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Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Jean-Joseph Gaume

De Enciclopedia Católica

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El signo de la Cruz
Teólogo y autor francés, nacido en Fuans (Franche-Comté) en 1802, muerto en Paris en 1879. Ligado a la diócesis de Nevers, era al mismo tiempo profesor de teología, director del “pequeño seminario”, canónigo y vicario general de la diócesis y ya había publicado varias obras al tiempo que partió para Roma en 1841. Gregorio XVI lo hizo Caballero de la Orden Reformada de San Silvestre. Como doctor en teología de la Universidad de Praga, miembro de varias sociedades de sabios, vicario general honorario de varias diócesis, el recibió de Pío IX en 1854 el título de protonotario apostólico.

El Abad Gaume es autor de numerosos libros sobre teología, historia y educación. Los de la primera categoría todavía son apreciados, los de la segunda cayeron en olvido, y los de la tercera dieron lugar a la famosa cuestión de los clásicos. Estos últimos escritos son todos inspirados por un solo pensamiento intensamente marcado por la deterioración religiosa y moral de su época. El autor busca su causa primigenia y cree haberla encontrado en el Renacimiento que fue para la sociedad una resurrección del paganismo de la antigüedad que preparó el camino para la Revolución y que fue, al final, la principal fuente de todo el mal. Esa es la idea dominante de las obras “La Revolución” (8 tomos, 1856) e “Historia de la sociedad local" (2 tomos, 1854). Se encuentra también en “Las Tres Romas” (1857). Pero para curar los males de la sociedad, fue necesario inventar un nuevo método para formar a la infancia y la juventud. Este consistió en la instrucción catequética y la exclusión de los autores paganos de los estudios clásicos. En apoyo a este método compuso su “Catecismo de Perseverancia o exposición de la religión después del origen del mundo hasta nuestros días (8 tomos 1854); "La Religión y la 'Eternidad" (1859); "Tratado sobre el 'Espíritu Santo" (1864). A este serie de obras pertenecen su "Manual del Confesor" (1854) y “El reloj de la Pasión" (1857), que tradujo de San Alfonso María de Ligorio.

La reforma, o más bien la revolución (según sus propias palabras) que estima necesaria en la instrucción clásica ya la había indicado en 1835 en su libro "El Catolicismo en la educación", sin provocar muchos comentarios. Volvió al tema en 1851 en una obra con el título de "El verdadero roedor de las sociedades modernas o el Paganismo en la educación". La fama del autor, sumada al patrocinio de 2 prelados influyentes -Mons. Gousset, arzobispo de Reims, y Mons. Parisis, Obispo de Arras – y sobre todo los artículos de Louis Veuillot en "L'Univers", que apoyó al Abad Gaume desde el inicio, le obtuvieron una audiencia para presentar su punto de vista que los mencionados personajes no habían logrado mostrar en su totalidad y provocó una animada controversia animada entre los católicos. Después de haber mostrado que la formación intelectual de la juventud durante los primeros siglos de la Cristiandad y durante la Edad Media se realizó a través del estudio de los autores cristianos (Cáp. i-vi), Gaume sigue demostrando que el Renacimiento del siglo XVI pervirtió la educación a través de Europa mediante la sustitución de los autores cristianos por escritores paganos. En apoyo a su tesis lleva el testimonio de hombres (viii-ix) y de hechos (x-xxv), indicando la influencia del paganismo clásico sobre la literatura, el discurso, los artes, la filosofía, la religión, la familia y la sociedad. A pesar de tener cierta parte de verdad, la exageración de su tesis era evidente. Era la condena del método honrado por la Iglesia durante 3 siglos. Los mismos Benedictinos, Jesuitas, Oratorianos y el clero seglar habían hecho de los autores paganos la base del programa de estudios en sus colegios sin oposición por parte de la Santa Sede. Gaume no fue tan lejos como para excluir los textos paganos; les dejó cierto espacio en las tres clases superiores (la carrera contaba con ocho clases) pero los expulsó de los primeros cinco años.

Consultado por los profesores de su “pequeño seminario” en cuanto al camino a seguir, el obispo de Orleáns, Mons. Dupanloup, le envió una carta sobre la enseñanza clásica en la cual él se declaraba audazmente partidario de las reglas y de los métodos existentes, preservando así el rango que habían tenido los autores antiguos hasta entonces, pero al mismo tiempo atribuyó un puesto importante a la Escritura Sagrada, a los Padres, y a los autores modernos. Atacado vigorosamente por Veuillot, el obispo replicó enviando una carta pastoral sobre los clásicos y especialmente sobre la interferencia del periodismo laico sobre la administración episcopal y concluyó exigiendo a los profesores de sus "pequeños seminarios " que dejaran de recibir “L’Univers”. Entonces la cuestión se volvió aún más candente: artículos de periódico, folletos, panfletos, incluso libros, se sucedían uno al otro sobre esta cuestión, provocando una conmoción general entre educadores. En apoyo a su tesis Gaume publicó “Carta sobre el paganismo en la educación". Durante un cierto tiempo, pareció como si la diócesis estuviese a punto de dividirse. A estas alturas Mons. Dupanloup redactó una declaración que fue firmada por cuarenta y seis prelados. Contenía 4 artículos: 2 que trataban del periodismo en sus relaciones con la autoridad episcopal, y 2 sobre el uso de los clásicos. En estos se afirmaba: (1) que la utilización de los clásicos antiguos en escuelas secundarias no es ni mala ni peligrosa cuando son escogidos correctamente, expurgados cuidadosamente y explicados desde un punto de vista cristiano, (2) que, sin embargo, el uso de los antiguos clásicos no debería ser exclusivo, sino que era útil juntarles apropiadamente el estudio y la explicación de autores cristianos, como se hace generalmente en todas las casas dirigidas por el clero.

El Abad Gaume y sus partidarios no perdieron tiempo y redujeron sus exigencias a los tres siguientes puntos: (1) la más amplia expurgación de los autores paganos, (2) una más extensa introducción de los autores cristianos, (3) la enseñanza cristiana de los autores paganos. Sin embargo fue necesario que llegaran instrucciones de Roma para acabar con la controversia. El Abad Gaume también publicó: "Biblioteca de clásicos cristianos, latinos y griegos " (30 tomos., 1852-55); "Poetas y Prosistas profanos completamente expurgados" (1857).

LAGRANGE. Vie de Mgr. Dupanloup, II, vi, vii; E. VEUILLOT, Vie de Louis Veuillot, II, xviii L. VEUILLOT, Mélanges, Series I, vol. VI; Series II, vol. I; Le Correspondant (1852), artículos varios.

A. FOURNET Transcrito por Michael Kolarcik, S.J. Traducido por Deyanira M. Rodríguez F.