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Domingo, 22 de diciembre de 2024

Privilegio del Blanco

De Enciclopedia Católica

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Privilège du blanc (en francés en el original) es un privilegio que tienen las soberanas católicas, así como las consortes de soberanos católicos, por el que les está permitido comparecer vestidas de blanco en una audiencia con el Papa.

Tradicionalmente, este privilegio aplica, o ha sido aplicado, a la Emperatriz de Austria (y Reina de Hungría), las Reinas de Francia, Baviera, Bélgica, España, Francia, Italia, Portugal y Polonia, las Grandes Duquesas de Luxemburgo y Lituania y las consortes de los soberanos de principados alemanes. No está muy claro el origen de este privilegio papal, aunque se piensa que fue a principios del siglo XIX por Pío VII, con una dispensa a la reina de España que luego se extendió al resto de las reinas católicas de Europa.

El protocolo formal para el atuendo femenino durante las audiencias papales en visitas de Estado requiere vestido largo negro de mangas largas y mantilla del mismo color. Estas normas buscan evitar la eventual competencia entre los ajuares femeninos para presentarse ante el Sumo Pontífice lo más engalanada posible, destacando la modestia y la sobriedad. Tanto el negro, como luego la excepción del blanco, no admiten tonalidades, ambos son colores simples y cumplen el mismo objetivo de sobriedad. En el caso de una audiencia privada se admite el vestido corto, negro o de otra tonalidad discreta, y la libre opción de llevar cabeza cubierta (con mantilla o sombrero de ala corta) o descubierta.

Sin embargo, desde la década del ’80, los códigos vaticanos de vestimenta formal (caballeros de frac, damas de negro y cabeza cubierta) han sido opcionales, no obligatorios, al extremo de que en la entronización de Benedicto XVI en 2005, muchos invitados oficiales tales como diplomáticos y jefes de Estado usaron simples trajes antes que fracs. Incluso varias líderes políticas femeninas han desechado los atuendos tradicionales cuando se han encontrado con Papas, como las dos Presidentes de Irlanda (Mary Robinson usó verde oscuro y Mary McAleese blanco y negro) cuando visitaron a Juan Pablo II, al igual que la Primera Dama soviética Raisa Gorbachova (que prefirió el rojo).

Al tratarse de un privilegio y no de una obligación protocolaria, el uso del blanco en la vestimenta femenina no es estricto, sino que queda a la libre decisión de la soberana. Por ejemplo, aunque Sofía de España asistió al funeral de Juan Pablo II de negro, pudiendo haberlo hecho de blanco, se reservó este color para la entronización de su sucesor, al igual que María Teresa de Luxemburgo. Esta última vistió de negro cuando la familia gran ducal al completo visitó a Juan Pablo II en julio de 2000 siendo consorte, en aquel momento, del heredero del Gran Ducado. En aquella misma audiencia la Gran Duquesa Josefina Carlota, su suegra, pudiendo haber vestido de blanco (como hizo en la Misa de Inauguración de Juan Pablo II en 1978), acudió de negro y sin mantilla.

Actualmente, si eligieran usar el tradicional estilo de vestimenta, el privilège du blanc es seguido solo por las Reinas de España y Bélgica y la Gran Duquesa de Luxemburgo, estados cuyos monarcas fueron designados como Católicos (Apostholicus, Catholicus, Christianissimus o Fidelissimus) por la Iglesia en el pasado. Las consortes de los pretendientes al trono de Francia también han aparecido en épocas anteriores vestidas de blanco ante el Papa. Hoy, en 2010, lo siguen Doña Sofía de España, Paola y Fabiola de Bélgica y María Teresa de Luxemburgo.


Autor y fuente: Noble y Real [1]