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Martes, 3 de diciembre de 2024

Luis de Molina

De Enciclopedia Católica

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Uno de los más sabios y reconocidos teólogos de la Compañía de Jesús, nacido en una familia noble en Cuenca, Castilla la Nueva, España, en 1535 y muerto en Madrid el 12 de octubre de 1600. Entró en la Compañía a los 18 años, en Alcalá, y al terminar el noviciado fue enviado a terminar sus estudios filosóficos y teológicos a Coimbra, en Portugal. Tanto éxito tuvo que al terminar su curso fue nombrado profesor de filosofía en Coimbra y pocos años después promovido a la cátedra de teología de la Universidad de Evora. Durante 2 años de trabajar sin descanso expuso la Suma de Santo Tomás a unos ávidos estudiantes. En 1590 se retiró a su ciudad natal, Cuenca, para dedicarse exclusivamente a escribir preparar para la prensa los resultados de sus largos y continuos estudios.

Sin embargo, dos años después la Compañía abrió en Madrid una escuela especial para la ciencia de la filosofía moral y el renombrado profesor fue llamado de su soledad y nombrado para la recién establecida cátedra. Allí le halló la muerte cuando apenas llevaba medio año en su nuevo puesto. Por una extraña coincidencia el mismo día ( doce de octubre de 1600) la "Congregatio de auxiliis", recientemente instituida en Roma para investigar el nuevo sistema de Molina sobre la gracia, después de un segundo examen sobre su "Concordia", informó en contra de su contenido a Clemente VIII.

Molina no sólo era un estudioso incansable, sino un pensador profundo y original. A él se deben importantes contribuciones especulativas, dogmáticas y de teología moral así como de jurisprudencia. La originalidad de su mente se muestra sobre todo por su novedoso tratamiento de los antiguos temas escolásticos así como por sus trabajos en la investigación teológica.

Su mayor contribución a al teología es la "Concordia", en la que empleó treinta años de asiduo trabajo. La publicación de esta obra fue facilitada por el cardenal Albert, Gran Inquisidor de Portugal y hermano del emperador Rodolfo II. El título completo de la famosa obra reza: "Concordia liberi arbitrii cum gratiæ donis, divina præscientia, providentia, prædestinatione et reprobatione" (Lisboa 1588). Como indica el título, la obra trata en primer lugar del difícil problema de reconciliar la gracia con la libre voluntad. En vista de propósito y principal contenido la obra puede también ser vista como una reivindicación científica de la doctrina de Trento sobre la permanencia de la libre voluntad del hombre bajo la influencia de la gracia eficaz (Sess. VI., cap v-vi; can iv-v). También es el primer intento de ofrecer una explicación estrictamente lógica de los grandes problemas de la gracia y la voluntad libre, presciencia, providencia y predestinación a la gloria o reprobación, todo ello sobre fundamentos completamente nuevos, al mismo tiempo que se encaran de forma limpia todas las objeciones posibles. Estos nuevos fundamentos en los que descansa el sistema de Molina, es la Divina scientia media.

Para aclarar su conexiones intrínsecas con las enseñanzas tradicionales la obra se presenta en forma de comentario sobre varias partes de la Suma de Sto. Tomás (I. Q. xiv, a. 13; Q. xix, a. 16; QQ. xxii-iii). Así , Molina es el primer jesuita que escribe un comentario sobre la Suma. Respecto al estilo, hay poco que recomendar. La latinidad es pesada, las sentencias son largas y complejas y la prolija exposición y frecuente repetición de las mismas ideas producen cierta fatiga; en resumen, la “Concordia” no es de lectura ni fácil ni agradable. Aunque mucha de la oscuridad se pueda atribuir al tema mismo, se puede decir con seguridad que la disputa sobre la doctrina de Molina nunca hubiera llegado a tal grado de violencia si el estilo hubiera sido más simple y las expresiones menos ambiguas. Y sin embargo, Molina pensaba que otras herejías sobre la Gracia nunca hubieran surgido, o hubieran sido olvidadas rápidamente si la doctrina católica de la gracia hubiera sido tratada según los principios que él seguía por primera vez en la “Concordia” y con el detalle y precisión que caracterizaban dicha obra.

Pero estaba muy equivocado, porque su doctrina no fue capaz de frenar las doctrinas de Bayo que comenzaban a expandirse poco después de la publicación de este libro, ni para prevenir el nacimiento del Jansenismo, que surgía de las primeras ideas protestantes pero que fue en sí la causa de la histórica controversia que ha irritado durante siglos a los Tomistas contra los Molinistas y que tardó en desaparecer. Así pues, la “Concordia” se convirtió rn el hueso de las controversias entre las escuelas y trajo una deplorable discordia entre los teólogos, especialmente entre las órdenes de los Dominicos y Jesuitas. Apenas había salido de la prensa y sin aún aparecer a la venta, se levantó contra el “Concordia “una violenta controversia.

Una vez que se enteraron del contenido, algunos teólogos trataron con todos los medios a su alance de que no se publicara. El mismo Molina retuvo la edición durante un año. En 1589 la colocó en el mercado junto con una defensa de ella que había preparado y que contestaba a las principales objeciones hechas contra su obra antes de que apareciera. La defensa se publicó separadamente bajo el título "Appendix ad Concordiam, continens responsiones ad tres objectiones et satisfactiones ad 17 animadversiones" (Lisboa, 1589).

Esta precaución sirvió de poco y la controversia creció. No solo los principales de sus enemigos, entre los dominicos Báñez y Lemos, sino hasta sus propios hermanos en religión Henríquez y Mariana, se opusieron a su doctrina de forma muy violenta. Pronto toda España estaba metida en la discusión.

Molina fue denunciado a la Inquisición. Cuando la disputa se estaba haciendo demasiado amarga, intervino Roma tomando el asunto en sus manos. En 1594 Clemente VIII impuso silencio a las partes contendientes y en 1596 exigió que los documentos fueran enviados al Vaticano. Para solucionar la controversia instruyó en 1598 una "Congregatio de auxiliis", especial que en los primeros estadios de la investigación se oponía a la doctrina de Molina. Cuando murió éste se llevó a la tumba la impresión de que el molinismo estaba condenado a incurrir en las censuras de la Sta Sede, ya que no vivió hasta ver exonerado su sistema por Paulo V en 1607. ( Para más detalles ver el artículo CONGREGATIO DE AUXILIIS).

Sin alterarse por el ardor y la dureza del ataque, Molina publicó un comentario completo sobre la primera parte de la Suma de Sto. Tomás que había preparado en Evora durante los años 1570-73 (Commentaria in primum partem D. Thomæ", 3 vols., Cuenca, 1592).

La principal característica de esta obra , reeditada varias veces, es la inserción, donde era posible, de la mayor parte de las disertaciones de la “Concordia”, que así se convirtió en parte integral del comentario. La creciente confusión y controversia llevó a Molina a publicar una nueva edición de la “Concordia”, con numeroso añadidos en los que trataba de corregir las muchas interpretaciones erróneas de su doctrina y al mismo tiempo tratar de deshacer las dudas y acusaciones de sus adversarios. Esta edición lleva el título "Liberi arbitrii cum gratiæ donis etc. concordia, altera sui parte auctior" (Amberes, 1595, 1609, 1795; nueva edición, Paris, 1876). Hoy es la única edición estándar.

Tras un lapso de casi cien años el dominico P. Jacinto Serry en su "Historia Congregationis de auxiliis" (Louvain, 1700; Amberes, 1709) acusó a Molina de haber omitido asertos de su edición de Amberes de la “Concordia” que estaban en la edición de Lisboa. Pero el P. Livinus de Meyer, S. J., sometió las dos ediciones a una comparación crítica y demostró que las omisiones eran de importancia secundaria y que la acusación de Serry no tenía sustancia. La obra de Meyer lleva el título "Historia controversiarum de auxiliis" (Amberes, 1708).

Molina no era menos eminente como moralista y jurista que como teólogo especulativo. Una prueba de ello es su "De Justitia et jure" (Cuenca, 1593) que apareció completa solamente tras su muerte. Esta obra es un clásico, citado con frecuencia hasta en nuestros días (7 vols., Venecia, 1614; 5 vols., Colonia, 1743).

En líneas generales Molina desarrolla no solo la teoría de la ley en general y las cuestiones jurídicas que surgen de las economías políticas de su tiempo (e, g,. la ley de cambios), sino que también entra muy extensamente en las cuestiones de las relaciones jurídicas de la Iglesia y el Estado, el papa y el príncipe y similares. Es un triste hecho que para justificar la brutal persecución de los jesuitas en Francia, el benedictino Clémencet ("Extracts des assertions pernicieuses', etc., Paris, 1672) entresacara de esta sólida obra y se imaginase que había allí principios erróneos de moralidad. Es una de las muchas desgracias que en este tiempo de inquietud cayó tan duramente y en general sin merecerlo, sobre la Compañía de Jesús (cf. Döllinger, "Moralstreitigkeiten", I, Munich, 1889, p. 337).

La obra "De Hispanorum primigeniorum origine et natura" (Alcalá, 1573; Colonia, 1588) con frecuencia atribuida a Molina, es en realidad la obra de otro jurista del mismo nombre nacido en Andalucía.

Como hombre, sacerdote y religioso, Molina era respetado hasta por sus adversarios. Durante toda su vida sus virtudes fueron una fuente de edificación para todos los que le conocían. Para reclamar obediencia mostraba verdadera y sincera humildad. En su lecho de muerte, al preguntarle que quería que se hiciese con sus escritos contestó simplemente:” La Compañía puede hacer lo que desee”. Su amor a la pobreza evangélica era muy notable y a pesar de su enfermedad corporal causada por el exceso de trabajo nunca buscó que se mitigara ni en la comida ni en el vestido. Fue un hombre de gran mortificación hasta el fin de sus días.


Bibliografía

En la edición de Colonia de su obra De justitia et jure, I (1733). Hay una biografía , una bibliografía y un retrato de Molina. Lleva el título L. Molina, S. J. vitæ morumque brevis adumbratio atque operum Catalogus. No hay una biografía crítica moderna.Ver MORGOTT en Kirkenlex, s. v.; SOMMERVOGEL, Bibl. des éscrevains de la C. de J., V, 1167-70; HURTER, Nomenclator, I (2nd. ed.), 47 sqq.

J. Pohle.

Traducido por Pedro Royo


The Catholic Encyclopedia, Volume X. Published 1911. New York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, October 1, 1911. Remy Lafort, S.T.D., Censor. Imprimatur. +John Cardinal Farley, Archbishop of New York