Cipriano Calderón
De Enciclopedia Católica
Monseñor Cipriano Calderón Polo nació el 1 de diciembre de 1927 en Plasencia (Extremadura), España. Fue ordenado sacerdote el 19 de marzo de 1953. Estaba licenciado en Teología y en Filosofía y diplomado en Periodismo. Trabajó en los seminarios de Segovia, Zaragoza y Pontificio Colegio Español San José de Roma. El 3 de diciembre de 1988 fue designado Vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, cargó que ejerció fielmente hasta el 4 de octubre de 2003, cuando pasó a retiro. Fue, hasta su muerte, miembro de la Congregación para los Obispos. Esta comisión fue desarrollada con aquella dedicación al trabajo que lo caracterizó siempre. Mons. Cipriano Calderón "acompañó a la Iglesia en Latinoamérica en sus momentos culminantes en Puebla, Medellín y Santo Domingo, e hizo así que en Roma se conociera mejor las aspiraciones y tensiones de aquellas jóvenes Iglesias.
En noviembre de 2006 fue distinguido como "hijo predilecto de Plasencia", su ciudad natal. En aquella ocasión, el obispo de la ciudad y diócesis, Mons. Amadeo Rodríguez Magro, se refirió a Mons. Cipriano Calderón como un "hombre de Iglesia. Debemos sentirnos muy orgullosos de tenerlo en Roma, de lo que hacía y de los que nos ha servido.
En sus años como director de El diario oficioso del Vaticano, L'Osservatore Romano, en la edición en español, el Prelado acuñó el término "catequesis" del Papa, para referirse a los mensajes papales de las audiencias generales. "Ninguno la había llamado así hasta ese momento… Es una definición expresiva y oportuna y ha sido acogida de modo positivo", comentaría el mismo en octubre de 2007 a L’Osservatore Romano.
Monseñor Cipriano Calderón, sirvió a seis Pontífices. El mejor elogio que se pude hacer de el es decir , como lo dijo L’ Osservatore Romano, que "entre las muchas cualidades que Dios le concedió, destaca, a nivel afectivo y efectivo, su fidelidad a los Papas y a la Iglesia a cuyo servicio puso su inteligencia, su capacidad de trabajo, su austeridad de vida, sus vastos conocimientos. La suya era una fidelidad que nacía naturalmente de la fe en él tan enraizada". Completa el retrato de Monseñor Calderón estaría incompleto si no se mencionara el empeño que puso en su actividad periodística, que ocupó tantas horas de sus jornadas. Fue una pasión que atravesó toda su vida. Cuando L'Osservatore Romano dio a conocer su fallecimiento dijo que Mons. Cipriano Calderón "desaparece delante de nuestros ojos en su inconfundible persona, pero permanecerá para siempre en su testimonio de fidelidad. El Señor sabrá recompensar abundantemente a su siervo fiel”
