Marquis de Pombal
De Enciclopedia Católica
SEBASTIâO JOSÉ DE CARVALHO E MELLO.
Hijo de un campesino noble de modestos medios nació en Lisboa el 13 de mayo de 1699 y murió el 8 de agosto de 1782. Se dice que se educó en la universidad de Coimbra y sirvió en el ejército por un tiempo. Tras una agitada vida en la capital, casó con la sobrina del Conde dos Arcos venciendo la aversión por la nobleza que quizá se originara en la oposición de su familia a un matrimonio que pensaban inconveniente. Pombal se retiró a una finca cerca de Suore.
A los 39 años recibió su primer nombramiento público, enviado como ministro a Londres en 1738. En 1745 fue transferido a Viena conde debía intentar la reconciliación entre el papa y la emperatriz. Allí caso por segunda vez, la hija del Mariscal de Campo Daun, una unión debida a la influencia de la esposa de Juan V, que le protegió como amiga más de una vez y, aunque no le era simpático al rey, le llamó en 1749. Juan murió el 31 de julio de 1750 y el 3 de agosto de 1750 el nuevo monarca, José, nombró a Pombal ministro de asuntos exteriores. El distinguido diplomático D. Luiz da Cunha, le había recomendado al Nuevo rey cuando aún era solo un príncipe, pero fue el favor de la reina-madre y también, quizás, el de un jesuita, el P. Moreira, que le aseguraron el puesto deseado
Su inteligencia superior y poderosa voluntad le capacitaron en poco tiempo para dominar a sus colegas, que fueron despedidos o dejaron de importar; con la aquiescencia de su real protector llegó a ser el más poderoso del Estado. Algunos años después, el embajador inglés dijo de él “con todos sus faltas, él es el único hombre en este reino capaz de estar al frente de todos los asuntos”.
Su energía después de terremoto del 1 de noviembre de 1755 confirmó su ascendencia sobre el rey y llegó a ser sucesivamente Primer ministro, Conde de Oceras en 1759 y marqués de Pombal en 1770. El misterioso atentado contra la vida del rey en 1758 le dio el pretexto para someter la independencia de la nobleza. Convirtió un acto de venganza privada por parte del duque de Aveiro en una conspiración amplia y tras un juicio que fue una burla, el duque, miembros de la familia Tavora y sus servidores fueron ajusticiados públicamente con horribles crueldades, en Belem el 13 de enero de 1759.
Ninguna pena era considerada demasiado severa contra la lesa majestad y hay pruebas de que el mismo rey ordenó la persecución, señaló a los Tavora para castigarlos y encargó a Pombal que no mostrara misericordia. Si es verdad, esto explicaría en parte la compasión que le mostró la hija de José y sucesora, la reina María. El llamado terror pombalino data de estas ejecuciones. La gente estaba verdaderamente asustada cuando veía que a los enemigos y hasta a los críticos del dictador acababan en el exilio, la muerte o la prisión perpetua.
Estaba cantado el conflicto con los jesuitas que tenían no poca influencia en la Corte y en el país. Parecía que le habían bloqueado sus proyectos de casarse con la heredera del protestante duque de Cumberland y de conceder privilegios a los judíos por su ayuda en la reconstrucción de Lisboa, pero la primera disputa abierta surgió sobre la ejecución del Tratado de Límites (13 enero 1750), que regulaba las relaciones españolas y portuguesas en el Río de la Plata. Cuando los indios se negaron a abandonar sus casas para cumplirlo hubieron de ser obligados y Pombal atribuyó la negación a las maquinaciones de los Jesuitas. También se les atribuyeron otras dificultades del gobierno y por el efecto acumulativo de estas acusaciones, el ministro preparaba al rey y al público para una campaña contra los Jesuitas por su supuesta amistad con los conspiradores, para la que se inspiró en las ideas Jansenistas y Regalistas que entonces campaban por Europa. Comenzó el ataque abierto haciendo que expulsaran de la corte a los confesores jesuitas (20 sept.1757). Después vino la conspiración Tavora en la que hizo que implicara a los Jesuitas porque eran amigos de algunos de los supuestos conspiradores, lo que le dejó abierta la puerta para posteriores y más decisivas acciones. El 19 de enero de 1759 emitió un decreto secuestrando las propiedades de los Jesuitas en los dominios portugueses y el septiembre siguiente los deportó – alrededor de mil – a los Estados Pontificios, manteniendo a los extranjeros en prisión. El año anterior había obtenido de Benedicto el nombramiento del cardenal Saldaña, una criatura suya, como visitador de la Compañía con poder para reformarla, pero como demostraron los hechos, su intención fue desde el principio terminar con ella.
No contento con su victoria, decidió humillarlos más y eligió la persona del Padre Gabriel Malagrida, al que denunció personalmente a la Inquisición por crímenes contra la fe. El viejo misionero perdió la razón en el sufrimiento; después lo mandó estrangular y quemar.
Entró en negociaciones con las cortes de España, Francia y Nápoles para conseguir, todos juntos, que el papa suprimiera la Compañía de Jesús. Al no lograrlo con Clemente XIII, expulsó al Nuncio, el 17 de junio de 1760, y rompió las relaciones con Roma. Los obispos fueron obligados a ejercer funciones que competían a la Santa Sede; la Iglesia portuguesa acabó teniendo como cabeza real al mismo Pombal, teniendo así una completa autonomía religiosa nacional. Para justificar estas acciones publicó la "Deducçâo Chronologica", en la que hacía responsable a los Jesuitas de las calamidades de Portugal. En 1773 Clemente XIV, para prevenir un cisma, cedió a las presiones y suprimió la Compañía de Jesús. Una vez conseguido esto, Pombal hizo la paz con Roma y en junio de 1770 admitió al Nuncio, aunque el sistema eclesiástico portugués permaneció en adelante con un Anglicanismo disfrazado, situación que siguió causando muchos males a la iglesia hasta mucho más adelante.
En la esfera política, la administración de Pombal se distinguía por el atrevimiento de las concepciones y la tenacidad en los propósitos. Muy diferente de las anteriores: (1) niveló a todas las clases ante la autoridad real;(2) impuso una obediencia ciega a la ley, que en general decidía él, ya que las Cortes habían dejado de reunirse; (3) transformó a la Inquisición en un mero departamento del Estado.
En la esfera económica, impresionado por la supremacía comercial británica, consiguió éxitos en la mejora de las condiciones materiales de Portugal. Casi todas las compañías privilegiadas y monopolios que fundó acabaron fracasando financieramente; ayudó a pocos en vez de a muchos y cuando el populacho de Oporto se levantó en protesta contra la compañía vinatera del Alto Duero, fueron castigados con crueldad, como ocurrió con la villa de pescadores de Trafaria que fue quemada por orden suya por haber ocultado a reclutas involuntarios.
Sus métodos eran iguales con todas las clases. La justicia se tiraba por la borda ante las razones de Estado, aunque corrigió muchos abusos en la administración. Su actividad penetró en todos los departamentos.
Entre su más notable acción legislativa está la supresión de la esclavitud de los indios y la antigua y odiosa distinción entre cristianos nuevos y cristianos viejos, una radical reorganización de las finanzas, la reforma de la universidad de Coimbra, del ejército y de la marina y la fundación del colegio de Nobles, la Escuela de Comercio y la Prensa Real. Fundó varias manufacturas y otras compañías para tratar de hacer a Portugal menos dependiente de Gran Bretaña, aunque mantuvo la antigua alianza política entre ambas naciones. Tomó actitudes de más atrevimiento que los ministros anteriores tanto respecto a Inglaterra como a otras naciones y dejó la hacienda pública repleta cuando fue depuesto por el rey José el 24 de febrero de 1777. Murió retirado, afectado de lepra y con miedo de que le castigaran como él había castigado a otros. El obispo de Coimbra presidió su funeral, mientras que un benedictino bien conocido pronunciaba su panegírico. Pombal conservó admiradores hasta el final entre el clero y es considerado por los portugueses como uno de sus grandes hombres de estado, y llamado el Gran Marqués.
Bibliografía
CARNOTA, Marquis de Pombal (London, 1871); DA LUZ SORIANO, Historia do reinado de el rei D. José (Lisbon, 1867); GOMES, Le Marquis de Pombal Lisbon, 1869); D'AZEVEDO, O Marquez de Pombal e a sua epoca (Lisbon, 1909); DUER, Pombal, Sein Charakter u. seine Politik (Freiburg, 1891); Collecçâo dos Negocios de Roma no reinado de el Rey Dom José I, 3 pts. and supplement (Lisbon, 1874-75); The Bismarck of the Eighteenth Century in Am. Cath. Quart. Rev., II (Philadelphia, 1877), 51; Pombal in Catholic World, XXX (New York), 312; Pombal and the Society of Jesus (London, Sept., 1877), 86.
Edgar Prestage.
Transcrito por WGKofron. Con agradecimiento a la iglesia de Sta María , Akron, Ohio.
Traducido por Pedro Royo
The Catholic Encyclopedia, Volume XII. Published 1911. New York: Robert Appleton Company. Nihil Obstat, June 1, 1911. Remy Lafort, S.T.D., Censor. Imprimatur. +John Cardinal Farley, Archbishop of New York