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Miércoles, 27 de noviembre de 2024

Antecedentes veterotestamentarios de las Indulgencias

De Enciclopedia Católica

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Tertuliano
San Agustín

Todo indica que la sinagoga transmitió a la Iglesia la costumbre (enraizada en la fe en la inmortalidad del alma y en la resurrección de la carne) de rezar por los difuntos: la Tradición apostólica suscita (a partir del siglo III de la era cristiana: testimonio de Tertuliano: RJ 367, 382) una oración explícita para los difuntos en las iglesias locales (tradiciones eclesiásticas) en tanto en Oriente como en Occidente. Según San Agustín (ep 54; RJ 1419) las costumbre unánimes en todas las iglesias locales tienen un origen apostólico o conciliar

El autor del Segundo Libro de los Macabeos (12,43-46), hacia 120 antes de Cristo, pensaba que los vivos podían contribuir a la salvación eterna de los difuntos lo mismo que ciertos difuntos podían rezar eficazmente por los vivos (2 Mac. 15,13-16); estamos aquí en presencia de los santos.

Sin embargo, de la misma manera que el Antiguo Testamento no preveía un rito sacerdotal de remisión de los pecados, incluso tampoco en Lev. 16 (el gran día de la expiación: Yom Kippur), sino solamente una oración del sacerdote (Lv 5,26) con ocasión de la cual Dios los perdona, de la misma manera, la Antigua Alianza, a fortiori, no concede al sacerdote ningún poder de remisión respecto de los castigos previstos para los pecados.

Sin embargo, los rabinos estimaban que los hombres, cuya penitencia terrestre había sido insuficiente, podían expiarla en el más allá: de ahí la costumbre de mencionar a los muertos el día de Kipur (1).

Bertrand de Margerie S.J.

Traducido del francés por José Gálvez Krüger

JGK 07-04-2009.

(1). Cf. Cpicq, art. "Purgatoire", DBS, París, t. IX, 1979, p. 555 y ss. especialmente p. 558