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Domingo, 24 de noviembre de 2024

Arrio

De Enciclopedia Católica

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Heresiarca nacido alrededor de 250, muerto en 336. Se dice que era de ascendencia libia. El nombre de su padre, Ammonio. En el 306, Arrio, que había aprendido sus puntos de vista religiosos de Luciano, el presbítero de Antioquía y después mártir, se puso de parte de Melecio, un cismático egipcio, contra Pedro, obispo de Alejandría. Siguió una reconciliación y Pedro ordenó de diácono a Arrio. Discusiones posteriores llevaron al obispo a excomulgar a este inquieto eclesiástico que sin embargo se ganó la amistad de Achilas, sucesor de Pedro, que le ordenó de sacerdote en 313 y le puso al cargo del bien conocido distrito de Alejandría, llamado Baucalis. Esto permitió a Arrio exponer las Escrituras oficialmente y ejerció mucha influencia cuando en 318 estalló su disputa con el obispo Alejandro, sobre la verdad fundamental de la sustancia y filiación divina de Nuestro Señor (ver ARRIANISMO). Mientras muchos prelados sirios seguían a los innovadores, él fue condenado en Alejandría en 321 por su diocesano en un sínodo de cerca de cien obispos egipcios y libios.

Privado y excomulgado, el heresiarca huyó a Palestina. Dirigió una declaración de principios, completamente insana, a Eusebio de Nicomedia que en adelante se convirtió en campeón de por vida y ganó la estima de Constantino por sus por sus logros internacionales.

El proscrito, mientras, componía en su casa en verso y en prosa la defensa de sus principios que llamó "Thalia", del que han sobrevivido algunos fragmentos. También se dice que publicó canciones para los marineros, molineros y viajeros con las que ilustraba su credo. Era un hombre más alto que de lo normal, delgado, ascético y severo, descrito con vivos colores por Epifanio (Heresies, 69, 3); pero su carácter moral nunca fue juzgado excepto por Teodoreto, en relación a su ambición. Debía ser ya de avanzada edad cuando tras inútiles negociaciones y una visita a Egipto, apareció en Nicea en el año 325, donde la confesión de fe que presentó fue completamente destrozada. Fue anatematizado con sus escritos y sus seguidores por más de trescientos obispos y desterrado al Ilírico. Dos prelados compartieron su destino Tehonas de Marmarica y Secundus de Ptolemaida. Sus libros fueron quemados.

Los arrianos, junto con sus amigos meletianos, crearon dificultades en Alejandría. Eusebio de Alejandría, en 328, persuadió a Constantino que le amnistiara y le llamara del exilio. El emperador no sólo permitió su vuelta sino que ordenó a Atanasio que le reconciliara con la iglesia. Al negarse, siguieron los disturbios.

El año 335, un sínodo partisano en Tiro depuso a Atanasio con cargos fútiles: ahora se perseguía a los católicos. Arrio se había reunido con el emperador al que presentó un credo que el emperador juzgó ortodoxo y por un rescripto imperial Arrio requirió a Alejandro que le diera la comunión. Los católicos creyeron que esto es un sacrilegio pero la providencia lo resolvió a su manera y el heresiarca murió repentinamente y fue enterrado por su propia gente.

Tenía unas formas exitosas, un estilo evasivo y un temperamento polemizador, pero en la controversia que llevó su nombre solo participó al principio. No representaba la tradición de Alejandría sino las sutilezas tópicas de Antioquía. De ahí que su desaparición de la escena no terminó ni con los combatientes ni terminó la lucha que él había precipitadamente provocado. Teólogo de partido, no tenía las formas del genio ni fue el fundador ni el producto de ninguna escuela.

Bibliografía

SOZOMEN, H.E., 1, 68, 69; THEODORET, H.E., 1; SOCRATES, H.E., 1; PHILOSTORG., 1; ATHAN., De Synodis; EUSEB., De Vita Constantini; RUFIN., H.E., 1; TRAVASA, Vita di Ario (Venice, 1746); GIBBON, XXI; NEWMAN, Arians, 2, 3; Tracts, Causes of Arianism. Ver también ARRIANISMO.


WILLIAM BARRY.


Traducido por Pedro Royo