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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Félix II

De Enciclopedia Católica

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Papa (más apropiadamente, antipapa), 355-358; m. 22 nov., 365. En el año 355 el papa Liberio fue desterrado a la Tracia por el emperador Constancio porque mantenía tenazmente la fórmula de Nicea y rehusó condenar a S. Atanasio de Alejandría. El clero de Roma se reunió en cónclave solemne para no admitir a ningún otro obispo de Roma mientras Liberio estuviera vivo ("Marcellini et Fausti Libellus precum", no.1: "Quae gesta sunt inter Liberium et Felicem episcopos" en "Collectio Avellana", ed. Gunter; Hieronymus, "Chronicon", ad an. Abr. 2365). Sin embargo el emperador que estaba suplantando a los obispos católicos exiliados por otros de tendencias arrianas, se empleó a fondo para colocar un nuevo obispo de Roma en lugar de Liberio. Invitó a Félix, archidiácono de la iglesia romana, a Milán y cuando llegó, Acacio de Cesarea logró convencerle de que aceptara el oficio del que Liberio había sido expulsado a la fuerza, y a ser consagrado por Acacio y otros dos obispos arrianos. La mayoría del clero romano admitió la validez de esta consagración pero los laicos no quisieron saber nada de ello y permanecieron fieles al papa desterrado y legal.

Cuando Constancio visitó Roma en 257, el pueblo exigió la vuelta de su obispo Liberio, quien de hacho volvió inmediatamente después de firmar la tercera fórmula de Sirmium. Los obispos, reunidos en esa ciudad de la Baja Panonia escribieron a Félix y al clero de Roma advirtiéndoles que recibieran a Liberio con toda la caridad, que pusieran aparte sus disensiones y se añadía que Liberio y Félix debían gobernar juntos la Iglesia de Roma. La gente recibió a su legítimo papa con gran entusiasmo, pero se levantó una gran conmoción contra Félix, que fue finalmente expulsado de la ciudad. Poco después intentó con sus seguidores ocupar la Basílica Julii (Sta. Mª del Trastévere), pero fue finalmente desterrado a perpetuidad por un voto unánime del senado y del pueblo. Se retiró a la cercana Porto donde vivió tranquilamente hasta su muerte. Liberio permitió a los miembros del clero romano, incluidos los seguidores de Félix, mantener sus puestos. Más tarde la leyenda confunde las relativas posiciones de Félix y Liberio. El apócrifo "Acta Felicis" y "Acta Liberii", así como en el "Liber pontificalis", Felix es retratado como un santo y confesor de la verdadera fe. Esta distorsión de los verdaderos hechos se originó muy probablemente por la confusión de éste Félix con otro Félix mártir romano de fechas anteriores. Según el "Liber Pontificalis", que puede estar registrando en ésto una tradición venerable, Félix construyo una iglesia en la vía Aurelia. Es bien sabido que en esta vía estaba enterrado un mártir romano, Félix, por lo que no parece improbable que surgiera una confusión (Ver FÉLIX I ) en la cual se perdió la historia del antipapa y él obtuvo en la historia local romana el status de santo y confesor. Y así aparece en el martirologio romano en el 29 de julio.

J.P. KIRSCH.

Transcrito por Joseph P. Thomas.

Traducido por Pedro Royo.