Aclamación
De Enciclopedia Católica
(Lat. ad, a, aclamar,gritar). En la vida cívica
El mundo aclamado (en plural aclamaciones) fue usado en el latín clásico de la República de Romo como término general para una manifestación de sentimiento popular expresado por un grito.
En bodas, funerales, triunfos, etc. Estas aclamaciones fueron generalmente limitadas a ciertas formas estereotipadas.
Por ejemplo cuando la novia estuvo siendo conducida a la casa de su esposo, los espectadores gritaban Io Hymen, Hymenaee, o Talasse, o Talassio. En un triunfo había generalmente un grito de triunfo. Un orador quien ganaba la aprobación de sus oyentes fue interrumpido con gritos de bella y festiva, buena y preclara, non potest melius, y como donde nosotros podíamos decir “ Oye, oye” Bajo el imperio estas aclamaciones tomaron un desarrollo remarcable, mas particularmente en el circo y en el teatro. En la entrada la audiencia rosa del emperador y saludándolo con gritos que en el tiempo de Nerón fueron reducidos a ciertas formas prescritas y fueron cantados en ritmos. Además, como las armas del saludo real, estos gritos fueron también prolongados y repetidos por un numero de veces registradas definidas y cuidadosas. La misma costumbre invadió el senado y bajo los últimos Antoninos, podría ser vista como expresión colectiva de sentimientos como ahora ser incorporada en una dirección de felicitación o un voto de censura, entonces tomo la forma de aclamaciones que debe haber sido cuidadosamente trazada de antemano y fue aparentemente gritada en coros por toda la asamblea. Un largo espécimen de aclamaciones denunciatorias que verdaderamente pudieron ser mejor llamadas imprecaciones, cantadas en el senado después del asesinato del emperador Comodus (192) fue preservado por Lampridius. El original ocupo algunas paginas, unas pocas cláusulas podrían ser suficientes aquí.
En cada lado de las estatuas del enemigo Ejemplo (Comodus) en cada lado de las estatuas del parricida, en cada lado de la estatua del gladiador. Bajo con las estatuas de este gladiador y parricida. Deja la adulación de sus conciudadanos ser tirado en el polvo. Deja las estatuas del gladiador ser arrastrado por la cola de un carro.
Más acordes con el propósito del presente artículo, sin embargo, son las favorables aclamaciones del Senado, tales como la registrada por Lampridio en la elección de Alejandro Severo:
“Alejandro Augusto, que los dioses os guarden. Por vuestra modestia, vuestra prudencia; vuestro candor; por vuestra castidad. De aquello nosotros entendemos que clase de soberano será vuestra merced. Por ello le damos la bienvenida. Usted dará la impresión que el senado sabe escoger a sus gobernantes. Usted probará que el juicio del senado es de la mayor valía. Alejandro Augusto, que los dioses os guarden. Dejen a Alejandro Augusto dedicar los templos de los Antoninos. Oh! César, nuestro Augusto, nuestro Emperador, que los dioses os guarden. Que usted viva, que usted prospere, que usted gobierne por muchos años”.
Esto solo forma un examen de pocos ejemplos preservado para nosotros, que uno pueda llegar y una no entendible influencia como esta institución de aclamaciones gritadas al unísono fueron como el ejercicio sobre el temprano desarrollo de la liturgia cristiana.
La general semejanza con ciertas formas primitivas de letanía o ektene, es suficientemente notable, pero el sujeto es obscuro y nosotros podríamos contentarnos nosotros primariamente aquí con las aclamaciones, mas propiamente así llamadas, que tuvieron y aun tienen un lugar reconocido en el ceremonial de la consagración de papas, emperadores, reyes, obispos etc y esos también que fueron registrados en los actos de ciertos concilios tempranos.
Crecimiento de Aclamaciones
Se ve altamente probable que esas practicas observadas en la elección de emperadores paganos, fueran el prototipo de la mayoría de las aclamaciones litúrgicas que nosotros conocemos. A lo largo de las cuentas dadas por Vopiscus de la elección del emperador Tacitus (283) fuimos dichos que cuando Tacitus al principio declino el honor en el senado en la muestra de su avanzada edad, estoas fueron las aclamaciones de los senadores “Trajano, también accedió al imperio como un hombre viejo ( 10 veces) y Adriano accedió al imperio en su edad vieja ( 10 veces) Diste ordenes de dejar a los soldados pelear ( 30 veces) Severo dijo, es la cabeza del reino, no los pies, ( 30 veces) Es tu opinión, no tu cuerpo, nosotros elegimos ( 20 veces) Tacito Augusto, podría guardar Dios a ti.
Entonces Tácito fue tomado afuera del Campo Marte para ser presentado a los soldados y la gente.
Desde ahí la gente lo aclamo. “ Mas felizmente podría dios guardarte Tacitus” y el resto como es acostumbrado decir.
Los sutiles registros que poseemos del ceremonial en otros casos de elección de un emperador hace claro eso, estas aclamaciones populares nunca fueron descontinuadas aun después de la coronación asumidas en el carácter eclesiástico y fue llevado fuera de la iglesia. Estos los rituales oficiales nosotros poseemos en los cuales datan de cerca del siglo octavo, explican ahora cuando la corona fue impuesta.
La gente grito “ Santo, santo, santo” y “gloria a Dios, en las alturas y paz en la tierra” tres veces. Y ahí es un príncipe coronado como consorte del Emperador, el patriarca tomo la segunda corona y manos al emperador y le impuso, y los dos coros gritaban benemérito.
Después de esto siguió el acta imperial (aktologein es el termino técnico en griego para el grito de estas aclamaciones) o laúdes como ellas fueron llamadas en el Occidente. Una forma de letanía consistiendo de mas que una muestra de versos fue cantada con heraldos, mientras la gente repetía cada verso una o tres veces las canciones. En esto nosotros encontramos como pasajes, como “mucho, mucho , mucho.
R Muchos años por muchos años, Largos años para ti N y N autócratas de los romanos R “ Muchos años a ti. “Largos años a ti. Sirvientes del señor, R. Muños años a ti” etc.
Casi contemporáneamente con estos son las aclamaciones encontradas en nuestro Egbert Ingles Pontificio (probablemente compilado antes de 769) que con otros ingleses MSS fue preservado de nosotros tempranamente detallada cuenta de la coronación en el Occidente. El texto es un poco incierto, pero probablemente fuera leído como sigue Entonces deja a toda la gente decir tres veces a lo largo con los obispos y los padres “Podría nuestro Rey N vivir por siempre “ Viva el rey N para siempre) y el debería ser confirmado sobre el trono del reinado con la bendición de toda la gente mientras los grandes señores lo besaban diciendo “ Para siempre Amen, amen, amen”
Así es también en el ritual Egbertino una forma de letanía cercana pareciendo las aclamaciones imperiales justamente referidas, y esto podría ser comparado con la elaboración de series de laúdes, técnicamente llamados, que pertenecen al tiempo de Carlomagno y han sido impresos por Dúchense en su edición de Liberación Pontificia, II 37. En estos laúdes imperiales, las palabras Cristo vence, Cristo reina, Cristo impera ( Cristo conquista, cristo reina, cristo manda) cercanamente siempre encuentra un lugar. Debería ser agregado esto estas aclamaciones o algo similar medida habiendo sido retenida hasta el día en el Oriente en coronaciones rituales y en poco de origen Occidental, entre otros en eso de Inglaterra. Estos por la coronación del Rey Eduardo VII en 1902, la ceremonia oficial dio la siguiente dirección.
Cuando el homenaje fue terminado los golpes de tambores y trompetas sonaron y toda la gente grito, “ Dios salve al Rey Eduardo” “ Larga vida al rey Eduardo” Pueda el rey vivir por siempre”
Para Papas y Obispos
Fue natural que la practica de aclamaciones no debiera ser confinada a la persona del soberano o la ocasión de su elección. Solo como leer del rey “portando su corona” sobre los grandes festines en ciertas ciudades favorecidas, una ceremonia cuya vista había aumentado a una forma de coronación secundaria, así la elaboración de laúdes en honor del emperador fue a menudo repetido en festivales, especialmente en las misas papales. Pero mas que esto la practica de aclamaciones al emperador en su elección fue también extendido por el Papa y en algunos casos a simples obispos. En el caso del Papa nuestros testimonios no son muy viejos, pero la “ Liberación Pontificia” en el siglo octavo frecuentemente aluda a la práctica, asociando las palabras aclamaciones y laúdes en muchas combinaciones mientras en alguna fecha mas tardía tenemos el testimonio explicito de “las ordenes romanas” en el caso de la coronación de Leo (probablemente el cuarto Papa de ese nombre) nosotros aprendimos que los guías de la gente de cada distrito aclamándolo con las palabras “ El señor Leo, Papa, quien San Pedro ha escogido para sentarse en su santa sede por muchos años. En el día presente, después del Gloria y la Colecta de la Misa de Coronación del señor Cardenal Deacon, parado ante el Papa entronado, canta las palabras “ Exaudi Cristo” (Oye o Cristo) al cual todos los presentes responden “ Larga vida a nuestro señor Pío, que ha sido señalado Supremo Pontífice y Papa Universal” Esto es repetido tres veces como algunas otras invocaciones y entonces expande en una corta letanía en la que la repetición de cada titulo es contestada por el padre tu iluminación ayuda ( Tu lo ayudas) Esta ultima medida cercana reproduce laúdes de la Edad media, cantada en la coronación de reyes. Similares aclamaciones son vistas tan familiares desde cada tiempo temprano en la elección de obispos, a pesar de que probablemente debería ser llevada mucho mas lejos a representarlos como formando parte regular del ritual. La instancia clásica es ese registro por San Agustín, quien propuso a Heraclio a la gente de Hippo como su sucesor. Thereupon, el dijo.
La gente grito “ gracias a Dios, Alabanza a Cristo” Esto fue dicho 23 veces “ Oye o Cristo, larga vida Agustino, 16 veces” A ti para nuestro padre, a ti para nuestro obispo veinte veces” “ Bien merecedor , verdaderamente digno “ cinco veces
Y así en ( San Agustín Epist., 212; P.L., XXXIII, 966). En esto sin embargo había nada claramente litúrgico, a pesar de que el carácter podría quizá ser mejor reconocido en los gritos de “ El es digno, el es digno, por muchos años” etc. Que la gente en ciertos ritos ancianos fueron dirigidos a hacer cuando el obispo electo fue presentado a ellos antes de su consagración.
Concilios
Otras aclamaciones encontramos en los actos de algunos de los tempranos concilios. Ellos parecen en la mayoría de los casos haber tomado la forma de cumplimientos a los emperadores y pueden a menudo quizá ser no mas significantes que un brindis al rey y familia real y un moderno banquete.
Pero nosotros leemos de otros gritos para la instancia de que en la primera sesión del Concilio de Chalcedon (Octubre, 451) los padres gritaban mirando a Dioscurus, “ El burlón siempre corre. Cristo tiene destituido a Dioscurus, Cristo tiene destituidos a los asesinos” o nuevamente “ este es un justo veredicto. Este es un justo concilio” o nuevamente “ Dios tiene vengados a sus mártires” Sobre otros significados que han sido atacados de la aclamación del mundo algunos de ellos mas que extendidos no parece necesario hablar de duración (1) el aplauso de la congregación que a menudo en los antiguos tiempos interrumpió los sermones de sus predicadores favoritos (2) los predicadores y los buenos deseos encontrados sobre monumentos sepulcrales etc. A quienes el nombre aclamaciones es algunas veces dado (3) La breve fórmula litúrgica como Dominus vobiscum, Kyrie Eleison, Deo Gratias etc. (4) Por elección con aclamaciones ver elección, conclave y aclamación en elecciones papales.
CABROL in Dict. d archeol. chret., 240-265. Este articulo incluye una discusión de inscripciones, formulas litúrgicas y otros materiales misceláneos. Para el sujeto de aclamaciones en tiempos clásicos cf. DAREMBERG AND SAGLIO, Dict. des Antiq., s.v.; PAULY-WISSOWA, Real-Encyclopedie der classischen Alterthumswissenschaft; MOMMSEN, Rom. Staatsrecht, III, 951, 349; PETER, Die Scriptores Hist. August. (Leipzig, 1892), 221 sqq.; HEER, in Philologus (supplementary vol.), IX (1904), 187 sqq. For CORONATIONS IMPERIAL AND PAPAL, see Le Laudes nell' Incoronazione del Som. Pontifice, in La Civilta Cattolica, 15 Aug., 1903, 387-404; BRIGHTMAN, Byzantine Imperial Coronations, in Journ. of Theol. Studies, April, 1901; GRISAR, Analecta Romana (Rome, 1899), 229 sqq.; MARTENE, De Ant. Eccl. Rit. (1737), II, 578, 851-852; DIEMAND, Das Ceremoniell der Kaiserkronungen (Munich, 1894), 82; MASKELL, Monumenta Ritualia (2d ed., Oxford, 1882), II, 85; LEGG, English Coronation Records (London, 1901).
HERBERT THURSTON Patricia Reyes