Papas que renunciaron al pontificado
De Enciclopedia Católica
- Papa San Clemente I (88-96). Exiliado en el Ponto, Asia Menor, por el Emperador Nerva, renunció al Pontificado pero no sin antes indicar el nombre de Evaristo para sucederlo. Clemente padeció el martirio en 97. Se le arrojó al Mar Negro encadenado a un ancla.
- Papa San Ponciano (230-235). Amigo y protegido del Emperador Hipólito de Roma, heredó el cisma de Hipólito de Roma, erigido en Antipapa. Ambos fueron exiliados en Cerdeña y forzados a trabajar en las mimas de Tavolato. Se reconciliaron, y ambos renunciaron al pontificado para permitir a la Iglesia de Roma la elección de un nuevo Pastor, que fue el papa San Antero.
- Papa San Silverio (536-537) Hijo, él mismo, del papa Hormidas, llegó a ser papa gracias al ostrogodo Teodato. Tuvo que enfrentar la oposición de los monofisitas y de la Emperatriz Teodora. Depuesto por el general bizantino Belisario, que puso sobre el trono pontificio a Vigilio, Silverio prefirió renunciar por el bien de la paz y de la Iglesua. Vigile fue, entonces, legitimado. Papa San Martín I (649-654). Depuesto y deportado a Quersoneso Táurico, en 653, por el Emperador Constante II, amigo de los monotelitas, quien hizo elegir en su lugar a Eugenio, el 10 de agosto de 654. El Papa Martín no se opuso a esta designación, hecho que fue considerado como una renuncia de facto, que permitió que su sucesor reinara legítimamente.
Papa Benito IX (Reina intermitentemente en tres oportunidades entre 1032 y 1048). Descendiente de los omnipotentes Teofilactes y Crecencios, y sobrino de sus predecesores Benedicto VIII y Juan XIX, fue elegido a los 12 años ne 1032. Echado por el pueblo en 1036 y restablecido por el Emperador Conrado, fue despuesto, una vez más en 1044 y reemplazado por el antipapa Silvestre III. Para contrastarlo, Benedicto IX renunció en favor de su padrino Jean Gratien, a quien vendió el Pontificado. En 1047 , retomó el poder, pero un año después hizo entrega de la tiara debido a la intervención del Emperador Enrique III y se retiró al monasterio de Grottaferrata para hacer penitencia, hecho que permitió la elección del Papa Dámaso II.
- Papa Celestino V (1294). Renunció al pontificado consciente de su incapacidad para conducir los asuntos de la Iglesia. Lo sucedió el Papa Bonifacio VIII. Murió en fumone en 1296.
- Papa Gregorio XII (1406-1415). Papa de la línea urbanista o romana durante el Gran Cisma, cedió a las instancias del Concilio de Constanza y del Emperador Segismundo que querían que los tres papas rivales accediesen a ceder el poder para elegir un papa incontrovertible. Juan XXIII (antipapa de Pisa), fue depuesto lo mismo que Benedicto XIII, de la línea clementista o aviñonense. Este último no se sometió jamás y murió en Peñiscola en 1423. Gregorio XII, se convirtió en Angel, obispo de Porto, y los padres de Constanza le eligieron por sucesor al Papa Martín V, en 1415.
- Papa Clemente VIII (1423-1429). Gil Sánchez Muñoz, arcispreste de Teruel y amigo del papa Benedicto XVIII, fue elegido para sucederlo en 1423. El papa Martín V, elegido en 1415 en Constanza, envió ante él a su legado Alfonso de Borja, para persuadirlo de abdicar en favor de la paz de la Iglesia, cosa que Clemente hizo solemnemente en el castillo papal de Peñíscola, el 26 de julio de 1429. Sus cardenales se reunieron en cónclave y eligieron al Papa Martín V, poniendo fin al Cisma de Occidente. El papa de Roma, le gratificó con el cardenalato y el arzobispado de Paleme en Mallorca, donde murió en 1446. La suya, fue la última renuncia a la tiara antes de la recentísima de Benedicto XVI.
- Benedicto XVI (2005-20013)
Este es el comunicado con el cual el papa Benedicto XVI anunció su renuncia al sumo pontificado.
Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice.
Por lo que a mí respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.
Vaticano, 10 de febrero 2013.