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Jueves, 21 de noviembre de 2024

Santa Anne d'Auray

De Enciclopedia Católica

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Es una pequeña villa a unos cinco kilómetros del pueblo de Auray (6,500 habitantes) en la Diócesis de Vannes (Morbihan) en la Bretaña Francesa, famosa por su santuario y por sus peregrinaciones, o perdones, en honor a Santa Ana, a quien desde los primeros tiempos, la gente de Bretaña, al convertirse al cristianismo, le dedicaron una capilla. La primera capilla fue destruida a fines del siglo VII, pero su memoria fue mantenida viva por la tradición, y el poblado es aún llamado “Keranna”, esto es, “Villa de Ana”. Más de nueve siglos después, al comienzo del siglo XVII (1624-25), se dice que Santa Ana apareció allí varias veces a un simple y piadoso aldeano, y le mandó a reconstruir la vieja capilla.

Las apariciones llegaron a ser tan frecuentes, y ante tantos testigos, que Sebastián de Rosmadec, obispo de Vannes, consideró su deber averiguar al respecto. Yves Nicolazic, a quien Santa Ana se le había aparecido, y numerosos testigos, testificaron la verdad sobre los acontecimientos, que habían llegado a ser famosos en toda Bretaña, y el obispo concedió el permiso para la construcción de una capilla.

Ana de Austria y Luis XIII enriquecieron el santuario con muchos regalos, entre ellos una reliquia de Santa Ana traída de Jerusalén en el siglo XIII; en 1641 la reina obtuvo del Papa la autorización para una confraternidad, la cual fue elevada a archiconfraternidad por Pío IX en 1842. Con el correr de los años, los peregrinos se han hecho cada vez más numerosos, la Revolución no los ha detenido.

La Capilla, ciertamente fue saqueada, las Carmelitas que la atendían fueron expulsadas, y la milagrosa estatua de Santa Ana fue quemada en Vannes en 1793; sin embargo, los fieles continuaron llegando a la Capilla, que ha sido cubierta de exvotos. En 1810 el convento de las carmelitas se convirtió en un “petit séminaire”. En 1866, el Cardenal Saint Marc colocó y bendijo la primera piedra de la actual magnífica Basílica. Finalmente, en 1868, Pío IX acordó la coronación de la estatua de Santa Ana, tomando en consideración la multitud de milagros. Santa Ana ha continuado siendo el lugar favorito de peregrinación aún hoy en día:

“C'est notre mère à tous; mort ou vivant, dit-on, A Sainte-Anne, une fois, doit aller tout Breton”. 

(“Es nuestra madre para todos nosotros; lo decimos: vivos o muertos A Santa Ana debemos ir, a Bretón”; nota del traductor).

La Basílica que tiene un estilo renacentista, es una obra de arte. Los mármoles del altar mayor fueron un regalo de Pío IX; muchos de los bajorelieves con las estatuas de Nicolazic y Keriolet, son trabajos elaborados por el escultor Falguihre. Las principales épocas de peregrinación tienen lugar para las festividades de Pentecostés y el 26 de julio.

Fournet, Pierre Auguste. "Sainte Anne d'Auray." The Catholic Encyclopedia. Vol. 1. New York: Robert Appleton Company, 1907. <http://www.newadvent.org/cathen/01539a.htm>.

Traducido por Giovanni E. Reyes.