastados, todas sus expediciones se dirigieron en dirección oeste, a pesar de que un poderoso vecino se encontraba en el Norte; lo que permitió esto fué un sabio matrimonio político con Amuhia, la hija del rey Medo, que aseguró una paz duradera entre los dos imperios. Nabucodonosor estaba aparentemente más orgulloso de sus construcciones que de sus victorias militares. Durante el último siglo de la existencia de Nínive, Babilonia había sido grandemente devastada, no sólo a las manos de Senaquerib y Azurbanipal, sino también como resultado de siempre renovadas rebeliones. Nabucodonosor, continuando la obra de reconstrucción de su padre, se concentró en hacer de su capital una de las maravillas del mundo. Antiguos templos fueron restaurados; nuevos edificios de increíble magnificencia (Diódoro de Sicilia, II,95; Herodoto,I,183)fueron levantados a las múltiples deidades del panteón Babilónico; para concluir el palacio real iniciado por Nabopolazar, nada se escatimó, ni siquiera "madera de cedro, ni bronce, oro, plata, raras y piedras preciosas"; un pasaje subterráneo y un puente de piedra conectaba las dos partes de la ciudad separada por el Eúfrates; la misma ciudad era inexpugnable por la construcción de una triple línea de murallas.

Tampoco la actividad de Nabucodonosor se confinó a la capital; se le acredita con la restauración del Lago de Sippar, la apertura de un puerto en el Golfo Pérsico, y la construcción de la famosa muralla Meda entre el Tigris y el Eúfrates para proteger el país de incursiones provenientes del Norte: de hecho, son escasos los sitios alrededor de Babilonia donde su nombre no aparezca y donde trazos de su actividad no se encuentren. Estas gigantescas empresas requerían de inumerables obreros: de la inscripción del gran templo de Marduk (Meissner, "Assyr. Studien", II, in "Mitteil. der Vorderas. Ges.", 1904, III), podemos inferir muy probablemente que cautivos traídos de varias partes de Asia Occidental constituían la mayoría de la fuerza laboral utilizada en todas sus obras públicas. De inscripciones de Nabucodonosor y de los templos levantados o restaurados por este príncipe se percibe que era un hombre muy devoto. Lo que sabemos de su historia lo muestra poseedor de una humana disposición, en marcado contraste con la deliberada crueldad de muchos de los soberanos asirios de alma endurecida. Es debido a esta moderación que Jerusalén fue perdonada repetidamente, y finalmente destruida sólo cuando se volvió una necesidad política; príncipes rebeldes obtenían el perdón con facilidad, e incluso Sedecías, cuya ingratitud al rey Babilonio fue particularmente odiosa, pudo, de haber manifestado menos obstinación, haber sido tratado con mayor indulgencia ( Jer., xxxviii, 17,18); Nabucodonosor mostró mucha consideración a Jeremías, dejándolo en libertad de acompañar a los exiliados a Babilonia o de permanecer en Jerusalén, y designando a uno de los amigos del Profeta, Godolías, como prefecto de Jerusalén; el otorgó en misma forma tal grado de libertad a los judíos exiliados que algunos alcanzaron posiciones prominentes en la Corte y Baruc consideró como un deber exhortar a sus paisanos a tener en el corazón el bienestar de Babilonia y orar por su rey. La tradición babilónica menciona que hacia el final de su vida, Nabucodonosor, inspirado desde lo alto, profetizó la inminente ruina del Imperio Caldeo ( Beroso y Abideno en Eusebio, "Praep. Evang.", IX,xli). El Libro de Daniel (iv) registra com Dios castigó la soberbia del gran monarca. Acerca de este misterioso castigo, que algunos consideran como un ataque de la locura llamada lican-tropía , así como el interregno que debió haber provocado, los anales Babilónicos se mantienen en silencio, o al examinar documentos para encontrar trazos del referido interregno ( ver Oppert, "Expédit. en Mésopot." I, 186-187; Vigouroux, "La Bible et les découvertes modernes", IV, 337). Nabucodonosor murió en Babilonia entre el Segundo y sexto mes del cuadragésimo-tercer año de su reinado.

Nota del traductor: Los años mencionados de vida de Nabucodonosor II se han corregido del texto en inglés enviado que repite los mismos de Nabucodonosor I , esto se puede confirmar al leer los datos calendáricos en el texto inicial de Nab II. Los nombres en castellano de los personajes citados toman de los nombres con la SS del inglés en la forma de Z en castellano. Los nombres de personajes y lugares se han cotejado con su correcta forma castellana cotejando contra los escritos en La Sagrada Biblia ( de la Vulgata Latina al Español ), con revisión del Obispo de Astorga, Mons. Félix Torres Amat.

Acerca de Nabucodonosor II ver Records of the Past, 1st ser., V, 87, 111; VII, 69, 73; XI, 92; 2nd ser., III, 102; V, 141; Proceedings of the Society of Bibl. Archaeol, X, 87, 215, 290 sqq.; XII, 116, 159 sqq, SCHRADER-WHITEHOUSE, The Cuneiform Inscr. and the Old Testament, II, 47-52, 115, 315 etc.; POGNON, Les inscriptions babyloniennes de Wadi-Brissa (Paris, 1888); MENANT, Babylone et la Chaldée, 197-248; MASPERO, Histoire ancienne des peuples de l'Orient: Les empires (Paris, 1904), 517-66, 623-43; VIGOUROUX, La Bible et les découvertes modernes (Paris, 1898), IV, 141-54, 244-338; PANNIER in VIGOUROUX, Dict. de la Bible, s. v.; SCHRADER, Keilinschriftliche Bibliothek, III, part ii, 10-71, 140-41; IV, 180-201. CHARLES L. SOUVAY Transcrito del francés por Fr. Paul-Dominique Masiclat, O.P. Traducido Edmundo B Durell.