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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Símbolos Primitivos de la Eucaristía

De Enciclopedia Católica

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Entre los símbolos usados por los primeros cristianos en la decoración de sus tumbas, aquellos relacionados con la Eucaristía tienen un lugar de primera importancia. Los monumentos de mayor consecuencia donde se ven estos símbolos aún existen, principalmente en los subterráneos cementerios de los primeros tiempos de la Roma cristiana, mejor conocidos como las catacumbas romanas. Su descubrimiento y apertura en la segunda parte del siglo XIX han arrojado gran luz sobre alusiones más o menos oscuras de la literatura cristiana de los primeros tiempos. De esta manera la teología católica ahora posee información suplementaria de gran valor relacionada a la creencia y modo de celebración de la Eucaristía en los tiempos preapostólicos. Según Wilpert, un académico experto en la arqueología cristiana, los símbolos relacionados con la Eucaristía representados en las catacumbas forman tres grupos, inspiradas por tres de los milagros de Cristo. Estos son la milagrosa multiplicación de los panes y peces, el banquete de los siete discípulos en el Mar de Galilea posterior a la resurrección y el milagro de las bodas de Caná. Probablemente, es por los primeros dos de esos milagros, que debamos el famoso símbolo del pez, que brevemente condensó los principales artículos de la creencia cristiana. El más antiguo y siempre favorito símbolo eucarístico en los monumentos fue el inspirado por el milagro de la multiplicación de los panes y peces. El banquete de los siete Discípulos aparece solamente en una escena en una catacumba del siglo II, el milagro de Caná en dos que datan de temprano en el siglo III y el otro del siglo IV.

El Milagro de la Multiplicación

En dos ocasiones Cristo alimentó a las muchedumbres que le siguieron al desierto con panes y peces que milagrosamente multiplico. En la primera de ellas, anotada por los cuatro evangelistas, cinco panes y dos peces saciaron la necesidad de cinco mil personas. En la segunda ocasión, que solo la menciona San Mateo (15, 32 sig.), siete panes y "algunos" pececillos fueron suficientes para cuatro mil personas. De acuerdo con la práctica de presentar solo los detalles necesarios para llevar el significado de un símbolo, los artistas Cristianos de las catacumbas representaron la milagrosa multiplicación como un banquete donde los invitados se ven compartiendo una cena de panes y peces. En los frescos de esta categoría la fuente de inspiración del artista claramente la indican las cestas de fragmentos a ambos lados de la escena. El número de cestas representadas no siempre concuerda con la historia ya que se le consideraba irrelevante en su relación con los símbolos. De los frescos eucarísticos, seis ilustran siete cestos y en otros tres frescos se ilustran dos, ocho y doce cestos respectivamente. El número de huéspedes en todas las simbólicas cenas eucarísticas invariablemente es de siete. Una particularidad que Wilpert estima se debe al gusto de los primero cristianos por el simbolismo de los números. Según San Agustín (Tract. cxxiii, en Joan.), el número siete representaba la totalidad del mundo cristiano. La más antigua representación eucarística en las catacumbas es el fresco conocido como "Fractio Panis", que ornamenta la "Capella Greca" en el cementerio de Santa Priscila. Wilpert data la fecha de este fresco, y de otras obras de esta capilla, a la primera parte del siglo II, y su opinión es generalmente aceptada. La escena presenta a siete personas en la mesa, reclinados en un diván semicircular, ilustrado sobre el receso en la pared de esta pequeña capilla subterránea, por ende cerca de donde una vez estuvo el altar. Uno de los comensales es una mujer. El sitio de honor a la derecha (in cornu dextro), es ocupado por el "presidente de la asamblea de hermanos" (descrito para el 150 al 155 por Justino, Mártir, en su obra Culto Cristiano), el obispo o un sacerdote escogido para sustituirle en la ocasión (Apol. I, LXVI). El Presidente (proestos), un personaje venerable y barbudo, es presentado realizando la función descrita en los Hechos de los Apóstoles (2, 42-46; 20, 7) partiendo el pan, por ende el nombre "Fractio Panis" (he klasis tou artou), adecuadamente dado al fresco por su descubridor. Hay que notar que esas palabras son frecuentemente usadas en la temprana literatura Cristiana no inspirada como un sinónimo para la Eucaristía, (para los textos ver Wilpert, "Fractio Panis", Freiburg, 1895). Por tanto, el momento representado es aquel previo a la comunión, cuando al igual que hoy el celebrante divide la Sagrada Hostia. Como para disipar toda duda sobre el carácter de la imagen, el artista añade un detalle no encontrado en ninguna otra representación eucarística. Frente al celebrante coloca una copa de dos agarraderas, evidentemente el cáliz (calix ministerialis) de la segunda centuria. Tales son las primeras representaciones de arte cristiano sobre el ofrecimiento de la Misa. Un reciente escritor considera la escena una representación de la celebración eucarística en conexión con el ágape funeral en el aniversario de alguna persona sepultada en la capilla. Desde esta perspectiva, los comensales en el banquete representan las relaciones del fenecido asistiendo en una Misa de aniversario (sacrificium pro dormitione) para el descanso de su alma (Wieland, Mensa und Confessio, p. 139). En adición a esos únicos detalles demostrando la verdadera celebración de la Misa temprano en el siglo II, el autor de este fresco ilustra a la par con la realidad un símbolo de la Eucaristía. En el centro de la mesa hay dos platos, uno con cinco panes y el otro con dos peces mientras a ambos lados del diván hay siete cestas con pan están simétricamente distribuidas.

Siguiendo al "Fractio Panis", los más singulares frescos donde la milagrosa multiplicación es usada como símbolo eucarístico, lo son dos en la cripta de Lucinia que es la parte más antigua de la catacumba de San Calixto. Cada una consiste de un pez y una cesta con panes en un campo verde. A primera vista parece como si los peces estuviesen representados cada uno cargando una cesta con panes mientras nadan. Un minucioso examen de los frescos realizado por Wilpert demuestra que las cestas han sido puestas muy cercanas, pero no en los peces y que la supuesta superficie color azul verdaderamente es verde. Por ende el tema es la milagrosa multiplicación y la superficie verde representa un campo. Como símbolo de esas imágenes es particularmente impactante la introducción de dos vasos, que contienen una substancia roja, dentro de los cestos. Evidentemente, con este detalle, el artista tenia en mente la parte eucarística del vino. Consecuentemente, todos los frescos dejan en un observador del siglo II un mensaje cercano a: el pan milagrosamente multiplicado, junto al vino, forma la sustancia de la Eucaristía, que a su vez por un mayor milagro, se convierte en el Cuerpo y la Sangre del Divine Ichthys, Jesús Cristo.

Las varias escenas de los banquetes eucarísticos de las catacumbas apropiadamente simbolizaban la recepción de la Sagrada Comunión. En una ocasión anterior el artista representó, aparte de una representación de este carácter, un nuevo símbolo con especial relación a la Consagración. Esto consistió de una escena demostrando dos personas en torno al trípode donde hay pan y un pez. Una de las dos figuras es vestida en la túnica y pallium reservado en el temprano arte cristiano a las personas de carácter sagrado, mientras la otra queda localizada en el lado opuesto en actitud orante. La persona sagrada mantiene sus manos extendidas sobre el pan y los peces, así como un sacerdote tendiendo sus manos sobre el cáliz antes de la Consagración. Wilpert interpreta la escena de modo que la figura con sus manos extendidas representa a Cristo realizando el milagro de la multiplicación, acto donde la intención del artista era simbolizar la Consagración. Sin embargo, el orante es un símbolo de los fenecidos el cual a través de la Sagrada Comunión ha logrado felicidad eterna: "el que come este pan vivirá para siempre" (Jn 6, 58). La representación descrita forma una en una serie de tres temas, todos relacionados a la Eucaristía. La segunda serie es el usual banquete de siete personas simbolizando la Comunión, mientras la tercera presenta a Abraham y a Isaac en actitud orante. En el simbolismo de la época Isaac era estimado como una figura de Cristo, por ende se infiere que esta representación del sacrificio de Abraham era figurativa del Sacrificio de la Cruz.

El Banquete de los Siete Discipulos

La cena de los siete Discípulos en el mar de Galilea está registrada por San Juan, el Evangelista (21, 9 sig.). San Pedro y sus compañeros pescadores, un total de siete, luego de tomar la milagrosa pesca, llevaron sus barcas a la orilla donde encontraron "unas brasas encendidas y un pez puesto sobre ellas y pan". El resucitado Salvador entonces les invito a comer, "Ninguno de los discípulos se atrevió a preguntarle: ¿Tú quién eres?, sabiendo que era el Señor". El incidente narrado era tan apropiado como símbolo de la Eucaristía como el milagro de la multiplicación y como tal es una vez ilustrado en una pintura del siglo II. En este, como en todos los frescos eucarísticos, el símbolo de la Comunión aparece cercano a un símbolo bautismal. A primera vista la escena del banquete no parece diferente al tipo de representación previamente descrita: siete personas en una cena que consiste de panes y peces. Particularmente dos detalles diferencian esta imagen (Capilla del Sacramento A2, en el cementerio de Calixto), de los simbólicos banquetes basados en la milagrosa multiplicación. El primero de esos detalles es la ausencia del cesto de fragmentos siempre presentes en los frescos inspirados por el último tema y el segundo es el hecho que los siete comensales se encuentran desnudos, como invariablemente se representan a los pescadores en el arte clásico. Ciertamente podemos concluir que el autor de este fresco se inspiró en la cena del mar de Galilea, la cual ilustra como un símbolo de la Eucaristía. San Agustín alude a este símbolo cuando habla de los "peces asados" en las brazas como representando a Cristo crucificado (Piscis assus Christus est Passus, Tract. cxxiii, en Joan.). Durante los siglos I y II, con una sola excepción, el único símbolo eucarístico utilizado en el arte Cristiano lo fue el inspirado en la milagrosa multiplicación. La forma de representar este símbolo durante el periodo apenas vario: siete comensales comparten los simbólicos panes y peces mientras las cestas de pan están distribuidas a los lados. Sin embargo, en una ocasión los huéspedes fueron omitidos y solamente el trípode, con los panes, peces y las cestas de panes, fué ilustrado. Este fresco, que ocupa una porción de la Capilla del Sacramente que contiene el símbolo de los siete Discípulos, Wilpert lo considera como un tipo de compendio de los dos símbolos de la Consagración y la Comunión anteriormente descritas. Durante el siglo III, en un número de frescos, se adopto una nueva forma para representar los símbolos eucarísticos favoritos. Estos son la escena donde Cristo realiza el milagro de la multiplicación tocando con una vara una de las varias cestas de pan ubicadas frente a Él. En los panes también se notan incisiones hechas a manera de cruces. Pinturas de este tipo eran símbolos de la Consagración. Una de ellas (en la cámara III en la catacumba de Santa Domitila), es de singular interés. Desafortunadamente ha sufrido serios daños a manos de coleccionistas. Con la ayuda de un diseño realizado por Bosio, Wilpert ha sido capaz de reproducir la imagen que consiste de tres escenas. En el centro Cristo realiza el milagro de la multiplicación con una vara. En el lado derecho, Él esta nuevamente representado con su diestra levantada en un gesto de oración, mientras en los pliegues de su pallium se notan cinco panes marcados con la cruz. Balanceando la figura a la izquierda esta la mujer samaritana sacando agua del pozo de Jacob. De acuerdo a los principios generales en que se basa el temprano arte Cristiano, se intentaba alguna relación entre los tres grupos de imágenes. Ordinariamente la mujer samaritana era símbolo del refrigerium (o refresco) pedido en el recordatorio por los difuntos durante la Misa.

En la ocasión actual Wilpert estima que el propósito de ella era simbolizar el alma gozando de la felicidad eterna: la Eucaristía como una fuente de agua (Jn 4, 14) "se hará en él una fuente que salte hasta la vida eterna", siendo una promesa de inmortalidad. En la catacumba de San Calixto hay una cuarta pintura del milagro de la multiplicación que mejor se acomoda a la narración histórica que las representaciones previas. En esta Cristo es representado con ambas manos sobre los panes y peces que le llevaron a Él dos Apóstoles. Se puede añadir que aún existen en las catacumbas romanas más de treinta frescos de la milagrosa multiplicación. Para una exacta y confiable reproducción de los mismos ver Wilpert, "Le Pitture delle catacombe Romane", Roma, 1903.

Las Bodas de Caná

La costumbre iniciada en el siglo III de representar la multiplicación de los panes excluyendo los peces se piensa que fue indirectamente instrumental en traer un nuevo y bello símbolo de la Eucaristía en la pintura Cristiana de los primeros tiempos. Previamente solo dos frescos contenían alguna alusión al vino eucarístico, el cáliz del "Fractio Panis" y la substancia roja en los cestos de la cripta de Lucinia. Pero la representación del símbolo de la multiplicación omitiendo los peces (dejando solo el pan, una de las dos especias necesarias para la Eucaristía) probablemente sugiere la idea de un símbolo especial para el vino eucarístico. No había símbolo más deseable para este propósito que el milagro de Caná (Jn 2, 1-11), que fue finalmente adoptado. Como Cristo en la fiesta de bodas cambio el agua en vino, en otra ocasión Él cambió el vino en su propia sangre. Muy acorde con esta relación de símbolos eucarísticos de los primeros tiempos de la era Cristiana son reproducidos en una nueva y chocante manera. Esta imagen ocupa un reborde en el receso de la pared en una pequeña basílica funeraria y consecuentemente está ubicada sobre el lugar que ocupó el altar. Dentro del santuario, el estrado de piedra para los clérigos todavía existe. Se ilustran tres escenas separadas por árboles. El objeto central es la milagrosa multiplicación. Cristo, identificado por las nubes, está sentado en un trono y en el acto de bendecir los panes y peces presentados por San Pedro y San Andrés (identificados por inscripciones). A sus pies doce cestos de pan son simétricamente distribuidos. A la derecha e izquierda de esta imagen hay dos escenas de banquetes. La anterior esta casi totalmente destruida, pero una inscripción en griego da una idea sobre el tema. Esta lee: "Aquellos que comparten la eulogía de Cristo". Eulogia es un término utilizado por San Pablo (I Cor 10, 16) como referencia a la Eucaristía: "El cáliz de bendición (eulogia) que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre de Cristo?" Por consiguiente la aplicación del término a la comida frente a los comensales lleva a inferir que se representó una escena eucarística donde los huéspedes cenaron los simbólicos panes y peces. Inscripciones ("Jesús", "Maria", "Sirvientes") nos indican que la escena al lado derecho representa el milagro de Caná. El autor de este fresco, que conocía muy bien el simbolismo de los primeros siglos, evidentemente reprodujo primeramente el símbolo favorito de la Eucaristía, y la milagrosa multiplicación de los panes y peces; y en segundo lugar, el posterior símbolo del vino eucarístico inspirado por el milagro en la fiesta de boda.


Bibliografía: WILPERT, Fractio Panis (Freiburg, 1895); IDEM, Le pitture delle catacombe Romane (Friburgo im Br. and Roma, 1903), página grande, por su plenitud y confiabilidad sustituye a todas las obras previassimilares, e.g. DE ROSSI, GARRUCCI, etc.; WIELAND, Mensa und Confessio (Munich, 1906); KRAUS in Real-Encyklopédie, etc. (Friburgo, 1882), 433-41; MARUCCHI, Eléments d'archéol. chrét. (Paris, 1905), I, 291-307, también una nueva edición (1908); NORTHCOTE AND BROWNLOW, Roma Sotterranea (Londres, 1878), passim; LOWRIE, Monuments of the Early Ch. (New York, 1901), no católico.

Fuente: Hassett, Maurice. "Early Symbols of the Eucharist." The Catholic Encyclopedia. Vol. 5. New York: Robert Appleton Company, 1909. <http://www.newadvent.org/cathen/05590a.htm>.

Traducido por Anónimo de Borinquen