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Viernes, 22 de noviembre de 2024

Perú

De Enciclopedia Católica

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Atahualpa Inca
Francisco Pizarro, Conquistador del Perú y fundador de Lima
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Iglesia de la Merced
Nave central de la Iglesia de San Francisco, en Lima
Portada de la Iglesia de San Agustín, Lima
Señor de los Milagros, Patrón jurado de Lima
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Salón general de la real y pontificia universidad de San Marcos, la más antigua de América
Exterior de la Universidad de San Marcos
República localizada en la costa occidental de Sudamérica. Fue reino de España hasta 1821, año en que proclmó su independencia. Es difícil fijar el origen de la palabra “Perú”, ya que las opiniones son vagas, numerosas y conflictivas. Casi todas, sin embargo, tienen su origen en los términos “Berú”, “Pelú” y “Birú” que eran los nombres de una tribu indígena, un río y una región, respectivamente. Prescott afirma que “Perú” era un término desconocido para los indígenas y que el nombre fue dado por los españoles.
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El territorio de Perú se sitúa entre 1°29' norte y 19°12'30” de latitud sur y 61°54'45” y 81°18'39” de longitud oeste. Al norte limita con Ecuador, al este con Brasil y Bolivia, al sur con Chile y el Océano Pacífico al oeste. Su territorio cubre una extensión de 679,000 millas cuadradas (1,758,602 kilómetros cuadrados). La cordillera de los Andes atraviesa Perú de sureste a noroeste, describiendo una curva paralela a la costa.

HISTORIA


Aún cuando se considere veraz el hecho de que el oro era el objetivo principal en las mentes de los conquistadores españoles del Nuevo Mundo, es un hecho histórico que en dicha conquista, desde el extremo norte de México hasta el extremo sur de Chile, la religión jugó siempre un papel muy importante, y la marcha triunfal del estandarte de Castilla, también estuvo al frente del avance glorioso de la cruz del Salvador. Que el aspecto religioso fue la nota primordial de las “Cruzadas” en América es evidente por medio de la historia de sus orígenes; la aprobación que les diera el Supremo Pontífice, la multitud de misioneros que siguieron a los conquistadores para salvar las almas de los conquistados; las reiteradas instrucciones de la Corona, cuyo propósito principal era la conversión de los indígenas; y por las actuaciones de los mismos soldados (Prescott, “Conquista del Perú”, II, iii). Las primeras noticias de la existencia del gran imperio de los Incas fue del conocimiento de los españoles en el año 1511, cuando Vaso Núñez de Balboa , el descubridor del Océano Pacífico, se puso al frente de una expedición contra algunas tribus indígenas en el interior del Darién. Posiblemente la gloria de la conquista del Perú habría recaído sobre Balboa si no se hubiesen interpuesto los celos de su jefe, Pedro Arias de Avila, Gobernador de Panamá quien interrumpió su brillante y corta carrera. El segundo intento de llegar a los apetecidos dominios de los Incas fue hecho en 1522, cuando Pascual de Andagoya salió desde el sur de Panamá; pero que, por su mala salud, se vio obligado a regresar. Francisco Pizarro , después de dos expediciones infructuosas (1524-25 y 1526-27) y un viaje a España con el propósito de convencer a Carlos V para que respaldara la empresa, dio comienzo finalmente a la invasión de Perú, zarpando de Panamá en enero de 1531 (véase PIZARRO FRANCISCO )

Cuando el persistente comandante finalmente llegó al país en 1532, se decía que el inmenso imperio Inca se extendía a más de la mitad del continente suramericano. Encontró un pueblo muy civilizado, con excelentes instituciones políticas y sociales que habían desarrollado la agricultura a un grado asombroso por medio de un magnífico sistema de irrigación. Adoraban al sol porque encarnaba su idea de un ser supremo que gobernaba el universo. Esta adoración estaba presidida por un sistema sacerdotal muy elaborado, ritos y sacrificios de animales y otras solemnidades. Después de que la conquista se completara (1534), el Padre Vicente Valverde, uno de los cinco dominicos que habían acompañado al conquistador desde España, fue nombrado Obispo de Cuzco y seguidamente confirmado por el Papa Pablo III . Su jurisdicción se extendió por todo el territorio recientemente conquistado. Fue asesinado por los indios Puna, cerca de Guayaquil, en 1541, cuando regresaba a España. Después de tomarse Cuzco, la capital del imperio, Pizarro creó un gobierno municipal para la ciudad y fomentó su desarrollo por medio de generosas concesiones de tierra y viviendas. El 5 se septiembre de 1538, el Obispo Valverde sentó las fundaciones de la catedral y más tarde se construyó un monasterio dominico sobre el lugar donde estaba el templo incaico del Sol; se estableció un convento de monjas y se construyeron varias iglesias y monasterios. Los dominicos, los hermanos de la Misericordia y otros misioneros iniciaron activamente la propagación de la Fe entre los nativos. Además de los sacerdotes que Pizarro estaba obligado a llevar en sus propias naves, las naves subsiguientes trajeron misioneros adicionales quienes se dedicaron con mucho celo y desinteresadamente a la tarea de llevar el cristianismo a los indígenas. La conducta de estos misioneros contrastaba notablemente con la de los conquistadores, cuya sed por el oro nunca se satisfacía; después de saquear las villas y despojar los templos de sus ornamentos de oro y plata, esclavizaron a los indios obligándolos a trabajar en las minas para beneficio propio.

Desde el inicio y durante varios años subsiguientes, los misioneros tuvieron que llevar a cabo su tarea misionera bajo obstáculos invencibles, como la sublevación del Manco Inca (hermano de Atahualpa, a quien Pizarro había puesto en el trono vacante) y las primeras guerras civiles entre los mismos conquistadores. Estas concluyeron con la ejecución de Diego de Almagro (1538) por orden de Pizarro y el asesinato del hijo de este último seguido de otros conflictos no menos sangrientos entre Cristóbal Vaca de Castro (el gobernador recientemente nombrado) el hijo de Almagro (1547), Gonzalo Pizarro, y Blasco Núñez de Vela, el primer virrey (1544-45). Las noticias de esta rebelión, la más formidable que hasta ese momento se había registrado en la historia de España, causó un gran revuelo en la Corte. El P. Pedro de la Gasca fue escogido para llevar a cabo la delicada tarea de pacificar la colonia; llegó al Perú en julio de 1546 provisto de poderes ilimitados y escasamente tres años después logró completar el gran objetivo de su misión. Habiéndose restablecido la paz, su próximo paso fue mejorar las condiciones de opresión a la que estaban sometidos los indígenas. Durante este proceso Gasca fue mucho más allá de los deseos de los colonos. El sacerdote introdujo, con una visión a largo plazo, otras reformas colocando de esta manera la administración sobre bases sólidas y haciendo posible un gobierno estable y ordenado para sus sucesores. A su regreso a España fue elevado al obispado de Palencia, cuya diócesis administró hasta 1561 cuando fue promovido a la Sede de Sigüenza, vacante en ese momento. Murió en 1567 a la edad de 71 años.

Desafortunadamente, los disturbios se reanudaron a la salida de Gasca. La rebelión más seria fue la de Francisco Fernández Girón (1550-54) durante el régimen del segundo virrey, Antonio de Mendoza. La ejecución de Girón (diciembre de 1554) dio término a las guerras civiles entre los conquistadores. Gracias a las medidas conciliatorias y enérgicas de Andrés Hurtado de Mendoza, el tercer virrey, se logró la pacificación del país y la autoridad de España se restableció firmemente.

Los dominicos fueron los primeros ministros del Evangelio en llegar al Perú y llevaron a cabo una espléndida y eficiente labor para la cristianización de los indígenas. Construyeron muchas iglesias, monasterios, conventos y universidades lograron una prominencia considerable en asuntos eclesiásticos durante el Siglo XVII. Santa Rosa de Lima (1586-1617), Patrona de la capital peruana, fue educada en uno de sus conventos en donde vivió hasta su muerte. Los padres franciscanos también estuvieron entre los pioneros de los misioneros en Perú y se destacaron por sus ingentes trabajos en las remotas regiones selváticas de Sur América. Uno de ellos, San Francisco Solano , hizo la travesía desde Perú hasta el Chaco paraguayo, predicándoles a las tribus en sus propios dialectos (1588-89). Las iglesias y edificios franciscanos eran los más hermosos del país. Igualmente, la buena labor de la Orden de San Agustín sobresale en los anales de la historia de la Iglesia en el Perú. De los varios templos y conventos construidos por la orden durante el virreinato, la iglesia de Nuestra Señora de la Misericordia es una de las más hermosas en Lima. En 1567, ante el empeño de Felipe II , San Francisco Borgia , entonces General de la Compañía de Jesús , envió los primeros jesuitas al Perú bajo la guía del Padre Jerónimo Ruiz Portillo, quien, con sus seis compañeros arribó al Callao el 28 de marzo de 1568 y llegó a Lima el 1° de abril. Al igual que en Paraguay y otras partes de Sur América, la labor de los jesuitas en Perú fue muy eficaz para propagar la fe entre los indígenas como también en su educación. Después de fundar un convento, un seminario y una iglesia en Lima, construyeron templos y escuelas en casi todos los pueblos. En Juli, a las orillas del Lago Titicaca, fundaron una escuela para preparar misioneros (1577) donde se les enseñaba a los novicios los dialectos nativos. En ese tiempo, los jesuitas introdujeron la primera imprenta en Sur América. Entre sus miembros se encontraban algunos de los más famosos educadores, historiadores, científicos, geógrafos, naturalistas y literatos del período. Sus centros educativos pronto adquirieron renombre no solo entre las colonias de América, sino también en España y Europa. La gran tarea de los jesuitas estaba floreciendo cuando el decreto de Carlos III de 1769 en el que se decretaba su expulsión de los dominios españoles, llegó a Perú y fue implantado por el Virrey Manuel de Amat.

El dominico Jerónimo de Loayza, primer Obispo de Lima (1546-1575) fue sucedido por San Toribio de Mogrovejo (1538-1606). Propuesto para la Sede de Lima en 1578, entró en esa capital el 14 de mayo de 1581. Aprendió la lengua quechua fluidamente para poder conocer de primera mano la condición y necesidades reales de los indígenas cuyos intereses protegió y promovió con el mayor celo y cuidado. Tal era su actividad que dentro de un período de pocos años llevó a cabo catorce sínodos y tres concilios a través de los cuales se logró poner en marcha muchas reformas beneficiosas; personalmente visitó dos veces todo el territorio bajo su jurisdicción que, en aquél entonces, comprendía la mayor parte del continente sudamericano. Estas giras de inspección las efectuaba a pie y solamente lo acompañaban dos de sus secretarios. Escasamente había iniciado su tercer viaje cuando la muerte lo sorprendió el 23 de marzo de 1606. Entre las otras obras que sobresalen como un monumento permanente a su memoria se encuentran el Seminario de San Toribio y el Convento de Santa Clara en Lima.

El Santo Oficio se fundó en Perú en 1570, durante el virreinato de Francisco de Toledo; el tribunal de la Inquisición estaba situado en Lima y su jurisdicción se extendía hasta la Capitanía General de Chile, la Presidencia de Quito, el Virreinato de Buenos Aires y parte del Virreinato Nueva Granada. Fue disuelto el 23 de septiembre de 1813, cuando el Virrey Abascal ejecutó la orden en ese sentido, dictada por las Cortes de Cádiz el 22 de febrero de ese mismo año. Poco tiempo después de que Fernando VII fuese restituido en el trono de España, la Inquisición fue reincorporada en Perú (el 16 de enero de 1815) y estuvo funcionando hasta que fue abolida definitivamente en 1820, cuando la lucha por la libertad tomó fuerza. Por disposición expresa, la jurisdicción del Santo Oficio nunca incluyó a los indígenas, quienes continuaron bajo la autoridad de los obispos y las cortes ordinarias.

Durante cerca de tres siglos, Perú estuvo gobernado por treinta y ocho virreyes; o, en su lugar, el gobierno estuvo ejercido temporalmente por la Audiencia Real de Lima, fundada en 1544. Como representante del Rey de España, el virrey tenía delegados poderes casi absolutos, y además de sus funciones ejecutivas, ejercía también las de Vice-Benefactor de la Iglesia, Presidente de la Audiencia, capitán general del ejército, y Superintendente de la Tesorería Real. El movimiento separatista en Perú se inició muy temprano en el siglo XIX, pero los intentos fueron sofocados severamente y no fue hasta el 28 de julio de 1821 cuando se declaró la independencia. La derrota de los monárquicos en la batalla de Ayacucho (el 9 de diciembre de 1824) puso fin al dominio español. Bajo el gobierno independiente, el ejecutivo asumió los mismos derechos conferidos al virrey, y las cinco diferentes constituciones prohijadas desde la fundación de la república reconocieron la religión Católica Romana como la oficial del país, con exclusión de cualquier otra.

POBLACIÓN Según el censo del Perú que se llevó a cabo en 1876 la población era de 2 millones 676 mil habitantes. En 1906 se hizo un estimado e indica que aproximadamente la población ha aumentó a 3 millones 547mil 829. De este total 50% lo conforman indígenas; 15% , blancos, mayormente descendientes de españoles; 3% negros; 1% chinos y japoneses; y el 31% restante por descendientes de matrimonios interraciales. De acuerdo con el Anuario Eclesiástico de Roma (1909), la población católica de Perú es de 3 millones 133 mil 830, distribuida entre las varias diócesis así: Lima 606 mil 900; Arequipa 270 mil 460; Ayacucho 200 mil 610; Chachapoyas, o Maynas 95 mil 370; Cuzco 480 mil 680; Huánuco, 288 mil100; Huaraz 350 mil; Puno 260 mil 810; Trujillo 580 mil 900.

DIVISIONES ECLESIÁSTICAS La provincia eclesiástica de Perú comprende: una arquidiócesis, Lima, fundada en 1534 y elevada a rango metropolitano en 1546; nueve diócesis con derecho a voto, enumeradas en orden de antigüedad: Cuzco, 1536, Arequipa, 1609, Ayacucho, originalmente Huamanga, 1615; Trujillo, 1616; Chachapoyas o Maynas, 1843; Huánuco, 1865; Puno, 1865; Huaraz, 1900; y tres prefecturas apostólicas: San León de Amazonas, 1900; San Francisco del Ucayali, 1900; y Santo Domingo del Urubamba, 1900. La catedral y residencias episcopales están situadas en la ciudad capital, Lima. Existen 66 iglesias parroquiales en la Arquidiócesis de Lima, 85, en Cuzco, 71 en Arequipa, 102 en Trujillo, 87 en Ayacucho, 44 en Chachapoyas, 58 en Huánuco, 52 en Puno, y 48 en Huaraz. El número de iglesias adicionales y capillas públicas quizás es tres veces este número, ya que cada parroquia tiene tres o cuatro iglesias en adición a la iglesia parroquial. El número de curas seglares corresponde al número de parroquias, aproximadamente una cuarta parte del total, cuando se toma en cuenta el número de párrocos coadjutores, capellanes, y curas sin nombramientos regulares. Las órdenes religiosas, tanto masculinas como femeninas, están muy bien representadas. En la Arquidiócesis de Lima, los franciscanos tienen tres conventos, y los lazaristas, redentoristas, padres de los Sagrados Corazones de Jesús y María, jesuitas, mercedarios, agustinos, y padres de San Camilo, uno cada uno. Entre las monjas, las terciarias de San Francisco tienen cinco conventos; las hermanos de San José de Cluny, cuatro; las dominicas, carmelitas, concepcionistas, salesianas, religiosas del Sagrado Corazón, y los Sagrados Corazones de Jesús y María, dos cada una; las Clarisas Pobres, Bernardinas, Capuchinas, y Agustinas, una cada una.

En las varias diócesis se encuentran muchas residencias de religiosas. Cuzco: franciscanas, dos; dominicas, mercedarias, Clarisas Pobres, carmelitas, hermanas de los Sagrados Corazones de Jesús y María, un convento de cada una; Trujillo: franciscanas, dos; lazaristas, concepcionistas, carmelitas, Clarisas pobres, terciarias de Santo Domingo, un convento cada una; Ayacucho: redentoristas, franciscanas, terciarias de San Francisco, concepcionistas, un convento de cada una. La diócesis de Chachapoyas y Puno tienen dos conventos. Las tres prefecturas apostólicas en el norte, centro y sur de la república, están bajo el cuidado de agustinos, franciscanos y dominicos, quienes trabajan principalmente en favor de la conversión de las tribus indígenas paganas. El Gobierno concede un pequeño subsidio para el mantenimiento de estas misiones, pero su principal fuente de ingresos proviene de “Propagación de la Fe en el Oriente del Perú.” Esta asociación piadosa se ha extendido a lo largo de toda la república y recibe contribuciones de los fieles quienes son, relativamente, muy abundantes. Cada diócesis tiene su propio seminario diocesano para la educación de sus presbíteros. Los franciscanos tienen a su cuidado los seminarios de la diócesis de Cuzco y Ayacucho, los lazaristas las de Trujillo y Arequipa, los padres de los Sagrados Corazones de Jesús y María, las de Huaraz y el resto está bajo el cuidado de los seglares. El Gobierno no ejerce supervisión sobre los seminarios, los cuales están bajo la vigilancia de los respectivos obispos.

INSTITUTOS DE BENEFICENCIA Existen alrededor de treinta hospitales en Perú administrados por diversas asociaciones de beneficencia, un asilo para ancianos, un asilo para huérfanos, y varias congregaciones especialmente dedicadas a trabajos de beneficencia, aparte de un gran número de asociaciones privadas dedicadas a la educación gratuita, visita a los pobres en sus hogares, la legalización de uniones de hecho, etc.

LEGISLACIÓN Religión La constitución, promulgada el 10 de diciembre de 1860, establece expresamente que la nación profesa la religión Católica Romana; que el Estado la protege y no permite que se practique públicamente ninguna otra (Art. 4). Sin embargo, no hay ninguna interferencia con las creencias religiosas personales, y existen iglesias protestantes en la República. Bajo la Ley Orgánica del 17 de septiembre de 1857 (Arts. 49-54), a los prefectos de los departamentos les son conferidos ciertos poderes de supervisión sobre los asuntos eclesiásticos relacionados con la beneficencia nacional. El Artículo 94 de la Constitución, relativo a los deberes del Presidente de la República, establece que el jefe del ejecutivo deberá: ejercer el padrinazgo eclesiástico de conformidad con la ley; designar los arzobispos y obispos, con la aprobación del Congreso, aquellos que han sido escogidos de conformidad con la ley; designar dignatarios de la iglesia, canónigos, párrocos, y titulares de emolumentos eclesiásticos; llevar a cabo concordatos con la Sede Apostólica, de conformidad con las instrucciones dadas por el Congreso; otorgar o rechazar, con el consentimiento del Congreso, decretos de concilios, o bulas pontificias, sumarios y edictos; pero en el caso de que éstos afecten asuntos que se encuentren en litigio, deberá conocerse, previamente, la opinión de la corte suprema de justicia de la república.

El Artículo 1358 del Código Civil vigente, en el cual se establece que la Iglesia y las órdenes religiosas se les prohíbe disponer de sus propiedades sin el consentimiento del Gobierno, fue revocado el 30 de septiembre de 1901. Desde entonces, la Iglesia en el Perú, como ente jurídico, puede adquirir y poseer propiedades de todo tipo, como también contraer obligaciones, y ejercer acciones civiles o criminales, de acuerdo con las leyes del país, el concordato, y los cánones eclesiásticos y disciplinar. Los templos y todos los lugares de culto están exentos de impuestos, pero otras propiedades de la Iglesia que produzcan ingresos de $100 o más está sujeta al impuesto eclesiástico de conformidad con la Reglamentación del 20 de diciembre de 1886. Los Artículos 83 al 94 del Código Civil se refieren al clero y religiosos, definiendo quiénes son éstos; las calificaciones necesarias para ejercer la profesión; su exclusión de prestar servicios públicos; la recuperación de sus derechos civiles una vez se secularicen, etc. Las órdenes religiosas están regidas por el Reglamento de Regulares, aprobado por la Resolución del 12 de enero de 1872. Aun cuando la legislación moderna obliga a todos los ciudadanos a prestar servicio militar, nunca se ha dado el caso de que se hubiese aplicado a presbíteros o seminaristas. No se concede ninguna excepción a clérigos con relación a juicios; son juzgados en las cortes públicas, civiles, o criminales, según el caso. No existe ninguna ley que obligue a observar días de fiesta religiosa, aun cuando en la capital hay una ordenanza particular que ordena que las tiendas permanezcan cerradas los Domingos y Fiestas de Guardar. Las procesiones y otras manifestaciones públicas de culto pueden realizarse sin interferencia del Gobierno. La administración de las diferentes ramas de la Iglesia en el Perú, en lo que se refiere a la beneficencia nacional, está delegada al Ministerio de Justicia, Culto, y Educación Pública. El presupuesto fiscal asigna la suma de $100,000 al sostenimiento de la Iglesia, incluyendo los salarios de los prelados, rectores, etc.

TESTAMENTOS Los procedimientos vigentes en Perú son similares a los de España: se fundamentan en el derecho Romano. De acuerdo con el Código Civil, los testamentos pueden ser abiertos o cerrados. Un testamento abierto puede ejecutarse en un instrumento público, esto es, ante un notario público, en un documento privado, o verbalmente (Artículos 651-656). Existen, además formas especiales de testamentos, tales como el militar, el marítimo, y otros, en los cuales, debido a las circunstancias poco comunes que presentan dichos casos, se eximen de las formalidades usuales que rigen la materia, y se aplican otras de naturaleza menos restrictivas. El testamento cerrado debe ser sellado por el mismo testador. Un extranjero con propiedades en Perú debe testar de conformidad con lo que establece el Código Civil (Artículo 692) y si tiene propiedades en el extranjero, puede disponer de ellos por medio de un testamento ejecutado de conformidad con las leyes del país donde se encuentren dichas propiedades, las de su país de origen (Artículo 693), siempre y cuando no tenga herederos o herederas legítimos en Perú (Artículo 695). La ley substantiva que gobierna los testamentos, sucesiones, etc. Están estipuladas en los Artículos 651 al 954 del Código Civil.

Los cementerios están bajo la autoridad de las asociaciones caritativas y los curas párrocos. De acuerdo con la Resolución del 20 de noviembre de 1868 y del 19 de enero de 1869, los Consejos Municipales de la república se les requiere que construyan y mantengan cementerios laicos para la sepultura de personas que no pertenezcan a la Iglesia Católica.

Matrimonio y Divorcio El Código Civil peruano expresamente ordena que los matrimonios en la República deben realizarse de conformidad con las normas decretadas por el Concilio de Trento; pero con el propósito de permitir a los no católicos contraer matrimonio en el país, se aprobó una ley el 23 de diciembre de 1897 en la que se faculta a los alcaldes de los consejos provinciales formalizar los matrimonios. El divorcio en Perú, como lo establecen los Artículos 191 y siguientes del Código Civil no pone término a los vínculos de la unión. El matrimonio solamente puede ser anulado por medio de un procedimiento eclesiástico regular si, por razones de inhabilitaciones canónicas, o por medio de las cortes ordinarias de justicia, en caso de impedimentos civiles. La Sección III del Código Civil (Artículos 120-217) trata sobre el tema del matrimonio, incluyendo el divorcio.

Escuelas La Educación en el Perú está reglamentada por el Departamento de Justicia, Educación Pública y Culto; pero también es impartida por establecimientos privados, varios de los cuales son regentados por órdenes religiosas. Se divide en primaria, secundaria y académica. La educación primaria estuvo en manos de las municipalidades hasta 1905, cuando entró en vigencia la nueva legislación de educación pública; en vista de los limitados recursos, el Gobierno nacional vio que era necesario que se hiciera cargo de la misma. Es gratis y obligatoria y se lleva a cabo en más o menos 2500 escuelas públicas, con 3105 maestros, y una asistencia de 162 mil 298 (1909). La educación secundaria es impartida por medio de 32 colegios del gobierno y varias instituciones privadas. La instrucción académica es suministrada por los universidades de la república. La principal de éstas es la Universidad de San Marcos, fundada en Lima en 1574, que tiene facultades de teología, leyes, medicina, letras, ciencias y economía política. También están las Universidades de Santo Tomás en Cuzco, Santo Tomás, en Trujillo, y San Agustín, en Arequipa. Las escuelas normal, de agricultura y artes manuales tienen una gran asistencia.


Bibliografía

LORENTE, Historia del Perú (Lima, 1863-76): PRESCOTT, History of the Conquest of Peru (Boston 1859); RAIMONDI, El Perú (Lima, 1890-1902); BERMUDEZ, Anales de la Catedral de Lima (Lima, 1903); ENOCK, The Andes and the Amazon (London, 1908); IDEM, Perú (New York, 1908); WRIGHT, The Old and New Peru (Philadelphia, 1908); GARLAND, Peru in 1906 (Lima, 1907); SEEBEE, Notes on Peru (London, 1901; Bulletin of the Pan-American Union (Agosto, 1910).

Escrito por J. Moreno-Lacalle.

Trascrito por John Looby.

Traducido por Domingo Latorraca Donato – Panamá, agosto de 2007.