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Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Pierre-Jean De Smet

De Enciclopedia Católica

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Misionario entre los Indios Norteamericanos, nació en Termonde (Dendermonde), Bélgica, el 30 de Enero de 1801; y murió en San Louis, Missouri, E. U. A., el 23 de Mayo de 1873. Emigró a los Estados Unidos en 1821 con un deseo para los trabajos misioneros, e ingresó al noviciado Jesuita en Whitemarsh, Maryland. Sin embargo, en 1823, a sugerencia del Gobierno de Estados Unidos fue determinado un nuevo establecimiento Jesuita sobre la localidad de Florissant cerca de San Louis, Missouri, para el trabajo entre los Indios. De Smet estaba entre los pioneros y entonces se hizo uno de los fundadores de la Sociedad de Jesús en la Provincia de Missouri.

Su primer viaje misionero entre los Pieles Rojas fue en 1838 cuando él fundó la Misión de San José en el Consejo Bluffs para los Pottawatomies. En este tiempo también visitó a los Sioux para arreglar una paz entre ellos y los Pottawatomies, la primera de sus misiones de paz.

No comenzó lo que podría ser llamado el trabajo de su vida, sin embargo, fue hasta 1840 cuando él se pone en camino para la región Flathead en el Lejano Noroeste. Desde 1831, algunos Indios de las Montañas Rocosas, influenciados por los descendientes de Iroquois convertidos cientos y cincuenta años antes, habían hecho un viaje a San Louis pidiendo una “túnica negra”. Su petición no se podía cumplir en ese entonces. Curiosamente, el incidente incitó a la empresa misionera Protestante, debido a la difusión amplia de un discurso mítico de uno de la delegación que expresaba la decepción de los Indios en no encontrar la Biblia en San Louis. Cuatro delegaciones Indias en sucesión fueron enviadas de las Montañas Rocosas a San Louis para pedir la “túnica negra” y la última delegación, en 1839, integrada por algún Iroquois que habitaba entre los Flatheads y los Nez Percês, fue exitosa. El Padre De Smet fue asignado a la tarea y encontró el trabajo de su vida.

Él se pone en camino para la región de las Montañas Rocosas en 1840 y su recepción por los Flatheads y los Pend d'Oreilles era un augurio de gran fuerza sobre los Pieles Rojas la cual era una característica de su carrera. Impartiendo la instrucción, examinado el campo, y prometiendo una misión permanente regresó a San Louis; visitó los Cuervos, Gros Ventres, y otras tribus en su camino de regreso, viajando en total 4814 millas. En el año siguiente él volvió con los Flatheads con el Padre Nicolás Point y estableció la Misión Santa María cerca del río Bitterroot, unas treinta millas al sur de Missoula [actualmente], visitando también el Coeur-d'Alênes. La magnitud de la tarea realizada antes de él, De Smet fue a Europa en 1843 a solicitar fondos y trabajadores, y en 1844 con los nuevos labradores para las misiones, entre ellas eran seis Hermanas de Notre Dame de Namur, él volvió, rodeando el Cabo del Cuerno y echando el ancla en la desembocadura del Río de Colombia en Astoria. Dos días después, De Smet fue en canoa al Fuerte Vancouver a conferenciar con el Obispo Blanchet, y en su regreso fundó la Misión del San Ignacio entre la Bahía Kalispels, y moró en la Bifurcación de Clark del Río de Colombia, cuarenta millas sobre su desembocadura. Diez años más tarde la misión fue transferida a su actual sitio en el Condado de Missoula, Montana [actual Condado del Lago -- Ed.].

Como los Blackfeet eran una amenaza constante a otros Indios para quienes De Smet trabajaba, determinó influenciarlos personalmente. Esto que él logró en 1846 en el Valle de Yellowstone, donde después de una batalla con los Cuervos, los Blackfeet escucharon respetuosamente al “túnica negra”. Él los acompañó al Fuerte Lewis en su propia región en donde los indujo a que concluyeran la paz con los otros Indios quienes eran hostiles, y a su izquierda, el Padre Point fundó una misión en esta tribu formidable. Su regreso a San Louis después de una ausencia de tres años y seis meses marca el fin de su residencia entre los Indios, no por su propia opción sino por el arreglo de sus superiores religiosos quienes lo designaron a otro trabajo en la Universidad de San Louis. Sus asistentes en sus trabajos misioneros, los Padres: Point, Mangarini, Nobili, Ravalli, De Bos, Adrián y Christian Hoecken, Joset y otros, hicieron de las fundaciones de De Smet permanentes para habitar entre las tribus convertidas.

De Smet debía ahora emprender una nueva fase de su carrera. Hasta aquí la fuerza de su vida se pudo llamar privada, aunque atestado de conmovedores peligros del hombre y de la bestia, de la montaña y de la inundación, y marcado por el establecimiento exitoso de numerosas estaciones sobre la región de las Montañas Rocosas. Pero su casi inexplicable y aparentemente ascendencia instantánea sobre cada tribu con la cual él estuvo en contacto, y sus escritos que lo habían hecho famoso en ambos hemisferios, causó que el Gobierno de Estados Unidos le pidiera ayuda en sus dificultades con los Pieles Rojas, y para involucrarlo con un carácter público. En adelante él debía ayudar a los Indios abogando por su causa ante las naciones Europeas y siendo su intermediario en Washington. En 1851 debido a la afluencia de blancos en California y Oregon, los Indios se encontraban agitados y hostiles. Determinaron un congreso general de tribus, y fue llevado a cabo en el Valle de Creek cerca de Fort Laramie, y el Gobierno solicitó la presencia de De Smet como pacificador. Él hizo un largo viaje y su presencia calmó a diez mil Indios del consejo y trajo una entendimiento satisfactorio.

En 1858 él acompañó al General Harney como capellán en su expedición contra los Mormones de Utah, en el cierre de la campaña el Gobierno lo solicitó para acompañar al mismo oficial a los Territorios de Oregon y de Washington, en donde, se temía, que una sublevación de los Indios pronto ocurriría. Aquí su presencia tenía otra vez el efecto deseado, porque los Indios lo querían y confiaban en él implícitamente. Una visita al país de los Sioux a principios de la Guerra Civil lo convenció de que una situación seria confrontaba el Gobierno. Los Indios se levantaron en rebelión en Agosto de 1862, y a petición del gobierno De Smet hizo un viaje del Noroeste. Cuando él encontró que habían determinado una expedición punitiva, rechazó prestar la sanción de su presencia. La condición de los asuntos que se convertían más críticos, el gobierno de nuevo apeló a su favor en 1867 para que fuera con los Pieles Rojas, que estaban enfurecidos por la perfidia y la crueldad de los hombres blancos, y “esforzado para traer de nuevo la paz y la sumisión, y prevenir lo mejor posible la destrucción de la propiedad y el asesinato de los hombres blancos.” Por consiguiente él precisó para el Superior de Missouri, entrevistándose a su manera con millares de Indios, y recibiendo delegaciones de las tribus más hostiles, pero antes de que la Comisión de la Paz pudiera tratar con ellas, lo obligaron a volver a San Louis, en donde lo consideraron seriamente enfermo.

Sin embargo, en 1868, él comenzó otra vez en lo que llama Chittenden (Life, Letters and Travels of Pierre Jean De Smet, p. 92), “la misión más importante de su carrera entera.” Él viajó con los Comisionados de la Paz por un cierto tiempo, pero más tarde determinó entrar solo en el muy hostil campo Sioux. El General Stanley dice (ibid.): “Solo el Padre De Smet de entera raza blanca podría penetrar a estos salvajes crueles y volver seguro y sano.” El misionero cruzó las Tierras Malas, y alcanzó el campo principal de los Sioux de unos cinco mil guerreros bajo la dirección de Toro Sentado. Lo recibieron con un entusiasmo extraordinario. Sus consejos fueron convenidos inmediatamente, y fueron enviados representantes para conocer la Comisión de Paz. Un tratado de paz fue firmado el 2 de julio de 1868, por todos los jefes. Este resultado se ha destacado como el más notable acontecimiento de la historia de las guerras Indias. De nuevo, en 1870, él visitó a los Indios, para arreglar una misión entre los Sioux. Una alusión de tal vida atestada puede ser solamente los acontecimientos principales. Sus aventuras extrañas entre los Pieles Rojas, sus conversiones y planteamientos de misiones, sus exploraciones y observaciones científicas se pueden estudiar detalladamente en sus escritos. A nombre de los Indios él cruzó el océano diecinueve veces, visitando a papas, reyes, y presidentes, y atravesando casi cada tierra Europea. Para el cálculo actual, él viajó 180,000 millas en sus diligencias de la caridad.

Sus escritos son numerosos y llenos de energía descriptiva, ricos en anécdotas, y forman una importante contribución a nuestro conocimiento de formas, costumbres, supersticiones, y tradiciones de los Indios. La corrección general de sus observaciones geográficas es atestiguada por los últimos exploradores, aunque investigaciones científicas han modificado desde entonces algunos detalles de menor importancia. En el optimismo alegre de su disposición casi infantil, él preservó esta característica al extremo, aunque honrado por los estadistas y hecho Caballero de la Orden de Leopoldo por el Rey de los Belgas. Lo que él no quería por su coraje personal era ser evidenciado por muchos acontecimientos en su carrera maravillosa. Aunque él tenía frecuentemente estrechos escapes de la muerte en sus recorridos peligrosos, y tomando a menudo la vida en sus manos al penetrar entre las tribus hostiles, él nunca vaciló. Pero su título principal a la fama es su extraordinario poder sobre los Indios, un poder que dicen que otro hombre no podía haber igualado. Dar una lista de las tribus Indias con las cuales él estuvo en contacto, y el excedente que él adquirió ascendentemente, sería enumerar casi todas las tribus del oeste del Mississippi. Incluso los escritores Protestantes lo declaran el amigo más sincero que los Indios nunca tuvieron. Los efectos de su trabajo no eran permanentes para ellos al grado que él había planeado, solamente porque los Indios han corrido lejos o han sido engullidos por los colonos blancos del Noroeste. Si las circunstancias lo hubieran permitido, las reducciones de Paraguay habrían encontrado contrapartes en Norteamérica. Los archivos de la Universidad de San Louis contienen todos los escritos originales, conocidos existentes de De Smet. Entre éstas está el “Álbum de Linton”, conteniendo su itinerario a partir de 1821 al año de su muerte, también los especimenes de varios dialectos Indios, las leyendas, los poemas, etc. Los trabajos principales del Padre De Smet son: "Letters and Sketches, with a Narrative of a Year's Residence among the Indian Tribes of the Rocky Mountains" (Philadelphia, 1843), traducidas al Francés, Alemán, Holandés, e Italiano; "Oregon Missions and Travels over the Rocky Mountains in 1845-46" (Nueva York, 1847), traducido al Francés y al Flamenco; "Voyage au grand désert en 1851" (Bruselas, 1853); "Western Missions and Missionaries" (Nueva York, 1863), traducidos a Francés; "New Indian Sketches" (Nueva York, 1865).


CHITTENDEN AND RICHARDSON, Life, Letters and Travels of Pierre Jean De Smet, S.J. (New York, 1905). It contains many hitherto unpublished letters and a map of De Smet's travels; DEYNOODT, P. J. De Smet, missionaire Belge aux Etas-Unis (Brussels, 1878); PALLANDINO, Indian and White in the North-west (Baltimore, 1894); U.S. CATH. HIST. SOC., Hist. Records and Studies (New York, 1907), VII.

WILLIAM H.W. FANNING Transcribed by William R. McKenzie In honor of Captain Joseph La Barge, friend of Father De Smet.

Traducción por: Ph. D. Angel R. Cepeda Dovala y M. A. Sonia M. Cepeda Ballesteros Mayo de 2006; México.