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Sábado, 23 de noviembre de 2024

El mensaje y enseñanza del Cristo de los Jesuitas

De Enciclopedia Católica

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Cristo, Salvador del Mundo es centro del Arte Jesuita; el eje en torno del cual gira su arquitectura modélica, su bellísima iconografía, su incontable bibliografía y toda la gloria de la Compañía. En Hispanoamérica, y en el Perú de los Ángeles de los Arcabuceros, se difundió la imagen del llamado "Cristo Jesuita", o Cristo vestido de jesuita. Vemos a Cristo vestido con hábito talar. No se diga "traje". Dígase hábito, es decir una característica constante de la personalidad. Vemos a Cristo en el desierto. En el ámbito de la lucha contra el demonio, el Ayuno es Arcabuz, arma con el Malo, lo mismo que la la Sagrada Escritura. El mensaje es muy claro, el religioso, el sacerdote debe apartarse y desapegarse de las vanidades del mundo (que lo distraen y con las que se tienda), tener en la mano solo la Sagrada Escritura. Como San Antonio Abad, eremita y titular del Noviciado de la Compañía de Jesús en la Ciudad de los Reyes. Oración, Paciencia y Penitencia son las enseñanzas de los Arcángeles Arcabuceros. El arcabuz requiere destreza para ser eficaz. La preparación espiritual, para vencer al demonio en su terreno sin temor, sin perder la serenidad, implica una ascesis profunda, como lo enseña Cristo. En primer lugar, esas pinturas nos hablan del establecimiento del Sacerdocio. Cristo estableció el sacerdocio para poder permanecer entre los hombres. Y así, alcanzarles la Salvación por medio de su Iglesia. La Iglesia derrama la Gracia a través de los Sacramentos, que se celebran por medio de los Sacerdotes. La pedagogía de las variantes de este tema pictórico enseña a todos, comenzando por los religiosos, que el sacerdote, sea cual fuera la Orden , ha de comportarse en su vida privada y ante los demás como otro Cristo, y no sólo cuando celebra los Santos Sacramentos.

El conjunto de imágenes aludidas, remite a la Fuente de los Sacramentos, que es la Sagrada Eucaristía. Nuestro Arte religioso de Catequesis Eucarística tiene dos formas. La Eucaristía como Culto de Adoración y como Sacrifico de la Cruz. Sacrificio incruento del Altar, que renueva el Sacrificio cruento del Monte Calvario.

Estas representaciones se dirigen a poner en relieve la finalidad del Sacerdocio y la esencia del Sacerdote. El Sacerdote es para el Altar, y para celebrar el Sacrificio de la Misa. Toda otra actividad es accesoria. Pero lo esencial es traer a Cristo al mundo, para decirlo en lenguaje dominical. Cristo se encuentra como Dios en todas partes, y como Hombre sólo en dos lugares: en el Cielo sentado a derecha del Padre, y en el Santísimo Sacramento del Altar, con su Cuerpo Sangre, Alma y Divinidad. Y aquí, a la tierra, lo ha trae el Sacerdote. El Sacerdote es para Cristo, y de ahí viene el amor a las personas. Todos los grandes misioneros de América Hispana y Filipinas, fueron Místicos de la Sagrada Eucaristía.

Cristo vino a quitar el pecado del mundo, haciéndole guerra al demonio. Y en esa guerra, la Comunión Sacramental es el Arcabuz Mayor. Porque el principal instrumento de la Salvación del Mundo es la celebración de la Santa Misa.