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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Casa de Guise

De Enciclopedia Católica

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La Casa de Guisa, una rama de la familia ducal de Lorena, jugó un papel muy importante en las luchas religiosas de Francia durante el siglo XVII. Por ser descendientes de Carlomagno, durante un tiempo reclamaron el trono de Francia. Los guisas defendieron firmemente los intereses católicos, no sólo en Francia sino también en Escocia, donde María de Lorena y su hija, Maria Estuardo, eran sus aliadas. El celo religioso estaba con frecuencia manchado por su propia violencia y la de sus seguidores e incluía ciertos planes de reforma política que eran peligrosos para la centralización política. Finalmente, la estrecha relación durante 35 años entre España y la casa de Guisa creaba sospechas respecto a su patriotismo francés. En su favor hay que decir que los hugonotes también eran culpables de muchos actos de violencia y que buscaban el apoyo de Inglaterra, de la misma forma que los Guisa el de España y que la nobleza calvinista era aún más peligrosa para la unidad francesa que los católicos. Aquí se considera solamente a aquellos miembros de esta familia que son especialmente interesantes desde el punto de vista de la historia religiosa.


I.CLAUDIO DE LORENA

Primer Duque de Guisa, nacido en el Castillo de Condé el 20 de oct.1496 y fallecido en Joinville el 12 de abril de 1550, hijo de René II duque de Lorena y su segunda esposa Felipa de Guelders. Claudio de Lorena quería poseer el ducado de Lorena, en detrimento de su hermano mayor, Antonio, al que de4claró ilegítimo, puesto que él había nacido durante la vida de Margarita d'Harcourt, la primera esposa (divorciada) de René II, pero se le obligó a conformarse con los condados de Guise y Aumale, la baronía de Joinville y los señoríos de Mayenne y Elbeuf, que su padre poseía en Francia. Ponto apareció por la corte francesa donde enseguida dio muestras de habilidad de agradar. Siguió a Francisco I a Italia y en la batalla de Marignano (1515) recibió veintidós heridas. Se distinguió por su valor en la campaña contra Carlos V por lo que Francisco I le premió haciendo el maestro de los perros de caza y primer chambelán y por la elevó del condado de Guisa a Ducado y Par de Francia un honor hasta entonces reservado a los príncipes de sangre. Claudio de Guisa también mereció la gratitud de partido católico por la lucha que mantuvo en 1525 contra las bandas de anabaptistas que intentaron invadir Lorena y que exterminó en Lupstein cerca de Saverne (Zabern), 16 mayo, 1525. Su campaña en Luxemburgo (1542) los servicios que prestó en 1543 por su defensa de Landrecies y su éxito aquietando a los parisinos alarmados por la cercanía de las fuerzas imperiales, justificaban el favor del rey que finalmente le confió el gobierno de Borgoña. Pero la ambición del duque, a pesar de su fortuna y poderosos parientes, ofendía a Francisco I quien aconsejó a Enrique II que nunca admitiera a Guisa a participar en el gobierno, y una cuarteta popular parisina decía --

François premier prédit ce point

Que ceux de la maison de Guise

Mettraient ses enfants en purpoint

Et son pauvre peuple en chemise.


En 1513 Claudio de Guise casó con Antoinette de Bourbon (1493-1583), conocida por la sencillez de su vida, su renuncia a los vestidos caros y su gran caridad en los hospitales, los pobres y los huérfanos.. Tuvo con ella ocho hijos y cuatro hijas. Si se ha de creer las memorias de su hijo Francisco de Guisa, Claudio murió envenenado.


II. JUAN DE LORENA

Hermano del anterior nacido en 18 de mayo de 1498 y muerto en 1550. A los 21 años era cardenal, el primer cardenal de Lorena. Su actividad la ejerció principalmente en Francia, donde ayudó a Claudio de Guisa a fortalecer la importancia de su familia, En 1536 fue enviado como embajador de francisco I a Carlos V para arreglar sus diferencias. Al volver advirtió al rey de las intenciones bélicas del emperador. Hasta antes de que Claudio de Lorena ofendiere al rey , el se miraba al cardenal como sospechoso. Cayó en desgracia de Francisco I en 1542 pero retuvo gran influencia debido a los que podía hacer con su inmensa fortuna ya que había adquirido los obispados de , Toul, Verdun, Thérouanne, Luçon, y Valence, los arzobispados de Lyon, Reims, y Narbona, y algunas abadías. “Tu eres Cristo o el Cardenal de Lorena” dijo un pobre romano al que le había entregado una gran limosna.


III. FRANCISCO DE LORENA

Segundo Duque de Guisa, nacido en el Castillo de Bar el 17 de febrero de 1519, de Claudio de Guisa y Antoinette de Bourbon; fallecido el 24 de febrero de 1563. Era el guerrero de la familia, el gran capitán de Guysa, como le llamaban los españoles. Recibió una herida en el sitio de Boulogne (1545), le mereció el apodo de Balafré (Balafré (el de las cicatrices). Su defensa de Metz contra Carlos V (1552) coronó su reputación. Después de un sitio de dos meses el emperador se vio obligado a retirarse con una pérdida de 30000 hombres, Francisco de Lorena luchó valientemente en la batalla de Renty (1554). La Tregua de Vaucelles, firmada en 1556 para un período de seis años, seguida por la abdicación de Carlos V pareció ser el fin de su carrera militar.

Los duques de Guisa, como descendientes de la casa de Anjou, tenían pretensiones al reino de Nápoles y sin duda con la secreta intención de favorecer estas aspiraciones, Francisco de Lorena fomentó una alianza entre Enrique II y el papa Paulo IV que estaba amenazado por Felipe II. Como consecuencia de esta alianza Francisco de Guisa entró en territorio de Milán ( enero 1557) marchó a través de Italia aunque ni los príncipes ni el papa le dieron la asistencia que esperaba, tomó la pequeña ciudad napolitana de Campli ( 17 abril 1557) y el 24 de de abril sitió Civitella. Después de 22 días amenazado al mismo tiempo por las epidemias y por el duque de Alba, se retiró a Roma, donde reorganizó su ejército preparándose para volver al sur, cuando Enrique II, después de la victoria de los españolas sobre el condestable de Montmorency en S. Quintín ( 23 agosto 1557) , le llamó para “restaurar Francia”.

Guisa volvió a la corte (20 de octubre 1557) y fue investido con el título de Lugarteniente general del reino. Recuperó la ciudad de Calais (1.8 de enero 1558) siguiendo los planes de ataque de Coligny. En junio tomó Thionville, en julio, Arlon. Estaba a punto de atacar Luxemburgo cundo le detuvo la paz de Cateau-Cambrésis (3 abril, 1559), acordada por Enrique II, contra las protestas del duque. Más aún, Enrique II, influido por Diana de Poitiers y por condestable Montmorency, estuvo a punto de enfadarse con Guisa.

El acceso al trono de Francisco II ( 10 de julio 1559) y de su mujer , María Estuardo, nieta de Francisco de Guisa, fue un triunfo para la familia Guisa y el que cayó en desagracia fue Montmorency. “Francisco de Guisa era el más importante en el consejo real”. “Mi consejo es este o aquel, decía, y debemos actuar de esta manera”. En la investigación de Antoine de Bourbon y del del Príncipe de Condé, La Renaudie, un caballero protestante del Périgord, organizó una conspiración para apoderarse de Francisco de Guisa y de su hermano el segundo cardenal de Lorena. Pero la conspiración fue descubierta ( Conspiración de Amboise) y reprimida violentamente. Condé fue obligado a huir de la corte y el poder de los Guisas aumentó.

El discursos que Coligny, jefe de los Hugonotes, pronunció contra ellos en la Asamblea de los Notables de Fountainbleau (agosto 1560), no solo no influyó en absoluto en en Francisco II sino que resultó el cárcel para Condé. Sin embargo el rey murió el 5 de diciembre de 1560. un año llenos de calamidades para los Guisas tanto en Francia como en Escocia ( ver abajo Maria de Guisa). En unos pocos meses su influencia se desvaneció, y cuando llegó al trono Carlos IX, Francisco de Guisa vivió retirado en sus tierras. La regente, Catalina de Médicis, parecía inclinarse al principio a favor de los protestantes y para salvar al partido católico, Francisco de Guisa formó con su viejo enemigo el Condestable de Montmorency y el Mariscal de Saint-André el llamado triunvirato (abril 1561) hostil a la política de concesiones que Maria de Médicis trataba de inaugurar a favor de los protestantes. El plan de triunvirato era tratar con España y con la Santa Sede y llegar también a un acuerdo con los príncipes luteranos alemanes para inducirlos a que abandonaran la idea de ayudar a los protestantes franceses. Hacia julio de 1561 Guisa escribió en este sentido al duque de Wittemberg. El Coloquio de Poissy (septiembre y octubre de 1561) entre teólogos de las dos confesiones fue inútil y la política de conciliación de Catalina de Médicis fue derrotada. Desde el 15 al 18 de febrero de 1562, Guisa visitó al duque de Würtemberg en Saverne y le convenció de que si la conferencia de Poissy había fallado, había sido por culpa de los calvinistas.

Al pasar por Vassay de camino a París (1 de marzo de 1652) tuvo lugar una masacre de protestantes. No se sabe hasta que punto fue responsable de ello, pero sirvió para atizar la guerra religiosa. Rouen pasó de nuevo a manos de Guisa después de un mes de sitio (octubre). La batalla de Dreux, en la que fue hecho prisionero Montmercy y Saint-André murió fue convertida por Guisa en ventaja para los católicos (19 de diciembre) y Condé, el líder de los hugonotes fue apresado. Guisa estaba a punto de tomas orleans de los Hugonotes ( 18 febrero de 1563) fue herido por el protestante Poltrot de Méré y murió seis días después. “No podemos negar”, escribió el protestante Coligny hablando de su muerte, “los manifiestos milagros de Dios”.

Por sugerencia de Enrique II Guisa casó en 1549 con Ana d'Este (1531-1607), hija de Hercule II d'Este, duque de Ferrara, y de René de Francia y, a través de su madre, nieta de luis XII, había estado a punto de casarse con el rey Segismundo I de Polonia. Tuvo seis hijos y una hija de Guisa. Ana hizo responsable al almirante de Coligny de la muerte de su marido y su entrevista con el almirante en Moulins fue una reconciliación solo aparente. Pronto casó con Jaime de Savoya (m. 1583), con el que tuvo dos hijos. Vivió para ver la extinción de la Casa de Este con la muerte de Alfonso I, quinte duque de Ferrara, y ver dos de sus hijos, Enrique duque de Guisa y el cardenal Guisa (ver abajo) muertos en el castillo de Blois. “Oh gran rey” gritó ante la estatua de su abuelo, Luis XII, “ ¿Construiste este castillo para que los hijos de tu nieta perecieran en él?”. El poeta Ronsard cantó las alabanzas de la esposa de Francisco de Guisa, según la costumbre de su tiempo:

Venus la sainte en ses grâces habite,

Tous les amours logent en ses regards;

Pour ce, a bon droit, telle dam mérite.

D'avoir été femme de notre Mars.


IV. CARLOS DE LORENA

Cardenal de Guisa, nacido en Joinville, el 17 feb., 1524; m. en Aviñón el 26 diciembre 1574; nombrado arzobispo de Reims en 1538, cardenal en 1547, el día después de la coronación de Enrique II en la que ofició. Era conocido del cardenal de Guisa y como el segundo cardenal de Lorena, tras la muerte de su tío, Jean (1550), primer cardenal de Lorena. Su protección de Rabelais y Ronsard y su generosa fundación de la universidad Reims (1547-49) se asegura un lugar en la historia de las letras contemporáneas, aunque su mayor importancia se da en la historia política y religiosa.

Los esfuerzos de este cardenal para afianzar las pretensiones al condado de Provenza, con esa intención tomó también el título de cardenal de Anjou, no tuvieron éxito. Tampoco lo tuvo cuando en 1551 intentó disuadir a Enrique II de unir el ducado de Lorena a Francia. Sin embargo tuvo éxito en crear para su familia ciertos intereses y alianzas políticas que a veces pararían estar en conflicto unas con otras. Por una parte coqueteó con los príncipes luteranos alemanes y por otra, entrevistándose con el cardenal Granvelle (1558) en Péronne, inició unas amistosas relaciones entre los Guisa y la casa real española.

Aí pues el hombre que coronó sucesivamente a Enrique II, Francisco II y Carlos IX, tenía una política personal que no siempre iba en la misma dirección que la corte. Esta política le convertía en un enigma a veces ante sus contemporáneos. El cronista L´Estoile le acusaba de gran duplicidad; Brantôme hablaba de su “alma profundamente manchada, a pesar de ser clérigo”, acusándole de escepticismo, afirmando que le había oído hablar ocasionalmente aprobando a medias la Confesión de Ausburgo. Con frecuencia se le acusa de ser responsable de las guerras de los hugonotes y parece que en algunas ocasiones intentó establecer la Inquisición en Francia.

Muchos libelos y panfletos levantaron contra él fuertes pasiones políticas y religiosas. Desde 1560 al menos veintidós estaban en circulación, cayeron en sus manos, más tarde dañaron su reputación de la misma así como entre sus contemporáneos. Uno de ellos, “La guerra del Cardenal” (1565), le acusa de querer devolver al imperio los tres obispados de Metz, Toul y Verdun, que habían sido conquistados por Enrique II. Un discurso atribuido a Gregorio de Beza (1566) denunciaba el pluralismo del cardenal en la cuestión de los beneficios.

Bajo Carlos IX el cardenal de Guisa estuvo continuamente alienando entre el favor y odio del rey. En 1562 asistió al Concilio de Trento, con la completa confianza de su rey. A Luis de Gélais, señor de Lansac, Arnaud du Ferrier, presidente del Parlamento de Paris y Guy de Faur de Pibrac, consejero real, que representaban a Carlos IX en el Concilio, se les unió desde el 26 de mayo de 1562 hasta fin de año el cardenal de Lorena. Se le habían dado instrucciones de que llegara aun acuerdo con los alemanes, que proponían una reforma de la Iglesia en la cabeza y en los miembros y que se autorizara inmediatamente la comunión bajo las dos especies, las oraciones en los idiomas vernáculos y el matrimonio del clero.

En los artículos de reforma que presentó (2 de enero de 1563) no habló de último punto pero pedía los otros dos Pío IV estaba indignado y el cardenal denunció a Roma como la fuente de todos los abusos. En la cuestión de la precedencia que surgió entre él y el embajador español, Conde de Luna, Pío IV decidió por éste último. Sin embargo, en septiembre de 1563, en una visita a Roma, el cardenal que buscaba la asistencia papal para las ambiciones de los Guisa, pronunció opiniones menos claramente galicanas, Más aún, cuando supo que los embajadores franceses, que habían abandonado el concilio, estaban insatisfechos porque los legados habían obtenido del concilio la aprobación del proyecto para la “reforma de los príncipes”, que después se consideró contrario a las libertades de la iglesia Galicana, se esforzó , aunque sin éxito, para que los embajadores volvieran, se impuso a los legados para que retiraran los artículos y trató de que se publicaran inmediatamente en Francia los decretos del concilio, aunque esto no lo consintió Catalina de Médicis.

Cuando en 1566 François de Montmorency, gobernador de Paris intentó impedir que el cardinal entrase en la capital con una escolta armada, el conflicto que siguió y la huida precipitada del cardenal dio lugar a un ridículo general que le obligó a retirarse a su diócesis durante dos años. En 1570 causó el enfado de Carlos IX al inducir al duque Enrique, el hijo mayor de sus sobrinos a solicitar la mano de Margarita de Valois, hija del rey y en 1574 aún irritó más al rey cuando impidió el matrimonio de esta princesa con el rey de Portugal. Sin embargo parece que ganó algún favor, brevemente, del rey por su participación en las negociaciones del matrimonio de Carlos IX con Isabel de Austria y por la de Margarita de Valois con el príncipe de Navarra, aunque Catalina de Médicis sabía muy bien que la política personal de los Guisas era una amenaza constante para la del rey. Poco después de la muerte de Carlos IX, el cardenal se presentó ante su sucesor, Enrique III, auque murió poco después.


V. LUIS I DE LORENA.

Cardenal de Guisa, nacido el 21 de octubre de 1527, muerto en París el 24 de marzo de 1578, hermano de Francisco de Guisa y del segundo cardenal de Lorena. Obispo de Troyes en 1545, de Albi en 1550 y cardenal en 1553, bajo el nombre de Cardenal de Guisa, arzobispo de Sens en 1561, auque renuncio a la sede episcopal en 1562 a favor del cardenal de Pellevée. Coronó a Enrique III el 13 de febrero de 1575. Sus contemporáneos no parecen estar de acuerdo sobre él .L'Estoile le llama alegre gourmet, le cardinal des bouteilles, mientras que Brantôme alaba su conocimiento y buen sentido político, especialmente en su vejez.


VI. MARIA DE GUISA

Reina de Escocia, nacida el 22 de noviembre de 1515 y muerta en Edinburgo el 10 de junio de 1560, hermana de Francisco de Guisa y del Segundo cardinal de Lorena y mayor de los doce hijos de Claudio de Lorena, Duque de Guisa y de Antoinette de Bourbon. Viuda en 1535, tras un año de matrimonio con Luis de Orleans, duque de Longueville, rehusó casarse con Enrique VIII, rey de Inglaterra, aunque por orden directa de Francisco I consintió en ir a Escocia a casarse (9 de mayo de 1538) con James V, rey de Escocia, cuya primera mujer, Margarita de Francia, había fallecido el año anterior. Con James V tuvo una hija, Maria Estuardo, y una semana después se quedó viuda y regente.

Enrique VIII quiso sacar ventaja de su regencia para establecer en Escocia una influencia anticatólica y con este fin forjó con María de Guisa el tratado de 12 de marzo de 1543, que proponía el matrimonio de María Estuardo con su hijo Eduardo. Sin embargo, María de Guisa, sobre todo tras la muerte de su consejero el cardenal Beaton, miraba Francia para buscar apoyo a su política católica y se decidió en los Estados de Escocia (5 febrero 1548) que María Estuardo fuera enviada a ese país, el más antiguo y fiel aliado de Escocia, para casarse con el joven delfín.

Mientras la Reforma avanzaba en Escocia, María de Guisa, aconsejada y asistida por sus hermanos Francisco de Guisa y el segundo cardenal de Lorena, logró mantener su autoridad. Sus hermanos la mantenían informada desde París del gran éxito de su hija María Estuardo “Ella gobierna al rey y a la reina”, escribía el cardenal de Lorena. Enrique II quería que con el matrimonio con el delfín tomaran el título de rey y reina de Inglaterra e Irlanda, aduciendo que Isabel, hija de Enrique VIII y Ana Bolena era ineligible por ser hija de un matrimonio ilegítimo, además de herético. Durante un breve tiempo los Guisas esperaban que por su acción política se volviera al catolicismo en toda Gran Bretaña. Nicholas de Bellève, Obispo de Amiens y varios doctores de la Sorbona fueron a Escocia en 1559 para convencer a María de Guisa que juzgara a todos los eclesiásticos no católicos.

Y aunque era de un carácter moderado y escribió a los Guisa que los únicos medios de preservar la vieja religión en Escocia era permitir a la gente completa libertad de conciencia, sin embargo no se atrevió a oponerse a la orden de Francia. Siguió una revuelta y los protestantes sometieron a pillaje iglesias y monasterios y entraron en Edimburgo. John Knox proclamó el derecho de insurrección contra la tiranía y la asamblea de nobles y los barones del reino depusieron a María de Guisa de la regencia (21 de octubre , 1559). Ella estaba entonces en Leite, protegida por una tropa de soldados franceses, que pronto vencieron a los protestantes y entraron en Edimburgo, que fue enseguida sitiado pro un ejército inglés enviado por Isabel para ayudar a los protestantes. En estas circunstancias murió María de Guisa.


VII. HENRIQUE I DE LORENA

Príncipe de Joinville y en 1563 tercer duque de Guisa, nació el 31 de dic de 1550, hijo de Francisco de Guisa y Ana d´Este; murió en Blois el 23 de dic 1588. Los rumores que atribuían a Coligny participación en el asesinato de Francisco de Guisa animaban al joven Enrique de Guisa, entonces de 13 años, a vengar a su padre y líder del partido católico. Mientras el cardenal de Lorena retenía la influencia y los numerosos seguidores de su familia, el joven Enrique abandonó Francia y no tuvo parte en la reconciliación de Moulins entre su madre y Coligny. En junio de 1556 marchó a Hungría a luchar al servicio del emperador contra los turcos. Cuando volvió a Francia tomo parte en la segunda y tercera guerras de los hugonotes, distinguiéndose en las batallas de Saint-Denis (1567), Jarnac, Moncontour y en la defensa de Portiers (1569) contra Coligny. Su pretensión (1570) a la mano de Margarita de Valois, hija de Carlos IX, ofendió seriamente al rey, pero éste le restituyó su favor al casarse , precipitadamente con Catalina de Cleves (1548-1633), viuda del príncipe de Porcien y ahijada de Catalina de Medicis, conocida por la frivolidad de su juventud y por la extraña libertad con la que hizo que sus amantes fueran pintados en su Libro de Horas como crucificados.

Entre 1570 y 1572 Enrique de Guisa estuvo muy preocupado por la preeminencia de Coligny y los protestantes en el consejo de Carlos IX. En la raíz de la Masacre de S. Bartolomé está este miedo y sospecha compartido por Catalina de Medicis. Guisa fue acusado del impulso dado a estacionar Maurevers (22 Agosto, 1572) en la ruta tomada por Coligny y cuando al día siguiente Catalina de Medicis insistió en que para prevenir un estallido de venganza de los protestantes Carlos IX debía ordenar la muerte de algunos de sus jefes, Guisa fue llamado a Palacio para preparar la ejecución del plan.

Sobre la masacre y las deplorables proporciones que adquirió ver Masacre del Día de S. Bartolomé. Durante la noche del día 24 de agosto, Enrique de Guisa, con un grupo de hombres armados fue a la casa de Coligny y mientras su asistente mataba a Coligny , esperaba montado a caballo en el patio y gritaba “¿Está bien muerto? Al repelir los repetidos ataques de los hugonotes en la batalla de Dormans ( 10 oct. 1575) durante la guerra de los hugonotes, Enrique recibió una herida en el carrillo, lo que después llevó a que fuera conocido, como su padre, como Le Balafré. Su poder aumentó y era mirado como un nuevo Judas Macabeo y su popularidad era tan grande que un contemporáneo escribió: “Es demasiado poco decir que Francia estaba enamorada de ese hombre; estaba embrujada por él”.

El rey Enrique III empezó a sentir que su propia seguridad estaba amenazada ya que la poderosa familia estaba empezando a aspirar al trono. En 1576 se organizó la Santa Liga, centrada inmediatamente alrededor del héroe popular Enrique de Guisa y en unos pocos meses tuvo a su disposición 26.000 infantes y 5.000 jinetes. El objeto de la Liga era defender la religión católica en Francia. Antes ya se habían formado Ligas en Toulouse (1563), Angers (1565), Dijon (1567), Bourges y Troyes (1568), formadas por ciudadanos leales y piadosos de la clase media. En 1576, sin embargo, la Santa Liga se había establecido entre los nobles y según una declaración que se extendió por toda Francia por los Guisa, esta asociación de príncipes, señores y caballeros tenía un doble propósito:

(1) Establecer en su totalidad la ley de Dios; restaurar y mantener es servicio sagrado de Dios según la forma y manera de la Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana ; preservar al rey Enrique en el estado de esplendor, autoridad , deber y obediencias debidos por sus súbditos, pro con la condición de que nada se hiciera que perjudicara lo que pudiera ser decidido por los Estados Generales.

(2) Restaurar a las provincias y estados del reino, bajo la protección de la Liga, sus derechos antiguos, preeminencia, franquicias y libertades como habían tenido desde tiempos de Clodoveo, el primer rey cristiano, cuanto mejor y más provechoso, si la mejora era posible, se pudiera bajo la protección de la Liga. Desde el principio, por consiguiente, la Liga se caracterizó por una descentralización y tendencia católica.

Los hugonotes pretendieron pronto haber descubierto entre los papeles de un tal Juan David que los Guisa habían entregado a Roma un memorial reclamando que, por razones de su descendencia de Carlomagno, Enrique III debía entregarles a ellos el trono de Francia.

La Liga se organizó primero en Picardía, bajo la dirección del mariscal de Humiéres, gobernador de Péronne, Roye y Montdider, después en otras provincias y finalmente en, bajo la dirección del avocat, Pierre Henequin y de los Labruyères, padre e hijo. Enrique III temiendo quedar prisionero de las fuerzas católicas, firmó inmediatamente con los protestantes la Paz de Beaulieu, en la que les hacía importantes concesiones, pero en los Estados Generales (noviembre – diciembre de 1576) la influencia de a Liga era preponderante.

Por el edicto de 1 de enero de 1577, la Corte anuló la Paz de Beaulie y Enrique III se unió a la Liga. Esta fue la señal para dos nuevas guerras religiosas, durante las cuales el talento militar y el celo católico de Enrique de Guisa contrastaba con la cobardía y titubeante política del rey. El primero se distinguió más y más como líder del partido católico mientras que Enrique de navarra, futuro Enrique IV era ahora el campeón de los protestantes.

Mientras tanto murió Francisco de Valois (10 de junio de 1548) hermano de Enrique III y presunto heredero al trono. Parecía obvio que la dinastía Valois se extinguiría con Enrique III y que Enrique de Navarra, líder de los protestantes, sería el heredero natural al trono. Enrique de Guisa y la Liga decidieron actuar inmediatamente contra esta posibilidad. Por otra parte, escritores de panfletos y genealogistas, poniendo un ojo en el futuro, escribieron innumerables escritos para probar que los Guisa eran los verdaderos descendientes de Carlomagno y que como con Pipino el Breve, podían , con la ayuda del la Santa Sede , ascender al trono de Francia.

Por otra parte Enrique de Guisa concluyó el Tratado de Joinville (31 de diciembre, 1584) con Felipe II de España y lo hizo ratificar por Sixto V, en el que se estipulaba que a la muerte de Enrique III, el cardenal de Bourbon, arzobispo de Rouen ( 1520 – 90) , tercer hijo de Carlos de Bourbon, duque de Vendôme, debía ser reconocido como heredero a la corona, “ con la exclusión de todos los príncipes franceses de la sangre en el presente herejes y relapsos”. El cardenal de Bourbon publicó un manifiesto a este efecto ( 1 de abril de 1585). Felipe II de España garantizó a la Liga un subsidio de 20.000 coronas al mes; más aún, el clero y las clases bajas y medias de París organizaron la defensa católica, aunque la municipalidad era hostil a la Liga.

La guerra civil estalló y por el Tratado de Nemours, Enrique III se puso de parte de la Liga y revocó los edictos que garantizaban la libertad de los protestantes (18 de julio de 1585). Cuando Sixto V se aseguró de que Enrique II y Enrique de Guisa habían llegado a un acuerdo, publicó la Bula de excomunión contra el futuro Enrique IV. Mientras se solicitaba al papa defender a los Guisa contra Enrique III, el papa había contemporizado, pero ahora que la Liga operaba bajo la autoridad real, interfirió a favor del movimiento. Mitras tanto, los Guisa levantaron toda la Champagne y Picardía y tomaron Toul y Verdun. Su lugarteniente Anne de Joyeuse sufrió una derrota en Coutras a manos de Enrique de Navarra pero la victorias de Enrique de Guisa en Vimory (26 oct., 1587) obligó a retirarse a las tropas protestantes alemanas.

Un comité secreto organizó la Liga en París. En las provincias la liga era apoyada por la nobleza, pero en París el apoyo salía del pueblo común y de las órdenes religiosas. El comité secreto, al principio formado por 5 miembros, y después por dieciséis, dividieron Paris en “quartiers” y en cada uno de ellos se prepararon para la guerra. Pronto 30.000 parisinos se declararon listos para servir a los Guisa, mientras que los predicadores de la Liga púlpitos defendían apasionadamente desde los púlpitos los derechos del pueblo y del papa.

Más aún, por un acuerdo con Felipe II, Guisa envió al duque d'Aumale a destruir los reductos de Picardía , para asegurarse así un camino de retirada para la Armada Invencible, que iba a ser enviada a Inglaterra a vengar a María Estuardo, sobrina de Francisco de Guisa, ejecutada por orden de Isabel ( 8 de febrero de 1587).

Enrique III se asustó y ordenó a Enrique de Guisa 1que permaneciera en Champagne, pero no hizo caso y entró en París desafiando las ordenes del rey (9 de mayo, 1588) y recibido con entusiasmo por las masas. Dirigiéndose al Louvre acompañado por unos 400 caballeros, visitó a Enrique III para establecer la Inquisición y promulgar los Decretos de Trento. El rey protestó e intentó traer tropas de fuera de París a en la que pudiera confiar. Estalló una revuelta y la gente estuvo a punto de marchar al Louvre (Día de las Barricadas, 12 de mayo de 1588), pero Guisa, cabalgó desarmado fue por todo Paris calmándoles. Estaba seguro de que el rey que le había hecho buenas promesas estaba en sus manos; sin embargo al la mañana siguiente salió para Chartres para librarse de la tutela de Guisa. Este era absoluto dueño de Paris y durante unos días, todopoderoso. La brillantez de su victoria, sin embargo animó a los extremistas de la Liga. Los Dieciséis que ahora estaban en posesión de la municipalidad, cometieron muchos excesos, mientras que predicadores como Boucher, Guincestre y Pighenat clamaban por la guerra. Vienmdo que n que perdía el control Guise ofreció ahora tratar con el rey y éste firmó el Edicto de Unión en Rouen (10 de julio dse1588) por el que ratificaba la Liga, daba a Guisa varios oficios de confianza y le hacía eneral del reino en oposición a los protestantes, prohibía la sucesión de Enrique de Navarra al trono y prometía la convocatoria inmediata de los Estados Generales, con lo que ganó tiempo.

Los Estados Generales se reunieron en Blois (Sept.-dic. 1588), bajo el control de los miembros de la Liga. Los discursos, algunos de sentimiento aristocrático, democrático otros , pero todos contra el absolutismo real. Guisa era el líder no sólo del movimiento religioso sino también del político. Los miembros de la Asamblea trataron a Enrique III como un rey haragán, mientras que el papel de Guisa parecía el de la familia de Carlomagno bajo los últimos Merovingios.

En esta situación, Enrique III determinó librarse de Guisa y se decidió su muerte. Al sentarse a la mesa ( 22 dic.1588) Guisa encontró bajo la servilleta una nota que le avisaba de que se estaba fraguando una conjura contra él. Escribió bajo la nota:”Nadie se atrevería” y la tiró. Al día siguiente fue llamado por Enrique III y fue asesinado por los guardias. Se arrojó una alfombra sobre su cuerpo y los cortesanos hacías comentarios sarcásticos cunado pasaban, llamándole “hermoso rey de París”. Enrique III dejó sus estancias reales para dar patadas en el rostro del cadáver. Esa misma noche Luis cardenal de Guisa (1555-88), hermano de Enrique, fue asesinado por cuatro arqueros del rey, que temía que el cardenal se convirtiera en un peligro para el estado. Los cuerpos de los líderes de la Liga fueron quemados y arrojados al Loira. Este doble asesinato fue enseguida el tema de multitud de panfletos

Enrique de Guisa tuvo siete hijas y siete hijos, a uno de los cuales Francisco Alejandro (1589-1614), hijo póstumo, los entusiastas parisinos le asignaron ¡un tercer nombre, París.


VIII. CARLOS DE LORENA

Duque de Mayenne, n. 26 marzo, 1554; m. en Soissons, 3 oct. 1611; hijo de Francisco de Guisa y hermano de Enrique de Guisa. Participó por primera vez en una acción armada en 1559 junto a Enrique de Guisa en la defensa de Poitiers contra Coligny, después en la batalla de Moncontour y en el sitio de Brouage. Al terminar esta guerra se fue a Venecia para participar en la campaña contra los turcos, se convirtió en un señor veneciano y embarcó con una flota para asistir a la expedición de Don Juan de Austria. No regresó a Francia hasta después de la masacre de S, Bartolomé. Tomó parte en la cuarta guerra de los hogonotes y acompañó al duque de Anjou en el sitio de La Rochelle (1573). Más tarde siguió al duque a sus dominios en Polonia y al morir Carlos IX el duque subió al trono de Francia, como Enrique III, Mayenne le escoltó hasta allí. Tomó parte en las guerras sexta y séptima de los hugonotes capturando Poitou (1577) y Dauphiny (1580). Siguió la política de su hermano, Enrique, de alianzas con España contra Enrique de Navarra y al final contra Enrique III para trata de que el cardenal de Bourbon llegara al trono y, en último lugar, los Guisa. Es cierto que Enrique III se alió con la Liga por el tratado de Nemours, pero Mayenne se dio cuenta enseguida de la incierta actitud real. El mariscal Matignon que gobernaba Guyana en nombre del rey obstaculizaba la campaña contra los protestantes del sur.

Mayenne se encontraba en Lyon cuando el asesinato de Enrique de Guisa puso de manifiesto la duplicidad real y pudo ponerse a salvo gracias al embajador español Bernardo de Mendoza, Enrique III había enviado al coronel d'Ornano, `para arrestarle. Se retiro a su gobierno de Borgoña y levantó la provincia así como la Champaña de la que había sido gobernador su hermano, marchó sobre Paris y comenzó su participación activa en la historia de la Liga.

Enrique III que había causado el asesinato de Enrique de Guisa fue denunciado por los predicadores como traidor, hereje y fue excomulgado. La Sorbona y el Parlamento proclamaron su deposición. Mayenne, junto con los Ancianos y los consejero de la ciudad, representantes de las clases medias parisinas, organizó el Consejo General de la Unión (Conseil général d'union), que tomó medidas en todo el reino, rebajó los impuestos un cuarto y se preparó para defender París contra Enrique de navarra, requirió asistencia material de Felipe II y ayuda moral del papa y se puso en contacto con la mayoría de las grandes ciudades del reino.

La guerra civil se extendía en Francia y muchas ciudades se pusieron de parte de la Liga y del catolicismo contra el protestantismo.Tras vanos intentos de negociar con Mayenne, que desde luego, desconfiaba de los asesinos de su hermano, Enrique III unió sus fuerzas con las protestantes de Enrique de Navarra (1 mayo 1589). Durante algún tiempo Mallen hizo la guerra contra las fuerzas aliadas, pero tras la derrota del duque D'Aumale en Senlis (17 mayo), vio la necesidad de retirarse a Paris para defenderla. Las fuerzas reales y protestantes unidas, recibieron ayuda de Suiza y Alemania mientras que las tropas de Mayenne y de la Liga se encerraron e París ( 1 de junio), sin contacto con posibles refuerzos debilitadas por las deserciones y reducidas a 8000 hombres, cuando Enriques III y Enrique de Navarra con una fuerza de 42000 comenzaron el sitio de la ciudad (28 de julio). El populacho parisino estaba en una situación de terror; situaciones de sospecha, visitas domiciliarias y proscripciones estaban a la orden del día.

Finalmente el monje dominico Jacques Clément, asesinó a Enrique III, con lo que Enrique de Navarra, abandonado por algunas de sus tropas, abandonó el sitio. El trono estaba vacante y los católicos que eran la mayoría en Francia no querían reconocer al protestante Enrique de Navarra. Si Mayenne se hubiera atrevido a subir al trono y proclamarse rey pudiera habar triunfado. Pero cinco años antes, junto con Enrique de Guisa, habían declarado como heredero al anciano cardenal de Bourbon y mientras viviera era difícil para Mayenne pretender el trono. El anciano prelado era prisionero de Enrique de Navarra y los miembros de la Liga no pudieron colocar a su candidato en el trono, estando en manos de pretendiente protestante. Mayenne asumió el título de Lugarteniente-General del Reino, tomó la ofensiva y salió hacia Normandía. En Arques, cerca de Dieppe, ofreció en vano batalla al de Navarra, y tras once días de hostilidades (septiembre 1589) se retiró a Amiens. Sabiendo repentinamente que Enrique de Navarra se había desplazado a París y tomado por sorpresa los suburbios de la rivera izquierda del Sena, se precipitó hacia la capital para conseguir la retirada del de Navarra.

Un cierto número de católicos moderados conocidos como les Politiques, estaban a favor del de Navarra y él acordó con ellos que antes de seis mese sometería la cuestión religiosa a un concilio y hasta ese momento no pondría obstáculos a la práctica de la religión católica. Entre los Politiques había quienes tenían la esperanza de que Enrique se convirtiera al catolicismo. Uno de ellos Faudoas de Belin, urgió a Mayenne a que se uniera a los Politiques y que pidiera a Enrique que se hiciera católico. La violencia en París de los de la Liga obligó a Mayenne a reflexionar, aunque no aceptó la propuesta de Belins. En la primavera de 1590, con refuerzos de Flandes y Lorena atacó a Enrique IV en la llanura de Ivry (14 marzo 1590), pero se vio obligado a volver a París, derrotado , donde anunció a los habitantes que iba a buscar refuerzos a Flandes y les dijo que se defendieran mientras tanto con energía.

La muerte del cardenal de Bourbon (8 de mayo 1590) dejó a los miembros de la Liga con la duda de quien era el heredero católico al trono.

En ausencia de Mayenne, comenzó el famoso cerco a París por Enrique IV. El embajador español, Bernardo de Mendoza distribuía cada día 120 coronas de pan, el legado papal entregó la plata para pagar las tropas y hasta los ornamentos de las iglesias se vendieron. El pueblo se quitaba el hombre comiendo en unos calderos que se colocaban en las esquinas en los que se cocía una mezcla de salvado de avena, pasando el día en las iglesias, donde dos veces al día los predicadores les animaban, asegurando que mayenne y Alejandro Farnesio, vendrían en su ayuda. Pero Mayenne tardaba en llegar y el hambre crecía. . Enrique de navarra permitió que los pobres, mujeres y estudiantes abandonaran la ciudad; las provisiones disminuían y los hombres comían las pieles de los animales, cocían sus huesos, desenterraban los cuerpos en el cementerio de los inocentes y se alimentaban con ellos. Mientras, mayenne negociaba con Alejandro Farnesio, duque de Parma, gobernador de los Países Bajos españoles, para conseguir refuerzos. Logró enviar algunas tropas a París (17 de junio) y la llegada de Farnesio (el 23 de agosto) que se unió a Mayenne en Meaux, hizo posible reabastecer a la ciudad. Enrique de Navarra se vio obligado a retirarse y mayenne volvió a entrar en París (18 de sept.). La guerra siguió y aunque la captura por Mayenne de Château-Thierry en 1591 no pudo paliar el daño hecho por Navarra al ocupar Chartres, considerado el granero de Paris.

La Liga estaba ahora dividida. El joven duque Enrique de Guisa acababa de salir de la prisión de Tours y los miembros más entusiastas de la Liga planeaban casarlo con una princesa española, después de lo cual le proclamarían rey. Mayenne era considerado demasiado templado y cuando Gregorio XIV fue elegido el 5 de dic. 1590, más dedicado a la Liga que Sixto V, y renovó la excomunión contra el de Navarra y lanzó un anatema contra sus seguidores (marzo-junio 1591) la facción de los Dieciséis, un grupo separado de los Consejos ( cada uno nueve miembros) que dirigía los distintos barrios de París , alrededor de los que había más de 30000 seguidores, deseaban que se establecieran leyes radicales según la cuales cada hereje, fuera príncipe , señor o ciudadano debía ser quemado vivo. El nuevo rey debía también hacer la guerra a todos los príncipes extranjeros herejes. Si el joven duque de Guisa no llegaba a ser rey, los Dieciséis estaban dispuestos, con ciertas condiciones a aceptar a Felipe II como rey de Francia.

Para asegurar su poder e intenciones, enseguida ahorcaron a varios católicos del partido moderado, Brisson, primer presidente del parlamento y los dos consejeros Larcher y Tardir ( 15 de nov.1591). Cuando estas noticias llegaron a Mayenne, en Laon, volvió rápidamente he hizo ahorcar a cuatro de los Dieciséis (4 dic.) y se colocó definitivamente en las filas del partido moderado. Las negociaciones con el vencedor eran cosa de tiempo. El presidente jena transmitió a Enrique de Navarra las concisiones de Mayenne (8 de mayo 1592) que consistían en que abjurara del protestantismo, que todas las plazas en manos de los católicos permanecieran durante seis años bajo la protección de la Liga, que Mayenne fuera duque heredero de Borgoña y Lyonnais y Grand Constable o Lugarteniente general del reino, y que todos los miembros de la Liga mantuvieran sus puestos.

Enrique IV rechazó las condiciones; muchos miembros de la Liga también estaban descontentos con ellas. Mayenne convocó entonces los Estados Generales (26 de enero 1593) y anunció que iban a afrontar la elección del rey. Mayenne las aplazó hasta el 2 de abril . Mayenne no quería ni un rey protestante ni una reina española, de ahí su retraso. Pero estaba rodeado por los parisinos que querían como reina de Francia a la infanta española, hija de Felipe II con la condición de que se casara con el joven duque de Guisa Mayenne no podía oponerse abiertamente el proyecto pero astutamente hizo que el Parlamento emitiera un decreto prohibiendo la transferencia de la corona a príncipes o princesas extranjeras ( 28 de junio 1593 ), cuyo resultado fue el abandono de la boda con la española.

Enrique IV abjuró el 25 de julio de 1593 y el 31 firmó una tregua con mayenne. Mientras la sátira "Ménippée", que decía hablar por Francia , puso de manifiesto y ridiculizó la postura a el favor de España que ciertos miembros de la Liga exhibían, otro panfleto , el "Dialogue du Maheustre et du manat", editado por los de la Liga de extrema izquierda lanzó sus puyas contra las habilidades de Mayenne y casi le acusa de traición. El 3 de enero de 1594 el Parlamento se reunió con Enrique IV y expresó el deseo de que Mayenne tratara definitivamente con él- París había dejado de simpatizar con la Liga y se preparaba para dar la bienvenida a Enrique IV (22 de marzo). Mayenne mantuvo la lucha dos años más , ayudado por los españoles que sin embargo desconfiaban de él puesto que había impedido que la infanta llegara a ser reina de Francia. Por fin, desanimado, Mayenne se retiró a su posesiones y a su gobierno de Borgoña y con un tratado final con Enrique IV declaró disuelta la Liga, retuvo tres palas de seguridad Soissons, Chalon-sur-Sâone y Seurre, consiguió que los príncipes de la Liga fueran declarados inocentes del asesinato de Enrique III y que las deudas que se habían contraído por su partido fueran pagadas por Enrique IV con la suma de 350000 coronas. Renunció a su gobierno de Borgoña y su hijo, Enrique de Lorena, fue nombrado gobernador de la Isla de Francia ( excluido París) y gran Chamberlán. Hasta su muerte, Mayenne permaneció como fiel súbdito de Enrique IV y de la regente Maria de Medicis. Tuvo dos hijo y dos hijas de su esposa Henriette de Savoir.


IX. CARLOS DE LORENA

Cuarto Duque de Guisa, nacido el 20 de agosto de 1571 y muerto en Cune (Siena) el 30 de sept. De 1640. Era el mayor de los hijos de Enrique de Guisa. Fue arrestado en Bois el día del asesinato de su padre y mantenido prisionero en Tours hasta 1591. Su liberación debilitó a la Liga, porque mientras el parlamento de París y los cuarenta miembros que formaban el Consejo de la Unión de Paris querían que Mayenne, hermano del Enrique de Guisa, subiera el trono, la facción de los Dieciséis y el populacho , por el contero querían que fuera el joven duque de Guisa, con lo que se causaron disensiones en la Liga.

Las oportunidades del joven duque crecieron con la posibilidad de casarse con la hija del rey de España, puesto que Mayenne ya estaba casado. Pero en los Estados General de 1593, convocados por mayenne tras la muerte del cardenal de Bourbon, Mayenne evitó la discusión, pospuso la decisión y simplemente hizo que le confirmara como Lugarteniente General del Reino.

El duque de Guisa dejó pronto de pertenecer a la Liga, En 1594 se declaró súbdito de Enrique IV y asesinó con su propia mano a un antiguo miembro de la Liga, el mariscal de Saint-Pol, que le reprochó que traicionara la memoria de su padre. Enrique IV completó la conquista del joven duque con la confianza que puso en él. A pesar de las antiguas pretensiones de los Guisa por La Provenza , el rey le envió allí a capturar Marsella del duque d'Epernon que había ocupado la Ciudad en nombre de la Liga. Así desde 1595, el duque de Guisa, que dos años antes estaba a punto de ser nombrado rey por la Liga, estaba luchando contra ella. Termina así la política religiosa de los Guisa. Carlos de Lorena casó con Henriette-Catherine de Joyeuse con la que tuvo diez hijos. Sirvió a Luis XIII contra los protestantes y habiendo tomado parte por la reina madre Marie de' Medici contra Richelieu, se retiró a Italia en 1631, donde murió obscuramente.


X. HENRI DE LORRAINE

Quinto Duque de Guisa, hijo de Carlos de Lorena, nacido en 1614 y muerto en 1664. Se distinguió en 1647 y 1654 durante la revuelta del napolitano Masaniello contra España, intentando repetidamente , y sin éxito , con el consentimiento de Francia, quitar a los españoles el trono de Nápoles que quería para sí, reviviendo una pretensión familiar. Murió sin más importancia.


Bibliografía

Documentos contemporáneos: Mémoires-journaux du duc François de Guise en la Collection Michaud et Poujoulat; Correspondance de François de Lorraine avec Christophe, duc de Würtemberg, en el Bulletin de la Société de l'histoire du protestantisme français, XXIV (1875); Mémoires de la Ligue (Amsterdam, 1758); Aubigné, Histoire universelle, ed. Ruble, I-IX (Paris, 1886-97); de Thou, Histoire universelle (London, 1773); Mémoires journaux de l'Estoile; Mathieu, Histoire des derniers troubles de France depuis les premiers mouvements de la Ligue jusqu'à la clôture des Etats à Blois (Lyons, 1597); Journal de siège de Paris, ed. Franklin (Paris, 1876); Palma Cayet, Chronologie novénaire (1589-98); journal d'un curé liguer, ed. Barthélémy (Paris, 1886).Historical works: de Bouiullé, Histoire des ducs de Guise (4 vols., Paris, 1849); de Croze, Les Guise, les Valois et Philippe II (2 vols., Paris, 1866); Forneron, Les ducs du Guise et leur époque (2 vols., Paris, 1878); Lacombe, Catherine de Médicis entre Guise et Condé (Paris, 1899); Romier, Le maréchal de Saint-André (Paris, 1909); Chalambert, Histoire de la Ligue (2 vols, Paris, 1854); l'Epinois, La Ligue et les Papes (Paris, 1886); Labitte, De la démocratie chez les prédicateurs de la Ligue (Paris, 1841); Zeller, Le mouvement Guisard en 1588, en la Revue historique, XLI (1889). Para un tratamiento especial del cardinal de Lorena en conexión con el Concilio de Trento, ver Dupuy Instructions et lettres des rois très chrétiens et des leurs ambassadeurs concernant le concile de Trente (Paris, 1654); Hanotaux, Instructions données aux ambassadeurs et ministres de France à Rome (Paris, 1888), preface. lxvi-lxxiii.

GEORGES GOYAU.


Traducido por Pedro Royo


The Catholic Encyclopedia, Volume VII. Published 1910. New York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, June 1, 1910. Remy Lafort, S.T.D., Censor. Imprimatur. +John Cardinal Farley, Archbishop of New York