Juan Pablo Nazarius

Teólogo Dominico, nacido en Cremonia en el 1556; murió en Bologna en el 1645. Entró a la orden a temprana edad en su ciudad natal, y desde el principio se destacó por su espiritualidad y amor por el estudio. Es muy probable que haya estudiado filosofía y teología en la Universidad de Bologna. Enseño con gran éxito en varios colegios de su orden en Italia. En 1592 fu enviado por Clemente VIII y el General de los Dominicos, Beccaria, para acompañar el Nuncio Apostólico a Praga para combatir las herejías prevalecientes. Estuvo tres años ahí, enseñando en el Studium Generale de la provincia, dando conferencias sobre teología en la universidad, predicando y defendiendo la Fe en contre de los errores de los innovadores. De regreso en Italia en 1596, se volvió regente de estudios en el convento de Milán. En los años siguientes el Papa lo señaló para defender la doctrina Católica del Santo Sacrificio de la Misa en contra de predicadores Calvinistas, en una disputa pública en Chiavenna. Su aprendizaje y elocuencia le ganaron tantos triunfos que sus servicios fueron solicitados en otras partes del país. En 1620 los ciudadanos de Milán lo escogieron como embajador ante la Corte de Felipe III de España, para ajustar ciertas materias de Importancia para Milán; en mayo de 1622, representó a la provincia de Lombardy como definidor en el cabildo general sostenido en Milán. Pasó el final de su vida en Bologna, donde se ocupó a si mismo en enseñar y escribir. De sus trabajos lo siguientes son los más importantes: “Commentaria et Controversiae in primam partem Summae S. Thomae” (Bologna, 1620) y “in tertiam partem Summae S. Thomae” (Bologna, 1625); “Opuscula varia theologica et philosophica” (Bologna, 1630) en donde están contenidos los actos de la disputa arriba mencionada, “De SS. Patrum et doctorum Ecclesiae auctoritate in doctrina theologica” (Bologna, 1630)

QUETIF-ECHARD, SS. Ord. Praed. I1. 544; TOURON, Hom. Ill. De l’ordre de S. Dom, V, 258-68.

JOSEPH SCHROEDER Transcrito por Joseph P. Thomas Traducido por Alonso Teullet