Libre Pensadores
De Enciclopedia Católica
Aquellos que, abandonando los dictados de las verdades y la moral religiosa de la Revelación Cristiana, y no aceptando ninguna enseñanza dogmática en el terreno de la autoridad, basan sus creencias en los liberados hallazgos de la sola razón. Libre pensamiento del cual hicieron una profesión; es una forma exagerada, aunque un bastante lógico desarrollo, de la doctrina del juicio privado en materias religiosas. El librepensador sostiene tales principios, ya sea sobre la verdad o sobre la acción, ya que esta persuadido de que puede probarlos; y no da asentimiento a ningún otro. Es un racionalista. Pero desde que la persuasión de haber probado (o ser capaz de probar) aún las doctrinas de religión natural, varían infinitamente con el individuo, es difícil, salvo en líneas muy generales, clasificar a todos los librepensadores juntos. Esta dificultad es manifiesta en el caso de los Deistas, a quienes la apelación fue aplicada característicamente en los finales del siglo diecisiete. Todos ellos estaban sin embargo de acuerdo en rehusarse a aceptar las doctrinas de un Cristianismo autorizado; y es sobre este terreno negativo que puede ser definida más claramente su posición.
Auque las palabras “Librepensador” y “Libre pensamiento” aparecen por primera vez conectadas con los Deistas Ingleses [Collins, “Discurso del librepensamiento ocasionado por el Ascenso y Crecimiento de la Secta llamada Librepensadores” (1713) da este nombre a la tendencia deísta] “el fenómeno del libre pensamiento ha existido, en forma específica, largo tiempo antes de que pudiera expresarse a través de escritos propagandísticos, o encontrar algún nombre genérico salvo los de Ateísmo o Infidelidad” (Robertson). Tomado en el sentido amplio con que Robertson lo usa aquí, el término parecería incluir el movimiento reaccionario contra cualquier forma tradicional de doctrina a la cual se espera que el hombre deba asentir. En este sentido es posible hablar de librepensadores de Grecia o de Roma o, en rigor de verdad, de cualquier cuerpo considerable que pueda imprimir su enseñanza sobre las multitudes. Indudablemente hubo en los tiempos clásicos, hasta cierto punto y en alguna medida, quienes se burlaban de los mitos oficiales de la religión de su país, o los explicaban filosóficamente minimizando su significado. Por tanto – pero en un sentido más verdadero – en la Edad Media se podía encontrar racionalistas, o librepensadores, entre los filósofos de las escuelas. Los Padres de la Iglesia habían enfrentado al paganismo con sus propias armas y argumentado contra las falsedades con la ayuda de la razón natural. Los primeros herejes fueron librepensadores en su rechazo a la autoridad reguladora de la Iglesia sobre puntos conectados con sus herejías, que frecuentemente elaboraban sobre líneas racionalistas; y los panteístas y otras de las escuelas criticaban y silogizaban minimizando la revelación en un estilo verdaderamente librepensador. Ambos fueron condenados en consecuencia; pero el espíritu de exceso en la crítica y la confianza en la suficiencia de la razón humana son tan típicas del libre pensamiento de los tiempos medievales como el del siglo veinte.
Desde los Deístas en adelante, el libre pensamiento ha ganado sin duda terreno entre las masas. Originalmente el exceso intelectual de los eruditos y de los estudiantes, y raramente saliendo del estudio de una forma que pudiera esperarse que fuera en absoluto popular, comenzó con Annet y Chubb (ver Deísmo) a ser vulgarizado y penetrar los estratos inferiores de la sociedad. Sus profesores iniciales han sido aparentemente menos numerosos que sus adherentes. Algunos pronto se detuvieron en una posición negativa, reclamando nada más que autonomía para la ciencia o la filosofía que ellos representaban. Otros continuaron haciendo una amarga e inescrupulosa guerra contra la religión. Es evidente en las diversas ramas de la ciencia y de la crítica, así como en la filosofía, y aunque generalmente ostenta un plano científico, usa más los métodos “a priori” que los “a posteriori”. Una de sus formas más peligrosas, que generalmente acaba en puro escepticismo religioso, puede ser ubicada remontándose a la distinción Kantiana entre nuómeno y fenómeno. Pero sus principales posiciones positivas son el rechazo a la profecía, el milagro y la inspiración, su rechazo a toda revelación externa (incluyendo obviamente la autoridad eclesiástica), y su afirmación del derecho a la libre especulación en todas las materias racionales. Luego de esto último frecuentemente sigue la negación de, o la suspensión del juicio con relación a, la existencia de Dios (ateísmo y agnosticismo), y la negación de la inmortalidad del alma o de su verdadero ser susceptible de prueba, y el rechazo de la libertad de la voluntad. Entre los principales librepensadores pueden ser mencionados Voltaire, Thomas Paine (los Derechos del Hombre), Renan, Ingersoll, Strauss (Leben Jesu), Haeckel, Clough, y Holyoake.
ROBERTSON, Corta Historia sobre el Librepensamiento,2d ed. (Londres,1899); WHEELER, Biog. Dict.de Librepensadoress (Londres, 1889); GERARD, Librepensamiento Moderno en Conferencias en Westiminster (Londres, 1905); MACCANN, Secularismo: infilosófica, inmoral y antisocial (Londres, 1887); FLINT, Teorías Anti-teistas (Edinburgo, 1885) PEARSON, Credo Positivo del Librepensamiento (Londres, 1888); CAIRNS, Descreimiento en el Siglo Dieciocho (Edinburgo, 1882); STATHAM, Liberepensamiento y Pensamiento Verdadero (Londres 1884); SANDAY, Librepensamiento en los Trabajos de la Casa de, No. IX (1886); Las Falacias del Ateísmo explorados por un Trabajador (Londres, 1882); también bibliografía sobre el DEISMO.
FRANCIS AVELING
Transcripto por C.A. Montgomery
Traducido por Luis Alberto Alvarez Bianchi