Herramientas personales
En la EC encontrarás artículos autorizados
sobre la fe católica
Sábado, 23 de noviembre de 2024

Franz Xaver Von Baader

De Enciclopedia Católica

Revisión de 17:00 9 mar 2007 por Jcvh (Discusión | contribuciones)

(dif) ← Revisión anterior | Revisión actual (dif) | Revisión siguiente → (dif)
Saltar a: navegación, buscar

Filósofo alemán, nacido en Munich, 1765; muerto en el mismo lugar, 23 de Mayo, 1841.

  • La corriente idealista de la filosofía Alemana que se inicia con Kant y culmina en dos ramas diferentes, Hegel y Scopenhauer, encontró una fuerte oposición por una parte en la corriente de Herbart y su vuelta al realismo empírico, y por otra una corriente reaccionaria y más aún en un movimiento organizado por algunos pensadores Católicos. Uno de los más eminentes era Baader. Ingresó en la Universidad de Ingolstad a los 16 años y se doctoró a los 19, continuó estudios médicos dos años más en Viena y allí ayudó a su padre, médico forense. Abandonó pronto esto, por la ingeniería de minas, después viajó por Alemania; durante cinco años estuvo en Inglaterra (1791-96), llegó a entablar conocimiento con el misticismo de Böhme y con el empirismo radical opuesto de Hume y Hartley. La obra de William Godwin, "Enquiry concerning Political Justice", no solamente captó su atención en cuestiones morales y sociales, sino también le condujo a la filosofía Alemana, especialmente a la de Kant. Baader sentía por temperamento una simpatía hacia el místico alemán protestante Böhme, mas por la filosofía de Kant, especialmente por la Ética autónoma, a saber, sólo la humana razón, prescindiendo de Dios, es la primera fuente de la suprema ley de conducta, no le había producido sino disgusto. Esto lo llama "moral satánica" y declaró firmemente que Satanás se manifestó visiblemente en la tierra bajo la apariencia de un profesor de filosofía moral. Sentía una natural y adquirida aversión hacia el escepticismo inglés. Criado y educado como Católico, sin embargo, se servía con decisión de algunas nociones no Católicas; al no encontrar satisfacción en la razón separada de la fe. Pasando por Hamburgo, en su vuelta de Inglaterra, se encontró con Jacoby, con quien mantuvo una estrecha amistad. Schelling lo tuvo entre sus amigos e incluso le debió algo en las tendencias de su sistema místico. En su retorno a Alemania Baader fue nombrado superintendente de las minas de Baviera, posteriormente fue elevado a la nobleza por sus servicios. El gobierno de Austria le concedió 12.000 (monedas de oro) por un importante descubrimiento relacionado con el uso de la sal de Galuber en lugar del potasio en la fabricación de cristal. Retirado de los negocios en 1820 poco después publicó sus "Fragmenta Cognitionis" (1822-25) y accedió a la universidad de Munich, en 1826, nombrado profesor de Teología especulativa. Sus obras filosófico-religiosas (publicadas como "Dogmática Especulativa" llamaron poderosamente la atención. En 1838, sin embargo, una orden ministerial prohibiendo a los laicos ser profesor universitario de materias teológicas le obligó a limitarse a la antropología. Vigoroso de cuerpo y alma, continuó son su trabajo intelectual hasta su última enfermedad.
  • "Tag und Studien Bücher" de Baader (Diario), aparecido en el primer volumen de sus obras, ofrece una idea de las vicisitudes de su pensamiento y el desarrollo de sus ideales. Sobre todo su primera formación religiosa impartida por el tutor doméstico, Sailer, posteriormente obispo de Landshut, a quien debe las convicciones con las que combatió el racionalismo imperante, apelando a la innata experiencia y a la necesidad subjetiva de la Fe. La lectura religiosa complementada con la oración reforzó su natural tendencia al misticismo. Después, también, su entusiasmo por comprender el Cristianismo más a fondo que la teología racionalista, como se hacía entonces, intentó la posibilidad de encontrar la llave, como dice, para que el mundo de la mente se pusiera en contacto directo con el ideal en una época pobre en teología positiva, se volvió hacia una literatura mística atacada tanto por el racionalismo alemán como el francés, si no satisfactoriamente sí con la seriedad de la buena intención. "El Filósofo desconocido" de Saint-Martin, que había caído en sus manos en 1787 le condujo a Böeme y desde ahí a toda la tradición teosófica que este místico alemán había dado al mundo moderno: Paracelso, Maestro Eckart, Eriugena, la Cábala y los más recientes gnósticos Encontró en su vuelta al pasado una teología clara, en particular las obras de Sto. Tomás que comentó en su Diario, también en los Padres y especialmente en la Biblia.

Desde entonces, sin embargo, la autoridad de la última permaneció más o menos confundida con la del primero, lo que era doctrina ajena a lo que le había llevado al Catolicismo. Además su estudio del Empirismo inglés y del racionalismo de Kant dio a su pensamiento un esquema crítico a sus pensamientos que no añadió a sus ideas. Colocando sus especulaciones teogónicas en la bases de sus ideas físicas y morales y buscando desde el misticismo una respuesta a los misterios del Universo, pensó buscar una solución a los problemas fundamentales de su tiempo y a realizar el sueño de su juventud: una filosofía religiosa, juntando las contemplaciones místicas con las exactitudes del criticismo, se esforzó en justificar las exigencias de ambos. El misticismo al criticismo, el criticismo al misticismo. Aspiró a enriquecer dos opuestos el racionalismo negativo con el positivo. Las verdades transcendentales (metafísicas y especialmente teológicas) que fueron declaradas incognoscibles por Kant) encontraron su justificación y verificación en el hombre, pero al mismo tiempo impresas divinamente, conocimiento. La razón y el sentimiento separadas por Kant fueron reunidos por Baader. En la apelación de Jacoby al sentimiento como certeza de la trascendental verdad, vio Baarder una última instancia, la mejor pero una huida negativa e irracional, mientras Fichte, con el intento de hacer de la verdad una producto del EGO, falló al no fundamentar el mismo EGO. La logomaquia hegeliana del EGO y del no-EGO no podía satisfacer más a Baader que la afirmación de Schelling de la identidad absoluta del sujeto y del objeto. Él había visto desde el principio la esterilidad principal de Schelling y había refutado su panteísmo.

El objetivo de Baader era una filosofía teística que abrazara los mundos de la naturaleza y del espíritu y permitiera de una vez una solución metafísica al problema del conocimiento (ciencia) y una comprensión de la idea Cristiana y de la Divina actividad manifestada por revelación. Tal era el propósito de su ambicioso esfuerzo y el estudioso Católico debe reconocer la diferencia entre filosofía y teología, el sistema de Baader supera tanto por su profundidad como por su amplitud a todos los de su época. Debe su preeminencia no sólo a su más profunda penetración, sino a su más amplia visión de conjunto por la que valoró mucho el mundo de los hechos y verdades del Cristianismo y la ciencia del pasado. Desgraciadamente el falso misticismo tomado de Böeme le llevó a una falsa interpretación de los misterios de la Fe, mientras su intento por racionalizar esos misterios constituía a menudo un esfuerzo inútil. Su sistema, sin embargo, si así puede ser llamado, tuvo la desgracia, por una parte, de ser ignorado por su intento de sintetizar la fe Cristiana y revitalizar las antiguas filosofía y teología, y por otra, fue rechazado porque desfiguraba la enseñanza Cristiana por su espíritu racionalista. Se puede decir que ejerció una intensa pero pasajera influencia sobre la historia del pensamiento. El sensismo inglés tuvo por resultado lógico el escepticismo y el esfuerzo crítico de Kant salva alguna certeza por puro análisis subjetivo, pero pierde el juicio en el laberinto de su propia red. Baader vio que la única salvación estaba en el retorno a la tradicional línea filosófica, que había sido rota por Descartes. Desgraciadamente al restablecer esa línea Baader se desprendió de algunas de sus esenciales pautas y teje otras de fibra de menor consistencia con los hilos restantes no se daría coherencia. Pero con su intento por volver al pasado más sano fue logrado por su paisanos Kleutgen y Stöckl Moreover, se opusieron como Baader al racionalismo dominante y defendieron la verdad Cristiana, su influencia ha declarado un escritor tan imparcial como Robert Adamson, se ha extendido más allá de los recintos de la Iglesia. La "Theologische Ethik" de Rothe está concienzudamente impregnado de su espíritu, y entre. otros el "Christl. Lehre von der Sünde" y el "Christl. Dogmatik de Martinsen muestran evidentes rasgos de su influencia.

  1. Es particularmente difícil ofrecer una satisfactoria concepción del sistema de Baader en sus límites exactos. Baader fue un escritor fecundo, pero expresa sus pensamientos en aforismos, algunos de los cuales, él mismo posteriormente coleccionó, pero otros muchos fueron expuestos en revistas y en correspondencia personal. Hasta sus dos principales obras, "Fragmenta Cognitionis" y "Speculativa Dogmatik" son reales mosaicos y se tiene que buscar intensamente antes de descubrir los principios que los unifican, con frecuencia se mueve a saltos; su estilo carece de coherencia y orden. Una expresión sugestiva, con citas en Latín y Francés, dan al discurso un tono oscuro. El lector es llevado de un lado a otro. En un momento es conducido de la lógica a la metafísica y de nuevo de la teología a la física filosófica. Las ideas se mezclan entre sí sin una línea de separación. A lo que hay que añadir la incertidumbre de la terminología, su equívocos y con frecuencia un uso insólito o abuso, de las palabras; la lectura de Baader no es un trabajo fácil. Un sumario de su sistema puede ser como sigue:

El conocimiento del hombre es una participación en el conocimiento de Dios. El último necesariamente compenetra al primero, el cual por lo tanto es siempre con-scientia . Nuestro conocimiento es un regalo, recibido alguna vez y en este sentido es fe, que por lo tanto, es una aceptación voluntaria del objeto conocido desde la mirada de Dios en nosotros y por este procede del querer—Nemo vult nisi videns. Experimentamos la Presencia Absoluta que nos reclama Fe, que llega ser de nuevo la base del conocimiento por el cual la fe alcanza su consumación. La Fe es tan necesaria para el conocimiento, como el conocimiento para la Fe. Ahora el contenido de la Fe es expresado con fórmulas técnicas en la tradición religiosa. De aquí que la filosofía está necesariamente unida con el proceso subjetivo de la Fe, como con la Tradición. Solamente entonces puede empezar y desarrollarse. De aquí que toda la ciencia y toda la filosofía sea religiosa. La Teología natural, la Ética natural, etc., estrictamente son imposibles. La Filosofía surge solamente cuando la tradición religiosa es llamada para su explicación y purificación. Después se separaron, pero entonces llegó su misma disolución. Pero la Fe no es solamente un regalo (Gabe), es también una responsabilidad (Aufgabe). Debe ser desarrollada por la razón, penetrada, vivificada y liberada de la posibilidad de la duda. No es memoria, no es mero recuerdo del pasado. Debe proyectarse en el tiempo, manteniendo el empuje, ser permanente pero progresiva. Los misterios no son impenetrables, sino sólo ocultan verdades: "Deum esse non creditur sed scitur" son idénticos. Todo contenido de la religión debe reducido a ciencia exacta. No hay verdad cerrada como no hay virtud cerrada. La ciencia procede de la fe, pero la fe se desarrolla y adquiere forma por la ciencia.

La imposible confusión que aquí se manifiesta entre conocimiento natural o proceso puramente racional y Fe, en el sentido Católico de una virtud sobrenatural, encuentra un paralelo en la Ética de Baader. Con él la verdad religiosa y por lo tanto ética cristiana, conoce que Dios es quien da la ley y la cumple en nosotros, así desde el nacimiento la ley deja de ser un peso. El hombre caído no tiene poder para levantarse, el pecado hereditario, la semilla de la serpiente se lo impide. Aún mantiene la "Idea", la semilla de la mujer, i,e redención. Esta posibilidad es actualizada por Dios hecho hambre, tal realización de la ley moral en "el Hombre", el Salvador, Quien venciendo la tentación ha destruido el pecado en su centro y desde dentro, y quien ha pisado la cabeza de la serpiente. Pero el pecado también debe ser destruido por la constante mortificación del yo caído. En esta tarea el hombre debe cooperar con sus semejantes para la consecución de la felicidad, nunca es un trabajador solitario, como diría Kant, ni completamente inactivo, como enseña Lutero. Como el pecado hereditario, la gracia se propaga quasi per infectionem vitae. La oración y la Eucaristía ayudan al hombre a la compenetración con Cristo. Por su mediación si coopera restablecerá su condición espiritualizada, de donde cayó por el pecado. Esta espiritualización de esta manera se convierte en el último fin subjetivo para el individuo y la sociedad.

La idea religiosa aparece como la fuente y la vida de la sociología de Baader. La ley del amor a Dios y al prójimo es el lazo principal de todo existencia social, libertad e igualdad, como principio opuesto, el amor a sí mismo es la raíz de toda desunión, esclavitud y despotismo. Dios es el origen seguro de toda ley, de Él es toda autoridad social. Por eso se opone enérgicamente a la doctrina de la fuerza como derecho de Hobbes, y a la del contrato social de Rousseau, no menos que al autonomismo de Kant, que reduce la religión a un apéndice de la moralidad. Ahora la idea religiosa, la moral y la jurídica están inseparablemente unidas y sólo tienen existencia actual en el Cristianismo que se concreta en la Iglesia Católica; sociedad civil (Estado) y sociedad religiosa (la Iglesia) deben cooperar. Baader aparentemente hasta el final de su vida sostuvo que la Iglesia Católica debía tener no sólo indirecta sino directamente influencia sobre asuntos civiles y estaba entusiasmado por una restauración adaptada a los tiempos de la relación entre los dos órdenes. Pero experimentó un cambio en su pensamiento--ocasionado con toda seguridad por alguna irritación personal por la crítica a la que fue sometida su enseñanza teológica--y enseñó durante algún tiempo opiniones relacionadas con la constitución de la Iglesia y el Papado irreconciliables con la Fe Católica, mientras la lengua en la que estas opiniones eran vertidas no favorecían al filósofo que era su sujeto. Antes de su muerte, sin embargo, se retractó de parte de sus enseñanzas.

Mientras que la sociología de Baader sostiene que la religión es el verdadero fundamento y vida de la sociedad civil, además de la vida política y económico-administrativa. Así contiene sus opiniones que favorecen la organización de las clases, el restablecimiento de las "corporaciones" medievales, o asociaciones industriales, la representación política del proletariado y algunas bien fundadas objeciones a la ilimitada competencia industrial y al libre comercio. En general su sociología es la más sabia, fuerte sana y más práctica de su completo sistema, así como su teología técnica es la más débil, la más confusa, débil e impracticable. La razón de esta diferencia no es improbable que se pueda encontrar en el hecho de que en la primera los mejores elementos de su propio pensamiento y personalidad fueron libres para afirmarse a sí mismos, mientras en su teología parecen casi siempre estar bajo el hechizo de Böeme cuyo extravagante misticismo le llevó fuera a una región fuera de la experiencia-del pasado y del presente, es decir fuera del mundo de la razón y de la fe. Exceptuada la teología las enseñanzas de Baader tienen valor permanente.

Sämtliche Werke (Leipzig, 1851-60), XV, contains biography, XVI, an able sketch of the whole system by LUTTERBECK; HOFMAN, Vorhalle zur spekulativen Lehre Baaders; Philosophische Schriften, 3 vols; HAMBERGER, Cardinalpunkte der Baaderschen Philosophie; LUTTERBECK, Philosophiische Standpunke Baaders. See also Stöckle, Geschichte der modernen Philos., Vol. II; BLANC, Histoire de la philosophie, vol III ; ERDMANN, History of Philosophy (tr.), II ; H.HAFFNER in Kirchenlexicon,I, s.v.; SCHMIDT in BACHEM, Staatslexicon, s.v.

F.P. SIEGFRIED

Transcrito por Rev. Richard Giroux

Traducido por Fidel García Martínez