Santa Cecilia
De Enciclopedia Católica
El relato así no tiene valor histórico; es un romance pío, como tantos otros recopilados en los siglos quinto y sexto. La existencia de los mencionados mártires, sin embargo, es un hecho histórico. La relación entre Santa Cecilia y Valeriano, Tiburcio y Máximo, mencionados en las Actas, tienen quizá algún fundamento histórico. Estos tres santos fueron enterrados en las catacumbas de Pretextato en la Vía Appia, dónde sus tumbas se mencionan en el antiguo Itineraria peregrino. En el "Martyrologium Hieronymianum" su fiesta está fijada el 14 de abril con el comentario: “Romae vía Appia in cimiterio Prætextati"; y la octava el 21 de abril, con el comentario: “Roma in cimiterio Calesti vía Appia”. En opinión de Duchesne la octava era celebrada en la catacumba de Calixto, porque Santa Cecilia fue enterrada allí. Por consiguiente, si esta segunda anotación en el martirologio es más antigua que las Actas mencionadas y el último no cita esta segunda fiesta, se deduce que, antes de que las Actas fueran escritas, este grupo de santos fueron relacionados en Roma con Santa Cecilia. El tiempo en que Cecilia sufrió el martirio no es conocido. De la mención de Urbano nada puede concluirse acerca del tiempo de la composición de las Actas; el autor, sin autoridad alguna, simplemente introdujo el nombre de este confesor (enterrado en la catacumba de Pretextato) a causa de la proximidad de su tumba a la de los otros mártires y lo identificó con la papa del mismo nombre. El autor del "Liber Pontificalis" usó las Actas para referenciar a Urbano. Las Actas no ofrecen ninguna otra indicación del tiempo del martirio. Venancio Fortunato (Miscellanea, 1, 20; 8,6) y Ado (Martirologio, 22 noviembre) sitúan el momento de la muerte de la santa en el reinado de Marco Aurelio y Cómodo (aproximadamente el 177), y De Rossi intenta demostrar este dato como el más seguro históricamente. En otras fuentes occidentales de la baja Edad Media y en el “Synaxaria" griego, este martirio se sitúa en la persecución de Diocleciano. P.A. Kirsch intentó fijarlo en el tiempo de Alejandro Severo (229-230); Aubé, en la persecución de Decio (249-250); Kellner, en el de Juliano el Apóstata (362). Ninguna de estas opiniones está suficientemente establecida, ni las Actas ni otras fuentes ofrecen la evidencia cronológica requerida. La única indicación temporal segura es la localización de la tumba en la catacumba de Calixto, en inmediata proximidad a la antiquísima cripta de los papas, en la fueron enterrados, probablemente, Urbano y, ciertamente, Ponciano y Antero. La parte más antigua de esta catacumba fecha todos estos eventos al final del siglo segundo; por consiguiente, desde ese momento hasta la mitad del siglo tercero es el período dejado abierto para el martirio de Santa Cecilia.
Su iglesia en el barrio del Trastévere de Roma fue reconstruida por Pascual I (817-824) con cuya ocasión el papa deseó transferir sus reliquias allí; al principio, sin embargo, no pudo encontrarlas y creyó que habían sido robadas por los lombardos. En una visión vio a Santa Cecilia que lo exhortaba a continuar su búsqueda porque había estado ya junto a ella, es decir, cerca de su tumba. Él, por consiguiente, renovó su propósito; y pronto el cuerpo de la mártir, cubierto con costosos ropajes de brocados de oro y con las ropas empapadas en su sangre a sus pies, fue definitivamente encontrado en la catacumba de Pretextato. Debieron ser llevados allí desde la catacumba de Calixto para salvarlos de los primeros saqueos de los lombardos a la vecindad de Roma. Las reliquias de Santa Cecilia, con las de Valeriano Tiburcio y Máximo, también las de los Papas Urbano y Lucio, fueron trasladadas por el Papa Pascual, y enterradas de nuevo bajo el altar mayor de Santa Cecilia en el Trastévere. Los monjes de un convento, fundado en el barrio por el mismo papa, fueron encargados del deber de cantar el Oficio diario en esta basílica. Desde este momento la veneración por la santa mártir continuó extendiendose y se le dedicaron numerosas iglesias. Durante la restauración del templo, por el año 1599, el cardenal Sfondrato examinó el altar mayor y encontró debajo el sarcófago con las reliquias de los santos que el Papa Pascual había transportado allí. En las recientes excavaciones bajo la iglesia, ejecutadas a instancias del cardenal Rampolla, y costeadas por él, se descubrieron restos de edificios romanos, que han permanecido accesibles. Se construyó una capilla subterránea ricamente adornada bajo el pasillo central y, en ella, una ventana enrejada que se abre sobre el altar, que permite una vista de los receptáculos en los que reposan los huesos de los santos. En una capilla lateral de la iglesia se muestran, desde hace mucho tiempo, los restos del baño en que, según las Actas, Cecilia fue llevada a la muerte.
Las representaciones más antiguas de Santa Cecilia la muestra en la actitud usual de los mártires en el arte cristiano de los primeros siglos: o con la corona del martirio en su mano (por ejemplo en San Apolinar nuevo en Rávena, en un mosaico del siglo sexto) o en actitud de oración, como una Orante (por ejemplo las dos imágenes, de los siglos sexto y séptimo de su cripta). En el ábside de su iglesia en el Trastévere todavía se conserva el mosaico hecho bajo el Papa Pascual, en el qué ella es representada con ricos vestidos como protectora del Papa. Los cuadros medievales de la santa son muy frecuentes; desde los siglos catorce y quince se le asigna un órgano como atributo, o se le representa como tocando el órgano, evidentemente para expresar lo que se le atribuyó a menudo en los panegíricos y poemas basado en las Actas; por ejemplo, que mientras los músicos tocaban en sus nupcias ella cantó en su corazón solo a Dios ("cantantibus organis illa in corde suo soi domino decantabat"); posiblemente el cantantibus organis fue interpretado erróneamente como si la propia Cecilia fuera la organista. De este modo se relacionó estrechamente a la santa con la música. Cuando se fundó en Roma la Academia de la Música (1584) fue nombrada patrona del instituto, después de lo cual su veneración como patrona de la música de la iglesia se generalizó universalmente; hoy las sociedades de cecilianos (asociaciones musicales) existen por todas partes. El órgano es ahora su atributo ordinario; con él Cecilia fue representada por Rafael en un famoso cuadro conservado en Bolonia. En otra magnífica obra maestra, la estatua de mármol jaspeado bajo el altar mayor de la antedicha iglesia de Santa Cecilia en Roma, Carlo Maderna la representó postrada, justo como ella había recibido el soplo de la muerte, de manos de su ejecutor. Su fiesta es celebrada por la Iglesia latina y griega el 22 noviembre. En el "Martyrologium Hieronymainum" se conmemoran otras mártires de este nombre, pero de ninguna de ellas hay alguna referencia histórica exacta. Una sufrió el martirio en Cartago con Dativus en 304.
MOMBRITIUS, Sanctuarium, I, 186 sqq.; BOSIO, Atti di S. Cecilia (Roma, 1600); SURIUS, De vitis Sanctorum (Venecia, 1581), VI, 161 sqq.; LADERCHI, S. Caciliae virg. et mart. acta ac transtiberina basilica (Roma, 1722); BOLLANDISTS ed., Bibliotheca hagiographica latina (Bruselas, 1898-99), I, 224; SIMEON METAPHRASTES, in P.G., CXVI; BARONIUS, Annales, ad an. 821, 15 xv (the spurious document of Pope Paschal I); BOLLANDISTS ed., Synaxarium Constatinopolitanum (Bruselas, 1902), 243; Liber Pontificalis, ed. DUCHESNE, I, xciii sq., 143, and II, 55-57, 65; TILLEMONT, Hist. eccles., III, 259 sqq.; De Rossi, Roma Sotterranea, II, xxxii sq.; GUERANGER, Histoire de Ste Cecile (Paris 1849; 2nd ed., 1852); IDEM, Ste Cecile et la societe romaine (Paris, 1878); MORSE, BIRKS, and HOLE, in Dict. of Christian Biog., s.v.; AUBE, Les chrétiens dans l'empire romain (2nd ed., Paris, 1881), 352 sqq.; ALLARD, Histoire des persecutions, I, 427 sqq.; ERBES, Die heilige Cacilia im Zusammenhang mit der Papstcrypta sowie der altesten Kirche Roms, in Zeitschrift fur Kirchengeschichte, IX, 1888, 1 sqq.; P.A. KIRSCH, Die heilge Cacilia, Jungfrau und Martyrin (Ratisbona, 1901); IDEM, Das Todesjahr der heiligen Cacilia, in Stromation Archaiologikon (Roma, 1900), 42-77; KELLNER, Das wahre Zeitalter der heil. Cacilia, in Theologische Quartalschrift (Tubinga, 1902), 237 sqq.; (1903), 321 sqq.; (1905), 258 sqq.; DUFOURCQ, Les Gesta martyrum romains (Paris, 1900), 116 sqq., 293 sqq.; MARUCCHI, Basiliques et eglises de Roma (Roma, 1902), 438 sqq.; BIANCHI-CAGLIESI, S. Cecilia e sua basilica (Roma, 1902); DETZEL, Christl. Ikonographie (Friburgo im Br., 1896), 220 sqq.; ROHAULT DE FLEURY, Les saints de la Messe, I, pl, 16-17; P. SIXTUS, Elucubrationes historico-liturgicae de recenti quadem sententia circa aetatem S. Caeciliae martyris, in Ephemerides liturgicae (Roma, Sept.-Oct. 1907). Ver también la cita en BUTLER, Vida de los Santos, 22 de Noviembre.
n.d.t: Se puede ver su cripta en la catacumba de Calixto en: www.catacombe.roma.it/es/cecilia.html
J.P. KIRSCH Transcrito por Michael T. Barrett. Dedicado a Sophie Kidder-Chang Traducido por Quique Sancho. Dedicado a Carlos Augusto (E.C.) y a todos los que bendicen al Señor con su música.