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Domingo, 24 de noviembre de 2024

San Germán I

De Enciclopedia Católica

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Patriarca de Constantinopla (715-30), nació en Constantinopla hacia el final del reinado del Emperador Heracleo (610-41); murió en el 733 o 740. Hijo de Justiniano, un patriciano, Germán dedicó sus servicios a la Iglesia y comenzó como clérigo en la catedral de Metrópolis. Una vez luego de la muerte de su padre, quien había ocupado varios de los altos cargos de oficial, en las manos del sobrino de Heracleo, Germán se consagró obispo de Chipre pero el año exacto de su elevación es desconocido. Según los Theofanos y Niceforos, estuvo presente en la capacitación para el Sínodo de Constantinopla en el 712 con la insistencia del nuevo emperador, Philippicus, quien favorecía al Monotelitísmo. El objetivo del concilio fue el restablecer el Monotelitismo y condenar las Actas del Sexto Concilio General de 681. Incluso se le menciona a Germán por haber torcido la voluntad imperial, junto a la mayoría de obispos Griegos (Mansi, Conc. Coll., XII, 192-96). Sin embargo, inmediatamente después del destronamiento del Emperador Philippicus (713) su sucesor, Anastasio II, restauró la ortodoxia, y el Monotelitismo fue definitivamente eliminado del Imperio Bizantino. Si Germán realmente rindió por un corto tiempo a las falsas enseñanzas de los Monotilistas, él esta vez reconocería la definición ortodoxa de las dos voluntades de Cristo. Juan, Patriarca de Constantinopla, señalado por Philippicus para suceder al depuesto Cyrus, enviaría al Papa Constantino una carta de sumisión y aceptando la verdadera doctrina de la Iglesia promulgada en el concilio de 681, con lo cual fue reconocido por el Papa como Patriarca de Constantinopla. A la muerte de Juan, Germán fue levantado hacia la sede patriarcal (715), en la cual se mantuvo hasta el 730. Inmediatamente (715 o 716) convoco en Constantinopla a un Sínodo de obispos griegos, que reconoció y proclamó de nuevo la doctrina de las dos voluntades y las dos operaciones en Cristo, e impuso bajo anatema a Sergius, Cyrus, y los otros lideres del Monotelismo. Germán entró en comunicación con los Armenios Monofisitas, con quienes veía su restauración a la unión con la Iglesia, pero sin éxito. Pronto, luego de su elevación a la dignidad patriarcal, la tormenta Iconoclastica estañaría delante de la Iglesia Bizantina, León III el Isauriano, se opuso a la veneración de las imágenes tan pronto accedido al trono imperial (716). El Obispo Constantino de Nacoleia en Phrygia, que al igual que otros obispos del emperador condenaron la veneración de las pinturas e imágenes de Cristo y los santos, fueron a Constantinopla, y entraron en discusión con Germán sobre el asunto. El patriarca representó a la tradición de la Iglesia, e intento convencer a Constantino de las cualidades de reverenciar a las imágenes. Aparentemente él se convirtió ante las enseñanzas del patriarca, pero no envió la carta encomendada a él por Germán para el Metropolitano de Synnada, por lo cual fue excomulgado. Al mismo tiempo el docto patriarca le escribió al Obispo Tomas de Claudiopolis, otro Iconoclasta, y desarrollo en detalle las principales connotaciones subrayando la reverencia de las imágenes, como oposición a las recientes innovaciones. El emperador León III, sin embargo, no cedió su posición, y por todos lados animo a los iconoclastas. En una erupción volcánica entre las islas de Thera y Therasia él vio el juicio Divino por la idolatría a las imágenes, y en un edicto (726) explicó que las imágenes Cristianas han tomado el lugar de ídolos, y que los veneradores de imágenes eran idolatras, ya que, según la ley de Dios (Ex, xx, 4), lo que produzca la mano del obra no será adorado. Inmediatamente después, el primer disturbio iconoclástico destallo en Constantinopla. El Patriarca Germán vigorosamente se opuso al emperador, e intento hacerle ver la verdad de las cosas, con lo cual León III intento degradarlo. Germán se dirigió al Papa Gregorio II (729), quien en una larga epístola elogió su celo y su firmeza. El emperador en el 730 convocó a un concilio antes de que Germán fuese citado a la suscripción de un decreto imperial que prohibía las imágenes. Él refuto es resultado, y fue obligado a dimitir su oficio patriarcal, siendo sucedido por el sumiso Anastasio. Germán se retiró a su hogar con su familia, donde murió unos años después a una avanzada edad. El Concilio Ecuménico de Nicea (787) concedió una gran glorificación a Germán, quien es venerado como santo tanto en la Iglesia Griega como en la Latina. Su fiesta se celebra el 12 de Mayo. Varios escritos de Germán han sido preservados (Migne, P.G., XCVIII, 39-454), viz., “Narratio de sanctis synodis”, un dialogo “De vitae termino”, una carta a los Armenios, y tres cartas sobre la reverencia a las imágenes, Así como nueve discursos en un extravagante estilo retórico de los más antiguos Bizantinos. De dudosa autenticidad es la “Historia eclesiástica et mystica”, también atribuida a Germán (Migne, loc. cit.,383-454).

PARGOIRE, L'Eglise Byzantine de 527 a 847 (paris, 1905; HURTER, Nomenclator; KRUMBACHER, Gesch. der byzantinishcen Litteratur (2nd ed., Munich, 1897), 66 sqq.; HEFELE, Konziliengesch., 2nd ed., III, 363 sqq., 380 sq.; HERGENROTHER AND KIRSCH, Kirchengeschichte, 4th ed., II, 6, 16-17, 266.

J.P. KIRSCH Transcrito por Robert B. Olson Ofrecido a Dios todopoderoso para Mark Wheeler Traducido por Esteban Philipps En memoria de Germán Doig Klinge, SCV (1957-2001)