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Sábado, 23 de noviembre de 2024

Emblema

De Enciclopedia Católica

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Un emblema es una composición artística que transmite un pensamiento, una enseñanza, mediante una combinación de imagen y texto que se amplifican y enriquecen mutuamente. Estas composiciones reciben su nombre de la obra Emblematum liber de Andrea Alciato —publicada en 1531— en que aparecieron por primera vez, y fueron cultivadas por numerosos autores en multitud de soportes —libros, cuadros, arquitecturas efímeras…— a lo largo de los siglos XVI, XVII Y XVIII, casi hasta la Revolución Francesa.

¿Qué tipos de emblemas hay?

Por la forma podemos distinguir tres tipos de composiciones emblemáticas:

a.Los emblemas propiamente dichos: formados por una frase lapidaria—el llamado mote o lema— que compendia la idea y da pie a la composición , y un poema —el epigrama— y una imagen —la pictura— que la glosan y desarrollan

b. Las empresas —que derivan formalmente de las insignias caballerescas— están formadas sólo por el mote que expone la idea y la pictura que lo glosa, por lo que suele ser necesario el ingenio del observador para desentrañar la relación entre ambos. En los libros de empresas a menudo se les acompaña de «declaraciones» que aclaran esta relación.

c. Los jeroglíficos, inspirados en la escritura egipcia, formados únicamente por la imagen que tiene el pensamiento implícito, y que hay que desentrañar. Normalmente el sentido del jeroglífico es develado por una declaración, sea del autor en un libro, sea en el discurso del orador o predicador que lo emplea como recurso.

¿Qué temas tratan?

A grandes rasgos se puede decir que la emblemática trata tantos temas como la obra de Alciato que le dio origen: La Política: educación de gobernantes —príncipes, eclesiásticos, militares...— , gobierno de la república, la paz y la guerra. Un nuevo intento de ejercicio de la auctoritas sobre la potestas.

a) La Religión: tanto como ayuda para la meditación —siguiendo la compositio loci— como para la catequesis y la predicación.

b) El Amor: por su capacidad de transmitir los más profundos sentimientos amorosos tanto humanos como divinos.

¿De donde toman los argumentos?

Nuevamente es el Maestro Alciato quien marca la pauta. Los argumentos tratados en los emblemas suelen proceder de: la mitología - se considera que los mitos clásicos encierran una enseñanza que hay que desentrañar—, la historia antigua — sus insignias y símbolos y medallas—, la historia sagrada y las vidas de santos, las fábulas y apólogos, fisionomías y libros de icones, los bestiarios, lapidarios y herbolarios, etc. A menudo se da forma a estos argumentos mediante fragmentos de la obra de autores clásicos como Ovidio, Horacio o Marcial, o de antologías de poemas como Epigrammata Graeca, de la que Alciato tomó materiales para un buen número de sus emblemas.

¿Para qué se utilizan?

Los emblemas, por la inmediatez de la imagen y la fuerza tanto de la frase lapidaria como de la composición epigramática, son muy adecuados para inculcar profundamente una idea; por ello se emplearon en la educación —así lo hacen los jesuitas—, la catequesis, la predicación, el adoctrinamiento político, la propaganda… Con esta intención se publicó un número enorme de libros en que los autores e impresores luchaban por conseguir el concurso de los mejores artistas que dieran realce a sus composiciones. Por su carácter a menudo «ingenioso» fueron muy apreciados como forma poética por diversos autores para mostrar su erudición, agudeza y habilidad compositiva. Además, los impresores, pintores y grabadores los emplean para mostrar tanto su talento artístico como su verdadero carácter de humanistas en un intento de elevar la consideración de sus artes. Éste es el caso por ejemplo de Otto Van Veen, creador de algunos de los libros de emblemas más hermosos, como Emblemata Horatiana. La mezcla de imagen y palabra genera un nuevo lenguaje muy apto para mostrar sentimientos e intuiciones difíciles de transmitir; por eso son vehículo adecuado para composiciones de carácter místico como la Pia desideria de Herman Hugo. Son los libros de la que podríamos denominar emblemática piadosa.Por otro lado los emblemas, empresas y jeroglíficos se emplean con gran profusión en todo tipo de arquitecturas efímeras conmemorativas —arcos para las entradas triunfales, catafalcos para las exequias reales, monumentos para fiestas religiosas—, desde las que son empleadas por los predicadores y cronistas, en sus sermones y relaciones, para transmitir de un modo muy eficaz el mensaje buscado.

¿qué obras son representativas?

La historia del género emblemático se puede dividir en tres fases que corresponden, junto a la ordenación temática, a la ordenación que se ha querido dar a la exposición:

1)1531-1571: Período de formación y codificación. Corresponde al proceso de creación del Emblematum liber hasta su edición definitiva en 1550; la aparición de los primeros libros de emblemas continuadores de Alciato, como los de Adriano Junio o Achille Bocchi; la proliferación de Esopos ilustrados, o la publicación de las primeras recopilaciones de empresas emblemáticas como las de Paradin.

2)1571-1607: Período de consolidación que concluye con una de las obras cumbres del género, Emblemata Horatiana, y en el que se publican obras tan destacadas como Delle Impresse de Capaccio o los Hieroglyphica de Pierio Valeriano.

3)1607-1700: Período de apogeo del género en toda Europa y en el que se editan los mejores libros de emblemas españoles. Destacan las obras de Horozco, Covarrubias, Núñez de Cepeda, Antonio de Lorea, Pérez de Herrera, Saavedra Fajardo y Solórzano Pereira, entre otros. Un subgrupo importante de este periodo y que abarca obras de todos los temas lo constituye la Emblemática jesuítica. La Compañía —muy amiga del empleo de las imágenes para la fijación de una idea en la mente, en buena medida por influencia del método de la composición de lugar ignaciana, utilizó la Emblemática con gran profusión y acierto en todas las vertientes de su actividad. Muestra de ello es el gran número y calidad de los libros de emblemas que produjeron sus miembros: Engelgrave, Kreihing, Garau, Ortiz, etc. A partir de 1700 se inicia el período de decadencia en el que ya se componen pocos libros nuevos, aunque proliferan las recopilaciones y las ediciones comentadas de las grandes obras del género. Caso excepcional lo constituyen las Empresas políticas militares de Pozuelo, compendio de valores dirigidos al estamento militar.

El éxito de los libros de emblemas hace que otros géneros de los que la Emblemática toma sus argumentos, adopten formas muy cercanas a las de ésta, haciendo a menudo difícil distinguir este tipo de obras —a las que se suele llamar paraemblemáticas— de las propiamente emblemáticas. Así, libros de fábulas, mitografías, hagiografías, icones, etc., que antes eran puro texto, ahora se editan ilustrados profusamente y con disposiciones que recuerdan a los emblemas. Los libros de emblemas se convirtieron en verdaderas polianteas a las que, como a otros repertorios, los hombres cultos de su época recurrían para autorizar y enriquecer su discurso. De esta forma, los tratados políticos y morales, los sermones y cartas, las obras poéticas y en prosa, aparecen llenos de referencias emblemáticas. Algo similar sucede con las artes, desde la pintura y la escultura a la arquitectura. En un mundo regido en buena medida por el principio de autoridad, este método de mostrarla y fijarla en la mente de modo visual tuvo un éxito inmenso, y de igual manera que los márgenes de los libros se plagaban de autoridades escritas, los cuadros, los edificios e incluso las calles se llenaron de imágenes emblemáticas que los dotaban de contenido.

¿Como influyen en su época?

El éxito de los libros de emblemas hace que otros géneros de los que la Emblemática toma sus argumentos, adopten formas muy cercanas a las de ésta, haciendo a menudo difícil distinguir este tipo de obras —a las que se suele llamar paraemblemáticas— de las propiamente emblemáticas. Así, libros de fábulas, mitografías, hagiografías, icones, etc., que antes eran puro texto, ahora se editan ilustrados profusamente y con disposiciones que recuerdan a los emblemas. Los libros de emblemas se convirtieron en verdaderas polianteas a las que, como a otros repertorios, los hombres cultos de su época recurrían para autorizar y enriquecer su discurso. De esta forma, los tratados políticos y morales, los sermones y cartas, las obras poéticas y en prosa, aparecen llenos de referencias emblemáticas. Algo similar sucede con las artes, desde la pintura y la escultura a la arquitectura. En un mundo regido en buena medida por el principio de autoridad, este método de mostrarla y fijarla en la mente de modo visual tuvo un éxito inmenso, y de igual manera que los márgenes de los libros se plagaban de autoridades escritas, los cuadros, los edificios e incluso las calles se llenaron de imágenes emblemáticas que los dotaban de contenido.

¿Qué ha significado y sigue significando la emblemática?

El principal secreto de la emblemática fue el de saber recoger temas, tópicos y materiales muy conocidos, y recrearlos de un modo sorprendente, mezclando poesía e imagen para dar lugar a algo totalmente nuevo y con una gran fuerza expresiva. La vigencia de la técnica emblemática ha ido mucho más allá de la pervivencia del género literario, y en los siglos posteriores se ha empleado con enorme profusión al seleccionar imágenes, banderas, edificios, lemas e incluso melodías —emblemáticos se los denomina— que encierran y evocan los valores más profundos de una nación, ciudad, institución o empresa. La moderna publicidad y la propaganda política son herederas en buena medida de la Emblemática, porque intentan transmitir una idea, despertar un deseo mediante la combinación de texto, imagen y música, siguiendo técnicas nacidas de este peculiar y hoy casi desconocido género que es la Emblemática.


Enlace de la Fuete: Universidad de Navarra [[1]]

Fuente Universidad de Navarra

Selección José Gálvez Krüger