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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Octavario por la Unión de los Cristianos (Día octavo)

De Enciclopedia Católica

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Meditación

La meta verdadera de cada esfuerzo ecuménico debe ser y seguir siendo, naturalmente, la de cambiar el " plural " de las iglesias confesionales, separadas entre sí, en el " plural " de las iglesias locales, que en su forma múltiple son realmente una única iglesia. Pero a mí me parece que, en la situación concreta, es importante poner objetivos realistas intermedios, porque de lo contrario el entusiasmo ecuménico puede cambiarse en resignación o en una amargura nueva, que indica cada vez en el otro la culpa del fracaso de las grandes idealidad. Entonces los resultados podrían ser mucho peores que el comienzo prometedor.

Los objetivos intermedios serán diferentes según los progresos realizados por los diálogos individuales entre las confesiones. El testimonio de la caridad (obras caritativas y sociales) debe realizarse por principio siempre juntos, o al menos deberíamos ponernos de acuerdo sobre el asunto, en caso de que las organizaciones distintas sean más eficaces por razones técnicas. De la misma manera, habría que esforzarse por hacer juntos el testimonio de las grandes cuestiones morales Y, por último, se debería realizar un testimonio común de la fe ante un mundo perturbado por dudas y miedos, y lo más ampliamente posible, mucho mejor. Pero si esto sólo pudiera ocurrir en una medida mínima, también habría que decir juntos lo que se puede decir. Todo ello debería también hacer que la existencia cristiana común venga dentro de las diferentes confesiones cada vez más reconocidas y amada, a pesar de las divisiones; que la división misma ya no sea una razón de oposición, sino un reto en dirección a una comprensión y aceptación mutua Del otro; lo que significa más que simple tolerancia: significa un pertenecer en la fidelidad a Jesucristo.

Tal vez en esta actitud, que no pierde de vista la última meta, pero cada vez apunta a la meta próxima, se podrá lograr una maduración más profunda en orden a la plena unidad, ch no con una "aceleración unionistica", que sigue siendo superficial, y Que a veces sólo produce efectos ficticios.

" Joseph Ratzinger, Iglesia, ecumenismo y política", p. 117 s)