Mitraísmo
De Enciclopedia Católica
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Una religión pagana que consiste principalmente en el culto de Mitra, antiguo Dios-Sol del culto Indo-Iranio. Entró en Europa desde Asia Menor tras la conquista de Alejandro y se extendió rápidamente sobre todo el Imperio Romano al principio de nuestra Era, alcanzando su cénit durante el siglo tercero, desapareciendo por las regulaciones represivas de Teodosio al final del siglo cuarto. Las investigaciones de Cumont le han devuelto prominencia por su supuesta semejanza con el Cristianismo.
ORIGEN.
El origen del culto a Mitra data de los tiempos en que hindúes y persas formaban un pueblo, puesto que el dios Mitra aparece en la religión y libros sagrados de ambas razas, i.e. en los Vedas y el Avesta. Se le menciona frecuentemente en el los himnos védicos y casi siempre aparece emparejado con Varuna, pero más allá de la mera aparición de su nombre, se conoce poco de él (Rigveda, III, 59). Se conjetura (Oldenberg, "Die "Religion des Veda," Berlín, 1894 ) que Mitra era el sol naciente, Veruna el sol poniente, o Mitra el cielo durante el día , Varuna el cielo por la noche, o uno es el sol y el otro la luna. En cualquier caso, es una deidad de luz o solar de algún tipo, aunque en tiempos védicos su mención vaga y general indica que su nombre era poco menos que un recuerdo. En Avesta es una deidad algo más viva que en la piedad hindú, pero de todas formas es alguien secundario con respecto a Ahura Mazda, no pertenece a los 7 Amshaspands o virtudes personificadas que rodean a Ahura. Sólo es un Yazad, un genio o semidiós popular. Sin embargo el Avesta nos da su posición sólo tras la reforma de Zoroastro. Las inscripciones de los Aqueménidas ( siglos séptimo al cuarto a.C.) le asignan un lugar mucho más alto nombrándole inmediatamente detrás de Ahura Mazda y le asocian con la diosa Anaitis (Anahata) cuyo nombre a veces precede al suyo propio. Mitra es el dios de la luz, Anitis la diosa del agua. Independientemente de la reforma de Zoroastro, Mitra retuvo su lugar como deidad principal en el noroeste de las tierras altas iranias. Después de la conquista de Babilonia este culto persa entró en contacto con la astrología caldea y con la adoración nacional de Marduk.
Durante un tiempo los sacerdotes de Mitra y Marduk ( magos y caldeos respectivamente) coexistieron en la capital y el mitraismo tomó prestado mucho en esta interrelación. Este Mitraismo modificado viajó más hacia el noroeste y se convirtió en es culto estatal de Armenia. Sus gobernantes, ansiosos de reclamar descendencia de los gloriosos reyes del pasado adoptaron como nombre real el de Mitrídates ( seis reyes de Georgia y Europator del Bósforo). El mitraismo entró entonces en Asia Menor, especialmente en el Ponto y Capadocia donde se puso en contacto con el culto frigio de Attis y Cibeles de los que adoptó un cierto número de ideas y prácticas, aunque aparentemente no las gruesas obscenidades de la adoración frigia. Esta religión frigio–caldea-indo–irania, en la que predominaba el elemento iranio entró en contacto con el mundo occidental, tras la conquista de Alejandro. El helenismo y especialmente la misma Grecia permanecieron notablemente libres de su influencia. Cuando por fin los romanos se apoderaron del reino de Pérgamo, ocuparon Asia Menor y establecieron dos legiones en el Eúfrates, el triunfo del mitraismo en occidente quedó asegurado. Se extendió rápidamente del Bósforo al Atlántico, de Iliria a Bretaña. Sus principales apóstoles fueron los legionarios, de ahí que se extendiera primero por los campamentos de las fronteras del ejército romano.
El mitraismo era una religión empáticamente militar: Mitra, su héroe era una divinidad de fidelidad, hombría, valor, que insistía en la buena relación u hermandad excluyendo a las mujeres, y con un lazo secreto entres sus miembros que han sugerido la idea de que el mitraismo era una sociedad secreta entre los soldados romanos. Al mismo tiempo, los esclavos y los comerciantes extranjeros mantenían su propaganda en las ciudades. Cuando los magos provenientes del rey Tridates de Armenia adoraron en Nerón a una emanación de Mitra, el emperador quiso ser iniciado en los misterios. Como el mitraismo pasaba por ser un culto frigio, comenzó a compartir el reconocimiento oficial que éste había obtenido en Roma. El emperador Cómodo fue iniciado públicamente pero su mayor devoto fue Valeriano, hijo imperial de una sacerdotisa del dios sol en Sirmium y Panonia, quien según el testimonio del Flavio Vopiscus, nunca olvidó la cueva en la que su madre le inició. Estableció en Roma un colegio de sacerdotes del sol y sus monedas llevan la leyenda “ Sol, Dominus Imperii Romani".
Diocleciano, Galerio y Licinio construyeron en Carnuntum sobre el Danubio un templo de Mitra con la dedicación: "Fautori Imperii Sui".Pero con el triunfo del Cristianismo el Mitraismo llegó a un final repentino. Bajo Juliano tuvo un breve renacer, junto con otros cultos paganos. Los paganos de Alejandría lincharon al obispo de la ciudad Jorge el Ario, por intentar construir una iglesia sobre la cueva de Mitra cerca de la ciudad. Las leyes de Teodosio I significaron su muerte. Los magos ocultaron sus cuevas sagradas y Mitra no tiene mártires que puedan rivalizar con los mártires que murieron por Cristo.
DOCTRINA.
El primer principio o dios más elevado, según el mitraismo, era “Tiempo Infinito”, llamado Aion o Saeculum, Cronos o Saturno. Cronos no es otro que Zervan, una concepción irania que sobrevivió al dualismo de Zoroastro, porque Zervan era padre de ambos Ormuz y Arimán que conectaba a los dos principios opuestos en una unidad superior y era adorado mil años después por los maniqueos. Este Tiempo personificado, sin sexo, sin pasiones era representado por un monstruo humano con cabeza de león y una serpiente enrollada a su cuerpo. Llevaba cetro y rayo como dios soberano con una llave en cada mano como dueño de los cielos. Tenía dos pares de alas para simbolizar la rapidez del tiempo. Su cuerpo estaba cubierto con signos del zodíaco y emblemas de las estaciones (i.e., astrología caldeas mezclada zervanismo).
Este primer principio engendró al Cielo y a la Tierra quienes a su vez engendraron a su hijo e igual, Océano. Como en la leyenda europea el Cielo o Júpiter (Oromasdes) sucede a Cronos. La Tierra es la Spenta Armaiti de los persas o la Juno de los occidentales, el Océano es Apam-Napat o Neptuno. Los nombres persas no fueron olvidados aunque habitualmente se usaban los griegos y romanos. De Ahura Mazda y Spenta Armaiti dieron nacieron muchas deidades menores y héroes como Artagnes (Hércules), Sharevar (Marte), Atar (Vulcano), Anaitis (Cibeles), etc.
Por otra parte estaba Plutón o Ariman, nacido también del Tiempo Infinito El mal encarnado se levantó con un ejército de tinieblas para atacar y destronar a Oromasdes, pero fueron arrojados de nuevo al infierno, del que se escapan, vagan por la superficie de la tierra y afligen al hombre. El deber del hombre de adorar a los cuatro elementos simples, agua fuego, aire y tierra que en general son amigos del hombre. Los siete planetas también son deidades beneficiosas. Las almas de los hombres, que fueron todas creadas al mismo tiempo en el principio y que al nacer bajan del cielo empíreo a los cuerpos preparados para ellas y recibían de los siete planetas sus pasiones y características., de ahí que los siete días de la semana estuvieran dedicados a los planetas.
Siete metales eran sagrados para ellos, los siete ritos de iniciación se habían hecho para perfeccionar al mitraista, etc. Como los espíritus malos siempre están esperando al desventurado hombre, éste necesita un salvador , Mitra, que nació de una madre roca, junto a un río, bajo un árbol; llegó al mundo con un gorro frigio en su cabeza ( por eso se les llamaba Pileatus, con sombrero) y un cuchillo en su mano. Se dice que los pastores vieron su nacimiento, aunque no se explica cómo pudo ser, puesto que aun no había hombres sobre la tierra. El héroe –dios planta batalla al sol, lo conquista, lo corona con rayos y hace de él su amigo y compañero eterno y de alguna manera el sol se convierte en el doble de Mitra o de nuevo su padre, pero Helios-Mitra es un dios.
Entonces es cuando ocurre la lucha entre Mitra y el toro, dogma central del mitraismo. Ahura Mazda había creado un toro salvaje al que Mitra persiguió, venció y arrastró a su cueva. El agotador viaje hacia su cueva con el toro que se resistía es el símbolo de los trabajos y dificultades del hombre sobre la tierra. Desafortunadamente, el toro escapa de la cueva, por lo que Ahura Mazda envía a Mitra un mensaje por medio de un cuervo para que lo encuentre y lo mate. Mitra obedece de mala gana y hunde su daga en el toro cuando vuelve a la cueva. Extrañamente del cuerpo moribundo del toro sale muchas plantas que cubren la tierra, de su médula espinal sale el grano, de su sangre el vino etc. El poder del mal envía a sus criaturas para que envenenen estos productos, aunque en vano. Del toro salen animales útiles y resignándose a la muerte es trasladado a las esferas celestiales.
El hombre es creado ahora y sometido a la mala influencia de Ariman en forma de inundaciones, diluvios y conflagraciones pero es salvado por Mitra. Finalmente el hombre se establece en la tierra y Mitra retorna a los cielos. Celebra un último banquete con Helios y sus otros compañeros y es transportado en su ardiente carroza a través del océano y una vez en el cielo protege a sus seguidores. Porque la lucha entre bien y mal continua en el cielo entre los planetas y las estrellas y en la tierra en el corazón del hombre. Mitra es el Mediador (mesites) entre Dios y el hombre. Esta función surgió primero porque como es el dios de la luz su planeta flota a mitad de camino entre el cielo superior y la tierra. Y de la misma forma el dios sol debía ocupar el lugar central entre los siete planetas.
No puede probarse que sea antiguo el aspecto moral de esta mediación entre dios y el hombre. Puesto que los dualistas mazdeanos y los mitraistas tenían una fuerte inclinación ascética, se consideraba digna de alabanza la abstención de alimentos y la continencia absoluta, aunque no era obligatoria. Luchaban al lado de Mitra contra toda impureza, contra todo más interno y externo. Creían en la inmortalidad del alma y que los pecadores eran arrastrados al infierno tras la muerte; el justo pasaban por las siete esferas, a través de siete puertas que se abrían con una palabra mística a Ahura Mazda, dejando en cada planeta una parte de su humanidad más baja hasta que, como espíritus puros, se presentaban ante Dios. Al final del mundo Mitra descenderá a la tierra sobre otro toro que sacrificará y mezclando su grasa con el vino sagrado hará la bebida de la inmortalidad. Y así probará que es Nabarses, es decir “nunca conquistado”.
ADORACIÓN (culto).
Había siete grados de iniciación a los misterios mitráicos. El consagrado (mystes) pasaba por una serie de transformaciones: cuervo (corax), oculto (cryphius), soldado (miles), león (leo), persa (Perses), enviado solar (heliodromos), y padre (pater). En las ocasiones solemnes vestían de acuerdo a su nombre y emitían sonidos o hacían gestos en consonancia con lo que personificaban. “Algunos agitan las alas como pájaros imitando el sonido de un cuervo, otros rugen como leones” dice el Pseudo- Agustín (Quaest. Vet. N. Test. In P.L., XXXIV, 2214. Cuervos, ocultos y soldados formaban los ordenes inferiores, una especie de catecúmenos; los leones y los admitidos a otros grados participaban de los misterios. Los Padres conducían el culto. El jefe de los Padres una especie de pope que siempre vivía en Roma se llamaba “Pater Patrum “ o “Pater Patratus”. Los miembros del grado inferior a Padre se llamaban entre sí “hermanos” y las distinciones sociales se olvidaban en la unidad mitráica. Las ceremonias para la iniciación en cada grado debía ser muy elaboradas pero solo son conocidas muy vagamente: limpieza y baños, marcas con metal ardiente, untar con miel etc.. Se celebraba un banquete sagrado con pan y haoma un jugo que en occidente se sustituía por vino. Se suponía que daba a los participantes virtud sobrenatural. Los mitraístas adoraban en cuevas de las que se han encontrado un buen número. Sólo en Ostia había cinco, pero pequeñas y no podían contener a más de 200 personas en total. En el ábside de la cueva estaba la piedra que representaba a Mitra matando al toro, una pieza de escultura, en general de mediocre mérito artístico hecha según el modelo de Pérgamo. La luz entraba normalmente por las aperturas que había sobre las cuevas cerca de la superficie del suelo. También se representaba un horrible monstruo que representaba a Cronos. Se mantenía un fuego siempre ardiendo en el santuario. Tres veces al día se ofrecían oraciones al sol, hacia el este, oeste y sur de acuerdo con la hora del día. El domingo era sagrado en honor de Mitra y el día 16 de cada mes era sagrado para él como mediador.
El 25 de diciembre se guardaba como su nacimiento natalis invicti, el renacer del sol del invierno invicto por los rigores de la estación. Una comunidad mitráica no era solamente una congregación religiosa, era un cuerpo social y legal con sus decemprimi, magistri, curatores, defensores, y patroni. Las mujeres no eran aceptadas como miembros. Las mujeres podían consolarse formando asociaciones para adorar a Anaitis-Cibeles, pero es dudoso que se asociasen con el mitraismo. Nunca se han establecido pruebas de que el mitraismo tuviera prácticas inmorales u obscenas, que son frecuentes en los cultos paganos esotéricos y en tanto en cuanto puede asegurarse o hacer conjeturas tenía un efecto vigorizador y elevador en los seguidores.
Se puede deducir de un comentario casual de Tertuliano ( De Praescriptione, xl) que a los "Pater Patrum" sólo se les permitía casar una vez y que el mitraismo tenía sus virgines y continentes; como parece deducirse del sentido de ese pasaje. Pero si la liturgia de Mitras que propone Dietrich era la de la secta, como mantiene tan hábilmente, esa liturgia nos choca como una mezcla de ampulosidad y charlatanería en la que el mystes tiene que agarrarse los lados y rugir con todo su poder hasta que queda exhausto, silbar y chasquear los labios y pronunciar aglomeraciones barbáricas de sílabas a medida que los signos místicos del cielo y de las constelaciones le van siendo desveladas.
RELACION CON ELCRISTIANISMO.
A los primeros observadores, como Justino, Tertuliano y otros Padres les chocó una cierta similitud con el Cristianismo y en tiempos más recientes se ha vuelto a sacar para probar que el cristianismo no es otra cosa que una adaptación del Mitraismo, o al menos el resultado de las mismas aspiraciones e ideas religiosas (e.g. Robertson, "Pagan Christs", 1903). Contra esta errónea y no científica forma de proceder, que no apoya la mayor autoridad sobre el Mitraismo, deben hacerse las siguientes consideraciones (1) Nuestro conocimiento respecto al Mitraismo es muy imperfecto: hay unas 600 inscripciones breves, en su mayor parte dedicatorias, unos 300 monumentos, con frecuencia fragmentarios, exiguos , casi idénticos, unas pocas referencias casuales en los Padres o Actas de los Mártires y un breve y polémico “contra el Mitraismo” que probablemente copió el armenio Eznig hacia el año 450, de Teodoro de Mompsuestia ( muerto en 428) que vivía cuando el mitraismo era ya algo del pasado -- estas son nuestras únicas fuentes a no ser que incluyamos el Avesta en el que ciertamente se menciona a Mitra, pero que no puede ser una autoridad para el mitraismo romano con el que se compara la cristiandad.
Nuestro conocimiento es sobre todo un ingenioso juego de adivinación, porque nada sabemos el funcionamiento interno del Mitraismo y el sentido en que se entendía por los que lo profesaban al llegar el Cristianismo. (2) Hay algunas semejanzas aparentes pero en un número de detalles es muy probable que el Mitrtaismo tomó prestado del cristianismo Hacia le año 200 Tertuliano podía decir "hesterni sumus et omnia vestra implevimus" ( somos de ayer pero llenamos todo lo vuestro”. No es pues extraño que una religión que llenaba todo su mundo fuera copiada al menos en algunos detalles por otra religión que era muy popular durante el tercer siglo. Más aún las semejanzas son externas y superficiales. La semejanza de las palabras y los nombres no es nada, lo que importa es el sentido.
Durante esos siglos el cristianismo estaba acuñando sus propios términos técnicos y naturalmente tomó nombres, términos y expresiones corrientes en ese tiempo y también lo hizo el mitraismo. Pero bajo términos idénticos cada sistema pensó sus propios pensamientos. Mitra es llamado mediador y también Cristo, pero Mitra lo es sólo en un sentido cosmogónico o astronómico. Cristo, siendo Dios y hombres, es por naturaleza el mediador entre Dios y el hombre. Y así en instancias similares. El mitraismo tenía una eucaristía, pero la idea de un banquete sagrado es tan antigua como la raza humana y existió en todos los tiempos y en todos los pueblos. Mitra salvó al mundo sacrificando un toro y Cristo sacrificándose a si mismo. Es difícil concebir una diferencia más radical que la de Mitra “tauroctonos” y Cristo crucificado. Cristo nació de una virgen. No hay nada que demuestre que los seguidores de Mitra, nacido de la roca, creyeran lo mismo. Cristo nació en una cueva y Mitra es adorado en una cueva, pero Mitra nació bajo un árbol, junto al río. Se ha hablado mucho de pastores adoradores, pero no hay pruebas en esculturas y es un anacronismo suponer su presencia (3). Cristo fue un personaje histórico, nacido en una bien conocida aldea de Judea y crucificado bajo un gobernador romano cuyo nombre consta en las listas ordinarias oficiales. Mitra fue una abstracción, una personificación ni siquiera del sol sino de la luz difusa del día y su encarnación, si puede ser llamada así, se supone que ocurrió antes de la creación del ser humano, antes de toda historia. Las pequeñas congregaciones mitráicas eran como logias masónicas para unos pocos y sólo para hombres, aunque sean en general de una solo clase, la militar, una religión que excluye a la mitad de la raza humana no puede compararse a la religión de Cristo. El mitraismo era comprensivo con toda clase de cultos, el mismo Pater Patrum era adepto de otras religiones., mientras que la Cristiandad es esencialmente exclusiva, sola y única en su majestad, condenando toda otra religión en el mundo.
Bibliografía.
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J.P. ARENDZEN .
Transcrito por John Looby .
Traducido por Pedro Royo.