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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Canto Llano

De Enciclopedia Católica

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Por canto llano entendemos la música de la iglesia en la alta edad media, antes de la llegada de la polifonía. Habiendo crecido gradualmente en el servicio de culto cristiano se convirtió en la música exclusiva de la Iglesia hasta el siglo nueve, cuando la polifonía hizo su primera y modesta aparición. Durante siglos tuvo un lugar de honor siendo por una parte cultivada junto a la nueva música y sirviendo, por otra, como fundamento sobre el que crecía su rival. Cuando la polifonía vocal alcanzó su punto culminante, en el siglo dieciséis, el canto llano había perdido la estima de los hombres y se fue dejando de lado cada vez más a lo largo de los siglos siguientes. Pero la Iglesia siempre la consideró su música propia, perfectamente adaptada a sus ceremonias y por fin, en nuestros días, ha llegado un renacimiento que parece destinado a restaurar el canto llano a su antigua gloriosa posición. El nombre, cantus planus, fue utilizado por primera vez por los teóricos del siglo doce o trece para distinguir la antigua música de la música mensurada y mensurable, música que usaba notas de diferente valor temporal en una proporción matemática estricta y que comenzaba a desarrollarse por entonces. El primer nombre que encontramos es “cantilena romana” probablemente usado para distinguir una forma de canto que tuvo su origen en Roma de otras como el canto ambrosiano (ver Canto Gregoriano). También se le llama en general canto gregoriano, atribuyéndolo de alguna manera a S. Gregorio I

Historia

Aunque no se sabe mucho respecto a la música de la iglesia de los tres primeros siglos y aunque parece claro que los tiempos de las persecuciones no favorecían el desarrollo de una liturgia solemne, hay muchas alusiones en los escritores contemporáneos que muestran que los primeros cristianos solían cantar tanto en privado como cuando se reunían para el culto público. También sabemos que tomaban sus textos no sólo de los salmos y cánticos de la Biblia sino que también componían cosas nuevas. Estos solían llamarse himnos, ya fueran imitaciones de los hebreos o de formas poéticas griegas clásicas

Parece que desde el principio, o al menos desde muy temprano, hubo dos formas de canto el responsorial y el antifonal. El responsorial era cantado por un solo individuo y la comunidad se unía con una especie de estribillo. El antifonal consistía en la alternancia de dos coros. Es probable que ya en este primer período los dos métodos fueran la causa del diferente estilo de composición musical que observamos a lo largo de la historia posterior del canto llano, siendo las composiciones corales de esa forma simple y los solos más elaborados, utilizando compases más extendidos de melodías y grupos de notas más largos en las sílabas individuales. De este período destaca muy claramente la exclusión de los instrumentos musicales en el culto cristiano. La razón principal de esta exclusión quizás fue la asociación de los instrumentos musicales con los usos paganos. Una razón semejante puede haber sido la causa en occidente al menos, contra el uso de de los himnos métricos, puesto que hasta S. Ambrosio no se utilizaron en el culto público en las iglesias occidentales. Parece que en Roma no se admitieron antes del siglo doce. (Sin embargo, ver el artículo de Max Springer in "Gregorianische Rundschau", Graz, 1910, nos. 5 y 6.)

En el siglo cuarto, la música se desarrolla considerablemente sobre todo en los monasterios de Siria y Egipto. Lo que ahora llamamos generalmente “antífona“, es decir una composición melódica breve cantada con la ejecución antifonal de un salmo. Esta antífona, al parecer, se repetía tras cada verso del salmo, los dos coros unidos. S. Ambrosio introdujo el método antifonal en la Iglesia occidental donde al principio el método responsorial era el único usado. La Iglesia occidental importó del oriente en este siglo el canto del Aleluya, que era una clase peculiar de canto antifonal en el que el Aleluya formaba el responsorio o estribillo. Este aleluya que desde el principio parece haber sido una composición larga, melismática, escuchado por S. Jerónimo en Belén y a instancias suyas fue adoptado en Roma por el papa Dámaso (368-84). Parece que el uso quedó limitado al Domingo de Pascua, pero pronto se extendió a todo el tiempo pascual y con el tiempo, por influencia de S. Gregorio, a todo el año excepto a septuagésima. En el siglo quinto se adoptó la antífona para la misa, cantándose de forma antifonal algunos salmos al principio de la misa, durante las oblaciones y durante la distribución de la comunión.

Así pues se establecieron los tres tipos de cantos corales y desde entonces en adelante fueron desarrollándose continuamente, llegando hasta S. Gregorio, en cuyo tiempo se dieron cambios importantes. Uno de ellos fue el acortamiento del gradual que originalmente era un salmo cantado como responsorio. Tuvo un lugar en la misa desde el principio. La alternancia de lecturas de la Escritura con el canto responsorial es una de las características fundamentales de la liturgia. De la misma manera que se dan las respuestas después de las lecciones de maitines, también se tienen las respuestas del gradual después de las lecturas de la misa, durante cuyo canto todos se sientan y escuchan.