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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Pol de Limbourg

De Enciclopedia Católica

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Miniaturista francés. Floreció en París junto con sus dos hermanos, a finales del siglo catorce y principios del quince. Se cree que su apellido familiar era Malouel o Malwel y que eran sobrinos de aquel Jean Malouel que estaba empleado en Dipu, en la corte del duque de Borgoña, y cuya "Vie de St. Denis", en el Louvre, fue pintada para la cartuja de Champmol y terminada por Henri de Bellechose. El sobrenombre de Limbourg parece indicar que prevenían de la región, fronteriza con la tierra Van Eyck , que en esos días dependía del Ducado de Borgoña. Pero es probable que vinieran a París muy jóvenes y que son ellos a los que se refiere Guillebert de Metz en su "Description de Paris", cuando habla de “los tres hermanos iluminadores”. Debían ser ya famosos cuado se publicó este libro (alrededor de 1395) aunque es imposible atribuirlas con certeza ninguna obra anterior a 1416. En una fecha posterior trabajaron para el duque de Berry (hermano del duque de Borgoña y tío de Carlos VI) en la decoración de un manuscrito que aun se conserva y que forma parte de la biblioteca del Museo Condé. Este famoso libro es conocido universalmente como “Tres Riches Heures" de Chantilly (llamado también Libro de Horas de duque de Berry).

De las doscientas y pico pintura que adornan el libro "Très Riches Heures" solamente la primera mitad se debe a los hermanos Limburg; el resto fueron pintadas cincuenta o sesenta años después por un discípulo de Fouquet llamado Jean Colomb (hermano de Michel Colomb, escultor de la famosa tumba de Nantes y de los “Santos” de Solesmes). Y en la primera parte es imposible determinar la arte que pintaron cada uno de los tres hermanos Limburg. A juzgar por los documentos, Pol debía ser el mayor y director del taller. Si esto es así, probablemente fue él el origen de los dibujos o temas y sus discípulos se limitaban a reproducirlos según la copia preparada por él. De todas las maneras, el diseñador, fuera quien fuese, era uno de más grandes artistas del Renacimiento.

Es una cuestión discutible si su arte lo aprendió en Italia: por una parte, abundan los “italianismos “ en “Las muy ricas Horas” – sería fácil señalar veinte ejemplos de imitaciones florentinas o de Siena; los edificios de más de una escena recuerdan muchísimo la arquitectura del Giotto y el gusto de los marmorari romanos; la “Presentación en el Templo” es una reproducción exacta de la composición de Taddeo Gaddi; hay un plano de Roma idéntico al del techo del hall del palacio publico de Siena. Pero tales coincidencias no son concluyentes para pensar que el autor de la "Tres Riches Heures" viaja por Italia. Las comunicaciones entre los dos países eran frecuentes; París ya era cosmopolita en el siglo catorce y lo que se llamaba ouvraige de Rome o ouvraige de Lombardie era bien conocido allí. Además, en más de un punto los Limburg iban muy por delante de la Italia contemporánea.

Desde los tiempos de Carlos V había surgido en París un naturalismo elegante del que hay muchos ejemplos en la obra de estos tres hermanos. Sobre el dibujo, el Adán y Eva en el Paraíso” y más aún en el estudio de un “Astrólogo”, hay ejemplos del desnudos que no tienen paralelo en Italia antes de la fecha de la capilla de Santa Maria del Carmine (1428), ni en Flandes antes del retablo de Van Eycke (1432). Otras páginas ofrecen estudios de los vestidos contemporáneos o de animales que no fueron superados por Gentile da Fabriano, cuya "Adoración de los Magos” data de 1423. La "Coronación de la Virgen“ descubre una belleza de dibujo y una pureza de sentimientos que no fueron igualadas ni por el mismísimo Fra Angélico, mientras que para el género y descripción de las maneras contemporáneas, ya de paisanos o de nobles, las tempranas páginas del manuscrito son ejemplos de un arte que no había tenido precedentes y era tan exquisito como cualquier cosa producida en aquellos últimos tiempos.

Por costumbre se ponía un calendario al principio del un Libro de Horas, en el que constaban las principales fiestas, fases de la luna etc. Un calendario similar se gravaba en el porche de las catedrales (ver Mâle, "L'Art religieux en France au XIIIe siècle"). Los meses se representan, en estos calendarios, por los signos del zodiaco sobre un pequeño bajorrelieve que mostraba las ocupaciones características de cada estación -- por ejemplo, para agosto, la cosecha; para septiembre la recolección de la uva. Estas esculturas, de un arte clásico, casi griego, no admitían más de una o dos figuras, con un paisaje más sugerido que expresado. Los calendarios de los Libros de Horas se concebían así en el siglo catorce. Pol de Limburg sustituyó esta concepción completamente ideal de las cosas por una totalmente naturalista Rehizo el tema desde el principio y retuvo solamente el tema poético, introdujo mil desarrollos, pintando en vez de la concepción abstracta de la estación del año, sus aspecto reales y concretos. Así en el "Tres Riches Heures" incorpora en el calendario (el mes de noviembre de de Jean Colomb) una nueva teoría estética que constituye el principio claro del paisaje en el arte moderno.

Una innovación cargada de tan importantes consecuencias para la pintura, invita naturalmente a preguntar: ¿De dónde se origino la idea? Para responder, Henri Bouchat sugiere esta ingeniosa teoría: Nótese que cada uno de los paisajes representa una de las residencias o castillos del duque de Berry— El Louvre, Mehung-sur-Yèvre, Vincennes, etc. Casa uno de estos paisajes está hecho para que esté en armonía con cada signo del zodíaco – llamado “casa astrológica” del sol, por lo que se puede conjeturar que el mismo príncipe dio la orden de que se hiciera este curioso paralelo. Así también, con Luis XIV, el tapiz de “Los meses”, hilado por los Gobelinos siguiendo los cartones de Le Brum, representa los varios castillos del roi soleil. Pero sea cual fuere el origen de la idea, los Limburg tienen el mérito de haber dado, al hacerlos, los primeros y algunos de los más perfectos modelos del arte paisajístico moderno.

La felicidad, raramente concedida a un artista, de haber creado un género, les pertenece más que a ningún otro. Más aún, de todos los secretos de este nuevo arte – incluyendo los recursos de la atmosfera y del claroscuro – tuvieron, si no el instinto desarrollado, al menos una especie de presentimiento. Sugieren la poesía de cada estación, su color, su alegría o melancolía, la transparencia del aire primaveral, el torpor invernal de la naturaleza. La obra de los hermanos Limbourg hizo época y un siglo después seguía siendo imitada: los artistas flamencos del famoso Breviario Alemán de la Biblioteca de S. Marcos, se limitaron a copiarlo, modernizándolo y haciéndolo más aburrido. En todas partes se ha hablado (ver HUBERT AND JAN VAN EYCK) de la importancia histórica de este admirable manuscrito, pero, aunque tuviera en este aspecto un valor imposible de sobreestimar, aunque no pudiéramos descubrir en las huellas de toda la pintura del norte , desde el Maître de la Flémalle a Jean Fouquet — aún seguiría siendo , con su extraordinaria variedad de escenas y su perfecto estilo, uno de los monumentos ,más preciosos del arte de la pintura.


Fuentes

RENAN, Discours sur l'etat des arts en France au XIVe siecle (Paris, 1862); MANTZ, La Peinture en France du IXe au XVIe siecle (Paris, s. d.); COURAJON, Lecons professees a l'ecole du Louvre, II (1901); DEHAISNES, Histoire de l'Art dans la Flandre, l'Artois et le Hainaut (3 vols., 4., Lille. 1886), DE CHAMPEAUX AND GAUCHERY, Les Travaux d'art executes pour le duc de Berry (Paris, 1894); GUILLEBERT DE METZ, Description de Paris sous Charles VI, Published by LE ROULX DE LlNCY AND TISSERAND in Paris et ses historiens aux XlVe et XVe siecles; DELISLE, Les l'ivres d'Heures du duc de Beny (Paris, 1884); DVORAK, Das Ratsel der Bruder van Eyck (Vienna, 1904) DURIEU, Les Tres Riches Heures du duc de Berry (Paris, 1904) Les Belles Heures du duc de Berry in Gazette des Beaux-Arts (1906), Les Debuts des Van Eyck in Gaz des Beaux-A. (1903).

Gillet, Louis. (1910).

Transcrito por Joseph P. Thomas.

Traducido por Pedro Royo, dedicado a Adriana