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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Juan Casiano

De Enciclopedia Católica

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Monje y escritor sobre ascesis del sur de la Galia que fue el primero en introducir las reglas del monacato oriental en occidente; nació, probablemente en Provenza hacia el 360 y murió alrededor de 435, probablemente cerca de Marsella. Gennadius se refiere a él como escita de nacimiento (natione Scytha), pero se considera que es una afirmación errónea basada en el hecho de que Casiano pasó varios años de su vida en el desierto de Escitia (heremus Scitii), en Egipto. Hijo de padres ricos, recibi9ó una buena educación y cuando aún era joven visitó los santos lugares en Palestina, acompañado por su amigo Germano, algo mayor que él. En Belén Casiano y Germano asumieron las obligaciones de la vida monástica, pero como ocurre con muchos de sus contemporáneos, el deseo de adquirir los conocimientos de la santidad de boca de los más eminentes maestros pronto les hizo abandonar Belén para acercarse a los desiertos egipcios. Antes de abandonas su primera casa monástica, ambos amigos prometieron volver lo antes posible, aunque 4esta cláusula la interpretaron de forma muy amplia, puesto que no volvieron a ver Belén hasta siete años después. Durante su ausencia visitaron a los solitarios más famosos de Egipto por su santidad y se sintieron tan atraídos por sus virtudes que después de conseguir en Belén que les autorizara a seguir ausentes, volvieron a Egipto donde permanecieron siete años más.

Durante este periodo de su vida, Casiano recogió los materiales de sus dos principales obras, “Instituciones “y “Conferencias”. Desde Egipto, ambos fueron a Constantinopla donde Casiano se convirtió en el discípulo preferido de S. Juan Crisóstomo. El famoso obispo de la capital oriental ordenó a Casiano como diácono y la puso al cargo de los tesoros de su catedral.

Después de la segunda expulsión de S. Juan Crisóstomo, Casiano fue enviado a Roma por le clero de Constantinopla para interesar al papa Inocencio I a favor de su obispo. Fue probablemente en Roma donde Casiano fue ordenado sacerdote, porque es cierto que al llegar a la Cuidad Eterna aún era diácono. Desde este momento ya no se vuelva a oír hablar de Germano y de Casiano tampoco hasta al menos una década después. Hacia el 415 estaba en Marsella donde fundó dos monasterios, uno para hombres sobre la tumba de S. Víctor, un mártir de la última persecución de Maximiano (286-305), y el otro para mujeres. El resto de sus días los pasó en Marsella o cerca allí. Su influencia personal sus escritos contribuyeron mucho a la difusión del monacato en occidente.

Aunque nunca fue formalmente canonizado, S. Gregorio el Grande le consideraba un santo y se cuenta que Urbano V (1362-1370), que había sido abad de S. Víctor, hizo que se grabaran las palabras San Casiano en el relicario de ‘plata que contenía su cabeza. Su fiesta se celebra en Marsella, con octava, el 23 de junio y su nombre está inscrito entre los santos del calendario griego.

Las dos principales obras de Casiano tratan del la vida cenobítica y de los pecados principales o mortales. Se titulan: "De institutis coenobiorum et de octo principalium vitiorum remediis libri XII" y "Collationes XXIV". La primera fue escrita entre 420 y 429. La relación entre las dos obras la describe el mismo Casiano (Instit., II, 9) de la siguiente manera [Instituciones]…tratan principalmente de los que pertenece al hombre exterior y de las costumbres de los cenobios (es decir, las Instituciones de vida monástica en común); las otras [las Collationes" o Conferencias) tratan más del aprendizaje del hombre interior y la perfección del corazón".

Los primeros cuatro libros de las "Instituciones” tratan de las reglas que gobiernan la vida monástica, ilustradas con ejemplos sacados de la observación personal del autor en Egipto y Palestina; los ocho libros restantes están dedicados a los ocho principales obstáculos que encuentran los monjes en el camino hacia la perfección: glotonería, impureza, avaricia, ira, tristeza, accidia (enfado), vanagloria y orgullo. Las “Conferencias” contienen el relato de las conversaciones de Casiano y Germano con los solitarios egipcios, sobre el tema de la vida interior. Lo compuso en tres partes: La primera entrega (libros I-X) dedicada al obispo Leoncio de Frejus y un monje y después obispo llamado Heladio; la segunda (libros XI-XVII), a Honorato de Arles y a Euquerio de Lyón; la tercera (libros XVIII-XXIV), a los “santos hermanos” Joviniano, Minervo y Teodoro.

Ambas obras, especialmente la segunda fueron muy estimadas por sus contemporáneos y por varios fundadores de órdenes religiosas posteriores. S. Benito utilizó a Casiano al escribir su Regla y ordenó que se hicieran selecciones de loas “Conferencias”, que llamó espejo del monacato (speculum monasticum), para que se leyeran diariamente en sus monasterios. Casiodoro también recomendaba las “Conferencias” a sus monjes, sin embargo con reservas respecto a las ideas del autor sobre la “voluntad libre”. Por otra parte, el decreto atribuido al papa Gelasio “De recipiendis et non recipiendis libris" (de principios del siglo sexto), censura esta obra como “apócrifa” es decir, que contenía doctrinas erróneas Euquerio de Lyón hizo un resumen de la obra, que ha llegado a nuestros días (P.L., L, 867 ss.).

Una tercera obra de Casiano, escrito hacia 430-431, a petición del archidiácono romano León, que después fue papa León el Grande, en defensa de la doctrina ortodoxa contra los errores de Nestorio: "De Incarnatione Domini contra Nestorium" (P.L., L, 9-272). Parece que se escribió con alguna precipitación y, consiguientemente, no es del mismo valor que las otras del mismo autor. Una gran parte probar por las Escrituras la Divinidad de Nuestro Señor y en apoyo del título de María como “Madre de Dios”; el autor denuncia el Pelagianismo como fuente de la nueva herejía, que considera incompatible con la doctrina de la Trinidad.

Sin embargo, el mismo Casiano no escapó de la sospecha de enseñanzas erróneas; de hacho se le ve como originador de lo que, desde el Medioevo, se ha conocido como Semipelagianismo. Puntos de vista de ese estilo atribuidos a él se encuentran en su tercera y quinta y especialmente en la decimotercera “Conferencia”. Preocupado como estaba por las cuestiones morales, exageró el papel de la voluntad libre al reclamar que los pasos iniciales hacia la salvación estaban en poder de cada individuo, sin la ayuda de la gracia. La enseñanza de Casiano sobre este punto fue una reacción contra lo que él veía como una exageración de S. Agustín en su tratado "De correptione et gratia" respecto al poder irresistible de la gracia y la predestinación. Casiano vio en la doctrina de S. Agustín un elemento de fatalismo y mientras trataba de encontrar una via media entre las opiniones del gran obispo de Hipona y Pelagio, presentó ideas que eran solamente menos erróneas d que los del heresiarca mismo,. No negaba la doctrina de la caída: hasta admitía la existencia y necesidad de una gracia interior, que apoya a la voluntad para resistir a las tentaciones y para llegar a la santidad. Pero mantenía que después de la caída aún quedaba en cada alma” algunas semillas de bondad…implantadas por la bondad del Creador”, lo que, sin embargo, debe ser avivado por la asistencia de Dios”. Sin esa asistencia “no serán capaces de conseguir un aumento de la perfección” (Coll., XIII, 12). Por consiguiente “debemos preocuparnos de no referir todos los méritos de los santos al Señor de tal manera que solo atribuyamos a la naturaleza humana lo que es perverso”. No debemos mantener que “Dios hizo al hombre tal que no puede nunca querer lo bueno, pues de lo contrario no le ha concedido una voluntad libre, si solo puede querer o ser capaz de lo que es malo” (ibid.).

Los tres puntos de vista opuestos se han resumido de la siguiente manera: S Agustín veía al hombre en su estado natural como muerto, Pelagio como muy sano y Casiano como enfermo. El error de Casiano fue ver un acto puramente natural, que procede del ejercicio de la voluntad libre, como el primer paso para la salvación. En la controversia que poco antes de su muerte surgió sobre la sus enseñanzas, Casiano no tomó parte. El primero que ese opuso fue Próspero de Aquitania que le alude, sin nombrarlo, como hombre de virtudes más que ordinarias. El Semipelagianismo fue por fin condenado por el concilio de Orange en 529.


Fuentes

La mejor edición de las obras de Casiano es la de PETSCHENIG (Viena, 1886-1888); GIBSON publicó parte de sus escritos en la serie de los Nicene and Post-Nicene Fathers (Oxford y New York, 1894), XI. Ver también HOLE eDict. of Christ. Biog. I, 414 ss. (Londres, 1877); GODET en Dict. de théol. cath. (Paris, 1906), II, 1824 ss. BARDENHEWER, Les Pères de l'église (Paris, 1905), II; GRÜTZMACHER en Realencyklopädie f. prot. Theol. (Leipzig, 1897), III, 746 ss.; POHLE in Kirchenlex., II, 2021 ss.; HOCH, Lehre des Johannes Cassianus von Natur und Gnade, etc. (Freiburg, 1896); CHEVALIER, Rep. bio-bibliogr. (Paris, 1905), 796-97.

Hassett, Maurice. (1908).

Transcrito por Elizabeth T. Knuth. Dedicado a Columba Stewart, O.S.B.

Traducido por Pedro Royo