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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Señor de Luren

De Enciclopedia Católica

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Historia de Ica America meridionalis 1700-1726.png
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El Cristo de Luren antes del incendio de 1918
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Artículo esxrito por Felix Armando Picasso en "La voz de Ica" en el año 2000. Aquí, en base a Valdelomar hay referencias al antiguo templo.
Cuando los españoles llegan a América, una de las empresas más grandes que inician es la evangelización de los naturales, en ese marco, al llegar al valle de Ica, fundan tres pueblos para adoctrinar a los indios (aun antes de la fundación española de la ciudad) en la fe católica, el primero en ser creado fue Santiago de Hurin-Ica, del cual nacen, por su gran población dos más: San Juan Bautista de Hurin-Ica y La Purísima Concepción de Hanan-Ika (Fig.3).

De estos pueblos, el más importante fue el original, Santiago de Hurin-Ica, o Santiago de Luren, es ahí donde los franciscanos fundan, la doctrina de Luren o de la guardianía de Ica, la más importante del valle, el año de 1559 para el bautismo y evangelización de los indios.

Para los mismos fines, la capilla primigenia poseía un Cristo de una vara de alto (0.82m), el cual, para la década de 1570, se encontraba “viejo y carcomido” por lo que el padre Francisco de Madrigal viaja a Lima para adquirir un nuevo Cristo para su doctrina, que es el que vendría a ser el Señor de Luren (Fig. 4). Su testimonio sobre la adquisición quedó escrito:

“A honra y gloria de Dios, nuestro Señor Jesucristo, Yo Fray Franco de Madrigal, religioso indigno de N. P. S. Francisco, siendo nombrado por cura de este pueblo de Lurin y estando informado que en la iglesia de dicho pueblo no había imagen de bulto ninguna más de una hechura de un Christo del tamaño de una vara la que dicha hechura estaba muy carcomida y vieja que es la que dieron en repartimiento a la iglesia del dicho pueblo y siendo nombrado por cura del, habiendo llegado a esta ciudad de los Reyes, y a que estaba de partida una hechura de Sto Xto de la estatura de un hombre de la costa para el convento de Jesús de Lima.

La cual dicha hechura, no quiso comprar el dicho convento por saber que en una tormenta grande que tuvieron en el viaje, viéndose que se iban a pique, desvalijaron la nao muchas cosas y entre ellas un caxón donde estaba dicha hechura, y haber estado mucho tiempo en el agua. Imaginando los padres del convento de Lima vendría podrido no lo quisieron comprar y yo me llegue a los hombres y les dije cuanto me llevaría por la hechura y la concerté últimamente en mil doscientos reales.

Y al margen que hace doscientos cincuenta pesos. La cual dicha hechura compre y traje conmigo a esta doctrina con licencia de nuestro Padre Fr. Pedro de Molina, al presente comisario general de estas Provincias del Perú, el cual me dio la licencia con tal que siempre estuviese la dicha hechura por bienes del convento, digo de la orden por cuanto conforme a nuestra regla, no podía tener propiedad en cosa alguna, y en esta conformidad la daré a la Doctrina de Luren con condiciones dichas por cumplir, con la que mi regla me da que no tenga propiedad en cosa alguna” Como vemos, la historia nos muestra que el Señor de Luren fue adquirido por el doctrinero y que no apareció de manera prodigiosa como lo cuentan la mayor parte de las leyendas, ello da muestra de la naturaleza y origen del Cristo como parte de la historia de la evangelización en el Perú.

Las noticias más antiguas sobre el culto, más allá del testimonio de Madrigal sobre la adquisición de la imagen, datan de 1704, donde se habla de un crucificado en la doctrina de Luren el cual está ahí desde hace 134 años y que era una imagen que había realizado “muchos prodigios” los cuales constaban en los libros de la parroquia Con esto comprobamos, que su fama de imagen sagrada y milagrosa existía desde su llegada, de lo que podemos inferimos que formó parte importante del proceso de evangelización, y en efecto, los primeros solemnes cultos en su honor, que hasta hoy se realizan, pero con modificaciones tan grandes como recientes, tenían que ver con ello, y se hacían los días de Miércoles y Jueves Santo.

Los cultos de semana santa se encontraban hilados con otras procesiones, básicamente tres, de las cuales hablaremos en el trascurso de lo escrito. Las celebraciones en torno al Señor. Empezaban los miércoles a las tres de la tarde, momento en el que se realizaba el primer rito en honor al Cristo Moreno: La Bajada. Esta ceremonia consiste en descender la imagen desde su altar para ser llevada a un lado del templo, donde se le arreglara y dará “las gracias”, por parte de sus fieles, quienes le pasan algodones. Antaño también, se le media con cintas de colores porque se creía que estaba vivo y que crecía cada año , además, los algodones y cintas tenían (en el caso de los algodones, aun tienen), según dicen fines medicinales.

La Bajada, para muchos, tiene aun más significación que la procesión, pues es el acto solemne en el que el Señor será retirado del lugar sagrado donde la tradición dice que por su voluntad se quedó. Posterior a ello se levantaba el crucifijo en hombros y se le llevaba hasta sus andas para ser “Entronizado”, luego, eran cargadas hasta un lado del templo. Ahí permanecía el Cristo toda la noche, en algo que se llamaba, el “Velatorio del Señor”, a lo que fieles acudían, con velas, al pie del anda hasta el amanecer, en el que empezaba su “arreglo”. Paralelo a esto, salía de la Iglesia de la Merced la imagen del Señor de la Caída, conocido popularmente como el “Nazareno”, que empezaba su recorrido a las 7 de la noche del Miércoles e ingresando a las 12 de la noche del mismo día. Dicha imagen es de gran trabajo artístico y guarda grandes similitudes con la del Cristo de Luren, llegando a usar incluso los mismos ornamentos. Antaño esta imagen gozó de gran popularidad. Muestra de ello es que llegó a ocupar el retablo que tenia la Virgen de la Merced (el principal después del mayor) en la iglesia del mismo nombre . Actualmente la imagen se encuentra en la iglesia de “Jesús María” y su culto ha descendido mucho, explicaremos por qué, más adelante. Volviendo al Señor de Luren, el decorado de las andas se realizaba, como hasta hoy, de manera pública, es decir, el templo a puertas abiertas mientras la gente llevaba desde flores hasta valiosas joyas para que el Señor las luciera en su procesión. Finalizado el “arreglo”, se empezaba la procesión, la cual en su esencia original tenía como objetivo recorrer, básicamente siete de las antiguas iglesias iqueñas, las cuales levantaban hermosos monumentos eucarísticos donde se recreaban escenas bíblicas de la Pasión, para la catequización de los asistentes. El cortejo procesional está formado por sahumadoras, y el gentío que tiene por costumbre iluminar la procesión con velas. Al día siguiente de ingresar, salía el viernes a las siete de la noche, de la Iglesia de San Francisco, el Santo Sepulcro acompañado de los Virgen Dolorosa y San Juan, éstos también retornaban a su templo a las 12 de la noche. Estas procesiones tenían una ilación que queda clara en el flujo de visitantes. Estos arribaban el miércoles y partían el viernes a sus lugares de origen, siendo las otras celebraciones de Semana Santa, más locales.

El arraigo popular de dicha celebración era enorme y tenía un radio de influencia bastante grande, muestra de ello son los testimonios periodísticos de le época y las narraciones de la época, como el cuento de Abraham Valdelomar, Yerbasanta, en el que se describe a grandes rasgos los cultos de jueves santo .

Actualmente el culto al Señor de Luren ha sufrido distintos cambios arbitrarios, el primero se da en el año 2000, cuando, supuestamente, por el Jubileo se cambia el día de procesión en la Semana Santa de Jueves Santo a Viernes Santo, modificando también la Bajada que ahora se lleva a cabo el mismo día de la procesión, como en Octubre.

Ésto rompió la ilación entre las tres procesiones que mencionamos antes, llegando a suprimir la del Santo Sepulcro y dejando la del Nazareno con una ruta reducida y con una afluencia de público mucho menor. La misma procesión del Señor de Luren perdió muchos fieles, sobre todo en horas de la madrugada y la mañana siguiente, situación que ha mejorado ligeramente estos últimos años.

Posteriormente, se modificó la ceremonia de salida, dando un excesivo protagonismo a la policía, que ahora toca marchas militares (antes sólo se rendían honores con la Marcha de Banderas) y prácticamente marcha delante de la imagen en un afán de protagonismo que empaña el tinte solemne de una Celebración que representa la muerte de Cristo.

Finalmente, el último terremoto (2007) significó el inicio de una nueva etapa de fuertes cambios como la forma tradicional de llevar a cabo la bajada, la cual desde ahora no puede darse con normalidad ya que la nueva capilla provisional no responde a las necesidades del culto en particular, al punto que las modificaciones introducidas a la cruz de ónix dificultan el descendimiento de la imagen (Fig. 3). Además de todo lo mencionado vale resaltar que los rituales de salida y entrada (Ahora hechos a imagen de los del Señor de los Milagros en Octubre, olvidando la particularidad del culto y que además este se da en Semana Santa), tanto como la ruta de la procesión han sufrido modificaciones, comprensibles al año inmediato del sismo, pero que hoy ya no son necesarias.


Juan Manuel Parra

Selección de imágenes José Gálvez