Nació en Ravena, probablemente cerca del año 950. Murió en Val-di-Castro el 19 de junio de 1027. San Pedro Damián, su primer biógrafo, como casi todos los escritores camaldulenses, afirman que San Romualdo tenía 120 años al morir, y que consecuentemente, nació el año de 907. Los autores modernos difieren. De aceptar esa fecha, se caería en una serie de absurdos referentres a la vida del santo, además de que no sería congruente con otras fechas ya verificadas. Quizás el error se origina en algunas deducciones equivocadas de San Pedro Damiano. En su juventud, Romualdo se dio a la vida licenciosa y hasta viciosa de un hombre acomodado del siglo X. Sin embargo, algo en él lo llamaba a la vida eremítica. A la edad de 24 años, a causa del horror que experimentó cuando su padre mató a un enemigo en un duelo, se refugió en la abadía de San Apolinar en Classe y, luego de algunas dudas, se hizo religioso. Dicha abadía había sido recientemente reformada por San Maieul de Cluny, pero aún no llenaba las aspiraciones de rigor a las que anhelaba San Romualdo. Llevado éste de un celo excesivo, recriminó duramente a algunos que no estaban a la altura de sus expectativas y eso le creó enemistades que, finalmente, lo orillaron a solicitar su cambio a Venecia, donde se colocó bajo la dirección de un ermitaño llamado Marino, junto al que vivió una vida de extraordinaria dureza. Alrededor del 978, Pedro Orseolo I, Dux de Venecia, quien había llegado a ese puesto gracias a su complicidad en el asesinato de su antecesor, comenzó a tener remordimientos por su crimen. Aconsejado por Guarino, abad de San Miguel de Cuxa, en Cataluña, y de Marino y Romualdo, abandonó su cargo y a sus amigos y huyó a Cuxa, donde tomó los hábitos benedictinos. Romualdo y Marino erigieron un eremitorio cerca del convento. Por cinco años vivió allí el santo, al que se unió pronto un grupo de discípulos. Estando ahí supo que su padre, Sergio, quien se había hecho monje, tenía serios tormentos morales a causa de su vocación. Regresó entonces a Italia apresuradamente, sometió a Sergio a una estricta disciplina, y acabó con las dudas de su padre. Parece ser que San Romualdo dedicó los siguientes treinta años de su vida a viajar a través de Italia, fundando eremitorios y monasterios. Convirtió a Perea en su lugar de reposo favorito. En 1005 se mudó a Val-di-Castro, en donde pasó otros dos años. Al dejar ese sitio, profetizó que retornaría para morir, solo y abandonado. Viajó un poco más por Italia, y posteriormente intentó ir a Hungría, pero una enfermedad lo detuvo. Apareció en Vallombrosa, de donde se dirigió a la diócesis de Arezzo. Según la leyenda, fue ahí donde un tal Maldolo, quien en una visión había visto a algunos monjes subir al cielo vestidos de blanco, le donó a Romualdo un terreno, llamado luego Campus Maldoli, o Camaldoli, en el que este último construyó cinco celdas para ermitaños. Estas celdas se convirtieron, a la par del monasterio de Fontebuono, edificado dos años después, en la casa madre de la orden Camaldulense. En el año 1013 se retiró al monte Sitria. En el 1021 se mudó a Bifolco y, cinco años después, volvió a Val-di-Castro, donde murió, como había profetizado, solitario en su celda. Sobre su tumba se realizaron muchos milagros por lo que, en 1032 se permitió que se alzara ahí un altar. Su cuerpo fue encontrado incorrupto en 1466, y trasladado a Fabriano en 1481. En 1595 Clemente VII fijó su fiesta el 7 de febrero, día en que se trasladaron sus reliquias y extendió la celebración a la Iglesia Universal. Artísticamente se le representa señalando hacia una escalera por la que ascienden algunos monjes al cielo.
Nota: Por la Constitución Apostólica Calendarium Romanum, promulgada en 1969, la fiesta de San Romualdo se estableció como “memoria opcional” para el 19 de junio, día de su muerte.
Acta SS., Feb., II (Venecia, 1735), 101-46; CASTANIZA, Historia de S. Romualdo (Madrid, 1597); COLLINA, Vita di S. Romualdo (Bologna, 1748); GRANDO, Dissertationes Camaldulenses (Lucca, 1707), II, 1-144; III, 1-160; MABILLON, Acta SS. O.S.B., saec. VI, par. I (Venecia, 1733), 246-78; MITTARELLI Y COSTADONI, Annales Camaldulenses, I (Venecia, 1755); San Pedro Damian en P.L., CXLIV (Paris, 1867), 953-1008; TRICHAUD, Vie de Saint Romuald (Amiens, 1879); WAITZ in PERTZ, Mon. Germ. Hist.: Script., IV (Hanover, 1841), 846-7.
LESLIE A. ST. L. TOKE
Transcrito por Herman F. Holbrook
San Romualdo, y todos ustedes santos monjes y ermitaños, rogad por nosotros.
Traducción Javier Algara Cossío