Imposición de Manos
De Enciclopedia Católica
Una ceremonia simbólica por la cual uno intenta comunicar a otro algún favor, cualidad o excelencia (principalmente de tipo espiritual), o para asignar a otro a algún cargo. El rito ha tenido tanto un uso profano o secular, como un uso sagrado. Es extremadamente antiguo, Ha sido transmitido por la tradición desde los tiempos patriarcales. Jacob legó una bendición y herencia a sus dos hijos Efraín y Manasés poniendo sus manos sobre ellos (Gen., xlviii, 14) y Moisés legó a Josué la hegemonía sobre el pueblo hebreo del mismo modo (Num., xxvii, 18, 23). En el Nuevo Testamento Nuestro Señor empleó este rito para restaurarle la vida a la hija de Jairo (Mt., ix, 18) y para dar salud al enfermo (Lc, vi, 19). El aspecto religioso de esta ceremonia apareció por primera vez en la consagración de Aarón y sus hijos al oficio del sacerdocio. Antes de inmolar animales en sacrificio, el sacerdote, de acuerdo con el ritual Mosaico, ponía sus manos sobre la cabeza de las víctimas (Ex., xxix: Lev., viii, ix); y en la expresiva despedida al chivo expiatorio, el oficiante colocaba sus manos sobre la cabeza del animal y rogaba que los pecados de la gente pudieran descender en ella y ser expiados en el desierto (Lev., xvi, 21). Los Apóstoles imponían las manos sobre los recién bautizados, para que pudieran recibir los dones del Espíritu Santo en confirmación (Hch, viii, 17, 19; xix, 6); sobre aquellos a ser promovidos a las sagradas órdenes (Hch, vi, 6; xiii, 3; I Tim., iv, 14; II Tim., i, 6; Mt., xiii); y sobre otros para conferir algún presente sobrenatural o beneficio corporal (Hechos, vs. pasajes). En realidad el rito era tan constantemente empleado que la “imposición de manos” vino a designar una doctrina Católica esencial (Heb., vi, 2).
Para comprender claramente la magnitud en la que es utilizada la imposición de manos en la Iglesia del presente, será necesario considerar su aspecto sacramental o teológico y también el ceremonial y litúrgico.
En la confirmación, la imposición de manos constituye la materia esencial del sacramento, no sin embargo aquella que precede la unción, sino la que tiene lugar al momento de la aplicación del crisma (S.C. de Prop. Fide, 6 de Agosto de 1840). En el sacramento de las órdenes Sagradas entra, ya sea completamente, o en parte, en la sustancia del rito a través del cual se confieren la mayoría de los grados superiores. Así, en la ordenación de los diáconos de acuerdo con el rito Latino, es al menos materia parcial del sacramento; en el otorgamiento del sacerdocio hay una triple imposición, viz.:(a) cuando el prelado que ordena, seguido de sus sacerdotes, deposita las manos sobre la cabeza del candidato nil dicens; (b) cuando él y los sacerdotes extienden manos durante la oración, "Oremus, fratres carissimi", y (c) cuando impone las manos otorgando el poder de perdonar los pecados, diciendo "Accipe Spiritum Sanctum". La primera y segunda de estas imposiciones combinadas constituyen en la Iglesia Latina materia parcial del sacramento, la traditio instrumentorum es la requerida para la adecuada o completa sustancia. Los Griegos, sin embargo, confían en la imposición sola como la sustancia del rito sacramental. En la consagración de obispos la imposición de manos sola pertenece a la esencia (ver CONFIRMACION; ORDENES).
El uso ceremonial es mucho más extenso: (1) En el bautismo el sacerdote marca con la señal de la cruz la frente y el pecho, impone las manos sobre la cabeza durante la oración, “preces nostras”, y nuevamente después del exorcismo, implorando a Dios haga descender la luz de la verdad dentro del alma purificada (cf.Rom. Rit.). Tertuliano menciona la imposición como usada en el otorgamiento del bautismo en sus propios días (de Bap.,VI, VII, &c.). (2) En la penitencia el ministro meramente levanta su mano al dar la absolución. Las antiguas ordenes (cf. Martene, "De antiqua ecclesiæ disciplina", passim), registran esta costumbre. (3) En la extremaunción no hay imposición de manos ordenada por las reglas, aunque en la plegaria inmediata anterior a la unción se expresan las palabras "per impositionem manuum nostrarum". Posiblemente la imposición es contenida en las unciones como lo es en la administración de la confirmación. (4) Aparte de los sacramentos, el rito es también empleado en casi todas las variadas bendiciones de personas y cosas. Abades y vírgenes son bendecidas así (cf. Pontifical y Ritual Romano). (5) En la reconciliación de penitentes públicos y en la recepción de cismáticos, herejes y apóstatas dentro de la Iglesia, las manos eran al principio, y aún lo son, impuestas (cf. Duchesne, "Christian Worship", pp. 328, 435, St. Cyprian, "De Lapsis", 16). (6). Son exorcizados de manera similar aquellos obsesionados por espíritus malignos (cf. Ritual Romano, Titus, x, cl). (7) Las reglas del misal ordenan al celebrante mantener sus manos extendidas durante la mayoría de las oraciones. En la oración pre-consagración "Hanc igitur oblationem", él también sostiene sus manos sobre la oblata. Esta acción parece tomada de la vieja práctica Levítica, ya destacada, de depositar las manos sobre las víctimas a ser sacrificadas, pero, curiosamente, no ha sido probado que sea muy antigua. Le Brun (Explication de la Messe, iv, 6) dice que él no encontró la regla en ningún misal anterior al siglo quince. Pío V lo hizo de præcepto (cf. Gihr, "la Messe", II, 345). El significado del acto es expresivo, simbolizando, como lo hace, la imposición del pecado sobre los elementos de pan y vino, el cual, al ser cambiado en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, se convierte así en nuestro emisario o chivo expiatorio, y finalmente en la “víctima de nuestra paz” con Dios. Nada puede mostrar mejor la relación que siempre ha existido entre la plegaria y la ceremonia que se esta considerando, que esta expresiva frase de San Agustín, "Quid aliud est manuum impositio, quam oratio super hominem?" (De Bap., III, xvi, 21).
Además de las autoridades citadas mas arriba, ver el manual ordinario de liturgia; el Misal Romano; MABILLON, Museum Italicum, II (Paris, 1689); CHEETHAM en Dict. Christ. Antiq., s. v.; LESÊTRE en VIG., Dict. de la Bible, s.v. Imposition des mains; THALHOFER en Kirchenlex, s.v. Handauflegung.
PATRICK MORRISHOE
Transcripto por Paul G. Streby
Traducido por Luis Alberto Alvarez Bianchi