Diferencia entre revisiones de «Ortodoxia»
De Enciclopedia Católica
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Ortodoxia (orthodoxeia), recta creencia, no meramente subjetiva como si descansara en el conocimiento y convicciones personales, sino de acuerdo con las enseñanzas y dirección de una autoridad absolutamente extrínseca. Esta autoridad es la iglesia fundada por Cristo y guiada por el Espíritu Santo. Por consiguiente, aquel es ortodoxo cuya fe coincide con la de las enseñanzas de la iglesia católica. Así como la divina revelación forma el depósito de la fe confiado a la iglesia para la salvación del hombre, también, con las verdades claramente deducidas de él, forma el objeto y contenido de la ortodoxia. Aunque el término ortodoxo y ortodoxia no aparece en las Escrituras, se insiste repetidamente en su significado. Así Cristo proclama la necesidad de la fe para la salvación Marcos 16:16). S. Pablo, enfatizando ese mandato en términos más específicos, enseña “un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5, 6). Y de nuevo cunado dirige a Tito en sus labores ministeriales, le aconseja que hable de acuerdo con la sana doctrina (Tit., ii, 1). No sólo S. Pablo insiste en la sana doctrina que se ha de enseñar sino que además habla de la forma en que de ser enseñada “conserva en la fe…el modelo de las palabras saludables …que has oído de mi” (2 Timothy 1:13.). | Ortodoxia (orthodoxeia), recta creencia, no meramente subjetiva como si descansara en el conocimiento y convicciones personales, sino de acuerdo con las enseñanzas y dirección de una autoridad absolutamente extrínseca. Esta autoridad es la iglesia fundada por Cristo y guiada por el Espíritu Santo. Por consiguiente, aquel es ortodoxo cuya fe coincide con la de las enseñanzas de la iglesia católica. Así como la divina revelación forma el depósito de la fe confiado a la iglesia para la salvación del hombre, también, con las verdades claramente deducidas de él, forma el objeto y contenido de la ortodoxia. Aunque el término ortodoxo y ortodoxia no aparece en las Escrituras, se insiste repetidamente en su significado. Así Cristo proclama la necesidad de la fe para la salvación Marcos 16:16). S. Pablo, enfatizando ese mandato en términos más específicos, enseña “un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5, 6). Y de nuevo cunado dirige a Tito en sus labores ministeriales, le aconseja que hable de acuerdo con la sana doctrina (Tit., ii, 1). No sólo S. Pablo insiste en la sana doctrina que se ha de enseñar sino que además habla de la forma en que de ser enseñada “conserva en la fe…el modelo de las palabras saludables …que has oído de mi” (2 Timothy 1:13.). |
Revisión de 22:45 16 ene 2007
Ortodoxia (orthodoxeia), recta creencia, no meramente subjetiva como si descansara en el conocimiento y convicciones personales, sino de acuerdo con las enseñanzas y dirección de una autoridad absolutamente extrínseca. Esta autoridad es la iglesia fundada por Cristo y guiada por el Espíritu Santo. Por consiguiente, aquel es ortodoxo cuya fe coincide con la de las enseñanzas de la iglesia católica. Así como la divina revelación forma el depósito de la fe confiado a la iglesia para la salvación del hombre, también, con las verdades claramente deducidas de él, forma el objeto y contenido de la ortodoxia. Aunque el término ortodoxo y ortodoxia no aparece en las Escrituras, se insiste repetidamente en su significado. Así Cristo proclama la necesidad de la fe para la salvación Marcos 16:16). S. Pablo, enfatizando ese mandato en términos más específicos, enseña “un Señor, una fe, un bautismo” (Efesios 4:5, 6). Y de nuevo cunado dirige a Tito en sus labores ministeriales, le aconseja que hable de acuerdo con la sana doctrina (Tit., ii, 1). No sólo S. Pablo insiste en la sana doctrina que se ha de enseñar sino que además habla de la forma en que de ser enseñada “conserva en la fe…el modelo de las palabras saludables …que has oído de mi” (2 Timothy 1:13.).
Los padres, de forma consistente con las enseñanzas y el método de Cristo y de los Apóstoles, apuntan a la necesidad de preservar puro y sin mácula el depósito de la revelación.”Ni la confusión del paganismo”, dice S. Agustín, ni el la mancha de la herejía, ni en el letargo del cisma ni en la ceguera del judaísmo está la religión que ha de buscarse, sino sólo entre aquellos que se llaman cristianos católicos, o los ortodoxos, es decir, los custodios de la sana doctrina y seguidores de las rectas enseñanzas rectas” (De Vera Relig., cap. v). Fulgencio escribe “ Me regocijo de que seas solícito de la verdadera fe , la que no tiene mancha de perfidia, sin la cual no la conversión no sirve de nada ni puede existir” (De Vera Fide ad Petrum, Proleg).
La Iglesia, igualmente, en su celo por la pureza de la fe y enseñanzas, se ha adherido rigurosamente al ejemplo dado por los Apóstoles y Primeros Padres, como se manifiesta en toda su historia, pero especialmente en los campeones de la fe como Atanasio, en los concilios, condenas de herejías y sus definiciones de la verdad revelada. La fe ortodoxa es el requisito para la salvación puesto que la salvación es una doctrina definida de la iglesia “Quien quiera salvarse, declara el credo de Atanasio, “debe primero de todo mantener integra e inviolada la fe católica sin la cual seguramente se perderá eternamente”. Numerosos concilios y decisiones papales han reiterado este dogma (cf. Concilio de Florencia Denz., 714; Prof. de Fe de Pio IV, Denz., 1000; condenación del Indiferentismo y Latitudinarianismo en el Syll. of Pio IX, Denz., 1715, 1718; Concilio Vaticano I , "De Fide". can. vi, Denz., 1815, condenación de la postura modernista respecto a la naturaleza y origen del dogma, Encyc. "Pascendi Dominici Gregis", 1907, Denz., 2079).
Mientras que la verdad debe ser intolerante con el error (2 Corinthians 6:14, 15), la iglesia no niega la posibilidad de salvación de las personas honestas y sinceras que están fuera de la iglesia y que viven y mueren en ignorancia invencible de la verdadera fe (cf. Council of the Vatican I , Sess. III, cp. iii, Denz., 1794; S Aug., Ep.xliii ad Galerium). (Ver IGLESIA, FE, CONFESIONES DE FE PROTESTANTES, HEREJIA, INDIFERENTISMO).
CHARLES J. CALLAN.
Transcrito por Geoffrey K. Mondello, Ph.D.
Traducido por Pedro Royo.