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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Alejandro V

De Enciclopedia Católica

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Pietro Philarghi, nacido en 1339, en la isla de Creta (Candía), de allí su apelativo, Pietro de Candía; elegido el 26 junio de 1409; muerto en Bolonia, el 3 mayo de 1410. Fue un muchacho mendigo y sin hogar en una ciudad cretense, sin conocer padres ni relaciones, se convirtió en protegido de un inteligente fraile capuchino de quien recibió educación primaria y bajo cuya guía, se volvió franciscano en un monasterio cretense. El joven prometía habilidad extraordinaria y fue enviado a disfrutar de las favorables condiciones educativas superiores de Italia. Estudió después en Oxford y finalmente en París donde se distinguió como profesor, predicador y escritor. Es autor de un buen comentario sobre las "Sentences" de Peter Lombard. Durante su permanencia en París, el Gran Cisma (1378-1417) arrendó la Iglesia, y Philarghi se fue con los partidarios de Urbano VI (1375-89). Retornando a Italia, encontró un lugar en la corte de Giovanni Galeazzo Visconti, Duque de Milán, donde actuó como tutor de sus hijos y embajador en importantes misiones. A través del favor de los Visconti se hizo, consecutivamente, Obispo de Piacenza, en 1386; de Vicenza, en 1387; de Navoya, en 1389 y finalmente Arzobispo de Milán, en 1402. En 1405, el Papa Inocencio VII lo hizo Cardenal, y su habilidad y amistad con los Visconti se transformó en ventaja, confirmándolo como delegado papal en Lombardía. De aquí en adelante, su historia se convierte en parte del Cisma. El Cardenal de Milán fue principal entre los partidarios de un concilio. Con este fin, aprobó el retiro de la obediencia de los cardenales a Gregorio XII, promovió el acuerdo de los colegios de cardenales rivales para unirse en un esfuerzo común de unidad, y negoció con Henry IV de Inglaterra y el Arzobispo de Canterbury, afianzar la neutralidad de Inglaterra. Así, incurrió en el disgusto de Gregorio XII, quién lo privó del arzobispado de Milán, e incluso lo declaró despojado de su dignidad cardenalicia. En el Concilio de Pisa, (25 marzo, 1409) el Cardenal Philarghi fue el espíritu principal. Predicó el sermón de apertura, una condenación acerba de la tenacidad de los papas rivales y presidió las deliberaciones de teólogos, quienes declararon a estos papas, herejes y cismáticos.

El 26 de junio de 1409, él fue la opción unánime de los cardenales para ocupar la Silla Papal, presumiblemente vacante. Su carácter limpio, erudición vasta, experiencia a nivel mundial y probada habilidad administrativa, junto con el hecho que no tenía país ni relaciones a favor, en el resquebrajado mundo católico, dió promesa de gloria al Papado y paz a la Iglesia. Alejandro V encontró pronto, simpatía hacia él, en todas las naciones, excepto en España, Escocia y algunas ciudades italianas cuyos intereses fueron limitados en legitimidad, por el inflexible Benedicto XIII. Sin embargo, su destino fue gobernar solo diez meses. Su pontificado estuvo marcado por los infructuosos esfuerzos de extender Roma, entonces bajo el mando de Rey Ladislao de Nápoles a quien Alejandro privó de su reino, a favor de Louis II de Anjou. Detenido por el Cardenal Cossa en Bolonia, la fortaleza que asimismo buscaba asesorar, murió allí bajo circunstancias que llevaron a los enemigos de Cossa, quien sucedió a Alejandro V como Juan XXIII, a presentar ante el Concilio de Constanza, el cargo, ahora desacreditado, que él había envenenado al Papa pisano.

Alejandro vivió el tiempo necesario como para defraudar las esperanzas que su elección había inspirado. Su legitimidad pronto fue cuestionada, y el mundo disgustado por encontrar que ahora, en lugar de dos papas, había tres. Su ardor por reformar disminuyó. Generoso al defecto, desparramó favores con munificencia indiscriminada. Las órdenes mendicantes fueron indebidamente favorecidas confirmando privilegios, que resintieron a los sacerdotes de parroquia y a las facultades teológicas, puesto que invadían sus derechos. Si Alejandro fue un verdadero Papa, o no, es una pregunta que los canonistas e historiadores del Cisma, todavía discuten. La Iglesia no ha pronunciado una opinión definida y probablemente tampoco quiera hacerlo. En el romano "Gerarchia Cattolica", trabajo no autorizado, que antes del 1906 contenía una lista cronológica de los Papas, Alejandro V aparecía designado como el Papa 211º, sucediendo al dimitente Gregorio XII. (Ver PAPADO.) Sus restos fueron sepultados en la Iglesia de San Francesco, en Bologna y su tumba, magníficamente restaurada, en 1889, bajo la dirección de León XIII. (Ver CISMA, OCCIDENTAL; PISA, CONCILIO DE.)

J. B. PETERSON  

Transcrito por Gerard Haffner Traducido por José Luis Anastasio